XXVI

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Todos estábamos en silencio mientras mirábamos nuestras cartas y nos mirábamos de vez en cuando con intenciones de adivinar sus jugadas.

—Flor corrida -dijo el de mi izquierda y bajó las cartas para que todos lo viéramos, de ese modo, todos los demás se rindieron y bajaron sus cartas -gané -sonrió triunfante

—No lo creo -sonreí y bajé las mías -flor imperial

Sé que es poco común tener una flor imperial, pero es posible.

—¡¿Cómo es posible?! -tomó mis cartas para mirarlas -¿Cómo lo lograste?

—Jugando

—Hiciste trampa, niña

—¿Cómo podría hacer trampa? Ustedes me vieron todo el tiempo

—P-Pues no lo sé ¡Pero eso fue trampa!

El alboroto hizo que muchos dejaran de hablar y nos miraran.

—¡Basta! ¡Basta!

Rémy, el encargado tuvo que acercarse.

—¿Qué sucede? -preguntó

—¡Esta chiquilla nos hizo trampa en el juego?

—No hice trampa -miré a Rémy -lo gané legalmente

Miró a los hombres.

—¿Hombres sin palabra? ¿Ah? Ya veo

—¿Sin palabras? ¿Dices que somos hombres sin palabra? ¡Somos marineros!

—Pues no parece, la señorita ganó el juego sin trampas y ustedes no lo aceptan aun cuando la dejaron jugar, si no querían perder su dinero desde un principio, no hubieran apostado toda esa cantidad y ni siquiera hubieran jugado con dinero, hombres sin honor

¿Qué hay más doloroso que decirle a un marinero que no tiene honor ni palabra? Nada, eso es lo que más les duele.

El hombre me miró tan molesto que incluso sus fosas nasales se abrían y se cerraban como a un toro mientras que sus manos se apretaban cada vez más en puños sobre la mesa, pero al final se rindió, se dejó caer sobre su asiento.

—Bien, toma el dinero

Tomé el dinero en mi bolsa con rapidez y me levanté de la mesa.

—Oye

La mano tomándome con fuerza por el brazo de Rémy incluso me hizo dar un paso hacia atrás.

—No quiero que vuelvas aquí ¿Me escuchaste? Solo causas problemas con los clientes, si vuelves aquí, es para pedirme un puesto de trabajo, no para apuestas ¿Entendiste?

Lo miré por unos segundos a los ojos, molesta.

—Entiendo -arrebaté mi brazo y sin despedirme de las chicas, salí del lugar.

Claramente lo primero que hice al salir del bar fue regresar a la calle principal, directo a la casa del doctor, donde ahora, él fue el que me recibió.

Gracias, justo cuando ya tengo el dinero.

Le pagué lo que le debía de la pasada y le compre dos porciones más, con esto, papá tendría medicina para tres semanas enteras, después, fui al mercado a comprar carne, verduras, frutas y unos pastelitos. No solemos comprar pastelitos porque son muy caros, pero ahora que tengo el dinero suficiente, un pequeño gasto como esto, no esta de más. Y con todas las compras, el día se me había ido volando, tenía que volver a casa ya o papá se preocuparía.

Dejé la ciudad y llegué a la salida, justo donde comenzaba el bosque.

—Oye, tu, niña

Justo detrás de mi, esos cinco hombres aparecieron. En cuanto los vi, mi corazón comenzó a latir con fuerza porque sabia lo que querían. Querían que les regresara su dinero porque continuaban con la idea de que yo había hecho trampa.

—Devuelve el dinero que te llevaste -dijo uno

—Me lo gané justamente

—Una flor imperial es imposible -dijo otro

—Claro que no, fue solo suerte que pude obtener una flor imperial

—Entonces, juguemos de nuevo -sonrió uno

Sabia que me harían algo para que perdiera y no estaba dispuesta a perder el dinero que ya había ganado.

—No, gracias, no quiero jugar

—¿Por qué no? Si eres tan buena, volver a ganarnos no será problema ¿No?

—El juego de cartas es al azar, no pienso arriesgarme y perder lo que ya gané justamente

—¡Ese dinero es de nosotros!

—Claro que no, es mío, yo lo gané

Y ese fue el final de Helen. 

Eris (ChaEunWoo)Where stories live. Discover now