XXIX

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Paris, Francia 1718, reinado de Luis XV de Francia

Callahan

—Hermano... hermano, despierta

Había escuchado la puerta, así que ya había despertado, pero estaba tan cansado que solo quería seguir durmiendo. Aunque mi lugar de descanso fuera un vil rincón, sentado a la pared y solo pudiendo echar mi cabeza hacia atrás en esta vieja y abandonada casa, me era suficiente para descansar, pero el tiempo que había cerrado los ojos no me había sido suficiente.

—Callahan

—Estoy despierto -terminé por abrir los ojos

Max y Jérémie estaban de pie frente a mí.

—Tenemos que irnos -dijo Jérémie -los cargamentos ya van a salir

—Dijeron que se iban en la madrugada

—Es mejor ahora, tendremos toda la madrugada para dormir, vámonos

Jérémie era el líder de la pandilla. Una pandilla de 11 niños huérfanos o que escaparon de casa, en mi caso, yo era huérfano, Jérémie había escapado de casa cuando su padre mató a su madre y Max, el chiquillo de nueve años había sido abandonado por su madre a las puertas de la iglesia, pero el tonto caminó solo, se perdió, pasó días en la calle, sin comida o un lugar donde quedarse, hasta que lo encontré y lo traje aquí.

Vivíamos de robar, de ese modo podíamos comprar comida o la robábamos, era nuestro modo de sobrevivir en este mundo.

Hoy, habíamos planeado robar un cargamento de telas y que había llegado, si lográbamos hacernos de unas cuantas, podíamos venderlas en el mercado y con el dinero, nos sería más que suficiente para poder sobrevivir todo el invierno, necesitábamos comprarnos ropa caliente para poder pasar los fríos sin problema.

—Dile a los demás que nos vamos -dijo Jérémie

—¿Yo también puedo ir?

—No, Max -lo miró con una sonrisa -aún eres muy pequeño para que vengas con nosotros

—¿Entonces qué tengo qué hacer mientras ustedes no están?

—¿Qué tal si le ayudas a Marshal a prepararnos una buena cena para cuando nosotros regresemos?

—Pero no quiero hacer cosas de mujer -se cruzó de brazos -quiero pelear como ustedes

—No son solo cosas de mujer, Max, sino comiéramos, moriríamos -suspiró -en cuanto crezcas más, te llevaremos con nosotros, por el momento ve con Marshal y se de ayuda, anda -lo empujo por la espalda hasta que él se fue

—Vámonos

—Sí

Solo los más grandes del grupo salíamos al campo, los más pequeños que eran los de 11 años para abajo se quedaban en casa, en total, solo salíamos cinco, Jérémie tenía 16 y yo también, éramos los más grandes, así que éramos los lideres del grupo.

—¿Recuerdan bien el plan? -pregunté

—Sí -respondió Sacha, él tenía 14 años y sus padres habían muerto de tuberculosis hace dos años

—Bien

El plan era fácil. El cargamento de tres carretas iba a ser vigilado y guiado por cuatro hombres que el capitán Dubois había contratado para llevarle su mercancía hasta su casa, tomaríamos el camino que atravesaba el bosque para asaltar el cargamento. Como eran cuatro hombres y nosotros solo cinco, sería un duelo uno a uno, mientras el sobrante, se encargaría de tomar todas las telas posibles y correr hasta el punto de encuentro, donde nos repartiríamos el botín y correríamos por diferentes caminos para despistar al enemigo y nos reuniríamos en la casa justo a las tres de la mañana.

Eris (ChaEunWoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora