HOPE ━ j. hoseok

By Pandepipas2

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«Un error puede cambiarlo todo en menos de segundo. Un error puede deshacerse de todo aquello que jamás pensa... More

hopeless
prólogo
playlist hope I
1 · error
2 · mimoso
3 · buen humor
4 · control
5 · alegría
6 · hogar
7 · pasión
8 · salvación I
9 · salvación II
10 · ¿amigos o hermanos?
11 · el drama de Jimin
12 · destino: desconexión I
13 · destino: desconexión II
14 · trabajo
15 · distracción
16 · ¿fallo de memoria?
17 · cotilleo
18 · bicho
19 · realidad
20 · la verdad no contada
21 · ¿vida perfecta?
22 · pertenencia
23 · descubrimiento
24 · examen
25 · lleno
26 · familia
27 · confianza
28 · repetir
29 · humillación
30 · bandera blanca
31 · cambio
32 · juntos
33 · desaparición
34 · desmorone
35 · igual
36 · miedo
37 · busan
38 · confesión
39 · nada y todo
40 · dolor
41 · apoyo
42 · pasado y verdad
44 · perdón
45 · esperanza
46 · bienvenida
¡nota importante!
hope
playlist hope II
interlude
47 · vacío y completo
48 · novedad
49 · distancia
50 · dificultad
51 · incomodidad y miedo
52 · nostalgia
53 · pasado
54 · hacia delante
55 · aceptar y olvidar
56 · fin
57 · hermano
58 · mi lugar
59 · romperse y arreglarse
60 · hawai
61 · tranquilidad
62 · cicatrices
63 · normalidad
64 · color
65 · vida
66 · felicidad
epílogo
agradecimientos
curiosidades
extra 1
notita

43 · ¿perdón?

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By Pandepipas2

Soojin.

"Yo solo quería que fueras la niña más feliz del mundo porque tú me habías brindado lo mismo, pero simplemente acabé fracasando en el proceso. Te amo, muchísimo más de lo que piensas, nada de esto tendrá jamás un perdón pero por lo menos me alegra saber que no estás sola, que serás feliz junto a una persona que cuidará mejor de ti que nadie que pueda imaginarse, y estoy segura de que aprenderás de tu estúpida e ingenua madre y criarás a ese bebé mejor de lo que yo lo hice contigo. Te deseo lo mejor Soojin, sé feliz, es lo que te mereces ahora".

Hoseok terminó de leer la última carta y yo me quedé observando al frente.

Permanecimos en silencio por unos instantes hasta que él habló.

—Wow —pronunció y después me miró—. ¿Estás bien? —Preguntó. Parecía preocupado y sorprendido ante toda la información que acabábamos de leer.

¿De verdad lo estaba? ¿De verdad estaba bien después de conocer por fin toda esa información? No lo sabía a ciencia cierta.

Las cartas estaban echadas sobre la mesa, por fin sabía la verdad pero lo cierto, es que, nunca hubiera imaginado que las cosas hubieran sido de esa manera. Mi madre... mi madre había hecho todo lo posible por protegerme porque me quería, porque me quería muchísimo. Me había rechazado días atrás porque sabía después de mucho tiempo que no podía seguir haciéndome sufrir más, que tenía que haberme dejado ir desde el principio.

Y yo la había querido odiar cuando estaba de nuevo, protegiéndome.

Había pasado la peor vida de todas casándose con un hombre tan horrible como mi padre por proteger a los suyos, por tomar la empresa como ellos querían, por demostrar que aún siendo una mujer, podía ser alguien en la vida. Y viéndolo de esa manera, era una persona digna de admirar, una persona que había sufrido cientos de cosas por proteger a los demás. Pero, por otro lado, ¿se podía perdonar el dolor aunque quisiera protegerme? ¿Se podía perdonar algo que hubiera podido tener otra solución?

No estaba segura y de pensarlo, me estaba doliendo muchísimo la cabeza.

—Ella solo quería protegerme... —murmuré aún si creérmelo. Estaba empezando a sentir que en cualquier momento perdería la respiración.

Y no me apetecía tener un ataque de ansiedad en ese momento.

Él posó su mano sobre la mía y me aparté quedándose sentada al borde de la cama.

—¿Podrías dejarme sola? Creo que necesito tiempo para pensar en todo esto y procesar la información...

—Claro —asintió sin dudarlo—. Quédate aquí, ¿vale? Yo te pasaré los apuntes de hoy.

Miré el reloj percatándome de que casi era la hora de ir a clase antes de asentir. No tenía ganas de ir.

No tenía ganas de nada.

—Gracias, Hoseok —murmuré conectando mi mirada con la suya. Tenía ganas de llorar y agradecía que él hubiera estado leyendo todo a mi lado.

Y aunque en el fondo no quisiera que se fuera ya, necesitaba procesarlo sola.

Me dedicó una sonrisa tranquilizadora saliendo de la habitación. Cerró la puerta.

¿Podría perdonar a mi madre?



Di un pequeño brinco al sentir la mano de mi madre sobre mi hombro. Me miraba preocupada entre la penumbra. Traía puesta su bata y su pelo estaba alborotado a causa de haber estado durmiendo.

—¿Le pasa algo a Soojin? —Preguntó preocupada. Suspiré agachando la cabeza.

Entonces tomó mi brazo y me dirigió escaleras abajo.

Fuimos a la cocina, mi madre hizo entonces el desayuno. Era un poco pronto aún pero la verdad es que, después de estar la noche en vela, no creía que fuera buena idea acostarme casi a las cinco de la mañana a riesgo de quedarme dormido y no ir a clase. Le había prometido a Soojin que le pasaría los apuntes.

Mi madre me dejó frente a mí un tazón de leche caliente y dejó otro para ella, tomó asiento y me observó por un rato. Aún tenía cara de estar dormida, pero aún así, parecía bastante preocupada e interesada por la situación.

—¿Qué ha pasado, cariño? —Tomó una palmera de chocolate, mojándola en la leche. Revolví entonces la mía antes de respirar hondo.

—El día que fuimos a buscar las cosas de Soojin a casa de sus padres, descubrimos un sobre rosa sobre la encimera que iba de parte de su madre —empecé a explicarle—. Al parecer, era todo aquello que ella debía de saber, la verdad de por qué todo siempre fue así —suspiré—. Acabamos de terminar de leerlo todo.

—¿De golpe? —Asentí—. Debe de ser mucha información, ¿verdad?

Asentí de nuevo.

—¿Y qué decían las cartas?

Le expliqué entonces todo y ella se quedó bastante sorprendida. Yo no podía negar que a mí también me había sorprendido demasiado, nunca imaginé que los padres de Soojin fueran un matrimonio arreglado y que ella hubiera tenido que acceder para poder tomar la empresa Park y, aunque imaginaba que el control del padre de Soojin llegaba a niveles insospechados, nunca pensé que Sohye hubiera tenido que sufrir tanto para protegerla de todo.

—Nunca hubiera imaginado que su actitud se debía a que quería protegerla...

—¿Qué opinas como psicóloga, mamá? —Se encogió de hombros.

—Como psicóloga obviamente te diría que quizás, con otras acciones, las cosas se hubieran arreglado pero, como madre... Entiendo perfectamente lo que hizo. Cariño, ya lo entenderás, pero te darás cuenta de que un hijo es más importante incluso que uno mismo, el amor fraternal, la conexión que hay es tan inmensa, que simplemente, tu hijo se convierte en todo para ti y harías lo posible para que no sufriera.

—Pero al fin y al cabo, Soojin sufrió.

—Ya, pero gracias a su madre por lo menos tuvo un sitio estable —hizo comillas—, donde estar. Quién sabe lo que su padre podía haber hecho con ella. Quizás no fue la mejor elección pero teniendo en cuenta que, al final de todo, la madre de Soojin es víctima de los actos de su marido... Le tiene miedo Hoseok, le puede quitar todo, incluso a su hija.

Mi corazón se aceleró.

—Por eso la dejó ir, porque sabría que a pesar de todo, aunque estuvieran separadas, por lo menos Soojin podría ser feliz.

Sonrió de lado.

—¿Sabes? Creo que llego a comprender su situación y creo que puedo llegar a perdonarla. Pero no estoy segura de que Soojin pueda hacerlo —admitió mi madre. Jugueteé con los dedos de mis manos.

Yo tampoco estaba seguro y me preocupaba como pudiera actuar después de saber toda la verdad.



Soojin.

Me dolía el pecho y a veces sentía que ni siquiera podía respirar. Enrollada en la manta tapándome hasta la cabeza, me había puesto a pensar cómo haría para poder entenderlo todo, para poder procesar la verdad.

¿Cómo se supone que debía de tomármelo?

Después de dieciséis años siendo completamente inconsciente, estando completamente alejada de la realidad, ¿se suponía que debía de estar bien? ¿Se suponía que debía de alegrarme por saber toda la verdad?

Solo quería dormirme y no despertar jamás.

Sentía miles de cosas a la vez, rabia, dolor, felicidad, tristeza, enfado,... Y me estaba costando creer que todas aquellas palabras eran verdad. Aunque, ¿por qué me mentiría? ¿Por qué perdería el tiempo en hacerme creer que era la buena de la película? Estaba claro que era verdad, de eso estaba segura.

Pero simplemente, parecía todo tan confuso...

De un día para otro, en mi percepción de mi propia vida, mi madre había pasado de odiarme a quererme, de vender su vida y su felicidad por la de sus padres, de protegerles a ellos y a mí con su vida, de renunciar a mí para que yo no sufriera más,... Y lo cierto es que no sabía si sentirme triste por saber que se había casado con una persona que no quería, que había estado sufriendo toda su vida por ayudar a los demás o, si sentirme feliz por ver que era una persona tan increíble como para dejar su vida a un lado por la felicidad ajena.

Y realmente debía de admitir que estaba triste. Estaba triste por haber descubierto la verdad, por saber que de todos los finales, aquel era el que menos me gustaba, por saber que, después de todo, mi madre nunca había sido feliz. Debía de admitir que a pesar de todo y más sabiendo la verdad, mi madre era mi punto débil y había descubierto que yo también era el de ella.

Porque, aunque parecía que toda la vida me hubiera odiado, lo cierto es que recordaba perfectamente esos pequeños momentos donde ella se saltaba las normas y me cuidaba, cuando parecía que podríamos comernos el mundo... Y ahora que sabía la verdad parecía que los recuerdos se amontonaban en mi cerebro.

Pero, ¿podría llegar a perdonarla? Realmente no lo sabía.

Es cierto que, estaba segura de que las personas eran capaces de cambiar a mejor y de que, al final, cuando alguien toma una decisión lo hace porque tiene su razón para hacerlo, sea mejor o peor. Pero... aún pensando así, ¿se puede perdonar cuando estás llena de cicatrices por las heridas de acciones, palabras y sucesos que se llevaron a cabo aunque fueran para protegerme? De eso no estaba tan segura.

Sabía que era fácil hablar sin saber, sabía que era fácil decir que mi madre podía haber elegido otro camino mejor, pero sabía también que en su situación, hubiera tomado exactamente las mismas elecciones que ella.

Aún así, seguía sin poder afirmar que podría llegar a perdonarla tan pronto.

La quería mucho, y ahora que sabía que había sufrido gran parte de su vida para protegerme, la quería muchísimo más pero, una parte de mí no podía olvidar fácilmente todo el sufrimiento solo porque lo hubiera hecho por mí, por protegerme. Y eso era lo que me impedía dejar todo atrás.

Un toque en la puerta me sorprendió.

—Soojin cariño, soy Chaeyoung, ¿puedo pasar?

—Claro —murmuré. La madre de Hoseok abrió lentamente la puerta.

Quise llorar al ver que se había tomado la molestia de prepararme el desayuno en una bandeja. Entró esbozando una pequeña sonrisa. Me senté en la cama y ella tomó asiento a mi lado colocando la bandeja sobre la mesa de noche de Jiwoo pero que ahora era "mía". Se limitó a mirarme.

—¿Cómo estás? —Me encogí de hombros. Lo cierto es que no me apetecía hablar, pero a la vez, también necesitaba que alguien me ayudara a salir de aquel bucle en el que me había metido—. Te he hecho el desayuno, a ver si te animas un poco —sonrió de lado.

Miré al desayuno sintiendo de todo menos hambre pero, no iba a rechazarlo después de que se había tomado la molestia de hacerlo por mí.

—¿Y Hoseok? —Pregunté tomando el vaso de jugo de naranja que ella me había brindado.

—Se fue hace bastante tiempo, son casi las diez de la mañana —abrí los ojos sorprendida. No sabía que me había pegado tanto acostada en la cama. Se quedó observándome por un rato—. ¿Prefieres que me vaya?

Negué con la cabeza.

—Creo que llevo demasiado tiempo sola —indiqué dejando el vaso sobre la bandeja. Cogí unas cuantas galletas llevándomelas a la boca.

Alargó el brazo para acariciarme la cabeza y mentiría si no decía que me había quedado completamente congelada ante esa acción. Sin querer no supe cómo pero las lágrimas descendieron por mis mejillas. En ese momento, ella me rodeó con sus brazos y yo me aferré a ellos sin negarme. Sollocé, lloré con tanta fuerza como nunca antes lo había hecho y, entonces sentí algo de alivio.

¿Por qué nunca pude tener el privilegio de tener a mi madre tan cerca como a ella?

—Mi niña —murmuró con la voz entrecortada—, parece que nunca vas a dejar de sufrir y me rompe tanto el corazón...

No le respondí, seguí llorando resguardada entre sus brazos, buscando refugio.

Ese refugio que pude haber tenido pero nunca pude.

—Desahógate Soojin, saca todo para fuera o nunca podrás seguir adelante —indicó acariciando mi espalda.

Nos mantuvimos de esa manera hasta que sentí que no tenía más ganas de llorar. Me separé de ella, limpiando mis mejillas con mis manos. Ella fue a buscar un papel y me lo tendió para que pudiera sonarme. Una vez lo hice, me encontré con el brillo de su mirada, como si hubiera estado aguantando las ganas de llorar y finalmente, sonrió.

—Pero, ¿sabes qué? Me alegra que al final, después de todo, aunque hayas sufrido, es mejor de lo que parece.

Sonreí de lado.

En eso, tenía razón.

Mi madre me quería, lo había hecho siempre. Puede que sus elecciones pudieran haber sido mejores pero, el hecho de saber que, aunque nunca pude estar cerca de ella, no me odiaba, no se avergonzaba de mí, no estaba decepcionada,... Me reconfortaba de alguna manera.

—Gracias —murmuré—, siempre sabes cómo levantar mi ánimo —ella esbozó una gran sonrisa.

—No es nada, cariño —acarició de nuevo mi cabeza—. Come tranquila, ¿vale? Vendrás conmigo al trabajo para que puedas hablar con Jinhye y te sientas mejor.

Se fue a levantar pero tomé su mano.

—Quédate un rato más, por favor —le pedí o, más bien, le supliqué. Sonrió de nuevo.

Me agarró entrelazando nuestros dedos de las manos.

La observé por un rato hasta que finalmente hablé.

—Creo que, fue fuerte casándose para tomar el trabajo de mi abuelo y seguir no solo la empresa familiar, los sueños de su padre o los suyos propios. Creo que fue igual de fuerte para aguantar la horrorosa actitud de mi padre y su maltrato tanto físico como psicológico. Pero creo que fue egoísta dejándome a su lado, creo que ella hubiera sufrido menos y, por supuesto, yo también... —miré el relleno de la galleta—... Pero a la vez, continuó siendo fuerte, continuó haciéndole caso a mi padre para que yo pudiera tener una vida digna y eso, eso es agradable a pesar del sufrimiento.

Dije al borde del llanto, estrujando la galleta en el proceso.

—A pesar de todo, a pesar de que quizás todo hubiera podido ser de otra manera, aunque parece débil y llena de miedos. Es fuerte, muy fuerte. Dejó, no solo a mí sino a dos niños más de lado, y eso... Eso es digno de admirar.

Tragué para intentar apartar el nudo de mi garganta.

Aún me costaba asimilar esa parte de todo. Jaehyuk y yo podíamos haber sido hermanos, era por eso porque lo conocía, por la razón de que se conocían mutuamente, el odio que le tenía la madre adoptiva de él y la extraña conexión que sentí desde el principio. Y por otro lado, estaba ese otro bebé que vivía no vivía en Gwangju, un niño que ella jamás llegó a conocer.

—Por un lado quiero gritarle que fue una desconsiderada, que permitió injustamente que me hicieran daño pero, por otro, quiero abrazarla y no soltarla más, darle la vida que se merece.

Pero permanecí en silencio.

—Soojin, una teoría muy espiritual dice, que elegimos a nuestros padres y nuestras vidas antes de nacer, que, debido a la reencarnación, cada vez que volvemos a nacer, elegimos distintas situaciones de las que aprender. No puedes cambiar lo que ella eligió y mucho menos, las acciones de tu padre. Sé que es difícil para ti, aceptar todo y perdonarla, en tu situación, yo tampoco sabría qué hacer —acarició mi mano— pero, creo que debes de aprender de esto, de los aciertos y errores de tu madre, de su fortaleza y su debilidad y, cuando creas que es correcto, perdónala, porque eso te hará seguir adelante. Después de todo, si no le importaras lo más mínimo, ni siquiera te hubiera contado todo.

Sonrió de lado.

—Es mucha información que procesar y necesitas tiempo, cariño, permítete ese tiempo, ¿de acuerdo? —Asentí, limpiando las lágrimas que se deslizaban por mis mejillas—. Ya verás que el tiempo pondrá todo en su sitio, no tienes que perdonarla hoy ni mañana, pueden pasar incluso años pero no te fustigues tanto por hoy no saber la respuesta.

Besó mi cabeza antes de levantarse de la cama.

—Vístete, ¿vale? Saldremos en veinte minutos —asentí antes de que saliera de la habitación dejándome con una sensación de alivio en el pecho.

Y entonces pensé que debía de seguir sus consejos.



—Te noto algo preocupado aún —asentí ante las palabras de Jimin, quien tomó asiento a mi lado. Ambos estábamos saltándonos la clase después del recreo.

Aunque le había prometido a Soojin tomar apuntes, debía de reconocer que no podía concentrarme por que no dejaba de pensar en ella y porque me estaba muriendo de sueño, así que Yeonji y Namjoon se habían ofrecido a hacerlo por mí. Por eso me había quedado con Jimin, porque ambos se habían volcado ayudarnos. Aunque debía de admitir que me costó trabajo retener a Yeonji para que no saliera corriendo a proteger a Soojin.

Jimin mientras tanto, se saltaba la clase de educación física que tan poco le gustaba.

—¿No sabes nada de ella? —Negué con la cabeza.

—Le mandé un mensaje pero aún no ha respondido —suspiré revolviendo el pelo de mi cabeza. Jimin acarició mi espalda con cariño.

No dudé en sonreír, era un angelito.

—¿Crees que estará bien? —Él sonrió de lado volviendo acariciar mi espalda.

—Creo que, después de todo lo que ha pasado, aunque ahora sea muchísimo para ella, estará bien. Al final, es lo que siempre ha deseado —asentí jugueteando con mis manos. Le había puesto al corriente de la situación, a todos.

—Aún así me preocupa.

—Es normal, no han dejado de pasar cosas.

—Temo que algún día sea demasiado, si a ella le pasa algo...

—No va a pasarle nada, estamos para ayudarla —me tomó por los hombros para obligarme a mirarle—. Hoseok, no importa lo que pase, nunca vamos a permitir que le pase nada malo a ninguno de los dos, ¿vale?

Asentí con ganas de llorar.

Debía de admitir que me estaba afectando todo mucho más de lo que esperaba.

—Entiendo cómo te sientes, lo peor es ver que la persona a la que quieres sufra, que las cosas malas le pasen pero, a la vez, es imposible controlarlo —se encogió de hombros—. Lo más que necesita Soojin ahora mismo es nuestro apoyo que sienta que por lo menos tiene personas a su lado que la quieren.

—Te has vuelto sabio con el tiempo, Jimin, me sorprendes —bromeé sacándole una sonrisa y volvió a encogerse de hombros.

—Debo de empezar a practicar para ponerlo en práctica como el actor de teatro que seré en el futuro —no dudó en sacarme una sonrisa.

Permanecimos en silencio por un rato.

—Cuéntamelo —indiqué y él ladeó la cabeza confuso.

—¿El qué?

—Lo que llevas intentando contarme desde hace tiempo.

Abrió la boca esbozando un ligero "ah" encogiéndose de hombros.

—Te diste cuenta, ¿eh? —Me encogí de hombros como él había hecho.

—Puedes ser.

Sonrió de lado.

—No te preocupes, no es importante —zanjó—. Ahora lo que necesitas es que yo esté a tu lado, apoyándote.

Negué con la cabeza.

—No, en realidad, creo que es mejor que desviemos la conversación a eso. Realmente te agradezco muchísimo lo que haces por mí pero, de verdad, lo tuyo también es más importante y, el hecho de hablar de ella me hace pensar en lo mucho que desearía estar ahora mismo haciéndole compañía.

Mantuvo su sonrisa de lado.

—Si es lo que va a hacerte feliz... —asentí ante sus palabras en cuanto accedió—. Al final seguí tus consejos y le dije a Taehyung que me gustaba.

Abrí los ojos de par en par y pude apreciar el rubor en sus mejillas.

—¿Y qué pasó?

—Estamos saliendo.

—¡¿De verdad?! —Exclamé sorprendido. Él me obligó a bajar el tono de voz—. ¿De verdad?

Asintió.

—¿Desde cuando?

—Desde las vacaciones. Iba a decírtelo el día que nos vimos después de que volvieras de Busan pero, pensé que no era el momento indicado después de bueno, la noticia que ustedes dieron —comentó con tristeza. Así que estaba en lo cierto.

Mis sospechas en ese momento no se equivocaban.

—Podías haberlo dicho —negó con la cabeza.

—No quería acaparar la conversación —zanjó—. La gente tiende a pensar que adoro ser el centro de atención, pero lo cierto es que me hace sentir mal intentar restarle importancia a las cosas que los demás dicen, y más cuando se trata de algo tan importante como lo que anunciaron. Esto podía esperar.

Sonreí sin poder evitarlo.

—Eres una persona tan increíble —tomé sus mejillas con cariño para pellizcarlas. Él sonrió mostrando su perfecta dentadura—. Me alegro mucho por ti, pequeñín, te mereces ser feliz. ¿Ves que al final las cosas a veces salen bien?

Asintió.

—Admito que ese día por poco me da un infarto —expresó soltando una pequeña carcajada—. Pero cuando Taehyung dijo que sentía lo mismo... casi me da otro pero de felicidad.

No dejé de sonreír.

Me había hecho feliz de alguna manera.

—¿Y qué? ¿Besa bien? —Pregunté y él me dio un pequeño codazo algo avergonzado. Parecía que moriría al pensarlo.

Y yo lo haría porque él estaba siendo increíblemente tierno.

—¿No vas a responder?

Volvió a reír avergonzado y le observé de nuevo con ternura.

Realmente parecía feliz y le envidiaba de la manera más positiva posible. Se merecía ser feliz, se merecía haber encontrado no solo a una persona con la que compartir su vida, sino a alguien que era su mejor amigo, su mayor confidente, quien le comprendería, quien le quería por como era.

—Me da vergüenza, Hoseok —hizo un puchero ante mis insistencias.

Entonces, nuestra conversación fue interrumpida por una llamada.

Soojin.

Me levanté rápidamente al ver su nombre en la pantalla y no dudé en tomarla ni un segundo, olvidando que estaba hablando con Jimin.

—¿Estás bien? —Pregunté sin ni siquiera saludar. Me sorprendió su pequeña carcajada a través de la línea.

Debía de admitir que incluso había agitado mi corazón.

Eso debía de ser buena señal.

Debes de haber estado todo el día preocupado, jo —indicó—. Eso creo, después de haberme pegado desde la última vez que hablamos hasta que tu madre me trajo el desayuno en la cama y haber hablado con la psicóloga, empiezo a ver las cosas de otra manera.

—¿Entonces...?

Aún sigo sin procesarlo todo pero, estoy mejor que esta mañana —respiré como si no lo hubiera hecho desde que tomé la llamada. Volví a sentarme al lado de Jimin quien esbozaba una mirada de total preocupación—. No tienes que preocuparte más, cielo.

Observé el suelo pensativo.

Lo siento por preocuparte y por obligarte a dejarme sola....

—Entiendo que lo necesitabas, no te disculpes Soojin —zanjé.

Eres una persona tan increíble —recordé entonces que le había dicho lo mismo minutos antes a Jimin. Sonreí de lado—. Yo... estoy tan confundida... Pasé de ser una niña que siempre había pensado que era un estorbo para sus padres, a ser una niña que tuvo esa vida porque mi padre quería un nombre y poder, porque mi madre tuvo que protegerme. Desde luego, es mucho.

Asentí, aunque ella no pudiera verme.

No sé cómo sentirme respecto a nada y sé que me esperan semanas intentando averiguarlo. Pero de verdad, después de hablar con Jinhye, veo todo un poco más claro.

—Eso me alegra en parte.

Y a mí —aseguró—. Por fin, después de dieciséis años tengo lo que siempre he querido: verdad. Debo de quedarme con que saberla, conlleva un precio. Ahora mismo, sé que le daré vueltas hasta que no pueda más e intentaré que cada día sea menos pero... ¿sabes? Ya no siento que soy una niña abandonada, por lo menos sé que mi madre siempre intentó cuidar de mí aunque no fuera la mejor manera de hacerlo, y aunque sé que te tengo a ti, que tengo a tus padres, a tu hermana... Por lo menos sé que mi madre me quiere también, que alguien de mi familia se preocupa por mí después de todo.

Sin querer, sentí alivio.

Como si para mí también fuera una alegría que después de todo, tuviera eso que siempre había deseado: ser aceptada por su familia.



Después de aquel día cargado de emociones, todas distintas pero igual de importantes, llegué del colegio no dudé en envolver en un fuerte abrazo a Soojin, quien soltó una carcajada devolviéndome el gesto. Me tranquilizó saber que era capaz de sonreír y que realmente no mentía en el hecho de que se encontraba muchísimo mejor. Sabía que no se olvidaría de un día para otro del contenido de aquellas cartas pero, que ahora supiera lidiar con las cosas sin hacer un mundo era un gran paso para alguien como ella. Eso me reconfortaba en parte.

—He hecho la cena, ¿quieres probarla? —Asentí ante sus palabras. Al parecer se había propuesto ser la pupila de mi madre en ese sentido y debía de admitir que cocinaba muy bien.

Decidimos después de comer, ver una película juntos en la cama. Aunque lo cierto es que, más que verla, ambos nos quedamos dormidos puesto que no lo habíamos hecho en todo el día. Estábamos cansados, de no dormir ni por el despliegue de sentimientos y emociones que habíamos tenido a lo largo del día.

Me sorprendió que alguien tocara el timbre con efusividad y por poco termino tirando el portátil de la cama. Soojin, al notar mi movimiento, levantó la cabeza al instante de mi hombro quedándose completamente sentada. Aún mantenía los ojos medios cerrados, luchando por mantenerlos abiertos y, realmente, parecía increíblemente adorable. Yo seguramente tenía el ceño fruncido, porque lo cierto es que me había incomodado mucho la interrupción de la siesta.

Y es que Jung Hoseok tenía el humor más horrible después de una siesta interrumpida.

—Joder, ¿quién puede ser? —Pregunté con un tono cargado de molestia. Soojin me siguió en cuanto me levanté de la cama después de que la persona insistiera tocando el timbre como diez veces más.

Vale, no fueron diez veces, pero para mi humor y cerebro cabreado, lo fueron.

—¿Qué quieres? —Pregunté molesto al abrir la puerta. No dudé en abrir los ojos como platos al encontrarme con el ceño fruncido de Yeonji y la sonrisa de Namjoon.

Traían bolsas y una caja que parecía estar repleta de dulces ricos.

De pronto sentí cómo se me bajaban los humos.

—Bueno tranquilo ya nos vamos, ¿eh? Vaya recibimiento —comentó Yeonji haciéndose la molesta. Namjoon pasó por su lado tirando de ella en el proceso.

—Venga fiera, tampoco te lo tomes a mal —bromeó haciendo sonreír de lado a Yeonji. Lo cierto es que, de alguna manera, había conseguido aprender a controlar sus malos humos.

Namjoon no dudó en darme un abrazo y otro fuerte con el que levantó en peso a Soojin del suelo. Yeonji imitó sus acciones, ambos entrando en nuestra casa.

—¿Cómo estás, pequeña? —Le preguntó a Soojin. Esta sonrió encogiéndose de hombros.

—Aún algo dormida, lo admito —consiguió que Yeonji soltara una carcajada.

—Se te nota, no has cambiado nada en lo que se respecta a estar totalmente paradita después de levantarte de una siesta —le pellizcó la mejilla como si fuera una niña pequeña.

—¿Vinieron a verme? —Preguntó entonces dirigiendo su mirada también a Namjoon. Ambos asintieron.

—Y a traerte los apuntes, resulta que tu perfecto novio estaba más durmiendo que copiando así que tuvimos que ir a todas las clases de hoy por su culpa para darte todos los apuntes, ¿eh? Deberías de cambiarte de novio —bromeó Yeonji consiguiendo que rodara los ojos. Soojin soltó una carcajada.

—Ya lo creo, tuvo que ser difícil para ti no saltarte una clase hoy...

—¡Eh! —Se quejó Yeonji ante la broma de Soojin y Namjoon la acompañó riendo.

Yo también reí.

Al final aunque parecía que chocábamos, Yeonji y yo éramos completamente almas gemelas, en el sentido de que éramos completamente iguales en personalidad y comportamiento.

—Yoongi quería venir también, pero tenía hoy que trabajar al igual que Seokjin —añadió Namjoon—. Minji, Jimin y Taehyung tenían examen mañana.

—Supongo que de anatomía —indicó Yeonji.

—¿De qué estás hablando? —Preguntó Soojin todavía adormitada. Yeonji pasó su brazo rodeando el cuello de su mejor amiga dirigiéndola a la cocina.

—Ay pequeña Soojin, te escapas un día de clase y pasan muchas cosas, ¿sabes?

Y no dudé en sonreír ante la situación, había valido la pena interrumpir mi siesta.

Desde luego que teníamos los mejores amigos del mundo, eso no podía negarse.



.......

¡Hola! ¿Qué tal están? Bueno, aquí tienen la reacción de nuestra pequeña Soojin ante toda la verdad y sus pensamientos acerca de ella. Y por supuesto, la confirmación del querido Vmin (que no sé si realmente lo estaban esperando) y que es la primera vez que los incluyo juntos de esta manera en un fic, realmente, muero por la relación tan linda que tienen, los dos son como hiper bebés.

¿Ustedes creen que Soojin debería perdonar a su madre? ¿Creen que terminará haciéndolo? 

Ya queda muy poquito para terminar esta parte, espero que la estén disfrutando mucho. ¡Que sepan que ya estoy trabajando en la segunda!

¡Adiós!♡

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