HOPE ━ j. hoseok

By Pandepipas2

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«Un error puede cambiarlo todo en menos de segundo. Un error puede deshacerse de todo aquello que jamás pensa... More

hopeless
prólogo
playlist hope I
1 · error
2 · mimoso
3 · buen humor
4 · control
5 · alegría
6 · hogar
7 · pasión
8 · salvación I
9 · salvación II
10 · ¿amigos o hermanos?
11 · el drama de Jimin
12 · destino: desconexión I
13 · destino: desconexión II
14 · trabajo
15 · distracción
16 · ¿fallo de memoria?
17 · cotilleo
18 · bicho
19 · realidad
20 · la verdad no contada
21 · ¿vida perfecta?
22 · pertenencia
23 · descubrimiento
24 · examen
25 · lleno
26 · familia
27 · confianza
28 · repetir
29 · humillación
30 · bandera blanca
31 · cambio
32 · juntos
33 · desaparición
34 · desmorone
35 · igual
36 · miedo
37 · busan
38 · confesión
39 · nada y todo
40 · dolor
42 · pasado y verdad
43 · ¿perdón?
44 · perdón
45 · esperanza
46 · bienvenida
¡nota importante!
hope
playlist hope II
interlude
47 · vacío y completo
48 · novedad
49 · distancia
50 · dificultad
51 · incomodidad y miedo
52 · nostalgia
53 · pasado
54 · hacia delante
55 · aceptar y olvidar
56 · fin
57 · hermano
58 · mi lugar
59 · romperse y arreglarse
60 · hawai
61 · tranquilidad
62 · cicatrices
63 · normalidad
64 · color
65 · vida
66 · felicidad
epílogo
agradecimientos
curiosidades
extra 1
notita

41 · apoyo

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By Pandepipas2

—Pfff, ¿de verdad tenemos que decírselo? —Preguntó Soojin haciendo un mohín frente a su despacho. Suspiré.

—Tú fuiste la que insistió en que debíamos informar a nuestro tutor sobre la situación, ¿por qué ahora no quieres? —Pregunté algo molesto—. Nada ha cambiado.

Esbozó una triste mirada hacia el suelo antes de suspirar.

—No esperaba que nuestro tutor fuera el señor Kim, la verdad.

—Ni yo, y tampoco sé cómo sentirme al respecto.

Después de todo lo que habíamos pasado, las broncas, mis preocupaciones, todo... Aunque sabía que el señor Kim había prometido cambiar, me preocupaba que no fuera así y que, cuando más necesitábamos tranquilidad, él podría destrozarlo todo. Así que también estaba intranquilo y entendía que Soojin no quisiera hablar después de enterarse de quién era. Pero teníamos que hacerlo, y también brindarle esa segunda oportunidad que nos habíamos propuesto darle. Teníamos que empezar a intentar dejar atrás el pasado aunque fuera contradictorio, aunque quisiera desconfiar totalmente de él.

—Pero tenemos que hacerlo, si no tenemos apoyo del profesorado, ¿de quién lo vamos a tener? —Pregunté tomándola por los hombros—. Soojin, ahora estás bien porque nadie podría decir que estás... en el estado que estás —dije en clave, puesto que prometimos no hablar directamente del tema en el colegio.

No queríamos que nadie se enterara de todo antes de que pudiera ser visible, preferíamos estar en paz por unas semanas, no solo por el bien de Soojin, sino por mi bien. Mis antecedentes impulsivos me pedían que me relajara por un tiempo más, porque, si se metían con ella me volvería loco de nuevo y, no podía perder todo lo que había estado cosechando por meses.

Y porque tampoco podía permitirme otra expulsión cuando más me necesitaba Soojin.

—Pero, ¿cuándo empiecen los problemas? ¿Cuándo debas de ir al médico y faltar a clase...? No podemos echarnos atrás ahora, Soojin.

Suspiró de nuevo antes de asentir y le di un fuerte abrazo.

Nunca me perdonaría por haberle hecho pasar por todo eso, nunca.

Me armé de valor, respirando hondo antes de alzar la mano para tocar la puerta y con la otra que me quedaba libre, tomar la de ella para relajar su agitada respiración. Aunque debía de admitir que no era el más indicado para intentar calmarla, para disminuir sus preocupaciones, puesto que yo también estaba increíblemente preocupado y asustado.

Hacía días que tenía un miedo terrible a toda esta situación. Después de enterarme que Soojin estaba embarazada, había perdido las fuerzas para todo.

—Adelante —anunció desde dentro y no tardé en abrir la puerta—. Hola señorito Jung y señorita Park —saludó al vernos, esbozando una tranquila sonrisa—, mis queridos alumnos de mi tutoría, ¿qué les trae por aquí? Pasen y tomen asiento.

Soojin y yo intercambiamos miradas.

—No me creo que ya en un principio de curso tengamos problemas —agregó como si estuviera molesto. Pero no con nosotros, sino con el problema que pudiéramos tener—. ¿Alguien de clase les ha dicho algo?

Ambos negamos con la cabeza.

—Queríamos informarle de algo... —indicó Soojin bastante nerviosa. Su voz le temblaba—, de algo importante que debería de saber —él alzó la ceja ante sus palabras. Recostó su cuerpo sobre la silla y nos miró tratando de entender nuestra adivinanza.

—Me estoy asustando un poco —admitió y, lo cierto es que parecía realmente preocupado. Al ver que Soojin parecía a punto de perder la respiración, decidí que quizás debería de tomar las riendas de la situación.

Que debería de protegerla y cumplir mi promesa aunque fuera tarde.

—Como usted sabe, Soojin y yo somos pareja desde hace bastante tiempo —él asintió, siguiendo mis palabras—, nosotros queríamos decirle que...

Pero elevó la mano para obligarme a callar.

Se levantó para traer un vaso de agua que le dio a Soojin quien desde hace un momento no dejaba de temblar.

—Creo que me puedo imaginar qué es lo que vas a decir, Hoseok —me sorprendió que utilizara mi nombre y no mi apellido, también la falta de formalidad. Soojin bebió el agua y no pude evitar apartar mi vista de ella.

Estaba pasándolo realmente mal.

—Y me temo que no puedo dejar de pensar en que es un desafortunado accidente que ninguno de ustedes merecía —apretó los labios—. Espero que no haya sido por mi culpa, ni por mis grandes deseos de que la vida te destrozara y nunca pudieras cumplir tus sueños.

—Usted no tiene ninguna culpa, esto, supongo que de alguna manera, estaba destinado a que sucediera —indiqué, restándole importancia. Aunque en el fondo deseaba que nunca hubiéramos estado destinados a ello.

—Soojin —la llamó nuestro profesor y esta levantó apenas su mirada. El señor Kim alargó su mano para apoyarla sobre su hombro—, sé que el año pasado te hice pasar muy malos ratos pero desde luego, nunca quise hacerles pasar por esto y me siento fatal por todo.

Nos miró a ambos aún echándose la culpa de la situación. Realmente me sorprendía lo mucho que había cambiado en poco tiempo, parecía incluso mentira.

—Es de valientes que se hayan acercado a mí para contarme la situación y haré todo lo que esté en mi mano para que nada de esto influya en su año escolar, ¿de acuerdo? —Ambos asentimos.

—Gracias por la comprensión, señor Kim —hice una reverencia con la cabeza y este sonrió.

—Es mi momento para compensarles por todo lo que les hice pasar —apartó la mano del hombro de Soojin—. No están solos, ¿vale?

Asentimos de nuevo.

—Siempre que necesites salir de clase por malestar, llamar a tus padres para irte, ir al hospital, faltar porque tienes revisiones o lo que sea, notifícalo, ¿de acuerdo? Ya veré cómo hago para comunicárselo a los demás profesores. Deberían de ir a clase, pronto empezará su siguiente hora.

Nos levantamos de los asientos y miré a Soojin, quien tenía unas ojeras inmensas y parecía consumida por todo.

Aunque realmente lo estaba.

—Gracias de nuevo, por escucharnos —ambos hicimos una reverencia de total respeto y él la imitó levantándose de la silla.

—Gracias a ustedes por, después de todo, confiar en mí para darme esa información, es un gesto muy bonito.

Apreté los labios intentando sonreír.

Pero lo cierto es que, después de un día tan cubierto de emociones en los que tanto Soojin como yo estábamos preocupados por afrontar la situación de volver al colegio después de saber que nada sería igual que antes, parecía que ninguno de los dos podríamos sonreír ese día.



Soojin.

—Estoy embarazada.

Minji abrió los ojos.

Habíamos quedado después del primer día de clase Yeonji, Hoseok, ella y yo. Había pasado todas las vacaciones en Europa y, necesitaba urgentemente quedar con nosotras para alejarse de su insolente hermano —palabras textuales de Minji—, así que teníamos la excusa perfecta para darle la noticia.

—¿Es en serio? —Asentí. Miró después a Hoseok—. ¿Por eso lo de las náuseas y todo eso?

—Sí, por eso.

Parecía que ahora entendía el hecho de que Hoseok hubiera venido con nosotras.

La miré por un rato, observando su reacción. Parecía que intentaba cuadrar mis palabras en su cabeza, como si estuviera procesando que aquello era real. Entendía que no podía ser muy fácil para ella asimilarlo todo tan de golpe. Suspiró llenando el silencio que se había prolongado por minutos entre nosotras. Me miró con los ojos llenos de brillo y no sabía si sería porque estaba a punto de llorar.

—¿Vas a tenerlo? —Agaché la cabeza y asentí—. Sabes que no puedo aceptar todo esto como si nada, ¿verdad?

—Lo entiendo perfectamente, Minji. No es algo fácil de procesar.

Nos quedamos mirándonos a los ojos por un momento que me pareció infinito. Intenté comprender qué era lo que surcaba por su cabeza, ¿decepción? ¿Pena? ¿Dolor? ¿Confusión? Pero lo cierto es que no pude descifrarlo. No podía pensar con claridad en ese instante.

Alargó los brazos para tomar mis manos antes de sonreír de lado.

—Es solo que, no puedo soportar ver que todo tu mundo que tanto te ha costado arreglar, vaya a derrumbarse de nuevo... No quiero eso para ti, Soojin —apretó mis manos y acarició mis dedos con las yemas de sus dedos, aportándome calidez. Y me había llenado ese gesto, comprendiendo que estaba a mi lado aunque no pudiera procesarlo todo en ese momento—. Pero esto no significa que vaya a rechazarte o a dejarte de lado, no pienso dejarte sola. Solo, necesito procesar toda esta información —miró entonces a Hoseok y este asintió, entendiéndolo—. Tengo que irme ya, ¿mañana nos vemos en clase?

—Claro —asentí. Pasó por nuestro lado, abrazando fuertemente a Hoseok y luego a mí.

Plantó un beso en mi cabeza y después acunó mis mejillas.

—Te quiero, Soojin, siempre voy a hacerlo —volvió abrazarme y después se despidió de Yeonji con otro abrazo.

Se hizo el silencio entre nosotros y no dudé en tomar un sorbo de agua.

—Estoy increíblemente molesta de que hayas podido aceptar con tanta facilidad su actitud, Soojin —Yeonji se cruzó de brazos—. Una amiga tiene que respetar las decisiones de otra, pase lo que pase. ¿Que tiene que pensar y ordenar en su mente? Gracias a Dios no es ella la que está embarazada.

Respiré hondo y me encogí de hombros.

Amaba a Yeonji pero en situaciones como esas sentía que era imposible lidiar con ella y me agotaba que fuera así. Al fin y al cabo, por mucho que fuera mi mejor amiga, por mucho que quisiera lo mejor para mí, también tenía que comprender que al final, las decisiones las tomaba yo y que ella desgraciadamente, solo podía sentarse a mi lado y apoyarme en ellas.

La quería por intentar protegerme pero a veces, su actitud era demasiado.

—¿Y qué hago, Yeonji? ¿Enfadarme con todo aquel que no acepte mis decisiones?

—Lo que me da rabia es que estés acostumbrada a dejar que todo el mundo maneje tu vida y tus emociones, no me parece justo que aún hoy en día permitas que siga siendo así. Es eso lo que me molesta realmente y por lo que me puse igual el otro día por lo de tu madre. Minji es tu amiga, joder, ¡tu mejor amiga! Tiene que aceptarlo sí o sí.

Mi vista se nubló.

—Me pongo en su lugar, imaginando que es ella la que me dice que está embarazada y no puedo dejar de pensar en que a mí también me costaría aceptar como tal toda la situación. Puede que me acercara, le diera un abrazo y le dijera que todo está bien pero, cuando llegara a mi casa lloraría de impotencia por no poder hacer nada por ella. Entiendo que Minji, tenga que procesarlo todo, ¿sabes? No creo que sea fácil aceptar de golpe que tu mejor amiga te diga que está embarazada siendo adolescente y haya tomado la decisión de seguir adelante con todo cuando tú solo deseas lo mejor para ella.

—Pero es que yo me sentí igual y no tuve que procesar nada, Soojin. No me fui de tu lado nada más darme la noticia.

—Nadie reacciona de la misma manera —intervino Hoseok—; Namjoon lo procesó por unos instantes y enseguida me apoyó; Yoongi empezó a romper cosas por el camino de la impotencia a pesar de que también lo aceptó; Jimin se quedó de piedra; Taehyung no pudo entender por qué Soojin no fue capaz de contarme todo desde el principio; Seokjin hizo bromas... Incluso nuestros padres; los míos aceptaron al instante la situación y nos abrieron los brazos; pero los de Soojin nos dieron la espalda.

Yeonji parecía que estaba a punto de llorar, seguramente de impotencia.

—Después de haber presenciado este momento cientos de veces, creo que tengo claro que nadie va a reaccionar igual ante la misma situación y que, como dice Soojin, es totalmente comprensible que ella actúe así aunque quizás no sea lo correcto o no sea lo que tú harías. Dios, nuestros amigos son adolescentes, es normal que no logren comprender algo como esto y debemos de aceptarlo aunque duela.

—Minji tiene un año menos que nosotras y, aunque la queremos, se nota que es bastante más inmadura de lo que debería. Es un bebé, y es muy sensible. Somos su refugio y quizás le aterra saber que podemos alejarnos de ella... No lo sé. Sé que Minji lo aceptará y volverá. Solo necesita tiempo...

Entonces Yeonji se levantó de la silla y se acercó hasta mí para darme un abrazo.

—Lo siento, tienes razón, ambos —aclaró separándose de mí para mirar a Hoseok—. Es solo que yo, no quiero que te hagan más daño del que ya te han hecho tus padres y me da rabia que Minji haya actuado así cuando tú estás tan débil, cuando nos necesitas tanto... Yo...

Y empezó a llorar.

Sonreí de lado antes de abrazarla, Hoseok también la abrazó desde el otro lado.

Por esa razón era por la que me mantenía a su lado aunque a veces fuera tan impulsiva, porque la comprendía, porque la aceptaba por cómo era y sabía que a veces, solo había que intentar conseguir que entrara en razón. Y aunque a veces era agotador, era su esencia, la que determinaba que ella era así.

Yeonji solo tenía un corazón enorme que albergaba preocupación y, que cuando hablabas con ella, todo se arreglaba.

—Hay que ser pacientes, Yeonji.

—Desde que vas a ser madre te has vuelto sabia —solté una carcajada—. Pero de verdad, lo siento, lo menos que necesitas es preocupaciones y desde lo del sobre de tu madre me he vuelto una impulsiva de mierda que está consiguiendo hacerte más daño con mis palabras. Soy una idiota.

—Descuida.

Aunque en el fondo estuviera preocupada por Minji, esperaría por ella porque ella se merecía esa espera y porque en el fondo, estaba ya tan destrozada que no podía perder la esperanza de que volvería.

Decidimos salir de la cafetería después de pagar y poner rumbo a casa. Había sido un día largo, aún teníamos tarea por hacer y me dolía inmensamente la cabeza de tantos sentimientos y pensamientos. No sabía de dónde sacaría fuerza para hacer los deberes pero, ese sería mi día a día de ahora en adelante. Hacía algo de fresco fuera a pesar del increíble tiempo de verano que empezaba a insaturarse.

—Soojin, Hoseok —abrí los ojos al escuchar su voz entrecortada y me sorprendí al verla agachada, agarrándose las rodillas mientras recuperaba el aliento. Levantó la cabeza para mirarnos.

Parecía que hubiera corrido una maratón.

—Minji, ¿qué haces aq... —levantó la mano para obligarme a callar.

—Siento haber huido de esa manera pero, realmente, no me veía con fuerzas de llegar y ponerme a llorar como una estúpida por no saber cómo ayudarles ni apoyarles. Les quiero tantísimo, tanto que me duele el corazón de saber que la vida no deja de ser injusta continuamente con ustedes, en especial, contigo, Soojin —limpió las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas—. No sé qué les deparará el futuro pero sé que aunque quiera no puedo alejarme de ninguno de los dos porque no se merecen dolor, sino apoyo. Y aunque me cueste aceptar todo de golpe... No quiero dejarles solos, de verdad, lo siento, no debería de haber reaccionado así, no me merezco tu perdón.

Y entonces no me lo pensé dos veces. Me aferré a sus brazos y besé su mejilla con cariño.

—Gracias —fue lo único que pude decir.

Porque en el fondo debía de admitir que tenía miedo de que Minji también fuera capaz de abandonarme y porque pensaba perdonarla si eso implicaba que permanecería a mi lado.



Soojin.

—Toma, esto es para ti —dijo Minji, dejando sobre la mesa de madera una bolsa de cartón—, son magdalenas de compensación por lo de ayer.

Sonreí sin poder evitarlo, levantándome para darle un fuerte abrazo.

¿Cómo no iba a perdondarla cuando era tan adorable?

—¿Las hiciste tú? —Asintió, sentándose frente a mí—. Muchas gracias, cielo.

—No tienes que darlas, te lo debía, no fui una gran amiga reaccionando así y después del apoyo que no solo tú me has dado con todo lo que engloba mi vida respecto a mi orientación sexual y todo eso, sino también, Yeonji, que me ha apoyado tanto como tú y sé que no está muy contenta por mis acciones. No dejo de sentirme mal...

Negué con la cabeza, alargando el brazo para tomar su mano.

—De verdad, no te preocupes cariño, para mí esto ya está olvidado, lo importante es que estás aquí, ¿sí? —Sonrió de lado—. No tengo tiempo para enfadarme con todo el mundo y entiendo que hay veces que las cosas simplemente nos dejan en shock.

Comenté, recordando cómo tuve muchísimo miedo a que Hoseok pudiera reaccionar mal.

De todas maneras, nada iba a ser peor que la reacción de mis padres y el dolor que habían dejado en mí después de alejarse. Nada era peor que haber sido rechazada por las únicas personas que se suponían que debían de estar a tu lado pasara lo que pasase. Así que, perdonar a Minji y más cuando se había disculpado, era lo menos que podía hacer por ella.

Tampoco consideraba que hubiera hecho nada malo, ni siquiera se alejó, simplemente, tuvo que salir para reorganizar sus pensamientos.

Y porque, aunque me estaba costando, estaba intentando ver que las personas podían cambiar a pesar de todo, a pesar de que mis padres me habían enseñado lo contrario.

—¿Y los chicos? —Me encogí de hombros.

—Deben de estar por ahí jugando a videojuegos —solté una pequeña carcajada—. Es un alivio, ambos necesitamos un respiro.

—Claro, ahora que viven juntos... —asentí.

—No es que esté cansada de verle —comenté riendo de nuevo ante su mirada—, es solo que también necesita despejarse con sus amigos. Sin querer... ambos nos recordamos mutuamente la situación.

Frunció los labios antes de observar mi cuaderno de esbozo.

—¿Y qué dibujas?

Me encogí de hombros.

—Si te digo la verdad, no lo sé —observé el cuaderno lleno de bocetos—. Hoy parece que no puedo concentrarme ni en esto.

No dejaba de darle vueltas al sobre de mi madre.

—¿Es por lo de tu madre? —Asentí ante su pregunta—. ¿Quieres leerlo?

—No lo sé...

Después de haber pensado mucho en lo de Minji, en las palabras de Yeonji, de Hoseok, de Namjoon, realmente... No sabía qué hacer. Mi primer impulso había sido cogerlo con la intención de leerlo y saber la verdad, dejar atrás el pasado y seguir en dirección al futuro. Pero, me aterraba mucho saber el contenido independientemente de si fuera algo bueno o malo, no dejaba de pensar en que si era bueno aún no sabía si sería capaz de perdonar a mi madre o no por todo lo que me había hecho.

Era un dilema enorme en el que, me convencía a mí misma en que las personas merecían segundas oportunidades y, a la vez, me convencía de que debía de odiarla para siempre aunque fuera mi madre.

Minji se levantó, sentándose a mi lado para pasar sus brazos por mi cintura, dejándome apoyar mi cabeza sobre su hombro.

—Te aseguro que cuando no dejas de darle vueltas a algo es porque te importa y creo, que necesitas eso para seguir adelante. En el fondo no sé si estás completamente preparada para leerlo todo, pero creo que necesitas hacerlo.

—Tengo miedo...

—Lo sé —acarició mi pelo con suavidad—. ¿Quién no tendría miedo de descubrir la verdad? En el fondo, nadie te asegura que todo lo que vayas a leer vaya a ser bueno o vaya a gustarte. Pero desde luego, lo que vas a encontrar es verdad por fin después de un tiempo viviendo en una increíble mentira.

Acarició mi pelo por más tiempo.

—No te estoy diciendo que lo leas pero, si no puedes quitártelo de la cabeza, es porque, seguramente, estás preparada aunque no lo creas. Es más, tengo la sensación que, desde que tu madre te abrió un poco su corazón, estás preparada para escuchar toda la verdad que le queda por contarte.

Me levanté para mirarla y entonces la abracé con fuerza.

—Menos mal que no te alejaste de mí, Min, te hubiera echado tantísimo de menos...

Acarició mi espalda con cuidado.

—¿Te crees que me iba a dar el gusto de no conocer a esa pequeña criatura? Ni loca —murmuró para ser la única que pudiera escucharlo. Cuando nuestras miradas se encontraron, vi sus ojos brillar como si quisiera llorar—. Y no solo por eso, porque te quiero Soojin, aunque creas que tu existencia es dolor y sufrimiento, solo tienes que mirar a las personas que te rodean y descubrirás que has llenado de felicidad a muchos y no dudo que terminarás llenando de felicidad a quien está por venir.

Volví abrazarla.

Porque sin querer sus palabras, habían sido clave para poder seguir adelante.



Soojin.

Después de hablar con Minji, me encaminé al despacho del señor Kim, quien me había indicado que fuera días atrás para solucionar un par de cosas.

Suspiré algo nerviosa, aunque sabía que él estaba cambiando, aún me aterraba su presencia y los recuerdos del pasado que a veces no me dejaban respirar pero, sabía que eso era la prueba de que debía de dejar el pasado atrás y centrarme en el presente. Aceptar que las personas cambian.

—Adelante —dijo en cuanto toqué la puerta—. Buenos días, Soojin, cierra si quieres.

Seguí sus indicaciones, cerrando la puerta tras de mí. Él mientras tanto, cerró las carpetas con los documentos que tenía esparcidos sobre la mesa. Tomé asiento frente a él sintiendo que me temblaban las piernas aún. Se quitó las gafas antes de dirigirse a mí.

—¿Cómo estás?

—Bien, supongo —respondí encogiéndome de hombros. La verdad es que podía estar mejor.

—Bueno, no quiero quitarte mucho tiempo, apenas quedan diez minutos para que acabe el descanso y tampoco voy a explayarme demasiado —asentí siguiendo sus palabras—. Quería ofrecerte algo, aunque quizás es pasarme de confianza.

—¿El qué?

—Le he dado vueltas al tema y creo que deberías de aprovechar para hacer aquello que tú quieras, ¿sabes? —Le miré sin comprender—. Aún es principio de curso, y, teniendo el privilegio de ser el amigo del director, no creo que hubiera problema en cambiarte de la clase de biología a la de dibujo artístico. Si lo deseas, claro.

Me quedé pensativa por un momento.

Lo cierto es que no había pensado en ello. Se suponía que ahora que no vivía en mi casa y que estaba sola, aunque mis padres siguieran siendo mis únicos tutores legales, ya no tenían ese poder sobre mí, ese control en mi vida y en mi futuro. Ya no tenía que cumplir sus expectativas ni sus deseos, ahora era libre. Ya no era hija de ellos. Así que si quería podía hacer lo que me diera la gana.

Se aceleró mi corazón.

—¿Por qué quiere hacer esto por mí? —Pregunté con curiosidad, él sonrió de lado—. Sé que quiere compensarnos por lo que nos hizo el año pasado, pero...

Miré a un lado.

—Además, no sé si mis padres lo aceptarían tan fácilmente... —aún no le había contado que no vivía con mis padres. Sentía que si lo hacía entraría en un problema mayor al que no quería llegar.

—Porque Soojin, te entiendo perfectamente. Creo que deberías de seguir tus sueños.

No pude evitar esconder una sonrisa.

No sabía cómo le agradecería ese favor.

—Entonces, ¿te cambio?

Cuestioné la pregunta de nuevo.

¿Realmente era lo que quería hacer en el futuro? ¿Quería dedicarme al dibujo, al arte? No estaba segura del todo, la verdad. Pero, ¿acaso ahora tenía derecho de pensar en el futuro como si pudiera realmente hacerlo? Lo que sí tenía claro es que no me gustaba la biología, aunque la respetara porque a Hoseok le encantaba. Me parecía interesante, pero no me gustaba estudiarla, me costaba muchísimo.

—¿Puedo pensarlo y darle una respuesta mañana? —Asintió.

—Claro, aunque yo creo que no necesitas pensarlo demasiado, ¿verdad? —Preguntó y sonreí con timidez. En realidad solo quería comentárselo primero a Hoseok antes de decidir nada.

Aunque no lo pareciera, todo lo que hiciéramos individualmente afectaría a las vidas de los dos en cierta manera y, sentía que ambos teníamos que tomar esa decisión.

—En cuanto a lo demás, informarte de que el director sabe de tu situación y los demás profesores también, todos me han indicado que están dispuestos ayudarte de la mejor manera posible, así que, algo menos de lo que debes de preocuparte —asentí sorprendida. No me esperaba un apoyo tan general por parte de los profesores.

Pero tampoco me quejé.

—El director ha pedido que sea así, entiende tu situación, su hija también se quedó embarazada cuando era adolescente —me explicó—. Por lo demás, creo que esto es lo único que debía de decirte... ¡Ah! También que me han pedido que te dijera que los profesores del club de teatro quieren que vuelvas a participar para hacer los murales del mismo, al parecer están encantados con el resultado y no solo ellos, sino también, el público.

Algo en mi interior se movió y no pude evitar sentirme realmente feliz.

—Por eso te digo, que no necesitas pensártelo mucho, tienes un talento increíble —me halagó y no dudé en sonreír. El timbre que indicaba el final del descanso sonó—. Deberías de volver a clase.

Asentí levantándome en el proceso.

—Gracias por todo, señor Kim —hice una reverencia de máximo respeto y él sonrió.

—Es lo menos que puedo hacer por ti como tu tutor —indicó—. Ten un buen día, Soojin.

Asentí de nuevo sintiéndome algo emocionada.

Saber que algo que yo había hecho había sido importante y reconocido me había dado fuerzas para seguir adelante.

—Por cierto —dije, dándome cuenta al tomar el pomo de la puerta—, ¿sabe si mis padres pagaron toda la matrícula de este año?

Él meditó la respuesta.

—Si no me equivoco, sí, pero lo consultaré igualmente. ¿Por qué lo preguntas?

—Por curiosidad —zanjé rápidamente para que no me descubriera—. Gracias —le dije de nuevo antes de salir de allí.

Cerré la puerta tras de mí y respiré aliviada.

No me podía creer que en el fondo, a pesar de todo el sufrimiento, pudiera por fin ser libre y decidir por mí misma.



Salí del baño después de ducharme. Soojin estaba sobre mi cama, sentada con las piernas cruzadas mientras escribía en un pequeño cuaderno. Me tiré a su lado agotado. Había empezado esa semana a trabajar y tenía el cansancio acumulado de volver a madrugar, junto a empezar una rutina totalmente nueva. Y a eso añadido que aún me dolía un poco el hombro por el golpe que me había dado cuando el padre de Soojin cuando me empujó. Por lo menos las heridas se habían curado.

Sabía que sin esfuerzo, podía quedarme dormido en cualquier momento.

—¿Qué haces? —Pregunté después de ver que ni siquiera había girado su rostro para mirarme. Sin embargo, tampoco me hizo caso.

Arrugué el entrecejo y me senté sobre la cama a su lado. Observé con detenimiento cómo se dibujaban las letras en el papel a medida que ella avanzaba en su escritura. Su letra era realmente bonita y redonda, limpia y alegre. Realmente representaba mucho su personalidad. No me detuve a leer, puesto que no quería ser muy cotilla. Me fijé entonces en sus labios fruncidos debido a la concentración que traía encima.

Esperé a que terminara de escribir y en cuanto lo hizo, estiró los brazos hacia delante. Dio un respingo al verme a su lado, parecía que había estado tan concentrada que no se había percatado de mi presencia.

—¿Ya saliste de la ducha? —Asentí, revolviendo mi pelo con la toalla.

—Hace como cinco minutos —abrió los ojos con intensidad. Dejó a un lado la libreta cerrándola en el proceso y se levantó.

Tomé su muñeca oligándola a sentarse de nuevo.

—Tengo que bañarme, pronto vendrán tus padres y nos toca hacer la cena de hoy —indicó ante mi extraño comportamiento hacia ella.

La observé por un momento.

—¿Estás bien? —Me miró confundida.

—Claro, ¿por qué lo preguntas? —Me encogí de hombros. Recordé entonces una de las técnicas que solía mandarme Marie para descargar mis pensamientos.

—Es que te vi escribiendo y me preguntaba si es que quizás te preocupa algo y estabas intentando descargarlo para sacarlo de tu mente.

—Ah, no —sonrió de lado. Tomó la libreta para entonces dedicarme una sonrisa repleta de vergüenza.

Incluso juraría que sus mejillas estaban sonrojadas.

Y lo cierto es que hacía muchísimo tiempo que no la veía así, por lo que el corazón me dio un vuelco.

—No te lo había dicho pero, esto es para el bebé —indicó dejándolo sobre sus manos—. Me da un poco de vergüenza que lo leas pero...

Lo cierto es que la libreta era bastante bonita y parecía que Soojin se había encargado de decorarla con cuidado.

—Al principio me costaba mucho aceptar todo lo del embarazo y, cuando volvimos de Busan, decidí que quizás esta era la mejor manera de descargar todos mis sentimientos, de aceptar a este bebé y quererlo con todo, pensar en que tendrá un proceso pero que al final, dejaré de ver que es un castigo y que como todo, es un regalo de una nueva vida para este mundo —me explicó con cuidado mientras la observaba—. Y, lo cierto es que me ayudado bastante a conseguir eso.

Miré de nuevo la libreta.

—Antes cuando me miraba al espejo, no podía evitar llorar si me ponía a pensar lo mucho que cambiaría mi cuerpo. Por las noches, no podía dejar de pensar en todo, en que esto iba a cambiarnos, no solo como adolescentes que somos y tampoco solo porque toda nuestra vida iban a cambiar, sino porque, al final, también iba a cambiar nuestra relación de pareja y lo cierto es que de todas las cosas del mundo, lo que más me preocupa es perderte y más cuando eres lo único que tengo —dijo con la voz algo entrecortada—. Pero ahora cuando me miro al espejo se me sale una pequeña sonrisa y, aunque hay cientos de cosas que me preocupan, por lo menos ya no son como demonios que vienen a atormentarme, sino pequeñas preocupaciones totalmente comprensibles por la situación.

Volví a mirarla.

—Por eso el otro día cogiste el sobre de tu madre sin pensarlo, ¿verdad? —Meditó la respuesta por unos pequeños segundos pero terminó asintiendo.

—Cuando nuestro bebé sea mayor, me gustaría contarle nuestra historia, Hoseok, que sepa con todo detalle —abrí los ojos bromeando—, bueno, no todo el detalle —sonrió soltando una carcajada— pero, que sepa lo que pasamos, lo que vivimos para hacernos fuertes. Quiero que lea esto y sienta orgullo, que nos admire como padres.

Apoyó su mano sobre la mía.

—Por eso, al ver que mi madre había hecho lo mismo para mí pensé, "¿no sería injusto rechazar sus palabras si yo deseo que mi bebé lea las mías?" por eso no pude evitarlo y, porque también sentía que no solo debía de quedarme con lo malo de todo. No lo he leído porque es indudable el hecho de que todavía tengo marcado ese día en mi piel y no puedo dejar de pensar que después de todo el dolor no se merece el perdón...

—Pero necesitas saber la verdad, la necesitas a ella a tu lado, lo comprendo perfectamente Soojin. Me pongo en tu piel e imagino esta situación sin mis padres y entiendo por qué es tan doloroso para ti —acaricié su mano—. No por cómo son, sino por lo que representan, esa protección y porque ellos saben de esta situación y deberían de estar a tu lado, comprenderte...

Asintió.

No dudé en sentirme fatal por haberla llevado ante toda esa situación.

—Esto es precioso, Soojin, de verdad, nuestro bebé va a amar esto muchísimo, estoy seguro —indiqué, tomando su mejilla para besar su frente. Después la observé—. Yo tampoco dejo de pensar en que quiero que nos admire aunque empecemos siendo un desastre.

Soltó una carcajada y nos abrazamos.

—Lo que haces es una gran manera de autoperdonarse y creo que es bastante bueno para ti.

La tomé por los hombros.

—Te quiero y no pienso dejarte sola, nunca lo haré —prometí. Sonrió antes de acercarse para plantar un casto beso en mis labios.

—Puedes leerlo sin problemas, sé que te ayudará —indicó antes de levantarse de la cama. Me robó la toalla y sonrió.

Caminó hasta llegar a la puerta del baño y la llamé, ella se giró para mirarme.

—Tú deberías de leer lo de tu madre, creo que es lo que necesitas para dejar todo atrás.

Entonces sonrió y asintió.

Me recosté en la cama empezando a leer la primera página de la libreta.



"Hola, pequeña.

Queda una semana para mi cumpleaños y, lo cierto, es que se siente totalmente surrealista que esté embarazada. Aunque es bonito pensar que podrás estar ahí, celebrándolo con tu pequeña mami adolescente.

Hoy Minji me trajo unas magdalenas hechas por ella, seguramente, habrá sido para ti realmente bueno probarlas, ¿verdad? Seguro que te encantará, tu pequeña tía es la mejor haciéndolas (sobre todo las que son con pepitas de chocolate, se me hace hasta la boca agua solo de decirlo).

Papi está trabajando duro para que en el futuro podamos vivir los tres juntos y tranquilos, ¿no te parece bonito? A veces pienso que no hago demasiado, pero lo cierto es que, tenerte en mí ya es suficiente que hacer, cielo.

Pronto sabremos cuál es tu sexo y lo cierto es que me he dado cuenta releyendo las notas, que no puedo dejar de tratarte como una niña, ¿puede que quizás sea porque presienta que lo seas? No lo sé, pero seas un niño o una niña te voy a querer y cuidar con todo mi ser.

No tengo mucho más que decirte, solo que no dejo de querer saber cómo será tu aspecto, cómo será la locura que traerás y lo mucho que tus papis y la familia van a quererte.

Te quiero."

Sonreí, cerrando la libreta con la vista algo nublada. Leer las palabras de Soojin escritas desde lo más profundo de su corazón me habían dejado sin aliento. Habían algunas desgarradoras, en las que incluso parecía que odiaba al bebé con toda su alma otras, como la anterior, en las que parecía terriblemente emocionada por todo. Y la entendía muchísimo. Por eso quería llorar.

Porque la situación era una montaña rusa de emociones imposible de explicar con palabras.

Caminé por los pasillos acercándome hasta la habitación de Jiwoo, que ahora parecía ser de Soojin mientras ella no estaba allí y la encontré con su pelo recogido en una coleta de caballo hecha después de que su pelo se hubiera secado. Era algo tarde para que estuviéramos despiertos —incluso mis padres ya se habían ido a dormir— pero, aún teníamos una especie de jet lag por las vacaciones.

Estaba sentada con el sobre rosa entre sus manos, como si aún se estuviera debatiendo entre abrirlo o no. Me senté a su lado y ella me observó, sonriendo de lado. Dejé la libreta sobre sus muslos y ella la tomó apartándola a un lado.

—Quizás dibujar no es tu única cualidad increíble —soltó una carcajada antes de apoyar su cabeza sobre mi hombro entrelazando los dedos de nuestras manos—. Me siento como aliviado después de haberlo leído. Te comprendo y me comprendes, es algo difícil de explicar. Pones en palabras lo que siento.

Llevó su mano hasta las nuestras y jugueteó con nuestros dedos entrelazados.

—Me alegra escuchar eso —indicó, sonriendo.

Nos quedamos en silencio.

—Gracias —murmuré y ella sonrió.

—¿Por qué? —me encogí de hombros.

—Por existir y ser tan preciosa —soltó una carcajada recordando que ella me había dicho esas palabras cuando pasó lo del sobre de su madre. Tomó mis mejillas para fundirnos en un intenso beso.

Sonrió sobre mis labios antes de acariciar mis mejillas.

Cuando nos separamos, recogió sus piernas.

—Entonces, ¿vas a abrir ese sobre?

Ella lo miró.

—Si quieres podemos hacerlo juntos —me miró.

—¿Crees que es buena idea?

Asentí.

—Entonces, hagámoslo.


......

¡Hola! ¿Qué tal están? Bueno, ¡aquí tienen el nuevo capítulo! Lo cierto es que han pasado muchas cosillas a la vez,... pero espero que les esté gustando. 

Debo de admitir que sufrí un poquito con la parte de Minji, cada vez me duele mucho más hacerle aunque sea un mini daño a la pequeña Soojin. Pero bueno, ¿cuál esperan que sea la verdad detrás de las notas de su madre? UHHH QUÉ NERVIOS DE QUE SEPAN NO SÉ SI LO VAN A ESPERAR REALMENTE.

Gracias por todo ahhh.

¡Adiós!♡

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