It Will Rain (Camren)

By SinnersPrayeer

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"Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso" Lauren intenta... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 1
Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 2
Capítulo XXX parte 3 "Say You Won't Let Go"
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII - Without Me
Capítulo XLVIII -The Hanging Tree
Capítulo XLIX
Capítulo L
Broken Silence.
Magia.
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Capítulo LIV
Capítulo LV
Capítulo LVI
Capítulo LVII
Capítulo LVIII
Capítulo LIX parte 1
Capítulo LIX parte 2
Capítulo LX
Capítulo LXI
Capítulo LXII
Capítulo LXIII pt1
Capítulo LXIII pt 2
Capítulo LXIV
Capítulo LXV
Capítulo LXVI
Capítulo LXVII
Capítulo LXVIII
Capítulo LXVIII pt 2
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 1
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 2
Something's gotta give pt 3
"El Comienzo del Fin"
"Azul"
It Will Rain
Untitled part
Shameless
1000 hands
Consequences (FINAL)
PSA
Logro Desbloqueado.

Capítulo LXV pt2

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By SinnersPrayeer

Cuando todo se pone oscuro el primer sitio al que acudes es donde está tu corazón.

Ya no se trataba de odios ni de venganzas absurdas sino de volver al sitio en el que más segura se había sentido, necesitaba compartir unos segundos con Camila y de alguna manera hacer que le explicara con sumo detalle, el final tan enmarañado que tuvo su relación. Ansiaba encontrar la paz para poder frenar con las acciones toxicas que no eran sino el reflejo de la culpa que sentía por la mañana, y ese pequeño departamento en las afueras de Princeton, para bien o para mal, poseía el remedio para todos y cada uno de sus males.

Horas atrás había volcado toda su energía en conducir hasta el sitio al que una vez llamó hogar, y nada mas aparcar en su espacio y alzar la vista a la ventana del penúltimo piso, comenzó a sentir como los recuerdos de tiempos mejores inundaban su mente.

Cuatro años atrás.

No había persona más feliz en el mundo que Lauren subiendo rápidamente las escaleras de su viejo edificio. Estaba emocionaba y su rostro portaba la sonrisa más grande del mundo mientras pensaba en la inesperada noticia que había recibido esa tarde. Aun no podía creerlo pero ya se encontraba ansiosa por contárselo a Camila. Para el resto podía era quizás una reverenda tontería pero para ella era importante. Finalmente había sido nominada para una de las categorías que los estudiantes seleccionaban al comenzar el año, "Mejor método de enseñanza". El logro era tan inesperado como impresionante debido a que ese año escolar no había sido el mejor, se encontraba en medio de una crisis de autodesprecio en la que realmente creía que no era lo suficientemente buena para enseñar en Princeton o en cualquier sitio, motivo que la había llevado a reducir su nivel educativo y a deprimirse. Camila había tenido un papel importante en su recuperación emocional pero para la profesora era necesario un estímulo mucho más fuerte que un abrazo cálido y un beso, para comprender que su trabajo era bueno, que cada día que invertía en clases era fundamental para el desarrollo de las mentes jóvenes y por encima de todo; que ella, Lauren Jauregui, valía la pena. Fue una suerte que los Princeton Awards llegaran y con ellos la chispa de vida que a la profesora le hacía falta.

Con las emociones a punto de estallar Lauren se detuvo frente a la puerta de su departamento y respiró hondo. Necesitaba relajarse un poco antes de contarle las buenas nuevas a su novia. Sabía que la morena ya estaba en casa porque desde afuera podía ver el halo de luz que se escapaba por debajo la puerta y la lejana melodía de Longitud de onda que alcanzaba a escuchar lo comprobaba. Un último suspiro mientras introducía la llave en la cerradura y luego la música se volvió mucho más clara, casi tanto como la voz de Camila desde la cocina.

"Tradúceme lo que dice el silencio

No existe el ruido en el universo....

En silencio caminó hasta la cocina y sonrió enternecida cuando descubrió a la morena mirando dentro del refrigerador mientras se movía al ritmo de Carlos Sadness, su fascinación más reciente.

Guardo un recuerdo casi perfecto

Lo reproduzco un poco más lento

Finalmente su búsqueda terminó y entonces su cuerpo giró y Lauren pudo ver el tesoro que acunaba entre sus brazos; un paquete de pan integral, la mezcla de mayonesa y mostaza que preparaban cuando era día de sándwiches, el paquete de queso americana y un par de rebanadas de jamón que intentaban equilibrarse en la montaña de comestibles. Tan pronto como Camila se dio cuenta que su novia estaba en casa soltó todo lo que había en sus manos y corrió a abrazarla. Un par de horas sin verla le sabían eternas y definitivamente quería sentir la calidez y el agradable aroma que siempre acompañaban a la profesora.

Creo que puedo volver al lugar...— entonó Lauren mientras se apretaba mas y mas a la morena que rápidamente respondió con esa voz dulce y extremadamente torpe que solamente salía a flote en momentos tan cursis como ese.

Pero no el momento...—musitó suavemente y enseguida un beso fue depositado en los sonrientes labios de la profesora. —¡Estás aquí! No imaginas lo mucho que extrañé tu voz, tus labios, tus ojos llenos de esa chispa que no me deja dormir por las noches. Te extrañé tanto, Lo. Por favor no dejes que Mason me lleve a otro seminario aburrido.

—No quiero ser la aguafiestas aquí pero fuiste tú quien insistió en ir. —replicó mientras se acercaba peligrosamente a los labios de la morena solo para alejarse luego. —Yo intenté retenerte pero al parecer mis métodos de convencimiento están dejando de funcionar porque me dejaste.

—¡Funcionan!—respondió de inmediato.— Estoy segura que sí. Tal vez si los probamos en la ducha...

—También te extrañé—repuso mientras detenía el rápido andar de la morena y juntas caminaban de regreso al sofá. — Y tengo noticias. Buenas noticias.

—¿Van a publicarte?— preguntó con esperanza pero Lauren negó.—¡Estás embarazada!

—¡¿Que?! Por supuesto que no.

—Lo siento, tenía que preguntar. Pero ya estoy lista para escuchar las buenas noticias.

Lauren asintió y con una inspiración profunda finalmente soltó lo que tantas ganas tenía de decir desde que saliera de la escuela.

—Me nominaron a "Mejor Método de Enseñanza" en los Princeton Awards. —solo hizo falta ver la ilusión en su mirada para que Camila se levantara del sofá y comenzara a dar saltos de alegría por toda la habitación. De inmediato Lauren se unió a la celebración y entre abrazos y besos ambas terminaron agotabas y sin aliento encima del sofá.—No tengo muchas esperanzas de ganar el premio pero el solo hecho de que los chicos me tomaran en cuenta me llena de satisfacción. Mi tanque de felicidad está repleto y no puedo esperar para contárselo a las chicas.

—¡¿Y que estás esperando?!

—Antes tengo que ducharme y escoger algo medianamente decente para la fiesta de premiación. Los chicos escogieron The Black Pearl para llevar a cabo la gala y tengo que verme bien.

—¿Cuándo es la fiesta? — intervino y en su voz Lauren advirtió un dejo de preocupación.

—Esta noche.—bastaron unos segundos para que la comprensión llegara a la profesora y entonces todo el castillo de naipes que se había armado en la cabeza se derrumbó al instante. — Ya tenías planes ¿no es así?

—¿Recuerdas a Osiris Warren?—Lauren asintió. Por supuesto que lo conocía. Era un jugador de fútbol americano al que Camila y Preston intentaban asegurar desde hace casi cuatro meses. No se había hablado de otra cosa en las reuniones de los domingos que compartían con los amigos de Camila. Por lo tanto Lauren sabía que era importante.—Finalmente lo conseguimos. Preston consiguió una mesa en un restaurante de Jersey para cerrar el trato y es esta noche.

—Entiendo que no puedas ir a la fiesta, al final esa reunión con Warren es trabajo y. No voy a portarme como una novia exigente porque sé que es importante, pero aun así voy a extrañarte mucho.

—¿Por qué piensas que voy a elegir a Warren por encima de ti?

—Porque sé lo mucho que te esforzaste por conseguirlo y esas cosas solo pasan una vez en la vida, en cambio las premiaciones a profesores son cada año. Tal vez el siguiente puedas venir conmigo.

—Me niego rotundamente a faltar.—repuso con decisión— Esta es tu noche Laur, y quiero ver como levantas esa estatuilla y luego escuchar cuan agradecida estás conmigo por aguantar tu mal humor en temporada de exámenes. Quiero ver lo feliz que eres mientras haces lo que amas. Así que no voy a ir a una tonta cena de negocios cuando puedo pasar mi noche junto a mi chica.

—¿Lo dices en serio?—con la mirada brillante y la sonrisa más linda que Lauren hubiera visto en ella, asintió—Eres la mejor.

—No, tú lo eres, y si lo olvidas me voy a encargar de recordártelo cada día y a todas horas por el resto de mi vida.—en aquel momento no había personas más enamoradas que ellas mientras compartían una tierna mirada.— Ahora ve a ducharte. Mientras tanto llamaré a Preston y le diré que no pienso acompañarlo esta noche.

Luego de un rápido beso Lauren se separó de los brazos de Camila y corrió a la habitación, solamente para volver un segundo más tarde con un vestido negro en la mano.

—¡Sorpresa!

—¡Tú! Tú ya lo sabías.—Camila asintió no pudiendo controlar mas su emoción. —¿Quién te lo dijo?

—Nicolette me llamó esta mañana y me lo contó todo. Y ya que estaba en la ciudad pensé en darte un pequeño obsequio de felicitación. ¿Te gusta?

—Por supuesto que sí, pero no tenías que hacerlo. Yo podía usar cualquier otra cosa. Esto es excesivo y....

—Y te encanta. —interrumpió Camila mientras admiraba el puchero infantil en los labios de su novia.—Puedes agradecérmelo en la ducha.

—No hasta que me digas porque creías que estaba embarazada. ¿Es por mi peso?

Ante su curiosidad Camila abrió grandemente los ojos mientras intentaba encontrar el mejor método de escape.

Con un profundo suspiro Lauren volvió a la realidad y se sorprendió así misma sonriendo por lo increíble que había sido esa noche. Jamás olvidaría los gritos de apoyo y alegría de Camila en el momento justo cuando pasaba a recoger su premio. Resultaba increíble como habían cambiado las cosas en solo cuatro años.

Los mensajes que Nicolette le había enviado hace un par de minutos decían que había ganado pero ella sentía que lo había perdido todo; no tenía a Victoria, ni tampoco a Camila, ni siquiera se tenía así misma y eso era una verdadera tragedia.

¿Cómo podía sobrevivir ahora que sabía que era su propio enemigo? Necesitaba alguien a quien culpar y la respuesta estaba a solo un par de pisos por encima de su cabeza. Por eso, repitió el camino que hacía cada día después del trabajo y se abrió paso rápidamente en la oscuridad hasta llegar a las escaleras, el único obstáculo que la separaba de su meta. Alzó la mirada y sopesó las cientos de posibilidades sobre lo que iba a ocurrir en los próximos minutos, intentó mentalizarse para ello y finalmente respiró hondo.

En silencio subió cada uno de los peldaños y saboreó los agridulces recuerdos que había encerrados en la madera. Había tanta historia en aquellos muros que no pudo sino anhelar cada uno de los momentos que se habían desvanecido con el tiempo. Y entonces, entre recuerdos y anhelos, finalmente llegó a su destino. Una vieja y desgastada puerta que resguardaba los mejores recuerdos de su vida. Colocó la mano en el pomo de la puerta y sin necesidad de usar una llave giró el pequeño cirulo metálico y empujando la madera lentamente le dio la bienvenida al desconcierto y la incertidumbre que la esperaban gustosos en el interior.

—¡Aquí vamos!—masculló para sí misma mientras daba pequeños y torpes pasos en dirección a su destino. Uno que distaba totalmente de ser el mismo que cuando se fue.

Sintiéndose abrumada por lo que sus ojos veían, entró torpemente a la estancia y luego de cerrar la puerta giró sobre si misma una y otra vez. Todo era tan confuso, pero por más que intentaba no podía comprender de donde venia el estilo minimalista de los muebles y el decorado si tanto ella como Camila no dejaban de acumular cosas. Era cierto que ella ya no vivía ahí y por ello la morena tenía todo el derecho de hacer lo que quisiera con el departamento pero en su ingenuidad Lauren esperaba que todo permaneciera igual. Ahora, mientras apreciaba la limpieza de los muebles y los pocos que había a su alrededor era que se lamentaba por lo haberse llevado los suyos cuando aún había tiempo. Lo único que le quedaba era rogar porque estuviesen en alguna bodega esperando por ella o en su defecto que alguien, un amante de lo vintage los tuviese en su poder.

Con profundo desconcierto Lauren siguió recorriendo los espacios de la casa preguntándose acerca del destino de sus preciados objetos que no conseguía ubicar por ningún lado ¿dónde estaba su viejo y mullido sofá reclinable? ¿y qué habría sido de la silla y el escritorio de madera que consiguieron en su primera venta de garaje?

Debido a que ya no había muros que separasen los espacios Lauren llegó hasta la cocina y nuevamente se sorprendió con lo poco que ahí había. Era como si de un momento a otro Camila decidiese que ya no necesitaba nada para ser feliz, salvo una cafetera, un microondas tazas, dos platos, un juego de cubiertos y un montón de comida pre cocinada que gratamente almacenaba en el refrigerador. Aquello era simplemente impactante.

No había fotos, ni cuadros de pinturas que significaran algo para ella en las paredes, solo un pulcro blanco y un montón de figuras geométricas que le daban un aspecto paradójico al ambiente. Ese ya no parecía un hogar. Su intención no era torturarse mas pero tenía que ver con sus propios ojos si "su frase" seguía pintada en la pared de la habitación. Así que con un propósito en mente se deslizó rápidamente por el pasillo y creyéndose sola en aquel pequeño departamento empujó la puerta solo para detenerse al escuchar una voz bastante conocida para ella. Parecían años desde la ultima vez que la había escuchado que no pudo sino contener el aliento y pasar saliva una y otra vez buscando eliminar el molesto nudo en su garganta.

—¡Ethan basta! Dijiste que no serías rudo esta vez.

—¿Yo dije eso?—un sutil gemido de afirmación se dejó escuchar y aun si atreverse a entrar Lauren apretaba fuertemente la manija de la puerta.—Solo será un momento de dolor y luego querrás más y más de eso. Lo prometo.

—Te dije que no.

—Por favor nena, ni siquiera vas a notar que estoy ahí.

—¡No, Ethan! Por favor no...

Avivando los sentidos Lauren fue consciente del gemido de dolor de Camila y entonces sus instintos se adueñaron de su cuerpo y sin pensarlo dos veces decidió actuar e irrumpió en la habitación de manera abrupta, su primera imagen era tan bizarra que dudaba seriamente poderla sacar de su mente algún día. Sintiendo una rabia incontrolable se abalanzó sobre el cuerpo desnudo del chico y comenzó a forcejear con él durante lo que parecieron horas, ambos gritaban y pataleaban por vencer al otro hasta que en medio de la oscuridad se encendió una luz proveniente de la lámpara en la mesilla de noche, dándole una cegadora claridad al ambiente. Solo entonces pudo reconocer a la chica cuyo honor estaba defendiendo y con desconcierto señaló

—Tú no eres Camila.

—¿Quién demonios eres tú? ¿Cómo rayos entraste en primer lugar? —gritó el hombre sosteniéndose fuertemente la cabeza mientras intentaba ponerse de pie con la ayuda de la chica.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen aquí? Esto es propiedad privada. Deben irse antes de que llame a la policía.

—Por supuesto que voy a llamar a la policía. Y te aseguro que vas a tener muchos problemas cuando eso suceda.

(...)

—¡Ya voy! ¡Ya voy! — desde afuera Lauren podía escuchar las maldiciones entre dientes y los pasos apresurados de Dinah recorriendo el pasillo. Su estado de sopor le hizo difícil contener la sonrisa tonta que se extendió por sus labios, pero ni aun así dejó de golpetear la puerta de madera. Su visita tenía un propósito y no pensaba irse hasta lograrlo. —Dije que ya v... —pero no pudo terminar la frase, solo ver el descompuesto rostro de Lauren la hizo retroceder lentamente mientras sentía como su cuerpo era envuelto por un fugaz escalofrío.—Lauren...¿Qué haces aquí? Son casi las cinco de la mañana.

—¡¿Dónde está?!— exigió con torpeza dirigiéndose a Dinah cuyo rostro, aunque adormilado, todavía lucia confundido ante sus reclamos.—Sé que sabes dónde está. Solo tienes que decírmelo Dinah.

—¿Dónde está quien, Lauren?— inquirió con suavidad mientras dirigía sutilmente a la profesora hacia la cocina. — No entiendo de que hablas.

—¡No mientas!

—Nadie está mintiendo aquí Laur. —replicó en un tono que pretendía ser conciliador. —Prepararé café y entonces podremos sentarnos y conversar sobre eso que te molesta ¿de acuerdo? —a regañadientes Lauren asintió y finalmente se hundió sobre unos de los taburetes del otro lado de la barra.—Deberías llamar a Nicolette. Ella está preocupada por ti. N

—Lo haré luego, ahora lo único que necesito es que me digas...

—Nada de "luego".—interrumpió con firmeza mientras le extendió el teléfono inalámbrico.—Tienes que hacerlo ahora. Mientras tanto iré a buscarte algo de ropa porque sinceramente luces como una sexoservidora luego de una noche de trabajo y apestas a vomito y alcohol barato.

Ante las brutales palabras de Dinah, Lauren olisqueó su maltrecho vestido dándose cuenta de lo ciertas que eran. No sabía que sentir salvo vergüenza por todas las locuras que había cometido en una sola noche. Se había superado así misma y no podía contárselo a nadie. Por eso respiró hondo y luego de devolver el teléfono a la base se dirigió rápidamente a la habitación para encontrarse con Dinah.

—¿Dónde está Camila?

—¿Por qué quieres saberlo?

—Hice lo que tanto me pediste y fui a buscarla.

—¡Un año Lauren! Te pedí que la buscaras hace un maldito año y eliges hacerlo justo ahora. ¿Por qué?

—Tengo derecho a saber que fue lo que pasó con Victoria. Necesito saber si fue real alguna parte de nuestra relación o solo un juego enfermizo para acallar su conciencia.

—¿No crees que es demasiado tarde para eso?

—Deja de jugar Dinah y dime donde está ella...

—No Lauren, tú deja ya de jugar y de una vez por todas hazte cargo de tus decisiones.

—Eso intento pero no puedo hacerlo sino hablo con ella antes. Necesito saber.

—¿Por qué ahora? ¿Por qué no un año atrás cuando estaba hundida en la mierda?

—De que hablas?

—Hablo de todo lo que Camila tuvo que superar por tu culpa.

—Yo no tengo la culpa. Ella asesinó a Tori lo olvidas.

—Si, ella pudo haberse negado a ayudar a Tori en un momento difícil pero tu también te negaste a darle apoyo a la chica que supuestamente amabas. Y no solo eso, sino que también la humillaste de mil maneras distintas y la segregaste de sus amistades. Le quitaste todo Lauren, y llámame loca pero eso te convierte en culpable.

—No intentes cambiar las cosas a su favor, Dinah. Camila nos mintió y nos arrebató a nuestra amiga como sino significase nada. Yo tenía motivos para hacer lo que hice. Ella es una mala persona.

—Sigue diciéndote eso hasta que te lo creas.—replicó sin apartar la mirada de las manos de Lauren que se entretenían con la pequeña figurita hawaiana de plástico que había tomado de su mesa de noche.—Deja ese bendito juguete, vas a romperlo. — y en un segundo ya lo había quitado de las manos de la profesora y lo había escondido en una repisa junto a televisor empotrado en la pared.—Vístete por favor, y dúchate si quieres pero deshazte de ese horrible olor cuanto antes. Te veré afuera.

Las conversación no había terminado todavía y ambas eran conscientes de ello, sin embargo aceptaron darse una tregua, lo suficientemente duradera para que Lauren se duchara y se quitara de encima los rastros de la borrachera que había conseguido luego de escabullirse del departamento.

Mas tarde, ya limpia y con una actitud renovada, Lauren salió de la habitación y se encaminó hasta la cocina, donde encontró a Dinah recargada en el mesón de mármol mirando a la nada mientras sostenía una taza cuyo liquido hacía mucho tiempo había dejado de estar caliente. Carraspeó un par de veces hasta que la rubia salió de su ensoñación y finalmente se dignó a mirarla.

—Sé que en el pasado cometí errores pero entonces no estaba preparada. Ni siquiera sé si ahora lo estoy, pero sé que necesito verla para poder seguir adelante. A ninguna de las dos nos hace bien vivir en esta constante incertidumbre. Tenemos que cerrar este capítulo y comenzar a escribir uno nuevo. Es lo más conveniente.

—¿Conveniente para quién? ¿Para ti?

—¡Para las dos!—respondió comenzando a exaltarse.— Ella tiene mucho que explicar y esta vez yo quiero escucharla. ¿Puedes concederme eso?

—Eres una egoísta. Una estúpida imbécil egoísta. Tú no quieres escucharla, quieres sacar tus frustraciones de mierda con ella. Quieres un contenedor en el cual tirar tus culpas y problemas.

—No es así.

—¿Y cómo vas a demostrarme eso?

—A ti no tengo que demostrarte nada.

—Voy a decir esto solo una vez y espero que lo entiendas. Tú tienes novia, un trabajo estable, cumpliste tu sueño y ahora eres una escritora publicada, tienes a Nicolette. ¡Por dios santo! Es que tienes un adorable cachorro y a nosotras, lo tienes todo y por eso mismo es que no voy a permitir que incluyas a Camila en esa lista. Ella ha sufrido mucho y ha trabajado cada día para conseguir esa paz de la que ahora goza. Casi pierde la cabeza y ni hablar del corazón, todo por lograr una pizca de tu atención, y ni siquiera eso le pudiste dar. Enójate si quieres pero no voy a permitir que con tu visita vuelvas a arruinar su vida. Así que no Lauren, no se dónde está Camila y aunque lo supiera tampoco te lo diría.

—Eres mi amiga ¿Por qué haces esto?

—Lo hago porque las quiero y por ese mismo cariño es que no voy a dejar que se destruyan una a la otra. Sigue tu vida y olvídala. Es lo mejor que puedes hacer.—terminó su acalorado discurso dejando la taza en el fregadero y emprendiendo el camino a la salida.—Y ahora si no te importa, debo prepararme para el trabajo.

Lauren asintió y luego de tomar su bolsa salió apresuradamente del apartamento con una nuevo propósito en mente. Le llevaría poco mas de dos horas llegar a su destino pero estaba segura que Normani no la defraudaría.

Like a river, like a river
Shut your mouth and run me like a river
Choke this love 'til the veins start to shiver
One last breath 'til the tears start to wither

Hacía años que no la veía bailar, pero bastaron unos cuantos segundos para perderse en las potentes palabras que Bishop Briggs entonaba y de las cuales Normani encarnaba con emoción mientras algunos de sus discípulos la miraban embelesados. Ahora sabía que además de la parte administrativa de su negocio, Normani también se daba sus escapadas de placer y disfrutaba en compañía de los talentos a los que representaba. La canción terminó y el grupo lentamente se fue dispersando hasta quedar solo ellas dos.

—¡Lauren!—expresó con sorpresa cuando sus miradas se encontraron—¿Qué haces aquí?

—Necesito preguntarte algo y quiero que seas completamente honesta conmigo.— Normani asintió y por el semblante de Lauren supo que el tema era lo suficientemente delicado como para ser abordado en privado así que comenzó a caminar a su oficina seguida de la profesora. Solo cuando la puerta fue cerrada a sus espaldas Lauren continuó.—¿Has visto a Camila?

—Si.—admitió sin ningún reparo y Lauren asintió mientras se paseaba por la habitación hasta detenerse justo frente a una pequeña figura de plástico que le parecía familiar. La sostuvo en sus manos y delineo el diminuto ukulele que fingía tocar.— Te dije que intentábamos solucionar las cosas y estuviste de acuerdo, no veo porque eso deba preocuparte ahora.

—No es algo que me preocupe, solo quiero hablar con ella.

—Con Camila—repitió sin poder creerlo.— ¿Por qué? Anticipándose a los movimientos preocupados de la morena por quitarle el juguete, Lauren se escabulló al fondo de la habitación, lo mas cerca de la ventana que pudiera ser, en caso de que necesitara arrojar algo a la calle.

—Tengo muchas preguntas y ella tiene que resolverlas para mí.

—Lo dices como si fuese una obligación.

—Y así es. Por todo lo que Camila me hizo tiene la obligación de resolver mis dudas.

—No estoy de acuerdo.

—¿En que ella deba responsabilizarse?

—No, en que la obligues a hablar.—respondió sin ser capaz de ocultar el disgusto en su voz.— Suficiente hizo ya con humillarse por meses para que ahora, luego de un año, la martirices con tus preguntas. De verdad creo que es demasiado tarde para ustedes. Quédate con los buenos recuerdos y camina hacia el futuro.

—Ese es el problema, no puedo caminar hacia el futuro si no entiendo por qu se arruinó mi pasado. Quiero verla.

—No sé dónde está pero...

—Pero si lo supieras no me lo dirías— se apresuró a interrumpir creyendo que Normani utilizaría las mismas armas que Dinah—Lo he escuchado antes. Pensé que contigo iba a ser diferente.

—No sé dónde está Camila, pero algo que sí sé es que viaja constantemente. La última vez que la vi fue en el estreno de la obra de Ally. Conversamos durante cinco minutos antes de que se despidiera porque tenía que abordar un vuelo.

—¿Sabes a dónde se dirigía? —lamentándose por no ser de más ayuda Normani negó.—Bien, supongo que es mas de lo que esperaba obtener. Así que te lo agradezco.

Durante los minutos siguientes ambas se instalaron en un cómodo silencio que fue roto con el insistente sonido del teléfono. Ese claramente era un llamado del destino para que la morena no hablase de mas y lo comprobó cuando levantó la bocina y escuchó la peculiar voz de Dinah Jane.

—¿Problemas?—Normani asintió colocando su mano en la bocina del teléfono.—supongo que me iré entonces.

—No te lo pediría si esto no fuese importante. Pero te veré el próximo viernes en Jersey para la inauguración de Baudelaire's ¿está bien?

(...)

—¡Cariño, por aquí!—gritó Ally desde su lugar en el estacionamiento mientras sacudía la mano por la ventana del auto.

—Gracias por venir a buscarme.

—Es lo que las amigas hacen ¿no es así? Además tengo un par de días libres antes de volver a los ensayos.

—Pensé que con el estreno las presentaciones iban a ser diarias.

—Y debería ser así, pero el teatro tuvo un par de problemas técnicos que tienen que solucionar antes de volver a abrir al público. Nadie quiere morir aplastado por una viga del techo ¿cierto?

—Supongo que no.—respondió pero en el fondo ella quería ser ese "nadie"

—Normani dijo que estuviste en su oficina. Y por lo que veo las cosas no salieron bien ¿quieres hablar sobre eso?

—Solo si me dices donde puedo encontrar a Camila.

—¿Camila?

—Si, Camila. Necesito verla porque ella es la única que tiene las respuestas a todas mis preguntas.

—¿Ya intentaste buscarla en su departamento?

—Si, y me encontré con una desagradable escena entre dos universitarios que no creo poder olvidar nunca.

—¿Y con sus padres? Tal vez ellos saben algo que tu no.

—No creo que Jared y Eva tengan la intención de verme, pero tendré que buscarlos si quiero recuperar mi dinero. Invertí cada centavo que tenía ahorrado y no voy a permitir que Camila se quede con todo. Voy a ir hasta las últimas instancias, aunque eso signifique ir a juicio.

Luego de eso no hablaron mas hasta que atravesaron la salida del estado de nueva york y fue solamente porque Ally no pudo contener su curiosidad por más tiempo.

—¿Realmente serías capaz de llevar a juicio a Camila solamente para poder verla?

—Yo no haría eso. Solo estoy velando por mis intereses.

—"Intereses" que claramente no necesitas. Tienes un trabajo estable que te da un cheque a fin de mes y tu libro es un éxito de ventas. Hacer lo que pretendes solo sería un capricho.

Y era cierto, lo que Lauren pretendía hacer era solo un capricho. Una idea tonta que nació ante la necesidad de saber el paradero de la morena. Sin la ayuda de Dinah y Normani esa opción desesperada era su única salida, a menos que Ally tuviera compasión y le hablara sobre el escondite de Camila Cabello.

—No tendría que llegar a esos extremos si tú me ayudas.

—Me gustaría hacerlo Lauren, pero no tengo ni la mas remota idea de donde esta Camila. Intenté contactarla esta mañana pero nunca se encuentra disponible. Lo siento.

—¿Se supone que debo creerte?

—No tendría por qué mentirte.

Aquello tenía sentido, pero considerando su pasado escabroso con la morena y su restaurada amistad con la cantante, Lauren estaba segura que su trio de amigas sabían exactamente dónde podía encontrarla pero la estaban protegiendo. La estaban protegiendo de ella.

¿Cuán mala había sido en el pasado para que todo el mundo sintiera esa necesidad?

Su respuesta llegó en forma de timbre y un minuto mas tarde Lauren veía como Ally aparcaba a un lado del camino solamente para responder la llamada. Se sintió decepcionada y los vestigios de ansiedad que venían con los remordimientos la llevaron a buscar una salida o al menos un entretenimiento que la hiciera dejar de pensar. Abrió la guantera y antes que cualquier otra cosa notó a la pequeña bailarina con su ukulele y todo cobró sentido para ella.

(...)

"¿Qué vamos a hacer con Lauren?

"Lo mismo que hicimos con Camila en su tiempo. No podemos dejar que se vean o la tercera guerra mundial podría desatarse."

"Pero Lauren merece saber lo que sucedió. Sería una especie de cierre para ella"

"Las tres sabemos que esa ya no es una posibilidad."

"Dinah tiene razón. Además ella ya tiene a alguien y por las fotos sabemos que la hace muy feliz. No seriamos buenas amigas si llevamos el caos a su vida ¿cierto?"

"Entonces... ¿estamos de acuerdo en que nadie sabe nada de Camila? "

"Si."

"Yo no quiero mentir así que continuaré fingiendo demencia."

"Es por una buena causa"

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