Fantasmas

AndreaAS9

21.1K 3.1K 321

»Amante del mundo paranormal o no, una chica en coma siempre terminará sumergida en él.« Con el esoterismo co... Еще

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13 - MAS
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17 - MAS
Capítulo 17 -MAS (Parte II)
Capítulo 18
Capítulo 19 - NOAH
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
MAS 💞
Capítulo 25 - MAS
Capítulo 26 - MAS
Capítulo 26 (Parte II) - MAS
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32 - Noah
Capítulo 32 (parte II) - NOAH
Capítulo 33
Capítulo 34 (parte I) - MAS
Capítulo 34 (parte II) - MAS
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39 - MAS
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 - NOAH
Capítulo 42 -NOAH (II)
Capítulo 43
Capítulo 44 - MAS
Capítulo 44 - MAS Parte II
¡Feliz día del padre!
Capítulo 45 NOAH
Capítulo 46 - MAS
Capítulo 47
Capítulo 48 - I
Capítulo 48 II
HOLA, OTRA VEZ
Capítulo 49 - NOAH
Capítulo 50 - Mas
Capítulo 51
Capítulo 51 Parte II
Capítulo 52
Capítulo 53 (¿El fin?)
Capítulo 54
Capítulo 55 - NOAH
Capítulo 56
Capítulo 57 - MAS (parte I)
Capítulo 57 - MAS (parte II)

Capítulo 30

151 18 5
AndreaAS9

Es una verdad mundialmente conocida que cuando cierras los ojos por un largo rato, los demás sentidos se potencian. Es alucinante. De repente, tus oídos pueden captar el sonido perfecto y completo de toda la trayectoria que recorre una gota desde que cae de algún lugar hasta que impacta con otro; si llega a dar con más agua, el sonido es aún más fuerte. Agua. Una gota; o varias. Un charco. Quizá una fuente. Un manantial; o una piscina. Chapoteos. Quizá a la distancia; quizá aquí mismo. Mis sentidos se agudizan y se entumecen al mismo tiempo. Y no veo nada.

Agua. Agua debajo de mí, agua por todas partes. La toco y a la vez no, está y no está.

Suspiro. Escucho risas, escucho pasos. Pasos por todos lados, alborotados. Y calma. Mucha calma; una especie de calidez cuyo núcleo es mi pecho, que se extiende y se ramifica hasta la punta de mis dedos. Felicidad en estado puro. ¿Es un sueño? ¿Siquiera estoy dormida? No lo sé, no recuerdo nada. Pasos sobre pasto fresco se acercan a mí, aún no deseo abrir los ojos. Quien sea, no me importa; me siento segura, nada puede lastimarme (ni siquiera yo misma). Mi cuerpo fluye en donde está, como el agua sobre la que está. Imperturbable.

- Kendall, cielo, ya sal del agua; te vas a arrugar como una pasita.

Sonrío. Es mi madre.

Sé dónde estoy. Es la casa de tía Amelia. Su casa enorme y contemporánea en los suburbios. Este lugar representa más de lo que aparenta: es la viva imagen de lo que sucede cuando una Abimazue potencia su don y trabaja con él. Mamá y yo estamos felices en nuestro pequeño hogar; pero me alegro por mi tía. Y sobre todo por mi primita, la pequeña J, que tiene todo este espacio para disfrutar una infancia encantadora, aunque pase más tiempo en mi casa que en la suya. Gajes de los mil oficios de mi tía Amelia.

No puedo abrir los ojos, el sol da de pleno a mi rostro y su luz no me deja separar los párpados. Amo cuando eso sucede.

Mamá repite lo de las pasas, y empiezo a patalear para alejarme. Por eso es bueno aprender a nadar de espaldas: la pragmaticidad. Mamá alza su voz por encima del ruido que producen mis pies al golpear el agua, y me río mientras levanto una mano para saludar. Aún no abro los ojos. Esa acción me desestabiliza por completo, y me hundo en el agua de una manera muy teatral. Cuando salgo a la superficie, llevo mis manos hacia atrás, pasándolas antes por sobre mi rostro, para así llevarme todo mechón de cabello que pueda molestarme.

Entonces abro los ojos. Tengo un deja vu. Mi madre colocando la mesa en el patio trasero de tía Amelia, con su bonito traje de baño azul y un pareo de ligero estampado atado en la cintura. Habla fuertemente y sonríe, conversa con tía Amelia, a unos metros de ella, que dejó su seriedad a un lado por esta vez y responde a mamá con algarabía, mientras hace sonar la parrilla al colocar más presas. Busco con la vista a la pequeña J, tiene 3 años y es una revoltosa, aunque hay que reconocer que se ha tranquilizado, a sus 2 años era peor. Supongo que es un efecto colateral de dejar de ver a tu padre por casa; el esposo de mi tía Amelia se divorció de ella hace unos meses. Otra Abimazue que crecerá sin papá. Sin embargo, hay afortunadas.

Suena el timbre, pequeña J aparece con su flotador al rededor suyo, muy mal puesto, y espera frente a la piscina. Buenos modales, eso sí, ella espera a que pase quien tenga que pasar, para saludarlo y, luego, recién meterse a dar un baño.

Sé que este es uno de los días más felices de mi vida, pero no sé por qué lo sé. Siento que ya he atravesado todo esto, que es una especie de repetición (como volver a darle play a un vídeo que ya terminó), pero no tiene sentido: lo estoy viviendo.
Pequeña J puede tener buenos modales, pero yo no. Vuelvo a sumergirme en el agua, yendo y viniendo a mis anchas, recorriendo toda la longitud de la piscina, todo cuanto pueda alcanzar. Mamá ha ido a abrir la puerta. Tía Amelia habla con pequeña J, parece estar aplicándole bolqueador solar.

Yo solo tengo mente para lo que sucedió hoy, la causa de tanta alegría. Antes de llegar a casa de tía Amelia, recibí una llamada. Metida en tantos clubs y actividades extracurriculares, podrías pensar que no sé qué quiero para mí o para la vida en general. De hecho, yo pensaba igual. Mas la respuesta estuvo allí todo el tiempo, frente a mis narices. Y justamente esa es la razón de mi emoción. La llamada y mi reacción lo confirmaron. La verdad es que amo pintar, los retratos y los paisajes son de las cosas que más disfruto hacer, a pesar de tener nada más que un par de lienzos en casa y un set barato de pintura. Pintura fue el primer club al que me inscribí. Cuando entonces no tenía esta manía de querer tener el itinerario lleno y mis pensamientos divididos en mil para no tener que pensar en otras cosas. Quiero decir, claro, toda mi vida (que recuerde) me la pasé en busca de distracciones, puertas de escape que me saquen de todo el asunto Abimazue. Primero fueron los patines con ruedas, después pasé a las pistas de hielo por una temporada muy larga, pero cuando nos mudamos a Misisipi ya no tenía nada, no conocía nada, no sabía a dónde ir. Así que lo único que se me ocurría era recorrer el camino escuela-casa o casa-escuela prestando atención a los detalles, a cada una de las tiendas. En el colegio nos enseñaban arte, sí, pero ahí no fue donde le agarré el gusto. Fue uno de esos días en los que me perdí entre las tiendas de Boho Avenue, una calle muy bohemia que refleja perfectamente bien su nombre. Hay una sección llena de cuadros hechos por los artistas de la calle. En resumen, esas fueron las bases de que, cuando llegó la hora de escoger un club, ya haya sentido cierta inclinación hacia "pintura". Y hoy me llamaron de una escuela prestigiosa de arte en el estado, habían visto mis cuadros en una visita a las instalaciones de mi escuela, y querían saber si estaba interesada en aplicar para una beca. No cabía en mí de la felicidad, estaba a punto de rebalsar. Mamá aún no lo sabe, estoy esperando en momento indicado en la reunión para hacerlo público.

Las puertas de cristal del patio trasero se abren súbitamente y aparecen tres personas: mi tía Grisella, la última hermana, su esposo y la celebridad del momento: mi abuela. Al parecer, habían llegado recién a la ciudad porque traían maletas. Tal vez se queden los tres en casa de tía Amelia. Ellos siguen viviendo en Minnesota, así que deben de estar cansados por el viaje. Aunque no parece. Los tres entran sonriendo y tía Grisella, la más alegre y expresiva de las tres, saluda con fervor a todo cuanto se le cruce en su camino. Estoy segura de que apapacharía más fuerte a la pequeña J si no fuese porque estaba embarazada. Está embarazada, pero va a perder al niño. No sé cómo sé eso tampoco. Se supone que en esta reunión ella nos diría el género del nuevo integrante de la familia, mas sé que es niño, y no va a poder darlo a luz porque, en unos días, el feto de 4 meses, desaparecerá de la forma más trágica e imprevista posible.

Mi sonrisa se borra mientras salgo del agua y me envuelvo la cadera con mi propio pareo. ¿Cómo sé estas cosas? ¿Cómo sé que el señor que está sonriendo al lado de mi tía Grisella, su actual pareja, va a romperle el corazón en algunos meses? ¿Cómo sé que está es la última vez que la veré en Misisipi? Náuseas toman control de la boca de mi estómago cuando la sensación de que esto no es real se intensifica. ¿Y mi alegría? ¿Mi paz? ¿La emoción por la llamada? Iré a aplicar por la beca a mis cortos 15 años, y no la ganaré. Aparentemente hay gente con más talento que yo. ¿Cómo puedo saberlo? Ni siquiera he ido.

Mi abuela parece ser la única que se percata de mi estado, mi mano sobre mi abdomen me delata, tengo una mueca bien fea marcada en el rostro. Ella solo niega con la cabeza. Un casi imperceptible sonido se hace más fuerte con el pasar de los segundos. Mis dedos se entumecen, mis piernas fallan y caigo al suelo. Miro a mi abuela en busca de respuestas desesperadas. Ella solo niega con la cabeza.

Una fuerza repentina y potente impacta sobre mi pecho, estoy echada en el pasto, inmóvil, mi garganta ardiendo y mis ojos lagrimeando. La sensación de seguridad se esfumó. Tengo miedo, siento que estoy a merced de todo el mundo. No quiero. Quiero volver con miadre y mis tías, quiero ir a comer parrilla y jugar con la pequeña J. Intento levantarme; pero no puedo. Cierro los ojos. El sol me ciega. Dejo de escuchar agua, dejo de escuchar risas y pisadas. Me interno en una oscuridad absorbente. El ruido de antes se hace más presente: "piiiiiii". Reconozco el sonido, pero no lo entiendo. ¿Qué tengo que ver con él? Vuelvo a escuchar voces, otras voces, estas preocupadas. Mis oídos pitan horriblemente. No puedo respirar. Tampoco lo necesito. Pero es desesperante.

- Esta es la última vez. Solo una más- escucho a la distancia-. ¡Carguen!

Otro ruido automatizado más.

- ¡Despejen!

La misma fuerza arrolladora arremete contra mi pecho. Me sacudo, como si tuviese espasmos.

Abro los ojos. El techo blanco me devuelve la mirada. Un dolor cuya procedencia desconozco me inunda por completo. Estoy lo más incómoda que puede estar una persona en su vida. Quiero levantarme, mas no puedo. No puedo dejar esta posición.

-***-
EEENTONCES, ¿cómo estamos? ¿me extrañaron?

Estuve un tiempo fuera, es verdad, ya quisiera yo decir que se trataba de vacaciones. No, no, eran motivos ulteriores, se trataba de estudio.

Por esto mismo estaré subiendo actualizaciones inconstantes, pero no sé preocupen, señores fastamas, que la historia apenas va por la mitad. No pienso dejar este proyecto al que le tengo tanto cariño.

En fin, eso era todo. Veremos a dónde nos lleva el destino. Saludos desde el tercer umbral ❤

Продолжить чтение

Вам также понравится

Pelirroja ... +18 Lukas Urkijo x Mia Sky

Подростковая литература

63.8K 2.1K 40
en esta historia seras Mia 🔞
ALEVOSÍA [+18] LuzK

Подростковая литература

4.9M 433K 81
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
Regreso al punto de partida - Juantin Karal MC

Подростковая литература

12.5K 867 20
Un día te llaman de ese programa que te cambio la vida y te ofrecen el trabajo de tus sueños, ser profesor de la academia de OT, con tu pareja, la cu...
No acercarse a Darek Endery Armao

Подростковая литература

401K 48.2K 66
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...