HOPE ━ j. hoseok

By Pandepipas2

20.5K 1.4K 642

«Un error puede cambiarlo todo en menos de segundo. Un error puede deshacerse de todo aquello que jamás pensa... More

hopeless
prólogo
playlist hope I
1 · error
2 · mimoso
3 · buen humor
4 · control
5 · alegría
6 · hogar
7 · pasión
8 · salvación I
9 · salvación II
10 · ¿amigos o hermanos?
11 · el drama de Jimin
12 · destino: desconexión I
13 · destino: desconexión II
14 · trabajo
15 · distracción
16 · ¿fallo de memoria?
17 · cotilleo
18 · bicho
19 · realidad
20 · la verdad no contada
21 · ¿vida perfecta?
22 · pertenencia
23 · descubrimiento
24 · examen
26 · familia
27 · confianza
28 · repetir
29 · humillación
30 · bandera blanca
31 · cambio
32 · juntos
33 · desaparición
34 · desmorone
35 · igual
36 · miedo
37 · busan
38 · confesión
39 · nada y todo
40 · dolor
41 · apoyo
42 · pasado y verdad
43 · ¿perdón?
44 · perdón
45 · esperanza
46 · bienvenida
¡nota importante!
hope
playlist hope II
interlude
47 · vacío y completo
48 · novedad
49 · distancia
50 · dificultad
51 · incomodidad y miedo
52 · nostalgia
53 · pasado
54 · hacia delante
55 · aceptar y olvidar
56 · fin
57 · hermano
58 · mi lugar
59 · romperse y arreglarse
60 · hawai
61 · tranquilidad
62 · cicatrices
63 · normalidad
64 · color
65 · vida
66 · felicidad
epílogo
agradecimientos
curiosidades
extra 1
notita

25 · lleno

123 11 1
By Pandepipas2

Mi pie se movía frenéticamente en el sitio haciendo un pequeño ruido que apenas se percibía entre el tumulto de gente ni el gran barullo que había en aquel aeropuerto. Y no parecía el único nervioso, mi hermana estaba a punto de morderse las cutículas y mi madre caminaba de un lado al otro comprobando el estado de la pantalla cada cinco minutos.

Estábamos entusiasmados por su vuelta y es que era completamente normal, había pasado casi un mes sin verle y, aunque lo tuviéramos presente a cada hora, a cada milisegundo, nada cambiaba el poder tenerle frente a nuestros ojos de nuevo sabiendo que no va a desaparecer por mucho tiempo. Era normal que los nervios y la anticipación nos comieran vivos.

Soojin. 19:30.

¿Ya llegó?

Sonreí al recibir ese mensaje y su preocupación por la llegada de mi progenitor. Respondí indicando que aún su vuelo parecía no haber aterrizado y que iba con un poco de retraso. Me distraje un poco hablando con ella, se encontraba en uno de sus pequeños descansos después de mucho tiempo de estudio así que podía acompañarme por un momento entre aquella situación que tenía mis emociones completamente revolucionadas e entremezcladas dejándome sin aliento.

Desde luego, que aquel día había sido completo, entre los nervios del examen y la anticipación de ver a mi padre de nuevo después de mucho tiempo me iba a quedar sin estómago.

—¡Pone que aterrizó! —Anunció mi hermana levantándose de un salto de uno de los pequeños bancos con asientos azules en los que nos encontrábamos. Sin dudarlo, mi madre comenzó andar hacia la puerta por la que salían los pasajeros a la zona donde sus familias se encontraban y nosotros la seguimos.

Sentí como Jiwoo entrelazó sus dedos con los míos, dedicándome una gran sonrisa. Apretó su mano contra la mía brindándome fuerza. Me sentí completo y mi corazón dio un vuelco, no por sus acciones, sino porque ya era la hora de volver a verle, de volver a sentir los brazos de mi padre rodeándome con fuerza y, realmente, lo echaba en falta.

Aunque estaba muchísimo más acostumbrado a pasar más tiempo con mi madre que con mi padre puesto a la diferencia de trabajo y las horas, y era por así decirlo, un niño completo de mamá, adoraba a mi padre y era un completo modelo a seguir para mí. Y para qué mentir, siempre había sido un niño de pasar tiempo con su familia. Por eso lo echaba de menos, echaba de menos vernos juntos a los cuatro más que a nada en el mundo.

—Estoy de los nervios —murmuró mi madre. Atrapé su mano, quedándome entre las dos, dándole fuerza a ambas—. Gracias —sonrió y le devolví el gesto.

Pellizcó mi mejilla.

Nos quedamos de esa manera por unos minutos sin dejar de mirar hacia la puerta hasta verle salir por ahí. El corazón me latía con intensidad e incluso sentía mi respiración algo entrecortada ante solo imaginar de verle de nuevo y no podía esperar más, necesitaba que llegara ya. Porque es verdad lo que dicen, cuánto más se acerca algo más necesitas que suceda.

Mi madre soltó mi mano para cubrir su boca y empezó a temblar aunque en nada se vio resguardado entre los robustos brazos de mi padre quien la rodeó completamente. Mi vista se nubló ante esa imagen en la que ambos parecían como dos piezas de puzzle que volvían a reencontrarse después de mucho tiempo. Ambos lloraban, mi madre resguardando su cabeza en su pecho y mi padre en el hombro de ella. Mi hermana pasó su brazo por mi cintura acercándose a mí, sus ojos brillaban.

Mi padre levantó la cabeza para mirarnos, algunas lágrimas recorrían sus mejillas y mi corazón dio un vuelco ante el pensamiento de que no siempre tenía la oportunidad de verle de esa manera, puesto que intentaba mantener continuamente la compostura frente a nosotros. Estiró la mano para tomar las nuestras unidas para meternos en el abrazo.

Jamás me sentí tan completo como en ese momento y, de alguna manera comprendí que por fin las cosas estaban tomando su cauce y que tenía todo lo que necesitaba. Porque, mi padre, era la único que me faltaba para sentir que mi decisión de cambiar y tomarme la vida de otra manera era correcta.

Porque su abrazo, porque el abrazo de mi familia era lo que necesitaba para juntar todas las piezas desperdigadas e intentar formar algo consistente aunque tuviera que pegarlo con cinta adhesiva.

Las lágrimas recorrieron mis mejillas y no tardé en sentir cómo mi padre las limpiaba con cariño y plantaba un beso sobre mi frente antes de abrazarme con fuerza. Hizo exactamente lo mismo con mi hermana hasta llegar a mi madre y besar cortamente sus labios.

—Nada se siente mejor que volver a casa —indicó pasando su brazo por el cuello de mi madre juntando sus cabezas con delicadeza. Todos sonreímos, incluído él—. ¡Estás enorme, tío!

Anunció y no dudó en alborotar mi cabeza.

—Pues solo ha pasado un mes no creo haber crecido tanto —rió antes de volver a revolver mi pelo.

—Y mi querida niña está cada día más preciosa —mi hermana sonrió mostrando su perfecta dentadura.

Tomé su maleta mientras él entrelazaba sus dedos con los de mi hermana y caminábamos juntos en dirección a la salida.

Agradecí esa sensación increíble que residía en mi pecho de emoción y de sentirme completamente lleno.

—¿Llevan mucho tiempo esperando por mí? El vuelo se retrasó demasiado, estuve a punto de gritarle a todo el mundo, ¡solo tenía ganas de llegar ya aquí! —Explicó mientras nos dirigíamos a una pequeña cafetería que se encontraba en el interior del aeropuerto.

—Una hora más o menos —respondió mi hermana.

—Lo siento mucho... —comentó apenado.

—No es tu culpa —mi madre movió las manos restándole importancia.

—Bueno y, ¿qué tal todo? Hay muchas cosas de las que tienen que ponerme al día, ¿eh? Hace una semanita que hablamos.

—Pues en realidad tampoco ha pasado mucho. Jiwoo volvió hace unos días a casa porque aprobó todos los exámenes, solo ha estado volviendo a ratos para formalizar la matrícula del próximo año. Hoseok ha estado estudiando para el examen de recuperación de biología de hoy y el del lunes, además de inglés que Soojin ha estado viniendo a casa para ayudarle. Y yo, pues he estado trabajando, me han dado un grupo de apoyo para mujeres embarazadas solteras así que he estado envuelta en eso —explicó mi madre y él asintió.

—¿Ya sabes dónde vas a hacer las prácticas, cariño? —Le preguntó a mi hermana y ella asintió.

—La verdad es que no me gustaban mucho las opciones que ofrecía la universidad pero, un día iba por las calles del barrio en el que está mi piso y encontré una pequeña boutique que confecciona su propia ropa así que, como nos daban la opción de ofrecer hacer las prácticas en sitios de fuera de las opciones, les pregunté y me dijeron que sí —dijo emocionada sin poder evitar esconder su clara sonrisa—. El lunes tengo que hacer el papeleo final.

—¡Perfecto, me alegro un montón! —La abrazó con fuerza y ella soltó una pequeña carcajada—. ¿Y tú, Hoseok? ¿Qué tal el examen?

—Pues...

—Va aprobar fijísimo, le salió bioquímica y sabes que al bebé de la casa aparte de la horrible e inentendible genética le encanta ese tema —respondió mi hermana por mí. Le dediqué una mirada asesina por interrumpirme.

—¡Me alegro muchísimo, hijo! —Me abrazó también con su otro brazo libre, apretujándonos a ambos—. Te dije que ibas a conseguir superar a ese profesor de mierda.

Cuando hablé con mi madre acerca de todo el tema del señor Kim y el momento en el que me di cuenta de mi propia realidad, llamé a mi padre y pasamos unas cuantas horas hablando sobre ello a pesar de que estaba agotado por todo el papeleo que había tenido que hacer las últimas semanas. Realmente agradecí su apoyo, porque, lo necesitaba y saber que me comprendía y que me ayudaría a salir adelante me había hecho muy feliz.

Así que era por eso que estaba al tanto del tema.

—Oye cariño, ese vocabulario —mi madre alzó una ceja.

—Lo siento —agachó la cabeza y no dudé en reír. Echaba de menos esos momentos—. Pero tampoco es mentira.

—Va a ser cierto eso de que cada día Hoseok se parece más a ti —dijo sonriendo de lado antes de tomar asiento. Ambos cruzamos miradas antes de soltar una carcajada.

Yo también hacía eso, disculparme de haber dicho algo malo excusándome en que no era mentira, ambos parecíamos cortados por la misma tijera. Había heredado de él prácticamente todo, exceptuando pequeñas partes como que él no tenía hoyuelos, que no era para nada impulsivo y que no se molestaba con tanta facilidad como yo para todo. Pero, había heredado la fuerza de ocultar todo para aparentar estar bien, el amor por la tecnología y la ciencia,... y por no hablar de que físicamente parecíamos un calco.

Pero bueno, a veces llegaba a suponer que solía pasar entre el vínculo padre-hijo. Al final mi madre y mi hermana parecían más hermanas que madre-hija.

—¿Y tú en el trabajo? Parece interesante el tema de las madres solteras —ella asintió, tomando del café que había pedido mientras mi hermana y yo peleábamos como niños pequeños por unos mini donuts de chocolate.

—Quieren hacerlo de manera que sea un lugar en el que ellas puedan apoyarse al conocer a otras personas que se encuentran en la misma situación, ha funcionado con el tema de la gente alcohólica o que tiene problemas con las drogas así que estamos intentando formar nuevos grupos de apoyo —explicó con cuidado—. Al final siempre hay personas a las que les cuesta mucho la situación de ponerse delante de otro a relatar su vida y a ser juzgado profesionalmente, pero cuando se ven arropados por otros que están pasando la misma situación que ellos, tienen mayor facilidad para hablar y abrirse un poco más.

—Eso es cierto, siempre te da mayor confianza hablar frente a gente que conoce tu situación o tus sentimientos que con gente que no lo hace —ella asintió dándole la razón—. Pues espero que salga todo bien, las madres solteras necesitan ese apoyo de otras que estén a su lado para los momentos complicados que van a pasar.

Tomó un sorbo de su café antes de mirar en mi dirección.

—¿Y Soojin? Pensé que vendría con ustedes —comentó después de darse cuenta de su ausencia. Mi hermana soltó una carcajada.

—Mucho habías tardado en darte cuenta, papá —él rodó los ojos sabiendo la broma de mi hermana en la que se ponía celosa por Soojin robarle el protagonismo. Aunque los celos siempre eran parte de algo positivo, puesto que tenían una relación realmente admirable.

—El lunes tenemos examen y ya sabes cómo es para estas cosas pero, realmente estaba deseando venir a verte, ha estado preguntándome por ti toda la tarde —no pudo evitar esconder una pequeña sonrisa y yo me sentí realmente halagado.

Ver que mis padres eran así con mi novia me llenaba completamente y me hacía sentir afortunado de que ellos la trataran como una hija más, sabiendo que realmente lo necesitaba muchísimo. Saber que mi familia para ella era como una familia de verdad, esa que necesitaba, me reconfortaba muchísimo.

—¿Por qué no haces videollamada cuando lleguemos a casa con ella? —Propuso mi madre—. Seguro que le hará mucha ilusión.

Asentí.

—¡Buena idea! —Exclamó mi padre entusiasmado—. Es increíble lo mucho que la he echado de menos, tanto como a ustedes...

Sonreí de lado.

—Es que es normal teniendo en cuenta que es un angelito —la halagó mi hermana para después suspirar soñadora. Todos tenían tanta razón.

Era afortunado de tenerla.

—¿Sus padres la han estado molestando mucho? —Me encogí de hombros.

—A ratos, ya sabes cómo son y también sabes como es ella, a veces es muy difícil saber si está bien o está mal...

—Están a punto de cumplir dos años, ¿verdad? —Asintió—. Aunque no lo creas, a pesar de que es mucho tiempo, a veces no es lo suficiente para conocer completamente una persona.

—Además, teniendo en cuenta que Soojin es muy reservada en cuanto a sus sentimientos y no quiere preocupar a los demás —prosiguió mi madre—, es mucho más complicado saber qué ocurre por su mente pero, tú la entiendes muchísimo y ella a ti, se complementan muy bien y se nota realmente la química que hay entre ustedes, tarde o temprano, cuando no pueda aguantar más vendrá a ti, lo tengo claro.

Apreté los labios.

—Es que es eso, no pretendo obligarla a nada —añadí y mi madre asintió de acuerdo.

—Cuando obligas a alguien a sentir o a decir a veces esa persona se cierra todavía más en banda y cuesta muchísimo más llegar a ella, estoy segura de que Soojin vendrá a ti. Hoseok, a ti también te ha costado abrirte y lo estás haciendo, es cuestión de tiempo —alargó la mano para acariciar la mía y asentí.

Pero no dudé en cambiar de tema, no quería nublar el buen ambiente de esa manera con mis propios sentimientos y trabadas con Soojin.

—¿Y tú qué tal por Estados Unidos, papá? ¿Tienes que volver?

—¡Por favor, no! —Exclamó cansado y no dudé en reír por su manera de enfatizar esas palabras—. No podría soportar ni un día más comiendo tan mal como se come allí, sobre todo estas últimas semanas estuve fatal del estómago, en mi vida había ido tanto al baño como ahora.

—Hoseok puede afirmarlo —le golpeé. Arg, a veces era muy pesada aunque la amaba y me apoyaba a muerte en todo.

Pero simplemente rió saliéndose con la suya.

—¿Has estado yendo al baño? —Preguntó mi padre preocupado.

—Los nervios, pero no tiene importancia. Continúa —le animé, desviando la conversación.

—Bueno el caso es que finalmente están cerrados todos los contratos así que no tendré que volver más allí en principio a no ser que mi jefe lo demande. El lunes tengo una pequeña reunión para entregar todo el papeleo y después de ahí tendré vacaciones durante las semanas que tienen ustedes, así que por fin podré descansar.

—¡Eso es maravilloso, podríamos hacer algo durante las vacaciones! —Exclamó mi hermana entusiasmada.

—Todo depende de cómo vaya el grupo de apoyo pero podría ver si yo también puedo cogerme un descanso por esas fechas que también me lo merezco —sonrió mi madre.

—Buscaré entonces viajes de ahora en adelante a ver que encuentro —no dudé en sonreír.

Mi hermana siempre había soñado con viajar por todo el mundo así que, si podíamos hacerlo por fin, era una gran felicidad para ella.

—El lunes sabré si van a pagarme de más por este viaje y si tendré que volver a moverme a otro lugar que espero que así no sea, me encantaría ver tanto a Jiwoo como a Hoseok graduarse el próximo curso —sonrió de lado y no dudé en sonreír también—. Bueno, y Soojin por supuesto.

—Siempre la trae de vuelta al tema —indicó con cariño mi madre—. ¿Le dijiste lo de la cena? —Asentí—. Si hacemos algo como lo del viaje, podríamos invitarla con nosotros.

—¡Eso está claro! —Exclamó mi hermana—. Ya contaba con ella para el viaje.

—Sus padres...

—Dan igual sus padres aquí, Hoseok, ella también se merece un respiro —zanjó mi padre con seriedad—. Además, para quedarse sola mientra sus padres se van de viaje o piensan que es mejor comprarse un coche, es mejor que venga con nosotros.

—Totalmente de acuerdo —agregó mi madre.

—Así que pongámonos en marcha y sigamos hablando en el coche, que quiero hablar cuanto antes con ella —zanjó, levantándose de la cafetería antes de dejar lo que habíamos pedido pagado.

Y eso hicimos, entre conversaciones y canciones a grito pelado que sonaban por la radio mientras las destrozábamos cantando, llegamos bastante rápido a nuestro destino. Mi padre, después de acomodarse tomó asiento en mi cama mientras yo esperaba a que Soojin me avisara para conectarnos por videollamada.

Observó con cuidado mi habitación.

—A ver si de verdad me dan el dinero extra, deberíamos de arreglar un poco tu habitación, empieza a quedarse pequeña para ti —indicó cuando tomé asiento a su lado—. Esta cama ya es de bebé —solté una carcajada.

—Lo es —asentí mientras pensaba en la de veces que Soojin y yo habíamos acabado con dolores de cuello por quedarnos dormidos ahí— pero no hace falta que sea ahora papá, guarda ese dinero para algo que haga mayor falta...

Negó con la cabeza.

—Esto es parte de la lista importante —aseguró antes de esbozar una tímida sonrisa—, además, sé que te encantaría compartir tu habitación con Soojin cuando se queda a dormir aquí y, aunque no me emociona especialmente porque me encantaría evitar lo que sabes —dijo en clave haciéndome rodar los ojos—, preferirías que estuviera contigo, lo entiendo. Y entiendo también que por mucho que quiera evitarlo es algo que pasa, ¿verdad?

Alcé la ceja sin comprender por qué razón parecía querer tener una conversación íntima conmigo pero, simplemente asentí. No era de esas personas que tuviera una extrema vergüenza a hablar sobre sexo pero sí que era cierto que siempre me había dado un poco de corte hablarlo con mis padres.

Al final no deja de ser algo demasiado íntimo para compartirlo con cualquiera.

—¿Por qué lo preguntas ahora? No es como si no lo supieras —me encogí de hombros, él negó con la cabeza.

—No lo sé, simplemente quería sacar un poco el tema, no suelo ponerme serio contigo con esto y sé que es importante, y la verdad, aunque es incómodo, me hubiera encantado que mi padre se sentara conmigo a hablar de estos temas como si fuéramos dos amigos. Quiero que me veas de esa manera, en alguien en el que puedes confiar, no solo para hablarme de tu sexualidad, sino, para hablar de lo que sea.

—Lo entiendo, y lo tengo en cuenta —agregué sonriendo de lado.

—¿Cuidas bien de ella?

—¿A qué te refieres? —Cuestioné echándole una ojeada por encima al móvil. Soojin me avisó de que en cinco minutos estaría lista, tiempo suficiente para zanjar esta conversación antes de hablar con ella.

—A que si la respetas, sé que aparentemente lo haces pero me refiero a la hora de compartir un momento tan íntimo como ese —asentí.

—Siempre intento hacerlo lo mejor posible —rasqué mi nuca un poco nervioso y buscando las palabras correctas—. Siempre le pido que me diga si está cómoda, respeto cuando no tiene ganas de hacerlo... No sé.

—No te pongas tímido —rió dándome un pequeño abrazo—. Bueno, me quedo tranquilo era lo que quería escuchar —alborotó mi cabello—. Ya le hacen mucho daño diariamente, me alegra que la cuides en todos los sentidos y me hace sentir bien el ver que eres tan respetuoso con ella, te hemos educado bien.

Sonreí y asentí.

—No sé cómo eres con mamá en ese sentido y la verdad es que preferiría no saberlo porque el trauma sería increíble —bromeé y él rió— pero siempre he visto cómo la respetas, cómo la tienes en cuenta,... Me has hecho ver que está bien y mal. Bueno, tú y el padre de Soojin.

—¿A qué te refieres con su padre?

—A que tú me has enseñado qué está bien y él me ha enseñado qué está mal —me encogí de hombros—. Por eso le nombré, al verle, siempre intento controlar cualquier aspecto que pueda hacer daño a Soojin o ser tóxico para ella porque nadie merece algo así y menos ella.

—Eso me enorgullece mucho, haces lo correcto, hijo.

Mi móvil empezó a vibrar y el nombre de mi querida novia apareció en pantalla. Ambos nos dedicamos una mirada antes de que él me diera la señal para responder. Aparecimos en pantalla, ella portando una enorme sonrisa al vernos, vestida con uno de sus pijamas de animalitos grueso y calentito y su pelo cayendo sobre sus hombros como una cascada de chocolate. Nosotros, a una esquina muy pegaditos y con las mismas sonrisas, también algo despeinados y con nuestros pijamas calentitos.

—¡Soojin, cuánto me alegro de verte! —Exclamó sin dudar mi padre y ella soltó una carcajada. Sus ojos brillaban y podía percibir la felicidad que residía en ellos.

—¡Igualmente Hanseok! —Exclamó de vuelta sin dejar de sonreír—. ¿Qué tal el vuelo? ¿Estás muy cansado?

—Nah, qué va, después de ver a mi familia el cansancio es simplemente algo pasajero —aseguró mirándola con intensidad—. ¿Y tú, cielo? ¿Has estudiado mucho? —Asintió.

—Pero gracias a los esquemas de Hoseok no tengo ningún problema —sonreí sin poder evitarlo y ella me miró—. Espero que podamos vernos pronto, de verdad que siento mucho el no poder ir —hizo un pequeño mohín que aceleró mi corazón.

Sus mohines me habían vuelto un moñas, la verdad.

—No te preocupes, entiendo por qué no viniste, ¡pronto nos veremos no lo dudes! Como si tengo que ir el mismísimo lunes a recogerles a ambos para que comamos juntos.

—Eso está hecho —aseguró—. Tienes muy buena cara la verdad.

—Eso es porque engordó como diez kilos por la comida basura —bromeé y él soltó una carcajada.

—Ya te digo —rió—. Tú te ves realmente cansada, ¿estás durmiendo bien?

Se quedó pensativa, como si no supiera qué responder y en parte me preocupé más de lo que debería.

Tenía que esperar a que ella fuera la que me lo contara.

—Ahora estoy un poco nerviosa con el examen, puede ser eso simplemente —dijo, restándole importancia.

—Quizás esté en esos días de las mujeres papá —murmuré lo suficientemente alto para que ella lo escuchara. Abrió los ojos como platos.

—No lo dudaría, tiene que estar al llegar —aseguró y yo asentí. Mi padre me miró antes de dirigir de nuevo su mirada a ella—. La verdad es que tengo unas ganas inmensas de hacerlo ya.

—Normal ya es el último, ¡ya queda menos! —Exclamó dándonos el último empujón.

Escuché la voz de la madre de Soojin desde el otro lado de la llamada.

—Mi madre me reclama para que la ayude a sacar unas carpetas de una estantería para llevárselas mañana al trabajo así que tengo que dejarles —hizo de nuevo un pequeño puchero.

—Jo, qué mal —dijo mi padre con tristeza—. Bueno, si quieren podemos hacer eso el lunes, comer los tres juntos y ya después el finde todos en familia.

—Me parece buena idea, podemos ir hablándolo —agregué y ella asintió—. Buenas noches Soojin, espero que duermas bien —le deseé y ella sonrió.

—Yo también espero que ustedes lo hagan, adiós —se despidió con la mano con fuerza y nosotras la imitamos. Colgué la llamada poco después.

—Fue rápido pero emocionante —comentó mi padre con cuidado—. Debería de irme a la cama, ya ni siquiera puedo ver con normalidad —bromeó antes de plantar un beso en mi frente—, no vayas a dormirte tarde.

Negué con la cabeza antes de que se fuera y me dejé caer sobre la cama.

Ese día había estado repleto de emociones y estaba emocionalmente cansado.

Yo. 22:30.

Mañana estoy disponible para ti con lo que sea, pregúntame si tienes dudas.

Buenas noches, te quiero muchísimo y gracias por lo de hoy, me hicieron muy feliz.

Y le di al botón de enviar dejando mi móvil sobre mi estómago y cerrando los ojos pensando en ella y en su bonita sonrisa y lo feliz que me sentía ese día, como si nada pudiera faltarme en ese momento.

/.../

Soojin.

Hoseok. 22:30.

Mañana estoy disponible para ti con lo que sea, pregúntame si tienes dudas.

Buenas noches, te quiero muchísimo y gracias por lo de hoy, me hicieron muy feliz.

No dudé en esbozar una sonrisa antes de responder. Me levanté justo después de la cama en dirección al despacho de mi madre aunque realmente lo menos que me apetecía era ayudarla a organizar los papeles de su despacho. Suspiré, con lo cansada que estaba de estudiar solo quería hacerme bolita en la cama y despertar con la suerte de haber aprobado ese dichoso examen que me traía por el camino de la amargura.

Llegué al pequeño despacho de mi madre que se encontraba al final del pasillo, muy próximo a la habitación que compartía con mi padre. Tenía las cosas desperdigadas por cada lugar y se encontraba agachada organizando una de las cajas. La observé desde el marco de la puerta, deteniéndome en el desaliñado moño que habitaba en su cabeza y su pijama calentito de todo menos formal con formitas incluidas.

Se veía como una madre normal.

—Oh, ya estás aquí —dijo, mirándome por encima del hombro antes de levantarse del suelo. Se colocó detrás de la oreja un mechón rubio salvaje que le caía por la cara—. ¿Puedes ayudarme con esas carpetas de ahí? Tienen que estar bien cerraditas porque voy a llevarlas al desván —asentí antes de tomar asiento en el suelo junto a las carpetas de colores del suelo que me había señalado.

La situación era de lo más rara y no sabía cómo sentirme. Nos encontrábamos en la misma habitación pero, como si no lo estuviéramos. Acompañadas solo por el pequeño hilo musical y el sonido de nuestras manos trabajando en ordenar esa habitación que pronto sería reformada. Era simplemente, muy extraño, y, desearía poder haberme quedado toda la noche hablando con el padre de Hoseok en vez de estar rodeada de esa situación que debería de ser familiar para mí pero, que era simplemente incómoda.

Volví a suspirar intentando no pensar en ello demasiado.

Nos mantuvimos por un rato de esa manera, yo ensimismada en ordenar los papeles sueltos en sobres de papel que habían preparados a un lado de la mesa y, a su vez, organizando las carpetas de manera que cupieran todas en la misma caja y ella, tarareando de vez en cuando alguna que otra canción mientras realizaba el mismo trabajo que yo.

Solo el silencio fue interrumpido cuando decidió dirigirse a mí.

—¿Qué tal llevas el examen?

—¿Eh? —Su pregunta me había pillado completamente por sorpresa y, es que no esperaba realmente que llegara hablarme en todo el rato que permaneceríamos así.

—Que qué tal llevas el examen —repitió, girando su cuerpo en mi dirección para recoger unos libros del suelo. Me miró antes de volver a girar y darme la espalda.

—Bien, creo que bien —dije con desgana. No me gustaba la sensación que estaba teniendo ni tampoco me gustaba pensar en que quizás arruinaría mi buen humor después de la agradable tarde completamente sola y sin la molestia ni de ella ni de mi padre aparte de la conversación agradable pero pequeña que tuve con el padre de Hoseok.

Le echaba mucho de menos.

—¿Lo tienes el lunes? —Asentí antes de aclararme la garganta. Estaba completamente incómoda—. Quería saberlo.

—¿Por qué?

—Estaba pensando en mañana hacer una nueva reunión, quiero confirmar que mi decisión es la correcta —respondió antes de apilar una caja junto a mi, donde se encontraban las demás. No me sorprendía que finalmente, no le importara demasiado si llevaba bien el examen y solo fuera para sus negocios.

—¿Ya sabes a qué familia vas a escoger? —Apartó la mirada y tragó con fuerza.

—Por ahora mi principal elección es la familia Choi —no pude evitar mi sorpresa y a juzgar por su expresión, se había dado cuenta que no me esperaba esa elección de su parte—. Pero, todo está por ver, tengo que hacer otra toma de contacto.

Zanjó, yo me quedé observando la carpeta que tenía entre mis manos apretujándola con impotencia. ¿Por qué siempre me quedaba callada cuando tenía mil cosas por decir? Volví a mirarla con la boca completamente cerrada, esperando a que dijera algo más pero parecía que ella tampoco sabía cómo seguir después de mi reacción.

—Mañana pensaba organizar la reunión familiar, es el único día que tu padre puede y me dijo que no habría problema —claro que no iba a haberlo cuando había elegido justo lo que él quería—, quería saber si tú tenías algo que hacer.

Quise soltar una carcajada ante la ironía de la situación pero simplemente, respondí con sequedad.

—No.

—Entonces perfecto, no te acuestes tarde para poder organizar todo con cuidado, intentaré que no volvamos demasiado tarde para que puedas tener tiempo de estudiar —asentí—. Voy apagar la tele abajo, termina con esto y puedes irte a dormir.

Volví asentir antes de que saliera de la habitación sin tan siquiera plantar un beso en mi cabeza de buenas noches. Mi vista se nubló ante la situación y la impotencia de no saber qué hacer con todo. ¿Cómo podía permitir que mi madre se dejara manipular de esa manera por mi padre hasta el punto de tomar decisiones sobre su trabajo que a él le beneficien? Pero a la vez, ¿por qué debía de ayudarla cuando no lo hacía conmigo? Era una continua contradicción de la que se veía que jamás iba a salir, de la que jamás podría parar de sufrir.

Me daba rabia que mi padre siempre terminara saliéndose con la suya sin importar cómo. Había conseguido convencer a mi madre de elegir sobre su propio trabajo a una familia en la que el cabeza de ella era simplemente un idiota que quería el dinero de mis padres a toda costa y que encima trataba a su hijo igual de mal que me trataban a mí, todo porque a mi padre se le había empeñado que quería una amistad con ese insufrible hombre o algún negocio estúpido difícil de comprender.

Suspiré como por tercera vez en la misma hora antes de soltar la carpeta de mala gana sobre la caja donde se encontraban las demás, consiguiendo que salieran de ella unos papeles que estuvieron a punto de doblarse. Rápidamente, saqué los papeles y la carpeta de allí para ordenarlos con cuidado.

—¿Qué es esto? —Dije en un murmuro, observando las letras perfectamente grabadas en máquina y es que no pude evitar detenerme a leerlas.

Era como una especie de carta que contenía el símbolo de una institución que me sonaba haber visto en algún lugar, de color azul y bastante llamativa cuyo nombre era Asociación de niños sin hogar de Gwangju, Corea del Sur. Alcé una ceja sin comprender por qué mi madre tendría algo como eso ahí y, aunque no quise darle importancia puesto que podía darse que simplemente fuera una asociación con la que colaboró en cuanto acciones, continué leyendo.

Y me sorprendí bastante ante el contenido.

"Nos complace agradecerle por todos estos años en los que fue nuestra mayor ayudante con las donaciones y lo mucho que trajo amor y paz a los niños que aún viven con nosotros. Es una pena saber que finalmente nuestros caminos se separarán y no podremos recibir más su apoyo y ayuda y que finalmente no hayamos podido formalizar aquello que usted tanto deseaba. Aquí le dejamos nuestro agradecimiento.

Un saludo señora Park, le deseamos una muy buena vida.

Director Young en nombre de la Asociación de niños sin hogar de Gwangju."

No pude evitar ojear los demás papeles que se habían salido de la carpeta.

Se trataban de cuentas e ingresos en los que se estipulaba las donaciones dadas por la empresa de mi madre en los años 1997 hacia delante, es decir, muy pocos años después de que naciera. Parecía que había descubierto algo que no esperaba. Tomé mi móvil y busqué esa asociación, encontrando que se hallaba en el centro de Gwangju, muy cerca del colegio privado al que había ido de pequeña y era por eso que me sonaba haber visto ese logotipo de la carta.

Aún así seguía sin cuadrarme la situación.

"Se le entrega este diploma a Park Sohye, una mujer que ha hecho de la Asociación de niños sin hogar de Gwangju, Corea del Sur, un lugar donde estos niños sin suerte en la vida han podido criarse de la mejor manera posible. Esperamos que continúe brindándonos su apoyo y su ayuda."

Ladeé la cabeza negando aún sin comprender.

Parecía que mi madre y su empresa habían estado haciendo donaciones por años a una asociación de huérfano. Parte de sus ingresos como empresa iban destinados a ellos y, por más papeles que residían en la carpeta, parecía que incluso realizaban pequeñas fiestas benéficas para recaudar aún más.

No sabía cómo sentirme.

Por un lado, estaba feliz de haber dado de alguna manera tan torpe con un pasado realmente agradable de mi madre en el que parecía que no era un robot que seguía las órdenes de mi padre y era humana, de carne y hueso y cuidaba de los niños que lo necesitaban. Pero, por otro lado, no lograba encajar esa imagen de ella ahí teniendo en cuenta que hacía años que había dejado de preocuparse por mí y no entendía por qué razón esos niños habían sacado ese lado de ella.

Me había empezado a doler la cabeza de todas las preguntas que rondaban por ella.

¿Es que acaso mi madre había entrado en una especie de depresión porque no había podido continuar con esa asociación? Porque, parecía según la carta que no había una razón clara aparente para dejar de hacerlo. ¿Quizás aquello que la había obligado a dejar de hacerlo era el problema? ¿Quizás la carcomía la culpa de no poder ayudar a esos niños y no se sentía capaz de ayudarme a mí? ¿Tendría que ver mi padre en todo esto? O quizás, simplemente, ¿no me quería a mí y por eso buscaba a otros niños?

Revolví el pelo de mi cabeza culpándome por hacer que todo me afectara tanto.

Cerré la carpeta alejándome de esa información y, como si me fuera la vida en ello salí de allí sin tan siquiera pensármelo dos veces, permaneciendo solo un poco más para que dejar mi trabajo terminado. Cerré la puerta de mi habitación, sentándome en la cama, abrazando mis piernas y escondiendo mi cabeza entre ellas sin saber qué hacer. Empecé a sentirme mareada, con la respiración entrecortada y la vista borrosa que me impedía ver con claridad, avisándome de lo que parecía otro de mis ataques de ansiedad.

Negué con la cabeza intentando desviar esos pensamientos descontrolados en los que veía la sonrisa de mi padre satisfecho de haberse salido con la suya por mi madre haber elegido a la familia Choi, a mi madre siendo manipulada sin pensarlo y sabiendo de ella una información que habría preferido no descubrir porque me había hecho sentir completamente insegura, incluso más de lo que ya era al ver que ella había sido una madre para los demás pero no para mí por alguna extraña razón, empecé a pensar negativamente en el examen y en que tendría que soportar el agobio de no poder estudiar mientras aguantaba una reunión a la que no quería enfrentarme y...

Mi móvil se iluminó mostrándome una notificación de un mensaje. Levanté la cabeza antes de tomarlo y sentir cómo mi respiración se relajaba al ver sus palabras en las que parecía que me había leído la mente.

Incluso sonreí.

Yeonji. 23:15.

¡Tía, tía! ¡No te lo vas a creer! ¡¿Sabías que van a sacar una temporada nueva de Crónicas Vampíricas en unos meses?! Me muero por ver el cuerpazo blanquito de Ian Somerhalder una vez más.

Y, aunque había sido una tontería de mensaje, me había hecho salir de mis propios pensamientos alocados y negativos devolviéndome esa felicidad que me había traído Hoseok con lo bien que le había salido el examen y la llegada de su padre a Gwangju.

Yo. 23:15.

¡Tendremos que revernos entonces la nueva temporada!

Yeonji. 23:15.

Ya te digo amiga, ahora solo nos queda convencer a Minji de

verla y dejar de lado su activismo en contra a la heterosexualidad

pura y dura de las series.

Sonreí acostándome sobre la cama, envolviéndome en esa estúpida conversación que me había completado de alguna manera y, aunque a veces me sentía sola sin cariño, abandonada a mi suerte sin el apoyo de mis padres, vacía... Lo cierto es que estaba bastante llena, llena de una familia que de verdad me quería y que había tenido la suerte de poder elegir.


......

¡Hola! ¿Qué tal están? Bueno, al final, a pesar de estar completamente en la mierda por las dos noticias horribles que he recibido de que Woojin y Wonho se van cada uno de sus respectivos grupos, pensé que igualmente debía de cumplir con mi propia propuesta de que iba a subir esta semana capítulo así que aquí lo tienen. No quiero ponerme en hiatus con este tema, así que intentaré en la medida de lo posible no hacerlo, además, escribir me ha hecho olvidar el tema un poco así que me ha venido bien.

¡Por fin conocen al padre de Hoseok! Realmente tenía muchas ganas de que saliera ya y mostrarles un poco de él y la relación que ambos mantienen así que espero que les guste este personaje.

No tengo mucho más que añadir, espero que estén disfrutando de la historia, cada vez meto más cosillas de la trama y les pido que se preparen para que explote todo. Mañana coloco los separadores que ahora mismo no puedo :(

¡Adiós!♡

Continue Reading

You'll Also Like

1.5K 96 26
Mi nombre es _____ Novally, mi historia comienza un día que decidí darle fin a las torturas que sufría en un psiquiátrico, desde ese día mi vida camb...
4.4K 340 55
En verdad en verdad, el amor puede renacer de la nada, como si el destino tuviera todo planeado, desde la hora, el lugar y la situación. Así me enam...
7.3K 1.1K 38
En la vida de una chica siempre llegan dos amores. ¿Verdad? Pues Park ______ no era una excepción.
6.3K 348 10
Lee Rose es una chica de 18 años,es Canadiense pero su madre es coreana. Todos las vacaciones de invierno su abuela los va a visitar en Canadá pero e...