Fantasmas

By AndreaAS9

21.1K 3.1K 321

»Amante del mundo paranormal o no, una chica en coma siempre terminará sumergida en él.« Con el esoterismo co... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13 - MAS
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17 - MAS
Capítulo 17 -MAS (Parte II)
Capítulo 18
Capítulo 19 - NOAH
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
MAS 💞
Capítulo 25 - MAS
Capítulo 26 - MAS
Capítulo 26 (Parte II) - MAS
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 - Noah
Capítulo 32 (parte II) - NOAH
Capítulo 33
Capítulo 34 (parte I) - MAS
Capítulo 34 (parte II) - MAS
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39 - MAS
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 - NOAH
Capítulo 42 -NOAH (II)
Capítulo 43
Capítulo 44 - MAS
Capítulo 44 - MAS Parte II
¡Feliz día del padre!
Capítulo 45 NOAH
Capítulo 46 - MAS
Capítulo 47
Capítulo 48 - I
Capítulo 48 II
HOLA, OTRA VEZ
Capítulo 49 - NOAH
Capítulo 50 - Mas
Capítulo 51
Capítulo 51 Parte II
Capítulo 52
Capítulo 53 (¿El fin?)
Capítulo 54
Capítulo 55 - NOAH
Capítulo 56
Capítulo 57 - MAS (parte I)
Capítulo 57 - MAS (parte II)

Capítulo 8

561 100 3
By AndreaAS9

¿Es necesario repetir que el laberinto de pasadizos que se entreveran unos con otros de a forma desordenada es un sitio totalmente indómito para mí? Supongo que no. Aun así puedo decir, con total orgullo, que puedo arreglármelas para moverme a través de ellos como si tuviese los planos del edificio grabados con sangre en la memoria. No me malentiendan, que de verdad no sabría cómo llegar al baño. Me siento, ahora sí, como un sabueso. ¿Existe un animal que vaya persiguiendo la energía de las personas? ¿Sería muy raro?

Lo más curioso es que a veces la siento al final de un pasillo sin salida, o que da a una habitación, y tengo que regresar por donde vine para tomar otra ruta. Con cada paso que doy, me siento mejor. Es el efecto que tiene mi madre en mí, estoy segura. Puedo sentir lo mismo que sentí cuando estuve a su lado en la ambulancia.

— Tenías razón —digo, mirando al frente, caminando con las manos en los bolsillos.

Ahora que sé a dónde voy tengo espacio en mis archivos para pensar en otras cosas. Como, por ejemplo, el asunto de Mas. Había tanto que quería preguntarle. Demasiadas cosas que desconocía. Además, supongo que tengo que dejar de evitar el sentimiento de familiaridad que hay en ese hombre.

Él me mira, lo sé, pero no le devuelvo la mirada. Lo que estaba a punto de decir es algo que no se oye de mi boca todos los días.

— Tenías razón —repito—. Lo siento. Y gracias.

¡Bum! Una disculpa y un agradecimiento en una sola oración. Este es un momento épico; realmente espero que Mas sepa valorarlo.

Al parecer, lo hace. Porque sonríe y ... Maldición, ¿he dicho lo hermosa que es su sonrisa? Qué envidia. Denme una así a mí también. Puedo fácilmente volver a enojarme porque él es el de la sonrisa linda entre los dos. Sin embargo, es difícil impresionarte cuando llevas enamorada del chico perfecto desde tus 13.

— No es nada.

— Pero, en serio, Mas, ¿por qué lo hiciste?

Se queda en silencio un rato, como pensando su respuesta.

— No me digas Mas.

Después de como cinco minutos de silencio, ¿es todo lo que se le ocurre decir? ¿Es esa toda su creatividad? Y encima lo hace ver como que va totalmente en serio.

Hombres.

— ¿Ese no es tu nombre? ¿Mas? ¿Tom? ¿Mas?

Mis ojos se abren más cuando me doy cuenta. Un puzzle tan sencillo. Tom. Mas. Thomas.

Él vuelve a reír cuando ve que por fin di con la respuesta de dos más dos.

— Sólo ellos me dicen Mas, —continúa—, está patentado. Si quieres llamarme así, tienes que negociar con ellos.

— Entonces, ¿cuándo me dijiste que no te llamara Mas, lo hacías para salvarme de gastar mi dinero?

— Estoy salvándote mucho últimamente. Ve sumando. Ya me vas debiendo bastante.

Ruedo los ojos. Si Thomas quería mi dinero fantasma, pues que lo tuviese.
Hablando de fantasmas...

Disminuyo la velocidad de mis pasos conforme me acerco a la multitud. Ugh. Gente. Aún no salgo del trauma de mi más reciente accidente y ya tengo que revivirlo.

Thomas se tensa a mi lado; obviamente algo lo incomoda. ¿Será que él tampoco es fan de las masas? Sin embargo, el hecho de que apoye una mano en mi hombro a modo de apoyo moral, me da a pensar que puede que sólo esté preocupado por mí.

— ¿Por qué hay...? —intento abrirme paso entre ellos, pues de alguna forma bloquean mi camino hacia mi madre, que ya no está lejos.

— Eh, no, no —un señor de unos 60 años me toma del brazo—. Si quieres pasar, ve a la cola.

Parpadeo un par de veces, atónita.

— ¿Puedes verme?

— ¿Que si...? Ah —mira a Tom, que le devolvía la mirada con más sequedad de la que le he percibido hasta ahora. En el momento en que sus ojos hacen contacto, puedo decir que el coraje y la valentía del hombre disminuyó un par de rayas. Casi me río; a pesar de su seriedad en estos momentos, Thomas no es tan intimidante—. ¿Es nueva?

— Suéltala, hombre. La van a asustar.

El señor aprieta los labios en desacuerdo, como si, en el instante que me deshiciese de su agarre, corriese a por el premio mayor (cosa que, en realidad, tenía pensada hacer; sus sospechas no eran en vano). Sin embargo, otro contacto visual con Mas fue suficiente para dejarme libre.

— ¿Ustedes están...? —el sabor amargo de la pregunta no me deja terminarla.

— Oh, sí —reponde una señora que ha de estar por sus 40—, como el infierno que lo estamos.

Esas expresiones ya no dan risa.

Ella sí sonreía, pero, de nuevo, bastó con echarnos una mirada para decidir qué es mejor ver hacia otro lado. Hubiese preguntado sobre ese asunto si no tuviera problemas propios que demandaban mi total atención. Además, puede que ni siquiera sea para tanto.

— Han de estar confundidos, chicos —levanto las manos—. Yo no... Quiero decir... No he...

— A ella pertenece el cuerpo al que ustedes no le dejan llegar, — termina Mas por mí—. Así que muévanse.

El señor empieza a refutar, pero una voz aguda de una persona que se encontraba adelante se adelantó.

— ¡Es verdad! ¡Ella es la hija de Abimazue!

— ¿Abimasoe?— pregunto.

— Pero no tiene la marca— comenta la señora que hace un momento dijo 'oh, sí'.

— Es de su linaje. Lo lleva en la sangre.

— ¡Es una Abimazue!

— Es ella.

—Tú puedes ayudarnos.

En este punto, ya ni siquiera veo las caras de quienes me hablan. Olvídense de Angelina Jolie, soy toda una celebridad aquí. Todos me rodean en cuestión de minutos. El ruido es intenso. Los escucho, a ellos sí; no hay ruido blanco. Sin embargo, no entiendo un carajo de lo que dicen. Prefiero el ruido blanco.

¿Es, acaso, el día en el que mis peores miedos se abalanzan encima mío? ¿O solo mi suerte?

— Muchachos, por favor.

La escena se congela cuando una voz se alza por sobre las demás. Es la primera vez que la escucho desde que la dejé esa mañana.

— Respeten mi dolor. Váyanse.

Mis ojos se empañan de lágrimas sin querer. No sé qué hacer, estoy algo desorientada. Como de costumbre, los demás lo resuelven por mí; se van sin chistar. Se van todos excepto uno: Mas, que se planta a mi lado, imperturbable, sereno.

—Mamá —la llamo, soltando una risa pequeña, una vez nos quedamos solas.

Ella solo baja la mirada y regresa adentro. Cierra la puerta y luego veo que hace lo mismo con la persiana. No me ha visto.

Mi corazón se rompe por segunda vez.

— ¿Por qué? —susurro, mirando el lugar por el que se fue.

Thomas da un paso adelante, seguramente con la intención de pararse delante mío y disuadirme de intentar cualquier cosa.

— Kend...

Claro, a Kendall masoquista no le importa, y va a intentar cualquier cosa.

Así que la sigo al interior sin pensármelo dos veces. Oh, por todos los cielos, quería gritar, quería golpear algo. La furia arde bajo mi piel (que ya no es piel). ¿Por qué existe este estúpido don si no funciona con que se supone debería? Hay injusticia en esto. Mi madre no pidió ser parte de los Abisume o lo que sea. Maldigo nuestro linaje,  maldigo a mis antepasados, maldigo a los espíritus. Nunca he visto a mamá agarrar ningún tablero que pueda convertirse en portal, ni la he visto leer las cartas a nadie. Ella sabía que a mí me afectaba e intentó luchar contra ellos. No obstante, era una persona compasiva, y sentía que debía ayudar a aquellos que ya no podían ser escuchados. ¿Mas a qué precio? ¿Cómo le fue con eso? ¿Qué demonios ganó?

Tomo su brazo y lo sacudo.

— ¡Mírame! —ella observaba tranquilamente mi cuerpo en la camilla, sentada en un sofá al lado de esta.— ¡Mamá, mira hacia acá!

Pellizco su piel, terza como un plato de porcelana.

— ¡Kendra Madeleine O'Mell, exijo que escuches cuando te hablo!

Tomo sus hombros. Estoy frente a ella, ¡frente a ella! Observo sus ojos, buscando su mirada. Pero no hay devolución. Ella mira a algo más allá de mí. Me mira a mí, curiosamente, pero no me ve. No puede.

Voy intentándolo dos veces ya.

Dos veces.

No hay forma.

Abrazo a la mujer por la que atravesé el nudo de pasillos, la abrazo como si en algún momento su don funcionase conmigo también, como si la maldición en su sangre nos perdonase un segundo, cualquiera, porque sabe que somos lo único que tenemos.

Así que me aferro a su cuello. Me aferro como si nunca fuese a dejarlo ir. No pienso separarme más de ella.

—Te amo —le beso la frente, mientras un sollozo se dispara desde lo más profundo de mi garganta—. Te amo, te amo, te amo, te amo —lo digo varias veces, varias, con la esperanza de que escuche alguna de ellas.

— Kendall... —escucho a Thomas en la puerta. No quiero voltear a verlo, si su voz desprende lástima, no quiero imaginar lo que brilla en sus ojos.

— Ve sin mí —ahogo mi voz en la piel de su cuello. Su perfume de lilas se impregna en mis fosas nasales. Lo que me lleva a preguntarme si ella también puede olerme a mí.

—Tienes que salir de aquí —dice en voz baja, como si estuviese seleccionando sus palabras.

Lo ignoro. En su lugar, me separo de mamá, y llevó mis manos al cuello de su blusa, la cual intento arreglar, pero incluso eso se escapa de mis manos. Literalmente; porque la Kendall que sí puede arreglar cuellos de blusas está en la camilla detrás de la Kendall que lo está intentando desastrosamente.

— No estoy muerta —le digo en tono confidencial—, sólo estoy dormida. Voy a despertar, madre, voy a luchar —le doy un último beso en la frente, más largo que el resto—. Lo prometo.

——***——

Hey, hey, personitas, ¿qué dice la semana?

Debo admitir que estoy muy conmovida por la acogida que está teniendo esta historia, que me ha enamorado desde que escribí el prólogo. Esto recién está comenzando, de hecho, ya he escrito varios capítulos más, y de verdad creo que les van a gustar tanto como a mí ;).

Eeeeen fin, no los retengo más. Espero que la semana que viene les sea llena de éxitos. Besos. 💞

Continue Reading

You'll Also Like

28.8K 986 42
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
418K 50.3K 68
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
268K 13K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
86.7K 7.4K 65
Sus métodos de espantar a los hombres han mantenido a Melanie Grey a salvo de cualquier traición o decepción. Una estrategia que ha funcionado exitos...