It Will Rain (Camren)

By SinnersPrayeer

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"Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso" Lauren intenta... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 1
Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 2
Capítulo XXX parte 3 "Say You Won't Let Go"
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII - Without Me
Capítulo XLVIII -The Hanging Tree
Capítulo XLIX
Capítulo L
Broken Silence.
Magia.
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Capítulo LIV
Capítulo LV
Capítulo LVI
Capítulo LVII
Capítulo LVIII
Capítulo LIX parte 1
Capítulo LIX parte 2
Capítulo LX
Capítulo LXI
Capítulo LXII
Capítulo LXIII pt1
Capítulo LXIII pt 2
Capítulo LXIV
Capítulo LXV
Capítulo LXV pt2
Capítulo LXVI
Capítulo LXVII
Capítulo LXVIII
Capítulo LXVIII pt 2
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 1
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 2
Something's gotta give pt 3
"El Comienzo del Fin"
"Azul"
It Will Rain
Untitled part
Shameless
1000 hands
Consequences (FINAL)
PSA
Logro Desbloqueado.

Capítulo XXXVII

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By SinnersPrayeer

Admirada por la antigüedad de la casa Dinah no podía parar de observar cada detalle. Le encantaba el toque hogareño que se podía apreciar en cada espacio y estaba fascinada con los pequeños destellos de modernidad. Estaba claro que ahí vivían tres personas completamente distintas. Por los juguetes desperdigados en el piso adivinó que en casa había un pequeño que gustaba de jugar con figuras de acción y autos de carreras, de los cuales tenía toda una colección, mientras que por las carpetas de crochet encima de algunos muebles y las figuras de porcelana que había por doquier resultaba obvio que una señora de edad madura compartía su día a día en aquel sitio. Y finalmente estaba Kelsey, que, a pesar de haberla visto, también podría haber sabido de su existencia por el gafete de identificación que la acreditaba como profesora del instituto Princeton y que colgaba del perchero junto a la entrada.

Dinah era sumamente observadora y aunque lo había sido desde que era una niña,ahora mismo se debía específicamente a su profesión en la que requería de todo su empeño e inteligencia para resolver los casos mas extravagantes y ridículos que podían solucionarse con tan solo revisar el bolso del paciente. A eso se reducía la medicina hoy en día, a observar y entender a los pacientes y su comportamiento. Un médico podía saber mucho más de una persona durante los cinco minutos que duraba la consulta que lo que su pareja podía decir de ella o el en dos años de noviazgo. Raro pero cierto.

—Así que quieres hablar sobre Camila. — indagó Kelsey mientras le entregaba la taza de café caliente que le había ofrecido hace tan solo unos minutos. Dinah asintió bebiendo cuidadosamente por el borde de la taza. —La verdad es que no se mucho de ella desde que volvió a Nueva York.

Dinah casi se atraganta con el café al escuchar las palabras de Kelsey que, si bien eran sinceras, sonaban como una completa locura. Camila no podía estar en Nueva York porque ella la había visto hace solo un par de días.

—Creo que estas equivocada. Camila no está en Nueva York.

—Se de lo que hablo, yo misma la acompañé a la estación y le di el dinero para que comprara un boleto de avión. Dos veces.

—Pues te engañó porque sigue aquí. —los ojos de la rubia se abrieron con sorpresa mientras negaba sin poder creer en sus palabras — Ella nunca se fue de Princeton. Puedo comprender tu sorpresa y tu enojo, pero ahora mismo lo más importante es ayudarla. Camila fue ingresada al hospital debido a una intoxicación por alcohol y es de suma importancia que las vigilemos para que algo así no vuelva a ocurrir.

—¡Oh dios mío! ¿ella está bien? Yo sabia que algo andaba mal cuando la vi en el instituto. Soy tan estúpida. ¿Cómo no pude velo si era tan obvio? —Dinah solamente asentía mirándola con absoluta pena, comprendía el sentimiento pues ella lo había sentido en carne propia desde que la vio completamente desolada en el club hasta hoy que sufría por verla postrada en una cama. —Camila siempre suele ser ordenada y limpia con sus cosas y consigo misma pero ese día, lucía como si no se hubiera duchado en semanas y la ropa que llevaba puesta apestaba a alcohol. Toso esto es mi culpa, si yo hubiera prestado mas atención... Por favor dime que está bien. No soportaría saber que mis descuidos le causaron un daño irreparable.

—Tranquila, todo va a estar bien. Te lo prometo. —la abrazó mientras la escuchaba sollozar con dolor. Si antes dudaba de la relación entre la rubia entre sus brazos y Camila, con solo escucharla llorar tan desconsoladamente por su situación, supo que ellas dos era tan o mas amigas que lo que ella había sido de la morena en todos esos años. Kelsey era agradable, sincera y sobre todo leal, ella si había sabido como separar la ruptura de una relación que no le pertenecía con la amistad que tenía con la morena desde que llegara Princeton. Cuanto envidiaba Dinah su poder de decisión y la entereza que tenía para sobrellevar la aparente perdida de su amistad con Lauren. Tenía mucho que aprender de Kelsey Holt y mientras estuviera

—¿Qué fue lo que sucedió? ¿Como es que Camila terminó en el hospital? ¿Qué es lo que tiene? ¿Lauren lo sabe? y lo más importante de todo ¿cómo tú te enteraste de ello?

Demasiadas preguntas terminaron por aturdir a la doctora que, en un impulso por escapar de los cuestionamientos, dejó la taza en el mueble junto al sofá y se levantó de prisa. Necesitaba despejar su mente y que mejor forma que seguir observando los detalles de la casa. Caminó por la estancia bajo la atenta mirada de Kelsey que enmarcada por sus lentes de lectura la siguió hasta la ventana con vistas al jardín frontal, ahí podía sentir como la profesora la observaba con atención, buscando un pequeño hilo del cual tirar, causando que la tensión en sus hombros y en su rostro aumentara a sobremanera. Con la mirada fija en la calle desierta Dinah suspiró pesadamente preparándose para decir todo por lo que había venido.

—Lauren no sabe que estoy aquí. —murmuró y la ceja izquierda de Kelsey se alzó en sorpresa. —Y pienso que lo más prudente es que no lo sepa. Camila no necesita de mas drama en su vida y Lauren está dándose una oportunidad con alguien más. Creo que esta lista para seguir con su vida después de toda la mierda que vivió durante los últimos meses y yo no pienso arruinar eso.

—Sabía que las cosas andaban mal entre ellas, pero me es difícil aceptar que terminaron. ¿En que se supone que debo creer ahora que la pareja mas estable y enamorada que conocía rompió su compromiso? —volviendo a su lugar en el sofá Dinah se sentó y cruzo sus piernas una sobre la otra, de manera elegante y le dio a Kelsey una sonrisa cansada. Aunque estuviera en las peores circunstancias, por ningún motivo debía perder la educación y sobre todo la clase que tanto la caracterizaba tanto en su persona como en su profesión.

—Me gustaría poder contarte los motivos que las llevaron hasta esas circunstancias, pero eso es algo que no me corresponde a mí. Yo solo tengo una parte de la historia y lamentablemente para poder entenderla, necesitas escuchar todas las versiones. Tal vez no me creas, pero yo estoy tan ansiosa como tu por entender que esta pasando. Es por eso que estoy ayudando a Camila. —confesó jugando con sus manos, señal inequívoca de cuan nerviosa estaba. —Camila fue la última en llegar a nuestro circulo, por eso cuando ellas dos terminaron, lo tomé como algo personal y la hice a un lado como si nada de lo que habíamos vivido importara. Me dediqué por completo a apoyar a Lauren porque creí que era lo justo considerando todos los años que teníamos de conocernos. En mi mente tonta pensaba que le debía lealtad y tal vez era así, pero debí ser imparcial y apoyarlas a ambas porque las dos eran parte de mi vida. Durante años me llené la boca diciendo que era una gran e intachable persona y cuando las cosas se pudieron feas simplemente escogí el camino más fácil. Me arrepiento tanto y estoy tan avergonzada Kelsey, que creo que lo menos que puedo hacer por Camila es estar con ella y acompañarla hasta que entienda que la vida sigue.

—Somos unas amigas de mierda ¿no es así? —suspiró Kelsey dejándose caer en el sofá y sintiendo como los cojines se acoplaban perfectamente a su cuerpo. Dinah rió sin ganas en completo acuerdo a sus palabras mientras soltaba un suspiro afligido desde lo profundo de su pecho.

—Me temo que sí. Pero veámoslo por el lado amable —la rubia la vio con atención esperando por su respuesta. —Todavía podemos hacer las cosas bien con Camila y tal vez de esa manera resarcir nuestras culpas.

—Supongo que tienes razón. Es lo menos que ella se merece cuando ha hecho tanto por nosotras. —ambas se miraron con absoluta disposición por hacer las cosas bien. —Entonces ¿por dónde hay que empezar?

—El lunes por la mañana le van a dar el alta a Camila. —explicó sintiendo su pecho más ligero ante cada palabra. —Quiero estar aquí con ella, pero si me quedo voy a perder mi puesto en el hospital de California y tendría que empezar de nuevo. Lo haría sin dudar, pero estoy segura que cuando Camila vuelva a ser ella, se va a culpar por todo y no quiero eso. Así que voy a volver a California y terminar mi estadía y cuando el año termine, pediré mi traslado a algún hospital en Nueva Jersey para estar cerca de ella.

—¿Quieres que yo la acompañé mientras tu regresas?

—Seria de mucha ayuda. Sobre todo, ahora que Camila va a entrar en un punto critico en el que no puede beber ni una gota más de alcohol. Tendremos que turnarnos para, aunque suene horrible, vigilarla y evitar que haga algo estúpido.

—¿A que hora van a darle el alta? —preguntó con interés mientras que Dinah sacó su móvil para observar la hora de salida en el mensaje que Graham le había enviado por la madrugada.

—Hablé con su médico y me dijo que lo harían a primera hora, así que supongo que será entre las ocho y nueve de la mañana. Graham se ofreció a firmar su salida y llevarla a casa, pero me gustaría que estuvieses ahí como apoyo femenino y para hacerla sentir en confianza.

—Perfecto. Esta noche llamaré al director Dalton y le pediré una autorización para ausentarme durante el primer periodo. No creo que haya ningún problema, así que cuenta conmigo. Vamos a traer de vuelta a nuestra Camila Cabello.

—Gracias Kelsey. —musitó con la voz emocionada y sosteniendo sus manos con cariño. —Esta mañana cuando decidí venir a buscarte no estaba segura de lo que me encontraría, pensé incluso que me echarías de tu casa nada más me vieras, pero no imaginas cuanto me alegra estar equivocada. —ambas rieron tímidamente. —Definitivamente no eres el lobo feroz que Nicolette me describió cuando le pregunte por ti. Eres un ángel Kelsey Holt.

Horas más tarde, Dinah se despedía de Kelsey con un fuerte abrazo y la promesa de volver lo más pronto posible. Cuando cerró la puerta y volvió al sofá que había compartido con la doctora, Kelsey repasó la conversación en su cabeza y se sorprendió ante lo fuerte que se había mantenido al enterarse de que Camila estaba internada por intoxicación. La culpa de no haber hecho nada para ayudar se la estaba comiendo ante cada recuerdo de los momentos que compartió con ella. Si hubiese prestado más atención nada de eso estaría pasando.

Kelsey suspiró cansada, pensando que lo más prudente por hacer era ocupar su mente en algo que la mantuviera entretenida pero la verdad es que no tenía ánimos para nada, más que para permanecer recostaba en el sofá hasta que Blake y su madre llegaran de su entrenamiento. ¿Qué más podía hacer para ayudar? Se preguntó en un destello de lucidez al pensar en la morena y su situación.

Dinah había dicho que necesitarían turnarse para cuidar a Camila por lo que pensó que entonces no existiría ningún problema si extendía la ayuda que podía darle un poco más. Sonrió con emoción ante la idea que acababa de tener y recurriendo a su teléfono móvil dedicó el resto de la mañana y parte de la tarde en hacer un par de llamadas que las ayudarían en su propósito.

Lo más importante para salir de cualquier vicio es saber que no se está solo, y gracias a su encanto personal y buenas relaciones en el pasado Camila Cabello tenía un buen grupo de personas que la querían y la extrañaban, personas a las cuales consideraba sus amigos y que, si Kelsey no se equivocaba, estarían ansiosos de ayudarla a salir del agujero de compasión en el que se había metido.

(....)

Su cabello estaba disperso por la almohada mientras algunos mechones de cabello se negaban a permanecer quietos por más que Kelsey intentara aplacarlos con sus dos manos. Había llegado a las nueve en punto con la esperanza de que el proceso de el alta de Camila fuese rápido, pero al cabo de una hora en la que le hizo compañía ningún medico se había dignado a entrar en la habitación. Empezaba a desesperarse y si en diez minutos no llegaba alguien que le diera razones de su amiga tendría que verse en la necesidad de llamar a Graham, el amigo y vecino de la chica que ahora mismo se encontraba postrada en la cama. Dinah le había dicho que el enfermero era responsable y muy puntual, atributos que dadas las circunstancias a Kelsey no le convencían en lo absoluto.

Mientras le daba los diez minutos de tregua al enfermero, miró con atención el rostro pálido pero completamente sereno de Camila, su respiración era pausada y de vez en cuando se escuchaban pequeños ruiditos similares a ronquidos provenir de su garganta. De no ser por el ceño fruncido que permanecía fijo en su rostro desde que entró a la habitación la profesora juraría que estaba teniendo un buen sueño.

—Si yo hubiera hecho las cosas bien y tu no fueses tan terca e impulsiva, Camila, las cosas serían diferentes. —dijo en un murmullo mientras acariciaba su mejilla cariñosamente. —Estoy molesta contigo, pero eso no significa que voy a dejarte de lado como si no fueses importante. Sin Lauren y Nicolette tu eres mi única amiga y, no importa lo que tenga que hacer o a donde tenga que ir, pero no te voy a perder. Vas a ponerte bien y juntas vamos a irnos de mochilazo a Europa como siempre quisiste. Lo único que te pido a cambio es que sigas luchando ¿sí? hazlo por mí, por Blake por mi madre y por todos tus amigos que están allá afuera esperando para verte.

Una garganta aclarándose a sus espaldas la hizo saltar de la silla y antes de que pudiera decir algo el hombre habló con timidez.

—Lo siento por asustarla, no era mi intención, pero estoy aquí para revisar a la paciente y si todo esta en orden firmar su alta médica. —explicó con una sonrisa amable en sus labios. Kelsey replicó el gesto y se apartó de la cama para que el medico pudiese realizar su trabajo sin más demoras. —No la había visto antes por aquí ¿es usted familiar de la paciente?

—Somos buenas amigas. —respondió sincera y el doctor asintió mientras anotaba en el expediente los cambios en el registro de observaciones para las enfermeras. —Sus padres viven en Nueva York por lo que Dinah y yo somos lo mas parecido que tiene a una familia.

—Dinah es la señorita llegó con ella en la ambulancia ¿cierto? —Kelsey asintió suspirando tristemente. No le gustaba la manera en la que se había dado todo y seguiría culpándose hasta que resarciera sus culpas y pudiera hablar con Camila. —Hizo bien en traerla, un minuto más y todos sus esfuerzos por mantenerla respirando hubieran sido en vano. Me hubiera gustado verla una vez más. —la rubia sonrió con un deje de diversión en su mirada que el medico rápidamente interpretó y en seguida cambió sus palabras—No es por eso que quería verla, en urgencias necesitamos más como ella, médicos que tengan la capacidad y sobre todo la frialdad de tomar decisiones rápidas que salven vidas. Se que está haciendo su último año en un hospital de California, pero me interesaría mucho hablar con ella e intentar convencerla para que trabaje con nosotros.

—Yo puedo darle su numero —le dijo y los ojos del médico brillaron con emoción. —Me dijo que iba a estar de guardia todo el día por lo que supongo que no le contestara el teléfono, pero podría intentar por la noche y quizás tenga un poco de suerte.

—Se lo agradezco mucho, señorita...

—Holt. Mi nombre es Kelsey Holt.

—Un placer señorita Holt. —de pronto se quedaron en silencio sin saber como actuar hasta que un agitado chico de cabello marrón irrumpió en la habitación.

—Lo siento, sé que llego tarde, pero...

—Señor Bloom ¿Qué esta haciendo aquí? — con el entrecejo fruncido el medico le dio un rápido vistazo al reloj en su muñeca. — Su turno no empieza sino hasta dentro de dos horas.

—Estoy consciente de ello doctor Simpson, pero ella es mi amiga. — señaló a la paciente en la cama y el hombre mayor asintió, comprendiéndolo todo. —Hablé con el doctor Callahan y accedió a cambiar mi turno por el día de hoy, así que luego de que usted firme el alta me iré con ellas y no volveré hasta mañana por la noche. Mientras tanto espero que no me necesite.

—No es el único enfermero en el hospital, Bloom, tenemos personal mucho más capacitado que usted, así que no se aplauda demasiado

—Como sea... ¿está todo bien con Camila? ¿Podemos llevarla a casa? —el medico caviló sus palabras mientras analizaba el registro en la tableta frente a su cama.

—Camila Cabello, llegó aquí con fiebre alta y debido a una intoxicación por alcohol y un refriado mal cuidado. Según las enfermeras, la señorita Cabello ha reaccionado favorablemente a los medicamentos que le han suministrado. Sin embargo, ayer por la noche registraron que la paciente tuvo dolor de estómago y como consecuencia varios picos de fiebre de 39,5, lograron controlarlos después de las tres de la mañana por eso es que su alta se ha retrasado tanto.

Graham le pidió la tableta al medico quien gruñó ante la desvergüenza del joven que ni siquiera estaba de servicio. En otras circunstancias lo hubiese reprendido y hasta despedirlo por tal falta de respeto y absolutamente nadie podría decirle nada al respecto porque estaba en todo su derecho. Sin embargo, se tragó su coraje y decidió tener empatía por la situación en la que se encontraba. Mas tarde hablaría con Callahan y lo convencería para que prescindieran de su servicio, pero mientras tanto debía comportarse con educación debido a la presencia de la paciente y su amiga.

—Aquí dice que le suministraron un sedante ¿Por qué?

—Como puede leer en el registro, señor Bloom, la señorita Cabello presentó un episodio de alucinaciones y cuando las enfermeras intentaron medicarla se comportó de manera agresiva, incluso golpeo a una de ellas. Por ese motivo y su renuencia a dormir es que se le dio un calmante. ¿esta contento con esa respuesta o prefiere que vaya y busqué a la enfermera Medler para que vea por usted mismo el moretón en su brazo?

—No será necesario doctor. Muy a mi pesar confió en su palabra.

—Es lo mínimo que puede hacer. —masculló con altanería mientras devolvía el aparato a su sitio frente a la cama y se acercaba a Camila para continuar con la revisión.

—¿Cuánto tiempo más tendrá que estar aquí? Callahan dijo que su salida debería haber sido autorizada hace más de una hora. —preguntó el enfermero ubicándose en el lado derecho de la cama mientras seguía todos y cada uno de los movimientos del médico.

—Me extraña que lo pregunte cuando usted conoce perfectamente el protocolo de salida señor Bloom, no puedo dar de alta a alguien inconsciente, ya debería saberlo.

—Pero...

—La señorita Cabello está agotada, y no es para menos cuando se pasó toda la noche revolviéndose en la cama y llamando a una señorita—ambos jóvenes se vieron a los ojos con preocupación creyendo que se trataba de Lauren, sin embargo, se sorprendieron cuando el médico añadió —¡Victoria! Si, ese era el nombre. Así que por favor denle un poco de tregua. Volveré dentro de una hora, mientras tanto déjenla dormir un poco más.

—¿Disculpe, doctor Simpson? —el hombre se detuvo junto a la puerta y la vio con una sonrisa amable —Allá afuera están nuestros amigos y están preocupados, me preguntaba si podrían pasar y permanecer un momento con ella.

—No estoy muy seguro, la señorita Cabello necesita descanso y no creo que la presencia de muchas personas aquí dentro sea lo que necesite. Lo siento, pero no es lo más conveniente en este momento, tal vez cuando despierte.

Kelsey asintió y dio un suspiró sin poder evitar sentirse decepcionada. La caballería tendría que esperar un poco más.

—Te llamas Kelsey ¿cierto? —asintió y apartó la mirada preocupada del rostro de Camila para posar sus ojos color avellana en la alegre sonrisa del chico frente a ella. —Yo soy Graham Bloom. Vecino y amigo de Camila y supongo que ahora también lo soy de Dinah. Es un placer conocerte.

La profesora sonrió con incomodidad mientras aceptaba la mano del enfermero, el contacto duró apenas unos segundo antes de romperse. Ninguno pudo negar la sensación extraña dentro de sus corazones con tan solo tocarse, habían leído sobre conexiones inmediatas y las típicas mariposas en el estómago, pero siempre fueron incrédulos hasta ahora que todo su cuerpo se había convertido en un zoológico lleno de vida.

—Llegas tarde. —repuso Kelsey buscando distancia del hombre que sonreía como si se hubiera ganado la lotería mientras admiraba su mano con adoración. —Por un segundo creí que Dinah inventó tu existencia solo para darme seguridad.

—Me disculpo otra vez por mi demora, pero nunca faltaría a algo tan importante como esto. Camila es mi amiga y estoy feliz de ayudarla. Desde que ingresó me encargué personalmente de sus cuidados, pero ayer me obligaron a ir a casa. Lo único que sé, es que cuando llegué a casa era más de media noche y apenas toqué la cama los días sin dormir me cobraron factura, no sé por cuanto tiempo dormí, pero nada más abrir los ojos salí corriendo hacia acá.

Al saber aquello, los muros de Kelsey cayeron y no pudo seguir sosteniendo su careta de chica dura por más tiempo. Su rostro aniñado y la mirada de ternura que desprendían sus ojos era suficiente para volver loco el corazón de Graham.

—Gracias por cuidar de ella. —empezó a hablar con un tono dolorido. —No es una novedad que todas las personas que nos creíamos amigos de Camila últimamente nos hemos comportando como unos tontos con ella. Pero a pesar de todo me alegra mucho saber que te tenía a ti a su lado. Eres un buen amigo Graham y el placer es todo mío.

Mientras tanto en la sala de espera tres hombres desesperados por saber lo que ocurría dentro de la habitación, caminaban de un lado a otro en la sala de espera. Cassidy se removía incomoda en su asiento luego de haber revisado su teléfono por cuarta vez en los últimos quince minutos. Todavía recordaba lo asustada que se había sentido cuando Kelsey la llamó para decirle que Camila estaba en el hospital. Nunca esperas recibir una llamada así y mucho menos enterarte que la que creías tu mejor amiga estaba atravesando una fuerte depresión, así como una adicción al alcohol. Conocía a Camila desde hace tres años, cuando en su primer día de trabajo se había manchado el traje con residuos extraños en el baño de chicas. Sonrió ante el recuerdo de su primer encuentro cuando la morena entró y se adueñó del espacio en el lavabo, desplegando su kit de higiene ante sus ojos incrédulos, ni siquiera ella que era la reina del maquillaje y la pulcritud llevaba eso en su bolso.

—¿Estas bien? —preguntó Camila mirándole por el espejo y Cassidy lo único que atinó a hacer fue a soltarse a llorar mientras se giraba y le mostraba el motivo de su llanto. Las cejas de la morena de alzaron mientras que sus ojos brillaron comprendiéndolo todo cuando vio la mancha rojiza por debajo de su trasero. —Tranquila, limpiaremos la mancha y en un segundo todo estará bien.

—La sangre es imposible de limpiar —balbuceó sin poder dejar de llorar.

—Te compraremos unos pantalones nuevos. — ofreció sintiendo pena por la guapa mujer que no conseguía tranquilizarse. —Si me esperas un segundo y me dices cuál es tu talla estoy segura que Preston estará encantado de ayudarte.

—¿Preston Myers? — Camila asintió y el llanto de Cassidy volvió surgir con más fuerza y desesperación. —¡El no por favor! —suplicó frotando sus mejillas con ansiedad— Me dijeron que es el mejor amigo de mi jefa y me sentiría muy avergonzada si esto llega a oídos de ella. Es mi primer dia y estoy muy nerviosa. Vine aquí para poder calmarme un poco antes de reunirme con ella y ¡mira lo que me pasó! Soy tan estúpida.

—¿Quién es tu jefa?

—Camila Cabello. Voy a tener mi propia oficina, pero el señor Red quiere que este a su lado un par de meses para aprender cuanto pueda de la mejor. —Camila sonrió con presunción mientras un brillo travieso nacía en sus ojos. —Tu...tu... ¿tú la conoces?

—Claro que la conozco. —respondió orgullosa sonriéndole a su reflejo en el espejo— Y tu también. Estas justo frente a ella.—Cassidy levantó la mirada escapando de su escondite entre sus manos y abrió los ojos como platos al entenderlo todo. —Camila Cabello, es un placer conocerla señorita...

—Coleman. Cassidy Coleman. —si con eso Camila pensaba que Cassidy iba a dejar de llorar estaba muy equivocada. La verdad arrojada sobre su cara fue suficiente para que su vergüenza aumentara y sus nervios la llevaran a casi desmayarse.

Luego de aquello Camila se había ofrecido a prestarle uno de los pantalones que tenía en su oficina para emergencias como esa.

¿Cuántas personas podían decir que su amistad había iniciado por una asquerosa mancha de sangre en sus pantalones?

—Ninguna —pronunció en voz alta llamando la atención de sus compañeros que se detuvieron de su andar solo para verla.

—¿Te encuentras bien Cassy? —Preston se acercó a la castaña y se hincó frente a ella. No podía negar que estaba preocupado, todos lo estaban desde que se enteraron de Camila y de su estadía en el hospital, pero además de eso, él tenía un interés personal en la chica de ojos color marrón que ahora mismo brillaban con una tristeza que pocas veces había visto en ella. —¿Quieres que te traiga un poco de agua o prefieres un café?

—Cassidy tiene lo mismo que todos nosotros Preston; preocupación y miedo por Cami. Así que, si vas a ofrecerte a ser su lacayo solo por ese motivo, mas te vale que tengas dinero suficiente para cómpranos cafés a todos.

—¿Ni siquiera en un momento como este puedes dejar de ser tan idiota Orwell? —Randy se cruzó de brazos y se sentó en una silla alejada del grupo. Los nervios lo estaban consumiendo desde que llegó y lo único que podía calmarlo era ver que su hermana por elección estuviera bien. pocas veces Randy Orwell demostrada cariño y lealtad hacia alguien, pero con Camila había sido así desde el principio cuando le declaró su amor a tan solo una semana de haber llegado a la empresa. Sonrió con cariño al recordar las palabras exactas que le había dicho para que cesara en sus intentos por conquistarla.

—"Cariño creo que estas equivocado, no me gusta el tocino" — ese fue el primer rechazo tan críptico que a Randy le costó semanas descubrir a lo que se refería.

El segundo rechazo llego cuando ambos se quedaron encerrados en el elevador y fue tan claro como el azul del cielo.

—No estoy interesada en los chicos.

Y finalmente el tercero que consiguió darle claridad al atractivo chico pelinegro fue cuando la vio besarse apasionadamente afuera de las oficinas con una preciosa y curvilínea ojiverde. Diría que fue un golpe a su ego masculino pero lo cierto es que Randy pensó que hacían una pareja muy caliente.

—Hablé con el doctor —explicó Mason mientras todos se levantaban rápido de sus asientos y se acercaban a él. —Camila acaba de despertar.

La tensión que había en el ambiente se deshizo cando Cassidy abrazó a Preston sintiendo el alivio dentro de su corazón, Randy iba a permanecer alejado, pero estaba tan feliz que se unió al abrazo sin importarle compartir oxigeno con Myers, su "archienemigo"

—¿Cuándo podremos verla? — quiso saber Preston limpiándose una lagrima traviesa que se deslizaba por su mejilla.

—El doctor piensa que no es correcto que entremos todos al mismo tiempo y la abrumemos con nuestra presencia. Entonces vamos a entrar en parejas. —Cassidy asintió y siendo guiada por una enfermera empezó a caminar por el pasillo sin importarle quien iba a ser su pareja. Preston y Mason compartieron una mirada cómplice.

—Orwell ve con ella. —le dijo Mason con voz solemne y Randy asintió. —Nosotros esperaremos un poco más. Ella esta aturdida así que por favor no la abrumes con demasiadas preguntas.

Sin más dilación se apresuró a alcanzar a las dos mujeres antes de perderlas.

—¿Qué vamos a decirle a Camila, Mason? —el alto hombre suspiró cansando y mientras se dejaba caer en uno de los sillones que decoraban el lugar.

—No lo sé, pero probablemente la verdad sea un buen lugar para empezar. 




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