It Will Rain (Camren)

By SinnersPrayeer

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"Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso" Lauren intenta... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 1
Capítulo XXX parte 3 "Say You Won't Let Go"
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII - Without Me
Capítulo XLVIII -The Hanging Tree
Capítulo XLIX
Capítulo L
Broken Silence.
Magia.
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Capítulo LIV
Capítulo LV
Capítulo LVI
Capítulo LVII
Capítulo LVIII
Capítulo LIX parte 1
Capítulo LIX parte 2
Capítulo LX
Capítulo LXI
Capítulo LXII
Capítulo LXIII pt1
Capítulo LXIII pt 2
Capítulo LXIV
Capítulo LXV
Capítulo LXV pt2
Capítulo LXVI
Capítulo LXVII
Capítulo LXVIII
Capítulo LXVIII pt 2
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 1
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 2
Something's gotta give pt 3
"El Comienzo del Fin"
"Azul"
It Will Rain
Untitled part
Shameless
1000 hands
Consequences (FINAL)
PSA
Logro Desbloqueado.

Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 2

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By SinnersPrayeer

Wanna breathe it out 'cause I'm going out my mind

Gotta feel the touch like the first time

'Cause I'm chasing the original high...

Chasing the original high...

Chasing the original high...

—¿Por qué te dicen Crazy? —Cassidy preguntó con la voz lenta, el alcohol ya empezaba a hacer estragos en su cabeza y con dificultad podía hilar un par de frases por minuto. Camila no estaba mucho mejor, su aspecto había pasado de ser el de una endurecida mujer de negocios al de una alocada mujer que intentaba sacar su frustración bailando hasta la saciedad.

La fiesta de solteros de Cassidy había sido todo un éxito ya que al final y con la ayuda de Camila la oficina al entero sin importar si tenían o no planes para aquella noche se habían reunido en aquel bar de hombres rudos para celebrar el amor. Bailaron y comieron cuanto quisieron, inclusive se dieron el lujo de rechazar tragos y propuestas nada inocentes de hombres que creían tener alguna oportunidad, sin embargo, nada más se acercaban, Preston y Randy aparecían junto a las dos mujeres se acercaban a ellas y fingían un amor que estaba lejos de existir. Alrededor de la media noche y cuando Finnigan's empezó a llenarse demasiado Camila llevo la fiesta lejos de ahí, directamente a Baudelaire, uno de sus lugares favoritos en Princeton. Al principio Preston y Randy se negaron rotundamente a entrar si quiera, pero cuando escucharon la enorme fiesta que sus tres amigas crearon prácticamente de la nada se vieron obligados a tragarse su orgullo masculino y participar de la felicidad y sobre todo ebriedad que había dentro. Al cabo de dos horas ya consideraban aquel antro como su segundo hogar y entre bailes extraños con hombres que intentaban besarlos y coqueteos inútiles con mujeres que llevaban a sus propias parejas, declararon aquel San Valentín como el mas perfecto y bizarro que habían tenido nunca.

Ahora que el ambiente se había relajado un poco y las personas empezaban a irse, Camila se dejó caer en el sillón de la cabina mientras ponía cariñosamente sus brazos alrededor de los hombros de Crazy, realmente quería escuchar la historia.

—Esa es una gran historia. — anunció Camila luego de darle un trago a su mojito. —Siento que es como un gran misterio porque nunca hablas de ello.

Crazy se sacudió las enormes rastas y sonrió con entusiasmo, a ella le encantaba contar la historia detrás de su peculiar nombre. Porque si, Crazy era el nombre con el que estaba registrada legalmente y aunque siempre le traía problemas ella lo amaba.

—Es solo un mote de amigos ¿no es así? —continuó Preston que recién llegaba a la mesa.

—No, de hecho, ese es mi nombre, uno de ellos. — respondió con un aire divertido. — Mi nombre completo es Crazy Isabella Brown Costas

—Ese es un nombre largo. —exclamó Cassidy verdaderamente impresionada. En su estado alcoholizado lucia igual a una niña a la que todo le parecía maravilloso y alucinante por partes iguales y Camila no podía estar más enternecida.

—Lo sé, agradécele a mi padre cuando lo veas— expresó sin ninguna muestra de rencor mientras le daba un largo trago a su cerveza— Ese día después de llevarme al registro el desapareció de mi vida. Le dijo a mamá que iba por tabaco y jamás volvió.

—¿Y tú estás bien con ello? —insistió Cassidy con la voz triste. Su humor era tan cambiante cuando estaba ebria que Camila y los otros no sabían cuál de sus personalidades se presentaría al trabajo el día siguiente. —Quiero decir, te dio un gran problema por el resto de tu vida. ¿Cómo es que las personas te toman enserio con un nombre así?

—No lo hacen— respondió sonriente. Aquello de verdad que no le afectaba. —Ahí es donde está la gracia. No puedes imaginar la cantidad de veces que me han detenido en los aeropuertos o los agentes vehiculares cuando voy conduciendo por la carretera, los empleados del banco tienen que verificar más de tres veces mi identificación ¡todo el mundo! Creo que básicamente soy un chiste andante.

—¿No has pensado en cambiártelo? — Preston inquirió con interés, pero Crazy negó firmemente. — ¿Por qué? Te haría la vida más fácil.

—Seguro que sí, pero no quiero una vida fácil. Me gusta mi vida tal y como es, no cambiaría nada, ni siquiera el tener que contarles a todos que en una de sus resacas mi padre me llevó al registro y con la mente borrosa le dijo al hombre que quería llamarme Tracy, estoy segura que en su cabeza las palabras sonaban muy bien pero el hombre tras el computador entendió algo completamente distinto. De hecho, hasta le agradezco que hiciera eso por mí, fue como su primer y último regalo y la vedad es que no puedo estar más feliz de tener algo tan único y tan mío en todo el mundo.

—Eres inolvidable y te amo por eso Crace. —Crazy sonrió mientras Camila la llenaba de besos en toda la cara.

El silencio se instauró en la mesa por un largo rato en el que todos se mantenían tranquilos y cómodos entre sí, bebiendo de vez en cuando de sus vasos y simplemente escuchado la música que sonaba en el club. La noche aun no terminaba, pero estaba en su punto culminante, ese en que todo cobra sentido y por el que te das cuenta que ya no hay marcha atrás.

—¿Que les parece otra ronda tragos? —ofreció Crazy levantándose de la mesa para ir a buscarlos. Con aquel amable ofrecimiento todos volvieron a recobrar un poco de la emoción que tenían al principio y mientras entregaban sus vasos a una de las barmaids que circulaban por todo el lugar Camila sintió vibrar su teléfono por milésima vez aquella noche, y la iguales que las otras veces simplemente presiono ignorar y lo guardo en su bolso.

—¿No vas a contestar? — la voz de Preston justo en su oído la devolvió a la realidad. — Si Lauren insiste tanto debe ser algo importante. Probablemente deberías ir a casa, son mas de las tres y seguro está preocupada.

—Le envíe un texto antes. —mintió evadiendo la mirada del castaño. —Probablemente solo tenga insomnio y quiera un poco de distracción para ir a la cama.

—Yo no creo que eso sea lo que ella quiere.

—¿Tú sabes lo que quiere? Si es así dímelo porque yo no tengo ni idea de lo que Lauren quiere. Preparé todo un gesto para ella y no le importó, se fue a Chicago a una estúpida convención de profesores de la que no menciono nada, de eso si estoy segura.

—Ella no lo sabia Camila, era una sorpresa. —los ojos de Camila lo vieron con coraje, pero el castaño a riesgo de salir herido decidió decir lo que pensaba y lo que él creía era correcto. —Y aunque no estoy poniéndome de su lado, si puedo decir que eres despistada y torpe con esas cosas.

—Se que no me lo dijo, Preston. —convencida Camila replicó fuertemente. —Todo este tiempo he cuidado mis palabras y he escuchado las suyas. Así que no podría haber olvidado algo tan grande como su viaje a Chicago justo el mismo día que iba a pedirle matrimonio.

Los rostros de sus amigos se giraron al oír sus palabras. Incluso Cassidy que estaba a punto de caer dormida, abrió los ojos y la miró con sorpresa. Asha y Randy dejaron sus besos y manoseo para darle toda su atención a la morena.

—¿Como que vas a casarte? ¡No puedes hacer algo así!

—¿Por qué no nos dijiste nada? — añadió Randy acercándose peligrosamente a su rostro y Camila se encogió de hombros mirando a Preston como si quisiera asesinarlo por orillarla a decir aquello en voz alta.

—¡Felicidades Camila! —Asha era la única que no veía nada malo en la reciente noticia y aunque su compromiso era una mentira Camila sonrió amable y asintió agradablemente.

—¡Que está pasando aquí? — preguntó Crazy al ver la escena tan tensa que tenia enfrente.

—Camila va a casarse — resumió Asha emocionada y la morena rápidamente dejo la charola con las bebidas encima de la mesa para rodear a Camila con sus brazos y decirle una y otra vez lo feliz que era por ella.

Finalmente, cuando los brazos de Crazy la dejaron libre, Camila suspiró cansada y empezó a relatar todos y cada uno de los acontecimientos de San Valentín que la llevaron hasta aquel preciso momento.

(...)

Eran apenas las ocho de la mañana cuando Lauren despertó asustada al escuchar la puerta del departamento ser cerrada con fuerza. Sus sentidos la hicieron levantarse y guardar silencio, con la esperanza de escuchar algo más, pero fue inútil, lo único que podía percibir eran los autos que avanzaban por la avenida y las voces fugaces de las personas que comenzaban su día a las afueras de su edificio. Por un momento sintió miedo, pero al mirar a su izquierda y ver el sitio de Camila vacío algo parecido al coraje nació en su pecho. Con aquel sentimiento tan vivo en su cabeza los recuerdos del día anterior llegaron a su cabeza, haciendo que el dolor y enojo empeoraran.

Impulsada por un enojo irracional y se levantó de la cama sin nada más que una camiseta de manga corta y un pantalón de pijama y cruzó el pasillo como si un espíritu la estuviese persiguiendo.

De pie frente a la ventana y con una taza de café en su mano Camila admiraba el horizonte y las nubes que se acercaban inminentemente al pueblo. Pensaba en cual de todas las chaquetas debía llevar al trabajo por si acaso lloviera cuando escuchó una garganta aclarándose justo a sus espaldas. Sabía quien era sin necesidad de girarse, conocía su perfume natural y ahora mismo estaba inundando toda la habitación. Unos minutos mas y seria incapaz de soportarlo, debía escapar cuanto antes o terminaría diciendo algo estúpido que solamente arruinaría mas las cosas.

—¿Dónde estabas?

—Salí con los chicos. Cassidy organizó una fiesta por San Valentin en Finnigan's y como tu dijiste que volverías tarde, decidí pasarme por ahí y compartir un rato con ellos.

—Son mas de las ocho, me parece que fue mas de un rato el que pasaste con ellos.

—¡Qué más da! Tu no estabas aquí de cualquier forma ¿qué se supone que debía hacer ¿quedarme en casa esperando a que llegaras de Chicago como una novia sumisa?

—Nunca dije que esperaba sumisión de tu parte, Camila. Yo solo creí que estarías en casa porque fue lo que dijiste cuando hablamos. Estuve toda la noche esperando un mensaje o algo que me dijera que estabas bien, pero al parecer la fiesta estaba demasiado interesante como para atender mis llamadas.

—Lo lamento, la batería de mi teléfono murió.

—Seguro— repuso irónica mirando directamente al aparato encima de la mesa que parpadeaba una y otra vez con los mensajes que recién llegaban. —Dime ¿desde cuándo te gusta el ron? Pensé que lo máximo que tolerabas era una copa de Pinot Grigio de vez en cuando, pero ahora me doy cuenta que eres capaz de beberte toda una destilería.

—¿De que hablas? Yo solo estaba celebrando el estúpido día del amor con los chicos ¿tiene algo de malo?

—Lo tiene cuando tu novia está esperando en casa.

—¡No estabas en casa! —gritó exasperada dejando la taza encima del librero y caminando directamente a la habitación con Lauren siguiéndola muy de cerca.

En su euforia por escapar Camila terminó frente al closet y seleccionó un conjunto básico para el trabajo, arrojó las prendas descuidadamente sobre la cama y se dirigió al baño.

—¿A dónde crees que vas? No hemos terminado aquí.

—Tengo que ir al trabajo, Lauren. Alguien tiene que pagar las cuentas.

—Estaba preocupada por ti—admitió con la voz rota mirándola con dolor — y mientras esperaba lo peor, tú...tú estabas feliz bebiéndote hasta las macetas.

—Nada pasó ¿de acuerdo? Estaba y estoy bien.

—Si bueno, lo habría sabido si usaras ese maldito aparato para lo que es. —señaló el teléfono que vibraba en su mano una y otra vez con la foto de Preston iluminando la pantalla. —¿Puedes apagarlo por favor?

—Acabas de decir que nunca lo uso y ahora quieres que lo apague. No te entiendo. Estas siendo absurda.

— No, no vas a comportarte como una idiota conmigo. ¿Sabes la cantidad de cosas horribles que pensé mientras te llamaba y no respondías? —Camila agachó la cabeza avergonzada. —Nadie sabía nada de ti. Llamé a Lissa, a Vanessa, llamé a las chicas, a tus padres ¡a todos!

—¿A qué hora llegaste anoche?

—Eso no importa Camila.

—A mi si me importa. —Lauren puso los ojos en blanco y dejó caer sus manos en ambos costados en señal de rendición. Odiaba esta versión de Camila, la que siempre buscaba una explicación y refutaba cuando algo no le parecía equitativo. —Me importa porque estas acusándome de algo cuando yo ni siquiera se si estabas en casa anoche.

—¿Dudas de mí? — inquirió ofendida. — ¿Crees que estoy engañándote?

—No me hablaste sobre ese viaje a Chicago, estoy segura.

—Camila, es que esto ya no se trata de ese tonto viaje. Se que hay algo más. Dime que está pasando.

De pronto la noche que pasó sin dormir y los tragos que bebió como si fuesen agua le cobraron factura. Sintió el reflujo típico de una resaca primeriza y sin pensarlo mucho se encerró en el baño cuidando de poner pestillo antes de arrodillarse y soltarlo todo.

Afuera Lauren suspiró cansada y recargó su frente en la fría madera sintiendo un peso extra naciendo en su pecho por haber mentido. Cuando escuchó la regadera encendida decidió alejarse y dejar que las cosas se calmaran un poco antes de volver hablar con ella.

(...)

Número desconocido

4 mensajes

Me divertí mucho ayer, pero la próxima vez desearía que pudieras quedarte un poco más.

¿El sábado está bien para ti? No me importaría viajar un par de horas para verte. Podemos ir al cine o a ese restaurante que tanto te gusta ¿cómo se llama?

The Black Pearl. No puedes negar que soy genial recordando cosas. Sobre todo, las que son tus favoritas.

Lo siento si ayer no lo dije, pero feliz San Valentín bebé.

Como si quemase Camila soltó rápidamente el teléfono y antes de que pudiera hacer algo para cubrir el sonido de la caída, la voz de Lauren se escuchó en el pasillo.

—¿Camila? ¿Qué fue eso, te encuentras bien?

—Yo... todo está bien. Solo se me resbaló el cepillo, pero ya lo tengo.

—¿Segura? —Camila respondió con un monosílabo afirmativo.

Con un encogimiento de hombros la pelinegra volvió a su lugar frente a la estufa y con la espátula que llevaba en la mano volteó cuidadosamente la tira de tocino que había puesto a freír. De inmediato el olor que desprendió la carne cocinada inundó toda la estancia haciendo que su estómago gruñera de hambre. Si con aquel desayuno Camila seguía sin querer conversar entonces tendría que recurrir a medidas extremas y realmente no quería hacerlo.

Veinte minutos más tarde y mientras Lauren terminaba de servir su plato de huevos con tocino y un par de tostadas de aguacate, Camila salió apresuradamente de la habitación con el blazer colgado en el brazo y la mochila de su portátil al hombro. Lauren sonrió con amor al ver el ceño fruncido de la morena y mientras se acercaba hacia ella dispuesta a borrárselo con besos Camila se apartó.

—Te hice el desayuno. —mencionó con cuidado observando como Camila se movía por la cocina revolviendo los cajones en busca de algo que al parecer era importante. —Si me dices que estás buscando tal vez yo puedo ayudarte.

—Ya no importa—dijo sin importancia— Compraré un café en el camino.

—¿No vas a desayunar?

—Tengo el estómago revuelto y no creo ser capaz de comer nada en las siguientes veinticuatro horas.

Lauren gruñó conteniéndose así misma de volver a discutir.

—¿Podemos hablar?

—Lo siento, pero ya voy tarde. Tal vez luego.

—Camila por favor...

—¿No tenías que estar en clase ya?

—Tengo un par de horas libres antes de tener que volver a la escuela. La secretaría de educación solicitó al director Dalton una evaluación de profesores. Al parecer quieren mejorar la calidad de educación que le están brindando a sus alumnos. Es lo que yo siempre he dicho; profesores mediocres crean alumnos mediocres y el circulo nunca termina. Entonces vendrá alguien de la universidad de Chicago para evaluarnos a todos. No voy a negártelo Camila, estoy nerviosa ¿qué sucede si no soy lo suficientemente buena para enseñar? ¿qué voy a hacer entonces? —la mirada intensa de Camila sobre ella le dio la seguridad para seguir hablando. Algo de lo que se arrepentiría más tarde. —Si todo sale bien, nos reuniremos esta noche en The Black Pearl para celebrar, y yo me preguntaba si a ti no te importaría...

—No te preocupes Lauren, no tienes que pedirme permiso para salir esta ni ninguna otra noche. Yo no voy a molestarme porque llegues tarde a casa.

Lauren asintió con la cabeza y antes de que pudiera decir algo más, Camila acomodó sus cosas y salió del apartamento dejando más que confundida a la profesora.

(....)

—¿Tienes dos minutos? Necesito hablar de algo importante. —preguntó Cassidy indecisa desde la puerta y Camila asintió acomodándose en su silla.

—¿En que puedo ayudarte?

Cassidy entró y cerró la puerta tras de sí. Realmente no sabia como decirlo sin que se convirtiera en una gran cosa, pero tenía que contárselo a alguien o se volvería loca. Finalmente, cuando consiguió tranquilizarse, reunió todo el valor que tenía dentro de sí y mientras se derrumbaba en la silla de visitantes y evadía la intensa mirada de Camila sobre ella, masculló un "me acosté con Preston" tan bajo, que apenas y se sintió una precipitación en el viento dentro de la oficina.

—Lo siento, no te escuché. Tal vez si lo dices un poco más alto.

—Preston y yo nos acostamos — volvió a decir, esta vez un poco mas alto pero el gesto confuso de su amiga la hizo enojar y entonces lo gritó como si de algo bueno se tratase.— ¡Dije que me acosté con Preston!

—Creo que no lo soportabas.

—No, dije que Preston era un buen chico, la case de hombre que buscas para tener una relación estable y no un simple acoston de San Valentín. Siento que lo arruiné todo con él. No quiero que piense que después de lo de anoche pueda existir algo entre nosotros.

—Preston es un hombre adulto, estoy segura que el no piensa que entre ustedes...

Cassidy la interrumpió mientras se frotaba la cara con frustración.

—El me envió rosas esta mañana Camila, y durante el almuerzo me dio un pastel que decía "Gracias"

—Bueno, tal vez solo quería ser un buen compañero. Press me compra comida todo el tiempo y no es gran cosa.

—Y dime ¿Preston también escribe la fecha en la que tuvieron sexo justo debajo de tu comida?

—Nunca tuvimos sexo así que no creo que.

—Dame un poco de crédito ¿está bien? — Camila asintió. —Sigo pensando que es un buen hombre, pero no me gusta.

—¡Te acostaste con el Cassidy! y lo siento si mi opinión sobre el tema es anticuada pero no te acuestas con alguien que no te gusta. Él te gusta, pero tienes miedo.

—¡Estaba ebria! Tu lo viste, ayer mientras salíamos del club apenas y podía mantenerme en pie.

—Confiaría mucho más en la palabra y en las acciones de un borracho que de un policía. El alcohol solo te dio el valor de hacer lo que tanto habías deseado tanto mientras estabas sobria.

—Estas completamente loca. — chilló como una niña pequeña mientras jugueteaba en su asiento con los brazos cruzados encima de su pecho.—No me gusta Preston.

—Camila iba a responder cuando el intercomunicador de su oficina sonó haciendo que ambas guardaran silencio.

"¿Que ocurre Lissa? Estoy en medio de algo importante."

"Lo entiendo señorita Cabello, pero me parece que esta llamada es importante"

"¿Quién es?"

"La señorita Jauregui por la línea dos. — Camila se tensó y rápido evadió la mirada divertida que Cassidy le estaba dando. —¿Quiere que transfiera la llamada a su oficina?"

"Dile que estoy muy ocupada."

"Ya lo hice, pero ella insiste en que es urgente."

"Ahora mismo no quiero atender, Lissa. Inventa algo por mi ¿sí?, puedes decirle que estoy con Mason o en una videollamada con mi proyecto del mes, dile lo que quieras, la verdad es que no me importa"— masculló cansada y sin más dilación cortó la comunicación. Cassidy la observó a la distancia y de acuerdo con su actitud indiferente y el semblante caído supo que algo andaba mal.

—¿Problemas en el paraíso? — inquirió sonriente y Camila le dio una mirada irritada. Su humor decayó hasta el piso y no estaba para bromas de ningún tipo. Podría incluso matar a la siguiente persona que se atreviera a entrar por la puerta.

—Camila, soy Preston ¿puedo pasar? —preguntó el castaño tras la puerta luego de que Lissa le prohibiera la entrada. —Necesito hablar contigo. Es importante.

Camila le dirigió una mirada pícara a su colega que ya empezaba a sudar frío y con gritos silenciosos le exigía que no abriera la puerta.

—¿Qué quieres Preston? Estoy en medio de algo.

—No me siento cómodo hablando contigo desde aquí, así que voy a entrar.

—¡No! —gritó Cassidy al tiempo que corría hacia la puerta y la empujaba justo antes de que el castaño pudiera entrar.

—¡Qué diablos, Camila! abre la puerta.

—No puedo. Mis manos están atadas.

—Bien, como quieras. Luego no te quejes cuando deje de cubrirte con Lauren. Acaba de llamarme, por cierto. ¿Quiere saber porque estas inventando reuniones en tu hora del almuerzo? ¿Qué le digo? ¿Tal vez que le estas siendo infiel con Mason o que...?

La puerta se abrió dejando ver a Cassidy con la mano en la cintura y a Camila cuyo semblante decaído le decía todo y al mismo tiempo nada.

(...)

"Lo siento Lauren, Camila está en una reunión importante y me temo que si la interrumpo otra vez ella me despida."

"No te preocupes Lissa, entiendo. Te agradezco y supongo que llamaré más tarde, cuando su reunión termine. Ten un buen dia."

"Lo mismo para ti Lauren. Nos veremos luego"

"Adiós"

Aquella fue la primer de una serie de llamadas en las que Camila siempre tenia algo que hacer o un pretexto inventado que la salvaba de tener que hablar con ella. Al principio podía tolerarlas, inclusive hasta las creía. Después de todo el trabajo de Camila era así de imprevisible, pero cuando Mason empezó a estar al inició de cada excusa que Camila ponía entendió que las cosas no estaban bien y conforme los días pasaron la poca tolerancia que había creado se vio destruida y convertida en cenizas al igual que la credibilidad que desde siempre había puesto en su novia.

"Hola Liss ¿me preguntaba si podría hablar con Camila. Se que es algo tarde y probablemente este interrumpiendo "algo importante" pero yo...

"Lauren lo siento, pero Camila se fue a casa luego de la comida. Yo estoy aquí porque Mason me pidió que reagendara todas sus citas para otras fechas lo, cual es un verdadero dolor de cabeza, pero es mi trabajo así que me guste o no tengo que hacerlo. Sin embargo, tengo que expresar la envidia que te tengo. —Lauren frunció el ceño confusa.— La jefa reservó dos boletos de avión a Miami la próxima semana, no me pidió hacer reservaciones pero conociéndola, se que va a ser algo grande. Tienes que contarme todo cuando vuelvas querida.

Lauren no entendía nada, no sabia de la existencia de aquellos boletos ni de un viaje a Miami la próxima semana y apreciando el panorama tan frío que estaban viviendo en casa dudaba seriamente que aquel fuese un regalo para ella. Se negaba a creer que Camila le estuviera siendo infiel, pero con las pruebas que recién estaba surgiendo, todo era posible.

"Por supuesto Lissa, nos reuniremos y te contaré todo."

"No quiero adelantar nada, pero esta tarde le trajeron una canasta de quesos y vinos que a mi parecer es muy cara. Así que no te sorprendas si esta noche te propone matrimonio, querida. ¡Buenas noches !"

"Futura señora Cabello." Aquellas palabras hicieron eco en su cabeza y sin esperarlo una sonrisa alegre se instaló de forma permanente en sus labios. De manera inconsciente Lauren levantó su mano y con el pulgar y el índice de su mano izquierda acarició el sencillo anillo de platino con una perla encima que llevaba puesto desde que Camila se lo diera, hace tan solo unos años. No sabía porque, pero a pesar de que la idea de casarse le aterraba, al mismo tiempo se sentía segura y sobre todo contenta de que el día de la verdadera propuesta de Camila por fin había llegado.

Ya no había dudas de que aquella morena era con quiera quería pasar el resto de sus días.

Con la sonrisa todavía en su rostro Lauren tomó su teléfono de la mesilla de centro, revisó la hora y sonrió emocionada al comprobar que eran apenas las seis y media de la tarde, por lo que si se apuraba podría darse un buen baño de tina y aun así tendría el tiempo suficiente para ponerse el mejor de sus vestidos y esperar a Camila.

8:00 pm

"Aún es temprano, seguro está preparándolo todo" musitó Lauren para si misma mientras bebía de un solo trago el resto de su primera copa de vino.

8:33 pm

"El trafico a esta hora es un dolor en el trasero" —se rió en voz alta mientras rellenaba su copa.

8:59 pm

No creo que alcancemos reservación, pero todavía podemos pedir comida china. —a pesar de todo el optimismo de Lauren era un fiel compañero.

9:55 pm

¿Dónde estás Camila? — murmuró con desesperación mirando fijamente la solitaria calle a través del ventanal de su estancia.

10:42

Pizza será. —suspiró resignada al mismo tiempo que se desprendía del hermoso vestido negro que llevaba puesto y lo cambiaba por una cómoda pijama de franela.

Para las once treinta de la noche las esperanzas de Lauren se habían desvanecido por completo. Camila no llegó y seguramente no iba aparecer hasta la madrugada cuando ella ya estuviera dormida. Se sintió estúpida por creer en Lissa y aún más por pensar que la indiferencia de Camila los últimos días se debía a que iba a pedirle matrimonio. Un compromiso no crea distancias las rompe y Lauren lloró amargamente sobre su cama cuando de dio cuenta de la realidad.

Estaba a punto de quedarse dormida cuando su teléfono empezó a vibrar, sin mucho cuidado estiro su mano y encendió la lampara justo antes de tomar el móvil. No necesito revisar el registro para saber que se trataba de Camila, su corazón dolido lo sabía con seguridad.

"Hola."—saludó con la voz ronca.

"Hola ¿te desperté?" —en otras circunstancias Lauren había dicho que no pero todavía se sentía mal por el fiasco de hace unas horas y no quería seguir hablado con su novia, así que gruño una respuesta que Camila interpreto como afirmativa y luego de reprenderse así misma continuó—Lo siento, no pensé que fuese tan tarde. estoy en casa de Randy, es su cumpleaños y todos los de la oficina están aquí, yo solo quería decir que estoy bien. Me quedaré con Preston y por la mañana iré a casa por un poco de ropa para ir a la oficina."

"Está bien. Gracias por avisar. Y felicita a Randy de mi parte ¿sí?"

"Seguro, ¿pero tu estas bien? Te escucho...diferente."

"No te preocupes Camila. Estoy bien, solo estoy cansada y considerando que me despertaste, es normal que suene así."

"Lo siento otra vez. Supongo que...que nos veremos en casa. Descansa."

"Y tu diviértete Camila."

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