Pokémon - Los Primeros Pasos de un Maestro

EPISODIO 73: LA PESCA MÁS COMPLICADA DEL MUNDO

POKÉMON - LOS PRIMEROS PASOS DE UN MAESTRO

EPISODIO 73: LA PESCA MÁS COMPLICADA DEL MUNDO

—No creo que sea necesario hacer eso —intenta decirle el encapuchado que encontró a Steven al que no parece humano y ha puesto su mano sobre la cabeza del Campeón de Hoenn.

—Te falta mucho por aprender y entender a ti —señala con severidad el que no parece humano, para luego dirigirse a Steven—.  Pues sí, eres una persona confiable y recta.  Tu intención no está detrás del tesoro, mas sí has quedado cautivado por un ser que te ayudó recientemente.  ¿Verdad?

—Pues... así es —admite algo asombrado Steven—.  He pasado 2 días enteros buscándola.  Quiero saber quién es.  Jamás había sentido una obsesión de esta manera por una persona.

—Los sentimientos del ser humano —murmura algo risueño el que no parece humano—.  Aun siguen siendo para mí seres tan complicados de comprender en su psique.  Creo conocer a quien buscas, chico.

—¿En serio? —abre mucho los ojos Steven.

—¿Ruff? —pregunta también el pequeño Rockruff.

—No obstante creo que debes probar primero si eres digno de verla nuevamente —asevera mientras de su capucha se pueden ver brillar 2 ojos fulgurantes.

—¿Y en qué forma podré probarlo? —busca averiguar Steven.

—No es nada complicado, aunque no sé si estás lo suficientemente capacitado para lograrlo, Campeón de la región Hoenn, ja-ja-ja... —señala viendo hacia otro lado el ser misterioso.

—Creo firmemente que por ella soy capaz de lo que sea, amigo —le declara muy serio Steven.

—¿Así que tienes la seguridad de ello?  Admiro mucho ese espíritu tuyo.  No por nada fuiste corresponsable de la salvación para la región Kalos hace 4 años —remacha volviéndolo a ver el que no parece humano.

—Bueno, dime por favor qué debo hacer.  Si seguimos en este diálogo...

—Sé paciente, amigo —le pide el ser misterioso haciéndole con la mano la señal de tener calma—.  Todo está en que tengas una batalla Pokémon contra mí.

—¿Eso es todo? —pregunta confuso el de la cabellera plateada—.   Vamos, si hubiera empezado desde eso, nos habríamos ahorrado tiempo.

—Chico, debes comprender que la prisa muchas veces termina retrasando el orden natural de las cosas, de manera paradójica es algo que suele suceder —le comenta el que no parece humano.

—Pero señor... —intenta intervenir el otro encapuchado.

—Déjanos en esto, por favor —le pide el ser misterioso—.  Vuelve a la aldea.  Siento que por ahora no hay nada de qué temer en esta zona.  Aunque hay un trío que ha sido separado y podría resultar algo problemático, mas nada que pueda manejarse.

—E... está bien —se resigna el encapuchado retirándose de la escena.

—Entonces —vuelve a ver fijamente el ser misterioso al Campeón de Hoenn—...  ¿Aceptas la propuesta?

—Le dije que por ella estoy dispuesto a cualquier cosa —insiste algo impaciente Steven.

—De acuerdo —se ve en los ojos refulgentes del ser misterioso como si sonriera debajo de su capucha—.  Espero que tus Pokémon sean realmente fuertes para este momento.

—¿De veras cree poder contra mí? —le pregunta con un dejo de intriga Steven—.  Pocos son los entrenadores que pueden jactarse de haber sido un reto para mí.

—Es que aun no entiendes, Steven —señala el ser misterioso—.  No es a un entrenador a quien te vas a enfrentar...

—¿Qué me está diciendo? —el joven queda algo confuso con esa aseveración del encapuchado.

—Es a mí a quien te enfrentarás, de manera meramente... literal... —y el que no parece humano levanta el cubrecara de su capucha, revelando quién es...

—¡Por Arceus!  Pero si tú... ¡eres...!

—Grrr —mira al ser misterioso con malicia Rockruff.

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Una nueva mañana rompe al alba con una suave brisa y un cielo teñido de matices rojizos, semejantes a las llamas que emite Moltres en su imponente vuelo por los aires, según ha sido descrito por quienes han tenido la fortuna de avistarlo.  El ambiente es algo frío, mientras se puede ver que la familia circense ha empacado todo, ante el asombro del Maestro Will y su grupo de jóvenes.

—De manera que entonces, ¿piensan regresar a su tierra natal, Ítalo? —pregunta extrañado Will.

—No nos ha quedado otra alternativa, Maestro —menciona con melancolía el cirquero del bigotazo—.  Ya sabe usted que nuestro espectáculo ha sufrido un golpe realmente doloroso, y para nosotros no será sencillo planear un regreso de alguna manera.

—No obstante no nos hemos de rendir en nuestros sueños —declara Casiopeia algo taciturna pero con esperanza en sus ojos—.  Esas palabras que Alakazam dijo a Mark sin duda también nos han ayudado a no perder la expectativa de cara al futuro.

—Y además lamentablemente la región Orre se ha vuelto realmente peligrosa, aun para gente pacífica y trabajadora como nosotros —agrega Ítalo con gesto de malestar en su rostro.

—Listo, papá.  Todo está preparado para partir —manifiesta Mark llegando a donde están sus padres.

—Simian —agrega Kayi mientras levanta un saco del suelo.

—Oran —Donno lleva unas vigas consigo.

—Sea como sea, me duele dejar esta región —admite el muchacho—.  Este viaje había sido sin dudas el que más me ha emocionado de todos cuantos hemos hecho.

—Cielos, de veras lamentamos todo lo que ha pasado —expresa Serena con pesar en su voz.

—Descuida, Serena —dice Ítalo—.  Más bien debemos agradecerles mucho a ustedes el apoyo moral que nos han dado en este momento tan difícil.  Creo que sin eso quizás el golpe habría sido aun más complicado de sobrellevar de primera impresión.

—Sin dudas eso me da mayor razón para acabar con esos infelices del Team Doom —advierte con indignación Ash.

—No quisiéramos que pusieras tu vida en peligro, Ash —le expresa Casiopeia.

—Es que me siento impotente al ver lo ocurrido y que al final ocurrió lo que ocurrió con Stony, señora —lamenta nuestro héroe.

—Amigo, entiendo tu sentir, mas creo que la señora Casiopeia no yerra en lo que dice —le declara Will.

—Además no creo que sea suficiente con nosotros 6 inclusive para enfrentar a toda una organización tan peligrosa como ellos, Ash —opina Raoul de manera comprensiva.

—Sea como sea debería hacerse algo —insiste de manera algo irritada Ash—.  Primero es lo de ayer, ¡no sabemos qué ha de pasar en el futuro!  Casi en todos los lugares que hemos estado esos miserables no han traído más que problemas de manera realmente caótica.

—Ash, trata de comprender —le dice de manera severa su tutor—.  Es posible que ya sepas lo que es haber vencido varias organizaciones criminales, pero este Team Doom es algo que siento inclusive resultaría algo complicado inclusive para los Hombres G Pokémon.

—Hablando de eso —le llega una idea a N—, ¿no cree que debería dárseles aviso a ellos, Maestro?

—Sí, ellos siempre han sido altamente eficaces para resolver conflictos con mafias delictivas —aduce Hilda.

—Pues sí, ¿por qué no lo había visto desde ese punto de vista? —afirma Will—.  Creo que podría intentar comunicarme con Steven.  Alakazam, ¿no es verdad que ese geólogo frustrado andaba buscando piedras en el Under?

—Creo que sí, chico —intenta recordar su Pokémon—.  ¡Claro!  Algo me pareció oír antes de que tú salieras del cuartel de Indigo Plateau sobre eso.

—Pues ya ven, chicos —les dice el ex-Elite—, nada más hay que buscar a Steven cuando lleguemos allá.  Es una suerte que ya estamos tan cerca del acceso allá por estas tierras.  No quiero arriesgar a ninguno de ustedes a que se enfrenten a esos orates.

—Comprendo lo que dice, Maestro —manifiesta Ash—, pero me indigna ver cómo esos maleantes se han fortalecido más y más.

—Cielo, creo que por ahora lo más prudente es escuchar al Maestro Will, ¿no crees? —le aconseja la reina de Kalos tomándolo de las manos.

—Pero tenlo por seguro, Ash —declara su tutor—.  Siempre que haya necesidad de enfrentarlos, correr no será una opción, así como lo digo sobre el perder.

—Gracias, Maestro.  Gracias, querida —acepta ya más tranquilizado su pupilo de Pallet Town, a lo cual Will le sonríe de manera condescendiente.

—¿Y ahora qué rumbo tomarán, señor Ítalo? —pregunta Cantor.

—Volveremos a Gateon Port para tomar el barco que nos lleve de regreso a la región Fiore —les detalla el cirquero—.  Es un viaje algo largo, pero por fortuna nuestros vehículos nos permitirán llegar allá en cuestión de 1 día si viajamos sin detenernos en el camino.

—No nos queda más que desearles que todo les salga bien, y que puedan levantar nuevamente su show, señores —expresa Ash—.  Mi mayor alegría será escuchar que han vuelto y de mejor manera que cuando los conocimos.

—Y yo espero que nos volvamos a ver algún día, Ash —le comenta Mark—.  Quién sabe si inclusive podríamos enfrentarnos tú y yo en una batalla Pokémon.

—No le hables a este chico de batallas Pokémon, porque es como el botón de "activado" para él —menciona con picardía Alakazam.

—Bueno, es que sabes lo que amo ese tipo de desafíos, Alakazam —admite con una gran sonrisa nuestro héroe—.  Créeme que si llega a darse ese enfrentamiento, mostraré lo mejor de mí, Mark.  Así que trata de prepararte lo mejor que puedas si eso ocurre.

—Lo haré, amigo —señala Mark, y estrechan la mano él y Ash.

—Éxitos a todos —les dice Ítalo montando en su furgoneta tras ayudar a Casiopeia a subir—.  Vamos, hijo.

—Claro, papá —corre hacia sus padres Mark—.  Alakazam, gracias de nuevo por tus palabras.  Te garantizo que nos esforzaremos para que no caigan en saco roto.

—Si eso pasa me habré alegrado de recibir esa pedrada que me lanzaste, muchacho —admite Alakazam sonriente.

—Oh no, espero que no te haya zafado con eso los cables más de la cuenta, mi Genio Demencial —le comenta fingiendo preocupación Will.

—Willy, mejor sigue siendo Elite, pues tus chistes hasta le darían dolores de cabeza a los Psyduck —manifiesta Alakazam cruzándose de brazos.

—Eres la crueldad andante... —lo mira de reojo fingiendo molestia su entrenador, a lo cual todos ríen.

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Un hermoso cardumen de Finneon, guiados por 2 esplendorosos Lumineon, atraviesan la corriente del río Mineral, donde reposan en su tranquilo fluir del agua en la profundidad del mismo, una pequeña familia de Relicanths, a la vez que el grupo del Maestro Will logra llegar finalmente a sus riberas.

—Bien, chicos —se dirige Will a su grupo—.  Antes de que prosigamos con la prueba de hoy, creo que debemos sentarnos a conversar sobre la situación actual que está viviendo la región Orre.

—Es algo realmente preocupante, Maestro —asevera Hilda mientras todos toman su lugar—.  Cuando salíamos de las cabinas en las que nos hospedamos pude escuchar a una señora hablando con su esposo respecto a abandonar la región.

—El tema de la migración ante problemáticas tan serias como ésta —reflexiona el ex-Elite sentándose en un taburete portátil que ha sacado de su manga—.  Ayer en ONBS vi algo al respecto, donde mostraban que ha ido en crecimiento el índice de emigración más de lo común, pese a que esta región ha resistido de forma impasible y desafiante problemáticas como la del Team Snagem y Cipher en el pasado.

—Es que ahora ver cómo el Team Doom podría poner inclusive en peligro los Pokémon de otras personas, Maestro —manifiesta Serena.

—No imagino qué ocurriría si esos desquiciados lograran infectar con ese mal a los Pokémon en estado silvestre —expresa preocupado Cantor.

—Podríamos enfrentarnos al acabose de toda esperanza para la región, y un tema de alta gravedad para el mundo, chicos —opina con seriedad Alakazam.

—¿Lo ven? —se levanta Ash—.  Por eso mismo digo que no debemos tener piedad con ellos y enfrentarlos con todo lo que tengamos.  Y no lo digo solamente por nosotros, sino también por la gente que vive en la región.  No sé qué pensarán ustedes, pero considero que abandonar esta tierra por un problema me parece demasiado cobarde, aun con el riesgo latente.

—Ash, amigo, no todos tendrán ese mismo arrojo que tienes tú para mirar de manera desafiante al Team Doom —le menciona Alakazam.

—Tiene razón, chico —admite Will—.  Situaciones como la de los emigrantes es algo que no se puede evitar, por más que sea o no lo más indicado para solventar el momento crítico.

—Nada más pensar que más Pokémon podrían seguir siendo sacrificados por esa cuestión hace que me sienta de forma parecida a Ash, Maestro —comenta N—.  No obstante soy comprensivo de que por nosotros mismos no somos capaces de hacer mucho para enfrentar esto.

—Al menos tenemos a gente como Looker que está en esta región llevando este y otros casos —recuerda Hilda.

—Además Wes prometió que hallaría la base principal de ellos —añade Raoul.

—Saber que hay gente haciendo de su parte me tranquiliza un tanto —asiente Ash.

—Y no olvidemos que en Campus Town hacen todo lo posible para hallar la cura a ese mal, cielo —menciona Serena—.  Aun recuerdo que la profesora Lily me comentó que estaban cada vez más cerca de hallarla, aunque el avance era realmente empedrado, más de lo habitual que hayan visto en una investigación de este tipo.

—Ante todo esto, muchachos —se levanta Will—, no podemos más que apelar a la fe.  A creer en que los esfuerzos hechos por nuestros amigos de distintas formas tengan éxito.

—No quedará de otra entonces —se resigna Ash.

—Muchacho, la fe muchas veces logra más de lo que puedas intuir —lo toma de un hombro Alakazam—.  Lo sé puesto a que recuerdo una plaga terrible de Scythers que invadió durante casi 1 mes la región Hoenn hace ya 1100 años aproximadamente.  Todo parecía perdido, mas la gente nunca declinó en seguir insistiendo en luchar apelando a esperanza contra esperanza.  De no ser por eso imagino que no habrías viajado por esa región hace unos años.

—Resulta complicado la verdad tener fe nada más, amigo —expresa taciturno nuestro héroe.

—¿Y qué tal si todos unimos la fe, amigo? —lo anima N.

—Además, recuerda como te dije antes que siempre que podamos, los hemos de enfrentar —le detalla Will.

—Y si es así no les daremos tregua de ninguna clase —asevera Serena con mucha convicción.

—Pika —se pone Pikachu en el regazo de Ash para también instarlo que tenga fe.

—Si así me lo ponen todos —se levanta sonriente Ash—, estoy con ustedes.

—Así me gusta, muchacho —sonríe Will, y entonces todos unen la mano derecha (ala derecha en el caso de Cantor) para dar un grito de guerra a unísono.

—¡NO NOS RENDIREMOS HASTA EL FINAL!

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—Bien, chicos, la prueba de hoy será de pesca, ni más ni menos —determina Will.

—¿Oíste, amigo?  Creo que ya ganamos de nuevo —reacciona positivamente Raoul diciéndole esto a Cantor.

—¿En verdad lo crees, amigo? —lo vuelve a ver Ash con mirada llena de perspicacia—.  Debo decirte que el último año antes de venir acá practiqué con mucho ahínco la pesca recurriendo a los consejos de mi viejo amigo Cilan, líder de gimnasio de Striaton City.

—Es verdad —recuerda N con nostalgia—.  Cilan siempre se había autoproclamado conocedor experto de la pesca.

—Y no hacía mal en decirlo —señala Hilda—.  Los Basculin que él solía atrapar son los más grandes que haya visto.

—Es una suerte que yo conviviera por un tiempo junto a Misty —les cuenta Serena—, puesto que gracias a ella pude aprender ciertas técnicas de pesca que posiblemente me ayudarán bastante.

—Bien, bien, todos ustedes pueden decir que son los meros meros a la hora de la hora —les advierte Ash—, pero ninguno de ustedes seguramente tiene una caña de pescar tan efectiva como la mía.  ¡De eso doy fe y prueba!  ¡Ta-tan! —y les muestra una caña especial, parecida a la que usaba Cilan.

—Y yo te digo, mi joven campeón de Alola —lo detiene Will—, que esa caña no te servirá de nada el día de hoy.

—¿Eh?  ¿Y eso por qué, Maestro? —lo mira extrañado su pupilo.

—Puesto que no voy a permitir ventajas de ese tipo el día de hoy —asegura el ex-Elite— y para eso he traído estas.

Y hace aparecer 5 cañas de no muy agradable aspecto, y que no parecen tan efectivas para esa labor.

—¿Y eso servirá de algo, Maestro? —mira Serena con muchas dudas las cañas.

—Vaya, creo que hasta un Pyukumuku bebé quebraría una de esas —opina Raoul mirándolas también con malicia.

—Pues de eso trata la prueba de hoy, chicos —les detalla su tutor—.  No de atrapar el más grande, sino de lograr capturar el mayor número de Pokémon tipo Agua posibles antes de que las cañas se rompan.

—¿Y no importa el tamaño de la presa, Maestro? —pregunta Serena.

—En esta ocasión, mi querida reina de Kalos —le responde Will—, el número es la variable que ha de dar el triunfo el día de hoy.  Dará igual si capturan 2000 Wishiwashis o 2000 Wailords, ¡claro, si la caña logra traerles uno de esos titanes antes de que se parta en dos, jajajaja!

—Vale que es Maestro Elite, pues sus chistes provocarían que los Hypno se hipnoticen a sí mismos para buscar olvidarlos —piensa con algo de angustia Alakazam.

—Bien, creo que ya tengo una estrategia para esto, amigo —le relata Ash a Pikachu.

—¿Pikachu?

—Espera y lo verás (guiño).

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—¡No puedo creer que hayan permitido que el tiempo pase a tal extremo que ya haya como víctima un Pokémon de una familia! —le recrimina el Dr. Kaminko a todos los investigadores Pokémon que están presentes en una reunión vía videollamada.

—Pero doctor —intenta opinar Lily—, los datos que hemos recopilado ya nos están dando verdaderas luces de un avance positivo.

—Y no olvidemos que Sam parece que ha hallado por fin rastros de Mew —apunta el profesor Birch—.  En él podría estar finalmente el paso definitivo.  Todos los indicios que manejamos apuntan a esa dirección.

—Es una pena que su nieto Gary no haya podido seguirle dando apoyo en estos últimos días —lamenta el profesor Krane.

—Pues bien, ¿qué espera alguno de ustedes, reguero de holgazanes, para ir a asistirlo allá a la jungla? —los regaña con severidad Kaminko.

—Yo iré —toma la palabra el profesor Sycamore.

—Pero Augustine... —reclama la profesora Juniper.

—Aurea, el doctor tiene razón —la interrumpe Sycamore—.  Creo que Alain puede cubrirme por un par de semanas mientras voy y le echo una mano al profesor Oak.

—La verdad creo que no... —asevera con rostro muy solemne el profesor Cedric Juniper.

—¿A qué se refiere, profesor Juniper? —pregunta preocupado el investigador de la región Kalos.

—...deberías perder tiempo y más bien apurarte a comprar los boletos, muchacho —sonríe chistosamente el padre de la profesora Juniper.

—Te daría un jalón de orejas por cada frase inconclusa que vives dando a cada paso, Cedric —refunfuña molesto Kaminko.

—Augustine —habla ahora el profesor Rowan—, antes de que vayas con Sam, desearía que le pasaras primero a Sandgem Town para poder entregarte un aparato que creo les servirá a ambos.

—Pues si es algo que nos podría facilitar la búsqueda bienvenido sea —aprueba Sycamore.

—Oh, perdón por llegar tarde —aparece en pantalla el profesor Samson Oak—.  Estaba dando la bienvenida a nuestros nuevos alumnos.  Y el sol está tan refulgente como la espalda de un... —hace morisquetas con su rostro asemejando a...— Turtonator.

—Otro loco que debería pasar más en un circo que al mando de una escuela tan importante —se lleva la mano a la frente el doc, mientras todos ríen.

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La prueba de pesca ha sido más estresante de lo esperado para los pupilos de Will.

Ash ha perdido muchas presas intentando capturarlas para luego dejarlas ir ante el riesgo de que su caña se rompa, lo cual lo ha llevado a perder ventaja.  

—No sé si Cilan podría con una coyuntura como ésta, amiguito —expresa con cara lastimera Ash—.  Yo estoy que no me he arrancado las mechas porque no me he decidido.  Ni siquiera la estrategia de buscar atrapar los más pequeños que vea ha funcionado como esperaba.

—Pika... —manifiesta con mirada comprensiva su amigo.

—¿Cómo le estará yendo al resto?

Pues nuestro héroe no es el único que tiene aprietos con la prueba, puesto que N al primer intento se le rompió la caña, y ahora está tratando de ayudar a Hilda.

—Cariño, si no te pudiste ayudar a ti mismo, ¿crees de veras que podrás darme un buen consejo? —se ríe su novia.

—Vamos, ahora tomas venganza de mí por haberte ganado en aquella competencia de pesca que tuvimos en el muelle de Castelia City —manifiesta fingiendo indignación N, que comparte unas bayas con un pequeño Hoppip que ha venido a su lado.

—Y creo que esta vez sí gana... —no obstante se oye en ese momento un crujido leve, la pelicastaña vuelve a ver, y para su mala suerte la caña se partió en 2—.  ¡NO PUEDE SER! —y se pone en un lloriqueo falso.

—No debiste ser revanchista —la toma de las mejillas con cariño N.

—¡Ya, no seas odioso, muñequito rubio! —refunfuña un tanto molesta su novia.

—Te ves tan linda cuando haces esa cara fingida de molesta —expresa sonriente el hijastro de Ghetsis.

—Nada más espero que al resto del grupo no les esté yendo tan quebrado como a nosotros  —cambia su expresión a una sonrisa Hilda.

En el caso de Serena, pues esta se ha valido de un truco al congelar la caña gracias al Rayo de Hielo cortesía de Samurott, y ha logrado atrapar un buen número de Pokémon, destacando muchos Luvdisc, varios Finneon, una cantidad nada despreciable de Pyukumukus, uno que otro Feebas y un número abundante de Barboachs.

—Vale que el Maestro no dijo nada sobre hacer algo así, amigo —le comenta sonriente la pelimiel a su Pokémon.

—¡Samu! —asiente con igual ánimo Samurott, mientras la reina de Kalos sigue capturando más Pokémon.

Y Raoul con costos ha logrado capturar uno que otro Pokémon, valiéndose de una técnica especial.

—Uff, de no haber sido porque mi abuelo es el mejor maestro de pesca que uno puede llegar a tener, ya estaría lamentando la pérdida de esta caña, Cantor —asevera el joven de Arr'asah.

—Lástima que nos pusieron a prueba de esta manera hoy —lamenta su Pokémon cantante.

—Pues creo que por eso es una prueba, amigo —afirma Raoul—.  Haberlo hecho con cañas de la mejor calidad sin dudas le habría quitado mucho el chiste.

—¡AY, ESTO ES DESESPERANTE! —se oye a lo lejos el grito de Ash.

—Parece que no somos los únicos que tienen dificultades, Raoul —comenta el Chatot artista.

—Cierto, pero apuremos, pues las 2 horas están por acabar —manifiesta Raoul mientras retoma la pesca.

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—Bien, chicos —les dice Will a sus pupilos tras haber terminado la prueba—.  Quise poner en análisis hoy la paciencia que tienen para retos bajo circunstancias determinadas.  Y creo que bien la pesca en este estilo ha sido una muy buena idea que tuve para examinar eso.  Ahora pues, veamos el fruto de su labor.

Y se dirige primero hacia Ash, quien está algo apenado.

—Maestro, creo que no pudimos hoy —y le muestra la pecera donde apenas logró capturar 2 Barboach y 1 Clamperl.

—No hay problema, muchacho —menciona de manera parsimoniosa su tutor—.  Solamente que como sabes, estuvimos Alakazam y yo observando el desempeño de cada uno de ustedes, y me queda claro que debes trabajar el área de la paciencia con mayor rigor.

—Admito que sí, y me comprometo a hacerlo —acepta nuestro héroe.

—Y no dudo que lo harás, muchacho —lo anima Will mientras va hacia N.

—No fue mi día, Maestro —lamenta con sonrisa nerviosa el rubio mostrando su caña quebrada.

—Tampoco el mío —expresa con cara triste Hilda.

—Sí, no tuvieron buena técnica para manejar la caña por lo visto —observa el ex-Elite—.  Mejor suerte para la próxima, chicos.

—Ya sabemos el significado de eso, cielo —le dice N a Hilda.

—Iremos por la cena —se resigna la pelicastaña.

—Ahora vamos con Raoul —y el tutor de los jóvenes va hacia el chico del afro—.  Pues sí, veo que lograste algo más que el resto.  No mucho pero suficiente para pasar la prueba.

—Y gracias a una técnica que aprendí de mi abuelo, Maestro —afirma Raoul—, la cual consiste en halar tomando la caña por la mitad y de manera lenta para prevenir cualquier rotura.

—Y veo que sirvió —manifiesta el ex-Elite tomando la caña—.  Ni un rasguño.  Te felicito, amigo.

—Gracias, Maestro —agradece el músico.

—Y finalmente tenemos a Serena —Will va con la pelimiel—.  Pero...  ¡miren nada más!  Casi vaciaste todo el río, amiga.

—¿Entonces no estuvo mal que Samurott congelara la caña? —pregunta Serena.

—¿¿¿QUÉ??? —todos (Ash incluido) vuelven a ver extrañados y sorprendidos a su compañera para luego caer de forma chistosa al suelo.

—¡Ay, no me digan que podíamos ayudarnos con nuestros Pokémon! —se lleva Ash ambas manos a la cabeza.

—¡Pika! —se desploma desilusionado Pikachu.

—¡Aaaay, Empoleon hubiera congelado mi caña desde un principio! —lloriquea Hilda.

—Lo hubiera pensado antes —lamenta N—.  Mi amigo Bergmite me podría haber ayudado también.

—¡Jajaaa! —aparece Alakazam—.  Eso deja claro que hay que observar en las cosas incluso hasta detalles que no son percibidos o dichos.

—Así es, muchachos —les explica Will—.  En ningún momento les mencioné algo sobre usar o no a los Pokémon.  Ya si no se valieron de ese "vacío legal" como Serena con mucha astucia lo hizo, pues determina que ella hoy fue más lista que todos.

—De eso no me cabe la menor duda —expresa sonriente Ash.

—Bien, chicos, un aplauso todos para la ganadora de hoy.  Nuestra amiga, ¡Serena Zay!

—Gracias, Maestro —se sonroja toda la reina de Kalos ante la felicitación que recibe en forma de aplausos de parte de sus compañeros de viaje.

—Ahora bien, chicos —les menciona Will—.  Espero que tampoco se les olvide observar a futuro aun esos detalles que no se mencionan.  Les pueden sacar mucho provecho de cara al futuro.

—¡Ay, hablando del futuro! —Serena muestra una cara de preocupación muy alta—.  Había olvidado algo que había acordado con alguien —y echa a correr a su tienda de campaña.

—¿Qué ocurre, querida? —va tras ella Ash.

—Descuida, cielo —sale más aliviada su novia de la tienda—.  Es que mañana en el siguiente poblado quedé de tener una sesión fotográfica con un experto que está de viaje por la región.

—¿Experto fotógrafo? —pregunta Ash extrañado.

—Así es —asiente Serena—.  Él me dijo que te conoce.  Su nombre es Todd Snap.

—¿Todd Snap? —Ash se hace para atrás sorprendido gratamente—.  ¡Vaya!  Entonces mi viejo amigo Todd también está por estos lares, Pikachu.

—¡Pika-Pika!

Haciendo uso de las maneras poco ortodoxas que tiene para poner a prueba a sus jóvenes pupilos, Will ha logrado mostrarles un panorama más amplio de ciertas cosas que deben observar si quieren salir airosos en la ruta del éxito que los transporta a lo largo y ancho de la región Orre, misma que por lo comentado, ahora vive además del peligro, el lamentable infortunio de una emigración de gente que parece ir creciendo conforme pasa el tiempo, y el Team Doom se vuelve más y más poderoso en sus anhelos siniestros de lograr conquistar la región, y proseguir con sus planes malévolos.  El Under está cada vez más cerca para Ash y el resto del grupo, y él lo sabe muy bien.

—Ay, ¡NO PUEDO ESPERAR PARA IR POR MI QUINTA INSIGNIA DE LA LIGA POKÉMON DE ORRE! —exclama con entusiasmo Ash mientras observa su porta insignias sentado a la mesa, junto a su querido e inseparable Pikachu, y su amada Serena, que sonríe de manera cómplice viendo su entusiasmo.

—¡Pi-Pikachu!

—Y ahí está esperando también mi segunda llave de la Princesa, cielo.  ¡Tampoco puedo esperar!

¿Cómo les irá a nuestros 2 queridos enamorados, además del resto del grupo del gran Maestro Will?  No te separes de nosotros, pues el viaje sigue, y con él nos enteraremos de más.

Y... a propósito...  ¿Qué pasó con el Equipo Rocket?

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—Tocamos el éxito...

—Y otra vez caímos al fango de la derrota...

—Pero al menos esos 2 fanfarrones tuvieron su buena lección, ¡jajajajajajaaaa!  Nada más ver cómo se los llevó a rastras ese agente de la Policía Internacional me supo a gloria —manifiesta triunfal Jessie.

—Pues sí, Manis —adhiere Jamemes—, ¿pero ahora qué hacemos?

—Primero debemos comunicarnos con el jefe y aclararle la situa... —Jessie queda perpleja viendo hacia una de las veredas de ese sector del Under donde se hallan.

—Oye, ¿te comió la lengua un Rattata?

—James...  Mi... mira eso...

—Qué co...  ¡AY, MAMACHITA!  Si es... ¡es...! —y los ojos del peliazul se llenan de lágrimas.

TO BE CONTINUED...