Aunque no lo quisiera tenía que ir a encontrarme con el ser tan despreciable que me terminaba resultando Jorge. No soportaba tener que tenerlo cerca por mucho tiempo porque me terminaba resultando abrumador, sin embargo, tenía que soportarlo aunque no lo quisiera. Por lo menos por los siguientes días mientras terminábamos los ensayos para la obra de teatro.
Me acerque al verlo sentado en una de las mesas del J&R mirando su teléfono. Rodé mis ojos y solté un suspiro pesado, pensando en lo que estaba por venir. Cuando me vio, dejo su móvil a un lado y soltó una sonrisa divertida;
-Tengo treinta minutos esperándote-exaspero con fastidio -. ¿Puedo saber porque has tardado tanto?
-He tenido cosas que hacer- fue lo único que quise decir.
-No es justo- negó con disgusto -. Yo he sido puntual, Matteo.
-¿Qué quieres que te agradezca?- pregunte con ironía, sin entender a dónde quería llegar.
-Merezco que me brindes una malteada.
-¿Qué?
-Escuchaste bien, no te hagas el sordo.
-¿Qué estás loco? ¿Por qué yo te compraría una malteada?- farfulle, con confusión.
-Para compensarme mi tiempo perdido- encogió sus hombros con total cinismo -. Hablamos de justicia. Es todo.
-No te comprare una malteada- dije con seguridad, enarcando una ceja en su dirección -. ¿Te parece si ya comenzamos? Tengo cosas que hacer.
-No.
-¿Pero qué?- estaba comenzando a molestarme. Lo mire molesto esperando a que me respondiera -. ¿Qué se supone que pretendes?
-Te haré esperar lo que yo espere por ti. ¿Es justo, no?- enarco Jorge una ceja de vuelta, lo mire confundido -. Me hiciste perder treinta minutos, sentado aquí como un estúpido. Es tu turno.
-Estás jugando.
-No.
-¡Deja ya de hacer eso!
-No.
-¡Basta! ¡Terminas siendo exasperante!- bramé, sentándome en la silla que estaba justo frente a la suya -. Mi paciencia se agota.
-La mía no.
-Pero la mía sí.
-¿Y eso qué?
-¿Cómo que qué?- pregunte -. Que tengo que irme. Y estoy aquí perdiendo el tiempo contigo.
-Brindame mi malteada y voy feliz y contento de la vida a practicar- achique mis ojos sin una chispa de diversión -. O si lo prefieres, esperamos un buen rato y luego ensayamos- guiño su ojos y gruñí muy en mis adentros.
-¡Pedro!- lo llame. No, no es que fuese tacaño con el dinero que me daban en mi mesada. Para nada. Pero no me gustaba invertir mis cosas; tiempo, dinero, atención en personas que realmente para mi, no tenían importancia -. Necesito que le traigas una malteada a este chico- suspire, cuando Pedro se acerco a nuestra mesa.
-¿En la cuenta de.?- nos miro a ambos y con un simple gesto le hice saber que era en la mía. Me deje caer en el asiento cuando él se retiro a buscarle el antojo al imbécil de Jorge mientras yo solo pensaba en que yo no había hecho tanto para merecer tanto castigo.
-Eres un sol, bebé- comento burlón, luego de que Pedro le entregará su malteada. Lo mire con disgusto -. Nunca, nunca de los jamases te apagues, ¿oíste?- guiñó uno de sus ojos y pase mi mano por mi cara con exasperación.
-No te soporto.
-Me amas.
-Termina ya con eso y vamos a ensayar de una buena vez- suspire, -. Por favor.
-Vaya, que educado- sorbió de su vaso de manera cautelosa -. No entiendo porque me odias tanto. Tan buenos amigos que eramos tú y yo chico.
-Cállate- hable tajante -. Jamás fuimos amigos.
-Martina no pensaba lo mismo- susurro y lo mire neutro. No sabía a ciencia cierta que destellaban sus ojos. Tenían un toque de diversión, superioridad, hombría, algo que me hacía querer romperle la cara aquí, ahora mismo. Sin importarme que nos vieran. Solo quería borrar esa sonrisa de su boca.
-¡Vuelves a nombrarla y te juro que te rompo la cara!- estallé, en realidad sabía que no podíamos estar cerca, que la rabia me terminaría cegando y terminaría metido en un problema por culpa del muy imbécil -. ¡A mi esas mierdas no me interesan!
-Bájale dos papi- movió sus manos indicándome que lo hicieran -. Tienes que dejar ya la violencia. Nos hace daño a todos.
Aguarde en silencio en mi lugar. Esperando a que terminará en total silencio, ni siquiera le prestaba atención porque se que solo quería provocarme. Y si le seguía el juego terminaría haciéndolo. Cuando al fin termino, opino en ir a las afueras del Roller, y como no tenía ánimos de discutir, solo acepte y fuimos hasta uno de los bancos.
-Súbete al banqueta.
-¿Para?- pregunte, dejando mi bolso debajo del árbol a un lado del banco -. ¿Para qué la necesito?
-¿Olvidas que Julieta está siempre en un balcón?- hablo con obviedad.
-No tiene que ser tan exacto- bufé.
-Colabora.
-Ni siquiera leímos el libreto.- termine frunciendo el ceño.
-No importa, vamos viéndolo.
-Esta bien.
-Eh, oye- rasco su nuca con cierta intriga y me miro -. Aquí hay dos personajes más ¿Cómo hacemos?
Lleve mi mano sobre mi barbilla pensando en las posibles opciones de ayuda que podíamos solicitar. Si bien podía ser alguien del Blake, supongo también que no era obligatorio que lo fuera. Salte del banco y cogí mi bolso del piso, lo sacudí y me dispuse a irme de vuelta a dónde salí.
-¿A donde vas?- Jorge siguió mis pasos con extrañeza -. ¿Qué se supone que estás haciendo?
-Voy al Roller.
-¿Al Roller?
-Sí.
-Necesitamos dos actores, de mala categoría pero actores ¿Y tu te vas al Roller a tomar un jugo?- hablo con ironía aun a mis espaldas -. Tú si eres bien estrella de verdad.
-No es jugo es batido- lo corregí deteniéndome en la entrada del Roller -. Y no, no vengo a tomar algo, vengo por lo que necesitamos- comente al entrar, buscando con la mirada a las dos personas que necesitábamos en este mismo instante.
-Aja y según tu ¿Quienes son los indicados?- pregunto, siguiendo mi mirada -. Pedro...¿Pedro y Nico?
-Si, exacto, ninguno va al Blake y no tienen ningún libreto que estudiarse. Ellos son los indicados para esto.
-Difícil convencerlos- rió Jorge -. Pero no imposible.
***
-¿Entonces?- pregunto Jorge -. ¿Nos ayudaran con esto?
-Recuerden que podemos perder el año por su culpa- dije una mentirita piadosa porque se que sino, no nos ayudarían de ninguna manera -. ¡Por favor, amigos! Si no los necesitará no estaría aquí.
-Matteo, sabes que soy tu amigo pero...- negó Pedro rotundamente -. No puedo ayudarte con esto.
-¿En serio? ¿No me ayudarás?
-Lo siento.
-Necesitamos de sus ayudas en serio. Esto es importante- suplico Jorge, a mi lado.
-Nosotros no somos buenos mintiendo- murmuro Nicolas, aun detrás de la barra -. Mucho menos actuando.
-Vamos rubio, no te hagas de rogar- repitió Jorge -. Además, Jim estará ahí- lo miro con picardia.
-¿Y yo qué?
-Que te encanta. Niégalo- sonrió Jorge con suficiencia.
-No tiene que ser perfecto, Nico- opine una vez más -. Ni siquiera tendrán que hablar, solo estar ahí.
-Dale Nico, hay que ayudarlos, acuerdate que los e...- dijo el baterista pero su amigo lo calló.
-Esta bien, está bien.- rodó sus ojos el rubio.
-¡Gracias chicos!-agradeció Jorge -. Te conseguiré una cita con Jim. ¡Lo prometo!
-¡Cállate, pelotudo!- bramó Nicolas.
Mire a Jorge y más que por instinto, creo que fue el momento. Chocamos nuestras manos celebrando que obtuvimos lo que buscábamos y nos alejamos con suficiencia en nuestros rostros.
-Te dije que nadie me dice que no.
-¡Yo fui quien le insistió!- aseguró Jorge, caminando a mi lado.
-¿Qué hablas?
-Son mis amigos mucho antes de conocerte.
-¡También son mis amigos!
-Pero primero fueron míos- discutí.
-¡Si me han conocido antes, nunca hubiesen sido amigos tuyos!
-¡Pero me conocieron a mi primero!
-Accedieron por mi.
-¡Claro que no!- negué rotundamente -. Lo han hecho por mí.
-¿Te das cuenta lo estúpidos que nos vemos peleando por dos tipos?- pregunto de repente -. Repelente contigo.
Ambos empezamos a reír, volviendo a dónde estuvimos mucho antes.
***
Holishh
Me gusta la relación de Matteo y Jorge xd