Hoy es domingo, y sin tener nada que hacer, quede con Gastón y Simón en ir al Roller a patinar un rato. Y así despejar la mente luego de tanto caos en casa. Tome mis llaves luego de darme mi ducha larga y salí rápido hacía mi auto. No tarde en llegar, y al entrar al Roller logre visualizar a mi amigo sentado a unas cuantas mesas mirando su celular, me acerque y me senté frente a él. Cuando sintió mi presencia puso sus ojos fijos en mi.
—Hey bro, ¿cómo estás?— me saludo dejando su celular a un lado sobre la mesa —. Pensé que habías olvidado que habíamos quedado aquí.
—Sabes que siempre cumplo con mi palabra hermano, ¡Me ofendes!— negué riendo, mientras inspeccionaba el lugar —. ¿Y Simón, dónde está?
—Está atendiendo unas mesas, no se. Dijo que ya vendría.— resto importancia, mientras tomaba del batido que tenia frente a él —. Ya sabes, como es todo aquí.
—Si que lo se.
—Hola hermanito ¿Cómo estás?—dice ocupando el lugar frente a Gastón y a mi derecha —. Matteito, bonito.
Gruñí al escucharlo. Él sabe cuanto odiaba que me llamara así.
Simón trabaja hace algunos meses en el Roller de mesero y ayudante de pista, además de ser uno de los integrantes de la Roller Band.
Y Gastón... tiene salud que es lo importante.
—Bien ¿vos?...¿Que hacías?— le pregunte mirando la bandeja que traía con él.
—¿Que crees Matteo? Estoy en hora de trabajo...—contesto —. Es más, ¿van a querer algo más? Ya me tengo que ir. Necesito terminar de entregar el turno.
—Si, un licuado de naranja.— dice Gastón con la mirada fija en la pantalla de su celular.
—¿Otro?— pregunto Simón, ya de pie.
—Sí.
—Yo de frutilla, como siempre.— sonreí.
—Tú siempre tan tradicional Matteo.— burlo Gastón.
—Que onda contigo, ¿puedo saber que fuera de lo convencional tiene la naranja?—contrataque.
—Me voy antes de que empiecen. Ya vuelvo con sus pedidos.
—Por fin mañana comenzamos nuestro último año en el Blake.— dice Gastón posando su vista sobre mí —. En realidad, ya me aburre todo esto. Lo mismo de siempre. Ya nunca más salimos de lo convencional. Hace falta, ¿no? Echarnos una escapadita.—rió.
-SÍ men, la verdad ya estoy cansado de ir. Ya tengo mil planes listos, solo me falta terminar el Blake.
—Y yo. Tengo muchas cosas en mente.
—Un año Gastón. Un año.
—Acá están sus licuados.— dice colocando sobre la mesa un par de vasos con nuestras bebidas para luego sentarse —. ¿De que hablaban?
—Que mañana por fin comienza nuestro último año en el Blake.— dice Gastón riendo.
—Hablando de eso ¿Les conté que me inscribí en el Blake?—dice Simón logrando que Gastón gracias a la sorpresa de sus palabras le escupa su licuado encima —. ¿Qué haces, Gastón?— dice levantándose.
—Perdón hermano fue sin querer.— dice Gastón aguantando las ganas de reír. ¿Y quién no? Si esta todo empapado de licuado y su rostro se torno color naranja por el sabor de este.
Intente aguantar las ganas de reír pero al mirarle no me pude contener y comencé a reír a carcajadas.
Su cara era un maldito poema.
—¿De que te ríes Matteo?— pregunta Simón tan molesto como lo pude notar en su mirada.
—De mis estupideces, ¿Cierto Matteo?— dice Gastón.
—Si, me rió de lo tonto que es Gastón.— digo riendo.
—Ahora vuelvo.— dice levantándose nuevamente y caminando hacia la barra. Lejos de nosotros. Comenzamos a reír en su lejania. Va a quedar asqueroso y pegajoso. Y lo peor es que esta en horario de trabajo y no podrá salir, —. Como les decía, me inscribí este año en el Blake— dice Simón acercándose con un par de servilletas limpiando su rostro.
— ¿Y eso?— le pregunto Gastón.
—Ámbar.— susurro —. Ella me convenció.
—Veo que te tiene controlado.— comente divertido. Y es que era cierto, nada que no fuese más verdad que eso. Ámbar aunque si tenia un carácter demasiado fuerte y hasta dominante, en el fondo se que es una buena persona. Y siempre lo supe.
Además, Simón ha sabido muy bien sacarle lo mejor de ella. Y eso esta genial.
Porque Simón ha hecho cosas que yo jamás pude.
Como hacerla una mejor persona. Y eso si que se lo aplaudo.
—¿Y como harás con tu trabajo?— pregunto Gastón, mientras yo escuchaba atentamente.
—Hoy es mi último día de trabajo. Mis padres me dijeron que si comenzaba mis estudios no podría trabajar.
—eremos compañeros, eso es bueno ¿no?— rió Gastón.
—Si, es bueno...O eso creo.— reí.
Nina;
No paso mucho después que le escribí a Luna cuando ella ya tocaba la puerta de mi casa. Ambas nos quedamos en la sala, sentadas en uno de los muebles largos esperando por mamá y Mora, quienes hacían las palomitas para comenzar con la película.
—Te voy a confesar algo pero no te burles.— jugué con mi cabello mientras vigilaba que mi madre no saliera por la puerta de la cocina.
—No me digas. ¡Eres lesbiana!— la mire con cara de ¿es en serio? ¿tengo cara de que me gusten las chicas? Sentí vergüenza porque venga, no todos los días te afirman que te gustan las personas de tú mismo sexo.
¿Cómo tú va'a creer eso?
—¡¿Qué?!— solté aun atónita. Digamos como le dicen coloquialmente, me agarro fuera de base. Pase mi mano por mi cara y suspire, —. ¿Qué te hace creer eso, Luna?
—¡Ah! ¿Qué era entonces?
—No cambies el tema.— murmure — ¿Por qué..?
—Por nada. Solo jugaba Nina; anda. Ríete.— no es divertido. ¿A ustedes les pareció divertido? ¡A mi no! No quiero que luego piense que la amistad que le brindo es porque me gusta.
—¡Hola!— entro a la sala Mora con aquella extravagancia de la cual solo ella es característica. Cabello rosa, uñas extra largas y maquillajes marcados. Sí, aunque ya fuese a dormir. Aun estaba maquillada.
En serio no sé como le hace. La admiro.
Yo me levanto, me lavo la cara y salgo. Sin más.
—Soy Mora, ¿sabes? Una buena amiga de Nina. Tú debes de ser Luna, ¿o me equivoco?
—No. No se equivoca.—sonrió Luna—. Mucho gusto. Mora.
—¿Eres de México, no?— Luna sonrió mientras asentía con su cabeza —. México es hermoso.
—Mora.
—¿Si, Ninita?— me miro con detenimiento.
—¿Trajiste helado?— venga, si que si.
—Claro Nina sino no seria una buena pijamada.— rió Mora.
—¿Que veremos hoy?— pregunto mamá uniéndose a nosotras en el mueble — ¿Los minions?
—¡No!— espero que tanto Mora como yo, hayamos sido claras de que ya nos cansamos de verla tantas veces como nos fue posible, porque siempre quiere verla.
—¿Porque no?
—Porque siempre nos pones esa.— gruño con fastidio —. Osea, marica ya.
—El conjuro estaría bueno.—dice Mora.
—¿Terror?- murmuro Luna nerviosa. Y he de admitir que imite su reacción.
¡No soy muy fanática se las películas de terror, y por lo visto Luna igual!
—¿Les da miedo?— preguntó Mora riendo —. No se preocupen chicas. Que no se las van a comer ni nada.
—Veamosla.— recuerdenme matar a Luna en uno de los próximos capítulos. Gracias.
Mire a Luna y ambas alzamos los hombros.
No creo que sea tan mala después de todo, ¿o sí?
Luna Valente / Karol Sevilla.
¡Uno másss!
Quisiera saber si hay alguien leyendo esto. Después de tantisimo tiempoo.