-Pase.
La puerta se abrió.
-¿Elliot?
Rupert sonrió.
-Hola, Lucy.
-¿Qué haces aquí?
-Vine a verte.
Emma intentó recordar su siguiente línea.
-Veo. ¿Necesitas algo?-Preguntó amablemente.
Rupert soltó una carcajada.
-¡Corten!-Gritó Natalie.
Rupert siguió riendo. Natalie miró a Emma.
-No entiendo qué hice mal.
Rupert rió.
-Se supone que cuando me ves tienes que abrazarme, no preguntarme si se me ofrece algo.
Emma se golpeó la frente.
-Tienes razón.
Natalie rió.
-Último intento y se van. ¡Acción!
-Pase.-Dijo Emma.-¿Elliot?
-Hola, Lucy.
-¿Qué haces aquí?
-Vine a verte.
Emma se puso de pie, se acercó a Rupert y le echó los brazos al cuello.
-¡Creí que te habías ido!
-Decidí quedarme un poco más.
Emma pensó. Los personajes aún no confesaban sus sentimientos. Estaban grabando una de las primeras escenas. Tenía que ser menos expresiva al mirarlo.
-¡Genial! ¿Hasta cuándo piensas quedarte?
-Probablemente hasta que logre encontrar un motivo para irme.
Emma sonrió. Quien había escrito eso no sabía lo cerca que había estado ella misma de dejar Londres. De no haber sido por Rupert...
-¿Qué tipo de motivo?
-En realidad, ninguno.-Repuso él guiñándole un ojo.-Busco una excusa para quedarme. Escuché que la vecina tiene un cuarto de su casa en alquiler.
Emma asintió.
-Decidió que la jubilación no le alcanzaba y que tenía que proveerse de ingresos extra.
-Bien. Me registraré, entonces.
Emma asintió.
-¡Seremos vecinos! Como en la secundaria, ¿Recuerdas?
Rupert sonrió y asintió.
-¡Corten!
Natalie sonrió con aprobación.
-Perfecto. Creo que es todo por hoy.
Rupert asintió. Miró a su esposa.
-Ve. Te alcanzo luego.
Emma lo miró asustada.
-No. Te acompaño.
-Tengo que revisar las tomas. Estaré unas horas más.
-Esperaré.
-No. Sé lo que piensas. No van a asaltarme de nuevo. Vete a casa. Cuídate mucho.
Emma frunció el ceño.
-Es fácil para ti decirlo cuando no has tenido que pasar por lo mismo que yo...-Dijo señalando su mano vendada.
Rupert sonrió.
-Tranquila. Estaré bien.-Dijo tomándole la mano.
-¿Todo bien?
-¡Bonnie!-Sonrió Emma.
-¿Qué haces aquí?-Preguntó Rupert frunciendo el ceño.
-También es bueno verte.-Respondió la pelirroja sarcásticamente.-Vine por Emma. Tenemos que hacer una visita.
Emma alzó las cejas.
-¿A quién?
-Ya lo sabrás. Y no te preocupes por el regreso de Rupert. Dan ha venido conmigo y dice que lo llevará a tu casa cuando termine de revisar las grabaciones.
Rupert sonrió.
-Gracias.-Le estrechó la mano a Emma.-¿Ves? Nada malo va a ocurrir.
Ella suspiró y miró sus manos entrelazadas.
-Promete que llegarás bien.
-Bien y sin problemas. Lo prometo.
Emma asintió y lo besó suavemente.
-Lo prometiste. No me hagas lo mismo que la otra vez.-Dijo en un susurro.
Rupert sonrió y asintió.
-Vale.-Respondió guiñándole un ojo.-No lo haré.
***---***---***---***---***
-¿Dónde estamos yendo?
-Lo sabrás en unos minutos.-Respondió por decimoquinta vez Bonnie.-Como ya te dije mil veces.
-Pues si me respondieras sin dar vueltas no lo preguntaría.
Bonnie sonrió y asintió distraída.
-Bonnie, no sabrás lo que me enteré...
Emma contó la historia de su primer beso. Bonnie escuchó la historia en silencio. Cuando su amiga terminó, asintió con la cabeza.
-Ya lo sabía.
Emma abrió los ojos.
-¿Tú qué?
-Supe que se habían besado aunque ninguno me lo dijo.
Emma estaba incrédula.
-¿De veras?
-Sí.
-¿Cómo sabes?
Bonnie sonrió.
-Dan iba a besarme esa noche. Luego te explico, aunque debes saberlo ya. En fin, estaba acercándose a mí cuando Rupert se hizo el distraído y se interpuso entre los dos. Fue una fracción de segundo, pero vi que sus labios tenían un brillo inusual. Como de labial. Como el tuyo. Nadie en la fiesta estaba usando eso excepto tú. Era sencillo. Por eso supe. Y cuando apareciste tan alegre me di cuenta de que tenía razón.
Emma sonrió.
-Ahora tienes que contarme sobre tú y Dan.
Bonnie se encogió de hombros.
-Me dijo que iba a besarme. Pero no cuándo.
Emma frunció el ceño.
-No entiendo.
La pelirroja suspiró.
-Estábamos pasándola genial. Habíamos logrado que ustedes dos bailaran y estábamos viéndolos. Vimos cuando casi se besan. Eso hizo que rieramos un poco. Dan dijo que él sabría besar a su cita (léase yo) mejor que Rupert. Le dije que no era cierto. Y me respondió que iba a hacerlo cuando menos me lo esperara. Cuando los ayudamos a ambos a comprender que algo iba a ocurrir y se besaron, Dan y yo salimos afuera a bailar. Estábamos muy cerca, y yo sabía que me gustaba. Definitivamente. Salimos de la pista de baile.-Bonnie se había perdido en sus pensamientos.-Nos acercamos a ese muro. Estaba cansada. Me apoyé y cerré los ojos. "Voy a besarte." Dijo Dan. Yo sonreí. "Como quieras." Le respondí. Pero quería que lo hiciera. Que me besara. Se acercó a mí hasta que quedamos a unos milímetros de distancia. Él se acobardó y se echó hacia atrás. "Te dije que no te atreverías a besarme." Le dije a Dan. "Estoy calentando. Esta vez va en serio." Se acercó a mí y... Y fue cuando al idiota de mi hermano y tu esposo se le dio por aparecer. Para arruinar todo. Como siempre.
Emma sonrió y soltó una carcajada.
-No arruina todo siempre. Definitivamente no arruinó mi vida desde que está en ella.
Bonnie sonrió.
-Es dulce que digas eso. Pero dudo que tu opinión me afecte. No eres imparcial. Eres su esposa.
-Tienes razón. Pero aún así opino eso.
-¡Llegamos!-Dijo Bonnie deteniéndose frente a un edificio.
-¿Dónde estamos?
-Es el apartamento de Arthur y Ally.
Emma frunció el ceño.
-¿No podías venir sola?
-No lo arruines. Te gustará esto...
Ambas subieron las escaleras hasta uno de los pisos más bajos.
Bonnie se acercó a una puerta. Golpeó y entró.
-Bien.-Anunció tomando aire.-Es hora.
***---***---***---***---***
Emma se sorprendió demasiado. No esperaba definitivamente encontrarse con Arthur llorando. Y evidentemente Bonnie tampoco porque se veía de lo más preocupada.
-¿Arthur? ¿Qué ocurre, hijo?
-Ally se fue.
***---***---***---***---***
Rupert llegó a su casa muy cansado.
-Bien.-Dijo abriendo la puerta.-Espero que no esté lista la cena. Quiero cenar con mi familia, no en la cocina.
Pero Emma no se veía por ninguna parte. Madeleine se acercó a él.
-¿Papá? ¡Llegaste!-Dijo sonriendo.
Helena salió de la cocina.
-Hola, papá.
Rupert la abrazó.
-¿Qué haces aquí?
-Maisy quería ver a sus primos.
En casa de los Grint había una regla tácita pero que todos respetaban: Maisy era tratada por Rupert y Emma como una de sus sobrinas. Por Julie y Mark como una nieta. Y por sus tíos pequeños como una prima. La misma regla iba para Domhnall, Clémence y los demás hermanos de Rupert y sus esposas. Maisy era como su sobrina. Una más. Las relaciones de parentesco no iban a afectar al amor que Maisy recibía de su familia.
-¿Will está aquí?
-¿Qué cuentas, suegro?-Preguntó Will entrando a la sala.
Rupert frunció el ceño con desagrado.
-No me llames así, por favor. Me siento viejo.
Will y Helena rieron.
-Vale. Tío. ¿Mejor?
-Sí.
-Mamá nos llamó para que viniéramos porque dijo que llegaría más tarde.-Aclaró Helena.-Aún no hemos cenado. Te esperábamos.
-Genial. Muero de hambre. ¿Por qué Emma no ha llegado?
-No sé. Simplemente se le ocurrió llegar más tarde o algo así...
El celular de Will sonó.
-Debe ser el dueño del salón. Perdónenme un segundo.
Will salió a contestar.
Helena miró a Rupert sonriendo.
-La boda es en una semana. ¿Puedes creerlo?
El pelirrojo sonrió.
-Mientras tú seas feliz...
-Claro que lo soy.
Rupert asintió.
-¡Helena!-Llamó Will desde la cocina.-¡Ven, por favor!
Ella frunció el ceño y salió corriendo. Volvió a los pocos minutos con expresión preocupada.
-¿Quién era?-Preguntó Rupert.-¿Está todo bien?
-Era Daphne. Y no, no está todo bien. Parece que hubo un problema.
Rupert recordó la prueba de embarazo y rogó que no fuera por eso.
-¿Qué ocurrió?
-Resulta que Ally se ha escapado.
-¿Ally qué?
-Se escapó. Huyó.
-¿De Arthur?
-Sí.
-¿Por qué?
-Daphne acababa de enterarse. Dice que cuando Arthur llegó del trabajo no estaba. Y ni siquiera dejó un mensaje. Nada. Solamente algo que entendí como un candado sobre la cama. Aunque no entiendo por qué un candado. Y por qué sabe Arthur que eso quiere decir que no va a volver. Suena ridículo.
Rupert frunció el ceño.
-¿Un candado? ¿Como el del Puente?
-¡Maldita sea!-Exclamó Helena cayendo en la cuenta de lo que ese gesto significaba.
-¿Qué?
-Ally y Arthur colgaron un candado con sus nombres en la Pasarela de las Artes, en París. Si ella ha dejado el candado es porque no piensa volver a verlo...
Will entró al cuarto.
-Menudo día. ¿Justo una semana antes de la boda se le ha dado por salir corriendo?
Helena asintió.
-Esto va a ser un gigantesco problema. Pobre Arthur...
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Emma regresó a su casa mucho más tarde de lo que habría querido. Cuando abrió todo estaba oscuro. Claro, debían estar durmiendo ya.
Se dirigió a la cocina. Cenaría pronto y se acostaría. Estaba muerta de cansancio.
En cuanto acabó de comer, llevó los platos al lavavajillas.
-¿Em?
Sonrió y se dio vuelta. Rupert la miraba con una mano atrás de la espalda.
-Rupert. Lo siento, no quería despertar...
-No estaba durmiendo.-La interrumpió.-No sin ti.
Emma sonrió.
-¿Qué tienes ahí?
-Primero quiero mi beso de buenas noches.
Ella sonrió de nuevo y se puso de pie. Se acercó a él y lo besó.
Rupert sonrió y le tendió un ramo de flores. Emma lo recibió sorprendida.
-Hoy no es catorce de Febrero. ¿Por qué me regalas flores?-Preguntó con curiosidad.
Rupert le acarició una mejilla.
-No era catorce de Febrero cuando me enamoré de ti.