La promesa

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La recepción estaba repleta de gente. Evanna y Matthew eran muy conocidos.

A las nueve y media se sirvió la cena. Cerca de las once ya se habían corrido las mesas a los costados y se había despejado el salón para convertirlo en una pista de baile. Matthew sacó a bailar a su ahora esposa. Se veían adorables juntos.

Daniel, luego de pensarlo mucho y dudar varias veces, invitó a Bonnie a que bailara con él. Ella aceptó y ambos entraron a la pista juntos.

Emma codeó a Rupert, que estaba mirando la mesa de postres, para que viera la pista de baile. Rupert abrió los ojos sorprendido. Sus dos amigos bailaban tan cerca que sus labios casi se tocaban...

-Rupert, ¿Crees que a Dan le gusta Bonnie?

Él dudó. Había prometido no decirlo, pero no había prometido no decir lo que pensaba.

-Yo diría que sí...

-Pues yo creo que a Bonnie le gusta Dan.

-También yo.

Ambos guardaron silencio.

-Emma...

-¿Sí?

-¿Bailas conmigo?

-Creí que nunca me lo pedirías.-Respondió sonriendo.

Rupert la tomó de la mano y la llevó a la pista de baile. Colocó las manos de ella tras su nuca y las de él en la cintura de ella. La acercó a sí mismo hasta que sus narices se rozaron.

Comenzaron a bailar. Estaban tan cerca que ambos escuchaban sus respiraciones a pesar de la música fuerte.

Al principio Emma le pisaba los pies, pero luego comenzó a coordinar mejor.

Rupert rió.

-Emma, no te ofendas, pero... No sabes bailar.

-Lo sé, lo sé, no me distraigas. Desde el Baile de Navidad que no bailaba tanto tiempo.

-¡¿El de la película?! ¡Tenías dieciséis!

-Cállate.

Él la besó.

-¿Sabes? Me estoy cansando de bailar. ¿Por qué no nos vamos? Sabes, me lo debes. Hiciste una promesa...

-Está bien, vámonos.

Rupert, sin decir nada, salió por una puerta lateral. Emma lo siguió.

Daniel y Bonnie, que habían dejado de bailar para tomar unos tragos, los vieron irse y sonrieron.

-¿Sabes? Ninguno dormirá esta noche.

-Apuesto a que no.

-Exacto. Y, hablando de apuestas, gané. Ellos se casarán. Y no pasó un año, mucho menos dos.

-Lo sé. Pero admite que fue una apuesta injusta. Yo pensaba lo mismo que tú.

-¿Y por qué dijiste otra cosa?

-Para llevarte la contra.

Rieron.

-Eres terrible.

-Lo sé. Y, volviendo a nuestros amigos, creo que deberíamos organizarles algo sorpresa. Ya sabes, por su compromiso...

-Opino lo mismo que tú. ¿Alguna idea?

-En realidad, tengo algo que...

Ella lo relató.

-Es brillante. Haremos eso. Ahora toma tu teléfono, hay muchos mensajes que mandar.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora