Perdóname

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Helena se la había pasado llorando descontroladamente desde que había terminado su relación con Will.

"Ya no te amo"

Puñal en el corazón.

"No me amas"

Daga por la espalda.

"Esto se acabó"

Lágrimas y más lágrimas.

Y luego aquel "Helena..." que ella había interrumpido. Aquella vez que oyó su nombre pronunciado por su voz. La última vez.

Helena había desconectado el televisor. La computadora. Su celular estaba apagado. Su teléfono fijo también. La puerta cerrada con llave. Ella en las habitaciones secretas.

No había posibilidad de que alguien la viera. Y no quería ser vista. Dolía demasiado.

-Will. Ay, Will. Will. No. No. Por favor. No. Will... ¡NO! ¡NO, POR FAVOR! ¡WILL! ¡LO SIENTO TANTO!-Helena despertó de su pesadilla sudando. Había soñado con su ruptura. Pero se había sentido tan real como si acabase de ocurrir.

Helena sentía su corazón literalmente en miles y millones de pedacitos. Todo allí le recordaba a Will. La única vez que habían estado realmente cerca de acostarse había sido en aquel cuarto... Sobre esa cama...

Helena deseaba haberlo hecho. Ahora estaría probablemente embarazada y él no hubiese tenido corazón para dejarla.

Pero ya estaba hecho. Dolía. Dolía mucho. Dolía demasiado. Y Helena, ya fuese porque era masoquista o porque no, leía una y otra y otra vez la nota que había encontrado. Y recordaba una y otra vez las palabras de él.

"Cursilerías."

Dolía demasiado. ¿Así consideraba él sus sentimientos por ella?

"Ya no te amo"

Aquella era la frase que más le dolía. Era mucho peor que si le hubiera dicho cualquier otra cosa. Era peor que si le hubiera dicho que era por otra chica. De esa manera, sentía que los sentimientos que él había asegurado tener habían desaparecido.

Helena no se había molestado en comer ni en dormir desde que había hablado con Will. Era sábado por la noche y lo único en que podía pensar era el hecho de que él regresaba al día siguiente. ¿Cómo serían las cosas desde entonces? ¿Qué pasaría con el apartamento? Y... ¿Dónde viviría Will?

-Demonios. No debí decirle que aceptaba su decisión.

Pero aquello sólo la hacía sentir mucho peor, porque quería decir que había tenido la oportunidad de evitar la ruptura y la había perdido como una tonta.

-Ay, Will.

Dolía. Su nombre dolía.

Helena no miró el reloj, aunque estaba segura de que deberían ser como las once.

De hecho, eran las once y media.

Ella siguió llorando y llorando y llorando por varios minutos. No podía más. Sin Will, ¿Qué razón la impulsaba a vivir? ¿Qué razón la obligaba a levantarse y estudiar y moverse y divertirse y sonreír? ¿Qué la obligaba a ser feliz?

-Sin ti, nada vale la pena.-Susurró a la nota que descansaba bajo su almohada.

Sintió una mano sobre su espalda y se sobresaltó.

¿Quién era?

Will era el único que tenía la llave y que conocía las habitaciones secretas. No podía ser nadie más. Pero regresaría al día siguiente...

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora