El farol

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-Maldita sea, maldita sea, maldita sea... Helena, ¿Dónde te metiste? Maldita sea...

Llevaba cinco horas buscándola en medio de una nevada torrencial que azotaba la ciudad de Londres, pero la pelirroja no aparecía. ¿Dónde podría estar? Will estaba desesperado. Después de su charla con James, tenía muy en claro que no podía perderla. Pero, ¿Dónde buscar? Era Marzo y nevaba. Definitivamente en casa de Rupert y Emma no estaba porque no podría haber llegado caminando hasta allí con toda esa nieve. En realidad no podría haber llegado a ningún sitio con la nieve. Excepto...

-Lo tengo.

Will corrió las dieciséis cuadras que separaban su apartamento de la biblioteca. A Helena le encantaba ese lugar. Y un callejón detrás del edificio servía para que se besaran sin que nadie los viera... Tenía que estar allí.

Y en efecto, apenas Will llegó frente a la biblioteca, distinguió la silueta de la pelirroja. Pero no estaba en el callejón. Ni al reparo. Estaba bajo un farol. Temblando. Claro, hacía frío y aquella niña había salido en pijama. Will se acercó por detrás y la observó. Su piel tenía un tinte azulado y parecía a punto de morir de hipotermia. Will se quitó su abrigo y se acercó a Helena por detrás para colocarlo sobre sus hombros.

Ella se sobresaltó. Pero sus zapatos se habían pegado al pie del farol y no podía moverse.

-Helena...

-Vete. Te dije que...

Will tomó el rostro de la pelirroja entre sus manos y la besó. Ella tardó un poco en decidirse pero le correspondió. Y enseguida sintió su cuerpo entrar en calor.

-Helena...

-Will... Es un lindo gesto, pero...

-No. Escúchame. No pienso dejar que te vayas. Que me dejes. No puedo. No entiendes. A mí no me interesa si puedes o no tener hijos. Sólo me importa saber que me quieres. Es todo. Y si no puedo formar una familia biológica contigo, podemos darle la oportunidad a algún niñito desamparado o ser sólo nosotros dos. Pero si hay algo que no pienso hacer es dejarte huir otra vez. ¿Comprendes? Somos una pareja armoniosa y sencilla. Seguro podremos formar una familia. No ahora, pero pronto.

Ella suspiró.

-Will, nuestra relación nunca fue tan sencilla como eso. Siempre hubo más complicaciones que las que cuentas tan simples. Las discusiones y las peleas. No podemos darnos el lujo de adoptar a nadie si luego nos separamos porque discutimos por una bobada. Si te vas de nuevo o si yo lo hago, ¿Qué haremos entonces?

-Helena.-Will se arrodilló en la nieve y le despegó los pies del piso.-Cásate conmigo.-Dijo poniéndose de pie.-La solución es sencilla. Mucho más de lo que parece. Si nos casamos...

-Will, tengo veinte años...

-Veintiuno. Eres mayor de edad. Y no niegues que te gustaría mucho casarte conmigo. Lyn lo hará con Miles, en tres semanas.

-Ellos son diferentes. Nunca pelearon.

-Claro que sí. ¿O ya olvidaste que Lyn creía que Miles la engañaba? Ninguna pareja es perfecta. Hasta tus padres discuten. Pero se aman y eso soluciona todo. Nada más importa.

Ella suspiró.

-Lo voy a pensar. Pero en el apartamento, con una taza de chocolate caliente y una bolsa de agua hirviendo en los pies.

Will sonrió.

-¿Eso quiere decir que... Que estamos juntos?

-Sí. Al menos hasta que lo piense, ¿No crees?

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora