Suspirar

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Cuando Rupert despertó, llovía. Llovía a cántaros. El ruido que hacían las gotas de lluvia sobre el techo de su cuarto era bastante considerable. El pelirrojo recordó la noche anterior y suspiró hondo. Ay, Emma.

Pero al recordar eso notó que ella no estaba. Se incorporó de un salto. ¿Y si ella...?

Rupert no la creía tan depresiva como para suicidarse. No, ella no era así. Pero en ese estado...

"...Hay niños que nacen y viven en hogares donde no son deseados, donde no se los cuidará y no tendrán oportunidades. Yo habría querido a mi pequeña, la habría cuidado con cariño y habría tratado de darle todas las oportunidades para que fuera feliz. Pero no se me ha permitido tenerla..."

Aquel fragmento de ese maldito libro le venía una, otra y otra vez a la cabeza. Emma lo había leído también. Ella se lo había enseñado una vez y había afirmado firmemente que daría la vida por alguno de sus hijos. Él hizo memoria. Fue cuando estaban filmando la... Quinta película. Y a ella se le había dado por leer eso. Rupert secretamente la imitó porque quería ver qué era lo que la tenía tan enganchada. Recordaba esa conversación, que lo había dejado ruborizado al notarla hablando sobre su futuro, como si hubiese ocurrido el día anterior.

«-Rupert, mira esto.

-¿Qué es eso?

-Un libro.

-Ya lo sé. Pregunto cuál.

-Se llama Anne y la casa de los Sueños.

-¿Y eso qué es?

-Un libro.

-¡Ya sé lo que es! Te estoy preguntando qué quieres que vea.

Me senté junto a ella, en el suelo. Incliné la cabeza por encima del hombro de Emma para espiar la página que me señalaba. Leí la conocida cita.

-No entiendo. Oye... ¿Estás llorando?

-Yo...

Armándome de valor, le enjugué las lágrimas con una mano.

-Lo siento. Debes pensar que soy una tonta, pero me he emocionado.

Sonreí.

-Bueno, dime por qué querías enseñármelo.

-Necesito una opinión externa. Dime, ¿tú no preferirías morir antes que tus hijos?

-Vaya pregunta. No lo sé. Tal vez... El día que tenga hijos te responderé.

-Yo sí. Sí lo haría. Mil veces. Es que... Piénsalo. Es tu hijo. Es el fruto de tu amor con otra persona. Representa lo que más importa para ti. ¿No preferirías morir antes que perderlo?

-Supongo que sí. Pero no sería la única persona por la que moriría.

-¿No? ¿Por quién más?

Maldita sea. No esperaba esa pregunta.

-Yo...-Dije ruborizado.-Por ti. Y Dan, claro. Somos mejores amigos. ¿O no?

Ella sonrió y me dio un beso en la mejilla y un abrazo. Me ruboricé. Emma tenía diecisiete y yo dieciocho. Era de esperar que no hubiese decidido hacer nada más. Y esperaba que no hubiese notado que estaba irremediablemente enamorado de ella. Se suponía que no era raro que yo hubiese dicho eso. La veía más seguido que a mi familia. Era obvio que le tenía aprecio...

-También haría eso por ti, no lo dudes. Pero volveré a insistir. Imagina que...

Se quedó pensativa unos segundos. Se sonrojó levemente.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora