Examen

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Daphne bostezó. Estaba muy aburrida...

-Entonces, si se agrega el cociente al divisor y se lo multiplica por el número atómico...

Su bolsillo vibró.

Cuidando que el profesor no la viera, sacó el móvil y leyó el mensaje. Sonrió.

"Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos. Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible. Mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos. Mi táctica es ser franco y saber que sos franca, y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos... Mi estrategia es en cambio más profunda y más simple. Mi estrategia es que un día cualquiera... No sé cómo ni sé con qué pretexto... Por fin me necesites."

Ryan. Su manía por las poesías no desaparecía con el tiempo.

"¿Ahora te gusta Benedetti?"

"Que tú no tengas idea de lo que hago cuando no estoy contigo no quiere decir que eso no exista en mi universo. Claro que me gusta Benedetti. ¿Qué haces hoy a las cinco?"

"Estudio."

"¿Y a las seis?"

"También."

"Es viernes, niña. ¿Cuándo terminas?"

"Cuando entienda números constantes de componentes químicos. Nunca volverás a verme..."

"No exageres. Paso por ti a las siete. No te gastes en arreglarte. Soy hombre sencillo de bolsillo apretado."

Daphne sonrió de nuevo. Iba a responder que no podía cuando sintió un carraspeo.

El profesor la miraba, igual que el resto de la clase.

-Señorita Radcliffe, sabe usted bien que no se puede usar el teléfono durante las horas de clase. ¿Puede decirme qué es tan urgente que no puede esperar al recreo?

Daphne se sonrojó.

-Yo...

-Pues ahora no importa ya. Venga a las siete y voy a tomarle examen. Seguramente si no prestaba atención era porque ya sabe esto. Y deme ese celular.

Daphne intentó no gritarle al profesor y le dio su móvil.

-Se lo devolveré cuando haya acabado el examen.

Cuando la clase finalizó y todos recogían sus cosas para irse, el profesor le recordó:

-A las siete, señorita Radcliffe. Ni un minuto más ni uno menos.

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Daphne entró a su casa furiosa con el profesor.

Bonnie y Paul hacían galletas en la cocina y reían a carcajadas.

-¡Daph!-Dijo Paul con alegría.

Ella sonrió y siguió caminando.

El niño miró a su madre.

-Mamá... Daph no vino a saludar...

Bonnie sopló un mechón de cabello que tenía en su frente.

-Lo sé. Debe estar ocupada. Cuando terminemos con esto puedo preguntarle qué le ocurre si quieres saber.

Paul asintió.

Daphne, encerrada en su cuarto, no sabía qué hacer. Se sabía el número de Ryan de memoria, claro. Pero no tenía teléfono fijo y si le pedía el celular a sus padres harían preguntas.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora