Aliviados

772 63 27
                                    

Emma y Rupert regresaron a su hogar mínimamente más aliviados. Sabían que podían confiar en el otro y eso los hacía sentirse bien. Pero a Emma el corazón sencillamente no le dejaba ser feliz. Estaba muy triste.

A pesar del dolor que le producía, Rupert supo que tenía que llevar a su mujer al médico. Elizabeth les diría lo que ambos sabían aunque no quisieran oírlo.

Emma intentó resistirse a visitar al médico, en especial luego de aquel día que había pasado, pero de todas maneras Rupert la convenció.

Cuando llegaron al consultorio, la amiga de Bonnie los atendió con una amplia sonrisa.

-Emma, Rupert. Pasen.

Al ver sus rostros de funeral supo que algo andaba mal, por lo que decidió no decirles nada.

Sacó un sobre que le dio a Emma. Ella lo abrió, lo miró y se echó a llorar. La médica malinterpretó el gesto y dijo sonriendo:

-Felicitaciones. Son mellizos. Otro par. Es la foto de la ecografía que te hiciste hace unas semanas, Emma.

Ella sollozó más fuerte y le echó los brazos al cuello a Rupert. Él sonrió con tristeza y la estrechó fuertemente.

Elizabeth se dio cuenta de que algo iba muy mal.

-Rupert, lo siento. ¿Qué pasó?

Él estrechó a Emma aún más fuerte y le acarició el cabello.

-Emma... Creemos que Emma perdió el embarazo.

-¿Qué? ¡Eso es imposible! Emma, ven aquí.

Ella se puso de pie y se enjugó las lágrimas. Elizabeth también se puso de pie y se acercó a ella. Se agachó frente a Emma y acercó su oreja al vientre de ella.

-No. No puede ser, Emma. Dime algo, ¿Alguien ha hecho lo que yo estoy haciendo? Mejor dicho, ¿Por qué crees que perdiste el embarazo?

-Porque yo...

Emma le explicó la historia entre sollozos. Elizabeth frunció el ceño y levantó unos centímetros la remera de Emma para pegar nuevamente su oído a su vientre.

-Rupert, ven aquí.

-¿Yo?

-Sí, tú. ¿O acaso hay otro Rupert aquí?-Dijo Elizabeth en tono exasperado.

El pelirrojo se acercó.

-Bien. Esto valdrá para otra vez. Rupert, haz lo que acabo de hacer e intenta escuchar. Si oyes unos débiles latidos, quiere decir que hay vida dentro del vientre de Emma.

Él se agachó confundido y pegó su oreja al vientre de su mujer. Levantó la vista hacia ella con los ojos húmedos.

Emma se mordió el labio.

-¿Y bien? ¿Alguien piensa decirme si perdí el embarazo o no?

-Emma...-Dijo Rupert sollozando y parándose.-Mi cielo...-Dijo con suavidad.

Ella lo miró desilusionada.

-Lo perdí, ¿Cierto?

Él la abrazó y sollozó quedamente.

-No, Emma. No lo perdiste. Está allí. Y son dos.

***---***---***---***---***

Elizabeth Murray era una de las doctoras de más formación de Londres. Aunque no era muy conocida, cuando ella decía algo, se podía apostar a que así era. Punto y final. Sin discutir. Sin peros.

Por eso cuando Rupert escuchó dos débiles latidos a destiempo que provenían del vientre de Emma supo que Elizabeth estaba en lo cierto, como siempre. Allí había vida. Y no una, sino dos. Dos vidas. Sus hijos. Vivos.

Los sentimientos que lo inundaron son difíciles de describir, pero había algo que lo invadía por completo: El alivio. Estaba muy aliviado. Todo estaba bien. Por eso se echó a llorar y abrazó a la portadora de aquellas vidas.

-Emma, son dos.-Repitió entre sollozos.

Ella sonrió y el mismo alivio que Rupert sentía la invadió por completo. Al alivio le siguió la alegría.

-¡Rupert!

Él se separó de ella y sonrió. Emma le tomó el rostro y le enjugó las lágrimas con tristeza para besarlo.

-Bueno, Emma. Vamos a tener que hacerte unos estudios por esto que me cuentas. Pero como que me llamo Elizabeth Murray que no has perdido a tus hijos. Están allí. Así que no llores, Emma, no tienes que hacerlo. Allí están. Los dos pequeños. Ven, vamos a que te hagan una ecografía. Pero te aseguro que todo está perfectamente en orden.

Rupert sonrió y besó a su mujer de nuevo.

-Emma...

-Rupert...

Dijeron los dos al mismo tiempo.

Ella sonrió. Rupert también. Hacía mucho que no la veía sonreír.

-¿Qué?-Volvieron a decir al mismo tiempo.

-Te amo.-Dijo Emma.

-Te amo.-Dijo Rupert.

Elizabeth sonrió mientras los veía besarse y salió del consultorio para avisar al ala de las ecografías. Todo estaba en orden y se veía a simple vista. Ahora todo quedaría entre los protagonistas como la peor sospecha que pudieron haber tenido en su vida.

***
Dedico este capítulo a muchas personas y por muchas razones.

En primer lugar, a jbusso para curar su corazón roto. Espero que te guste.

En segundo lugar a LizaEscamilla por leer y comentar y a martaweasley7 por seguir la historia.

Y en último lugar a mariapilardepetris, Carolina462 y sobre todo a piligonzalez621 por ayudarme mucho con un capítulo de la novela que se había borrado. Gracias a las tres.

Y por último, gracias a todos los que votan porque hoy la historia llegó a 1k de votos. Muchas gracias por apoyar este proyecto.

Nos vemos en el próximo capítulo.

¡Feliz lectura!

Lucía.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora