Averiguaciones

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Un par de semanas pasaron desde la última vez que vimos a todos.

Daniel seguía preocupado por la actitud distante de Bonnie. Daphne lo notó, pero parecía que Bonnie sabía sus intenciones porque tampoco hablaba mucho con ella y jamás se quedaban a solas.

Will y Helena estaban de vacaciones en el Caribe, recompensando aquel viaje largo que habían imaginado antes de que Will se fuera. Helena ya había recuperado su peso normal, gracias a las delicias que preparaba su novio y a la insistencia por parte de este para que comiera. La pelirroja era de nuevo la chica hermosa de la que Will siempre había estado enamorado.

Por su parte, Emma estaba muy feliz porque Rupert estaba feliz. Y él estaba feliz porque ella lo estaba. El embarazo de Emma, tras exhaustivas pruebas y estudios de parte de Elizabeth y su equipo, había dado resultados perfectamente normales. Todo iba bien y los mellizos se desarrollaban de acuerdo a los parámetros normales. Además, el vientre de Emma comenzaba poco a poco a crecer. Rupert adoraba charlar con ella sobre los niños ahora que sabían que todo estaba en orden. Y eso sin mencionar que ahora Emma le obedecía un poco más. Aunque Elizabeth le había dicho a Emma que sangrar un poco, al menos en su caso, era perfectamente normal y que no significaba que hubiese perdido el embarazo, ella temía que volviese a ocurrir y fuese por algo grave. Por eso se cuidaba más de los golpes y había tenido que rechazar varias veces la propuesta de jugar a los caballeros con sus hijos varones. Se limitaba a sentarse y mirar o ser la princesa. Porque jugar a pelear con ellos, aún siendo un juego, era un poco peligroso.

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-¡Mamá!

-Sí, Peter, dime. ¿Qué pasa?

-Daphne dice que quiere hablar contigo.

-¿Puedes decirle que estoy ocupada ahora?

-Dijo que era urgente y que me iba a dar un caramelo si te convencía de que fueras. ¿Puedes ir, por favor? Quiero un caramelo.

Bonnie rió.

-Bien, dile a Daphne que voy para allá.

Peter se fue. La pelirroja maldijo en voz baja y se miró los pies.

-¿Se notará mucho?-Se preguntó en silencio.

Peter volvió a aparecer masticando un caramelo.

-Gracias, mamá, está delicioso.

Ella rió de nuevo y se puso de pie para ir al cuarto de su hija.

-Hola, Daph. Me dijo Peter que me llamaste. ¿Qué ocurre? Dímelo rápido que estoy ocupada...

Daphne sabía que su madre intentaría escabullirse, así que ella y Dan idearon un plan.

-Mamá, ven, por favor. Necesito que me aconsejes sobre algo.

Bonnie entró al cuarto a su pesar y cerró tras ella.

-¿Qué pasa?

-Mañana tengo una fiesta y quiero algo para ponerme. Estaba buscando el vestido rosa pero no lo encontré. ¿Puedes prestarme algo que combine con esto?-Preguntó señalando un pantalón sobre la cama.-Una remera ajustada o algo así sería ideal.

-Creo que tengo un vestido a lunares blancos que puede servirte. Pero no podrás usarlo con el pantalón...

-Mmm... No importa. Sé cuál es. Oye, acabo de notar algo. Hace mucho que no usas ese vestido. ¿Ya no te gusta?

-Claro que me gusta.

-¿Entonces?

-Supongo que... No le sienta a mi figura.

-Oh, vamos, no exageres. No estás gorda. Y ni que estuvieras embarazada...

Bonnie tosió nerviosamente y se ruborizó.

Daphne fingió sorpresa al ver la expresión de su madre y se puso seria.

-Mamá...

Bonnie tragó en seco.

-¿Sí?

-¿Estás embarazada? ¿Como la tía Emma?

La rubia contuvo la respiración. Bonnie frunció el ceño.

-No, claro que no.

Daphne soltó el aire.

-No, Daphne. No es como la tía Emma. No estoy embarazada de mellizos. Es sólo de una persona.

Su hija se quedó estática y muda. Dan tenía razón. Como siempre.

-Pero no le digas a tu padre, temo que...

Tarde.

El brillante plan era someter a Bonnie a interrogatorio mientras Dan, escondido bajo la cama, escuchaba todo. La idea era que él no saliese de allí, pero no fue eso lo que pasó.

Daniel Radcliffe salió de abajo de la cama, se puso de pie y se acercó a Bonnie. Antes de que ella tuviese tiempo para sorprenderse, él la tomó por las mejillas y la besó. La pelirroja sonrió y le correspondió.

-Dan... Yo...

-No es necesario que digas nada.

-Pero... Pero yo... No te dije y... Lo siento.

Él sonrió y volvió a besarla.

-No importa. Lo sabía.

-¿En serio?

-Sí. No soy tan tonto. Además, quisiera saber cómo planeabas ocultar un embarazo durante nueve meses y al bebé una vez que naciera.

-La verdad no lo había pensado. Pero supongo que en algún momento iba a decírtelo. Dan, no te dije porque como la última vez, cuando Paul...

Dan le besó la frente.

-Dime. ¿Quieres recordar eso o aceptar el hecho de que ahora no estoy enfadado contigo?

-Supongo que prefiero que no estés enfadado.

-Eso es genial, porque no lo estoy.

Daphne, apoyada de costado contra la pared, sonreía mirando la escena. Era muy tierna y graciosa.

-Suponte que yo no me hubiera enterado ahora. ¿Cómo pensabas decírmelo?

-Quería que lo descubrieras por accidente y me lo preguntaras. Te habría dicho que sí. Pero no preguntaste. Además no estaba lista para decirlo tan directamente cuando Daphne preguntó. Debe haber sonado un poco extraño...

-Eso no interesa. Dime, ¿cuánto tienes?

-Yo... Tres meses.

-¿Llevas ocultándolo por tres meses?

-Sí.

-¿Por qué?

-Por lo de Peter y... Tú sabes, el acuerdo que tuvimos cuando Paul nació.

Daphne sintió el celular vibrando en su bolsillo. Lo sacó y miró la pantalla.

"Hola, princesa. Si vienes un rato a mi casa me harás un favor, quiero hablar contigo sobre algo importante. Te quiero, Ryan".

Ella sonrió y repondió diciendo que iría enseguida. Cuando se guardó el teléfono en el bolsillo, levantó la mirada. Sus padres seguían besándose tiernamente. Ella se sentía como un mal tercio. Sin hacer ruido, salió del cuarto y cerró la puerta.

"Al fin y al cabo, mamá está embarazada. No es probable que decidan intentar algo. Y menos en mi cuarto." Pensó mientras se subía a la bicicleta y comenzaba a conducir en dirección a la casa de Ryan.

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora