Veinte de junio

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Emma despertó por un estruendoso sonido que la hizo sobresaltarse. Rupert, a su lado, hizo el mismo movimiento sobresaltado que ella.

Los mellizos también despertaron con el ruido. Jack se echó a llorar y Madeleine se limitó a sonreír.

Eran bastante opuestos en comportamiento. Jack casi siempre lloraba o se asustaba. Madeleine reía o sonreía.

Cuando tenían hambre, Madeleine se las ingeniaba para llamar la atención de sus padres sin gritar ni llorar. Jack, en cambio, sí lo hacía. Pero cuando no lloraba era un niño adorable que amaba reír.

Esa mañana ambos despertaron con el ruido oído por toda la casa.

Emma se puso de pie muy alterada y corrió hacia el cuarto de Ryan. Rupert la imitó pero se dirigió a la habitación de Helena.

Ryan estaba despierto por el ruido pero no le había ocurrido nada a él. Agradeciendo al cielo y llevando a su hijo de la mano, Emma volvió a subir las escaleras.

Rupert encontró a Helena despierta, pero ella no sabía nada sobre el misterioso sonido. O eso decía.

Cuando toda la familia se reunió en el cuarto de Rupert y Emma, aún nadie sabía el origen de aquel estrépito.

-Yo digo que ha sido alguno de los vecinos chiflados. Ha parecido como si miles de sillas hubiesen caído al suelo todas juntas...-Dijo Ryan.

-Sonaba más como un gigante sonándose la nariz.-Dijo Helena.

-Lees demasiado.-Dijo su hermano.

-Basta. Lo importante es que todos estamos bien. Pero ahora tenemos que...

Un nuevo estrépito interrumpió a Emma. Ella se sobresaltó tanto que casi se cae al suelo.

-¿Qué ha sido eso?

Helena se asomó por la ventana. Nada. Luego por el balcón.

-¡Oigan! ¿Qué creen que hacen? ¡Esto es propiedad privada!-Gritó desde el balcón hacia el piso.

-¿Propiedad privada? Pero este es el catorce de la calle...

-¡No es el catorce de nada! ¡Es el mil seiscientos!-Repuso enojada la pelirroja.

Emma se mostró confundida.

-¿Con quién estás hablando, hija?

-Hay unos albañiles en el jardín que están derrumbando la escalera de incendios. Ese es el ruido, los escalones cayendo.

-¡Lo sentimos! Hubo una confusión.-Se oyó desde el jardín.

Rupert se asomó por la ventana.

-¡¿Qué demonios ocurre aquí?!

-Lo sentimos, señor. Le pagaremos la nueva instalación de una escalera o la construiremos nosotros mismos si quiere. Leímos mal los números. Como la descripción de la casa era muy parecida a esta y la calle era la misma...

-La casa catorce es la de Daniel Radcliffe, a varias cuadras de aquí.

-¡Oh! Lo sentimos. De veras que...

Rupert miró a Emma. Ella sólo reía a carcajadas con Ryan, Jack y Madeleine.

-Olvídenlo. Está bien. Pero quiero esa escalera puesta de nuevo en dos horas o voy a denunciarlos.

-Delo por hecho.

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-Mamá, ¿puedo hablarte sobre algo?

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora