Junto al río Támesis (Emma Wa...

By LuciaEntreLetras

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Imagínense si estos dos actores de Harry Potter estuvieran juntos. ¿Cómo sería? Han pasado cinco años desde l... More

El funeral
Londres
Un motivo para quedarme...
Un momento mágico
Amanecer en Londres
Tenemos que agradecerle...
Explicaciones
Devuélvemela
Conversaciones entre amigos
¿Hiciste qué cosa?
No vimos por dónde caminábamos
Reunión entre seis amigos
El plan B
Melenas revueltas.
Tres amigas
Compras y confidencias
¿Te gusta?
Despertar a tu lado
Lunes de pesadilla
Mal momento
Un martes de boda
Peros
Primer Aniversario
Gran noticia...
Felices veintiséis
Agosto veraniego
Amor ardiente. La luna lo sabe todo
Evanna y Matthew
La promesa
El lado oculto del apartamento
Trabajando en equipo
Gracias, David
Preparando la sorpresa.
Táctica y Estrategia
¡SORPRESA!
La apuesta
Todo va a estar bien...
Recuperar tiempo perdido
La primera mañana familiar
Familia unida
Hora de almorzar
¿Recuerdas?
Dos semanas
La decisión
Reunión familiar
¿Lo entienden, cierto?
Información involuntaria
Los trámites
Realmente brillante...
Honestamente amo a Rupert
Sábado por la mañana
El veredicto
Reunión Weasley
Actividades en familia
Domingo a lo Weasley
Lunes pelirrojo... Lunes Weasley
Campamento
El ganador
Separaciones
Adiós, soltería
La última noche
Casamiento civil
La boda
La recepción
Te amo
Comenzar de nuevo
Arreglos de último momento
Viajar
En casa
Roma y Venecia
Capri y Cinqueterre
La enfermedad de Emma
Edimburgo
Felicidad
Preocupaciones
Malentendidos
Conferencia de prensa
Charlas
¿Todos listos?
Esperaré por ti
Tres de la mañana
Una estúpida pelea
Recapacitemos
Amelia
Ojos
Muérdago
Navidad
Año Nuevo
Feliz Cumpleaños, Helena
Escuela
Dos
Intentos
"La Boda del año"
Molestias
Mellizos
Conociendo a la familia
La fiesta
Veinte de junio
Llegada
El telegrama
Creciendo
Entrevistas
Tu sonrisa
Te extrañé
Cinco años después...
Regreso
Episodios cotidianos
Abril
Inesperado
¿No intentarás nada?
Fiestas y despedidas
Caballeros y princesas
Lejos
Perdóname
Estoy confundida...
Reconciliación
Cena con los Lewis
Malas noticias
No soporto verte llorar
Suspirar
Aliviados
Averiguaciones
En el Caribe
Cómo sobrevivir a Agosto
Pensamientos
Álbum de recuerdos
Demasiadas preguntas
Bienvenidos
El Puente de los Candados
No cometas ese error
El farol
J.P. y Rebecca
La historia tras el telegrama
La noticia
El accidente
La Bella Durmiente
Hogar
Pelirrojos
Proposiciones
Secretos
Desilusión y consuelo
Anuncios
Dos años después...
Maisy
¿Confías?
Objetivos cumplidos
Examen
Jugar
Gala de Año Nuevo
Bien ganado
Doble triunfo
El sueño
¿Invasión extraterrestre?
Grabando otra vez
Esto es una pesadilla
Demasiado tarde
Contigo
No es culpa tuya, Emma
El verdadero primer beso
Flores
Cancelado
La foto
De cómo nace una idea
Lo prometido es deuda
Especial #Rankin
Nueva historia
Necesito su ayuda.

Blanca Navidad

958 55 25
By LuciaEntreLetras

-Despierta.

Nada.

-¡Oye!

Lo sacudió un poco.

Ni media señal de que la hubiera oído.

-¡Arriba!

Suspiró.

-¿Piensas moverte?

Uno de sus brazos la tomó desprevenida y volvió a caer sobre él.

-¡Oye!

Él sonrió con los ojos cerrados y la besó.

-Dime por qué te cuesta tanto levantarte...

-Tal vez porque no estabas a mi lado.

Rupert hizo un puchero.

-¿Por qué tienes la costumbre de ponerte de pie cuando te despiertas? Podrías quedarte a mi lado, ¿Sabes? Es veinticuatro de Diciembre, no tienes que ir a trabajar...

Emma sonrió.

-Podrías abrir los ojos, para variar.

-No hasta que...

Ella rodó los ojos y volvió a besarlo.

-¿Así te gusta más?

Rupert sonrió y abrió los ojos para encontrar los de Emma.

-Dime que no tienes que trabajar hoy.

Ella desvió la mirada.

-¡Emma! ¡Es Nochebuena!

-Lo sé, lo sé.-Repuso ella.-Pero el estudio...

-El estudio me importa un comino. Vas a quedarte aquí con nuestra familia. No te he dejado embarazada cuatro veces ni me he casado contigo para que te vayas a modelar el día de Navidad y me dejes solo.

Emma sonrió.

-Podría arreglar...

-Pues hazlo. Vamos, ni los fotógrafos van a ir. Es casi Navidad. Serán sólo tú y el director. Y francamente, luego de la espantosa experiencia que tuvo que arreglar Natalie, diré que eso es peor.

Ella rió.

-La directora, dirás. Es una chica. Y está casada. Creo que también tiene hijos... Sí, definitivamente hablaré con ella para arreglar otra cosa.

Rupert le tendió el celular.

-Toma.

-¿Ahora?

-No, a las once y media de la noche. ¡Claro que ahora! Vamos, habla con ella.

-Pero es muy temprano...

-En ese caso no debieras haberme despertado, directamente.

Emma frunció el ceño y tomó su móvil. Marcó y, mientras esperaba a que respondieran del otro lado, le sacó la lengua a Rupert.

El pelirrojo sonrió. Emma en el fondo seguiría siendo pequeña, eso nunca cambiaría.

-¿Hola? Soy Emma. Sí, Clary. Sí, lo sé. Precisamente por eso te llamo. Es Nochebuena y... Quería saber si es posible que... Sí, entiendo que estemos atrasados, pero...

Emma miró a su esposo.

Rupert suspiró con frustración. Emma nunca convencería a la tal Clary...

Le arrebató el teléfono de las manos.

-¿Hola? Clary. Un placer, soy Rupert, el marido de Emma.

Ella quiso quitarle el celular pero él fue más rápido, se puso de pie y salió corriendo al baño.

Emma no quiso salir de la cama, así como estaba, en ropa interior, Rupert la miraría como cada vez antes de...

-Sí. Entiendo perfectamente que estén atrasados. Pero es Nochebuena. Y además están los niños... Emma es su madre y quieren pasar las fiestas con ella. Considéralo, por favor... Veinticuatro de Diciembre. ¿Dónde está tu espíritu navideño? Seguro que tú también quieres estar con tu familia... Piensa en tus niños. Y tu esposo. Por favor... Por un pobre pelirrojo que se dedica a molestar... ¿En serio? Genial. Le diré. Gracias, Clary. Un placer. Felices fiestas. Adiós.

Rupert salió del baño con expresión triunfante y la miró estirando un brazo para devolverle el celular.

-¿Por qué me quitaste el teléfono?

-Seamos honestos, Emma, no ibas a convencerla nunca. Era mejor si me ocupaba yo.

-Pero ahora parece como si yo te hubiera mandado a hablar con ella...

-¿Y qué?

-Parezco una quejosa.

Rupert sonrió.

-¿Pareces?

La mirada amenazante de Emma fue suficiente respuesta.

-Bien, bien, no te enfades. Sólo bromeo.

-Pues es una broma de mal gusto.

Emma se acostó dándole la espalda. Rupert sonrió. Ajá, conque esas tenía...

Se acostó junto a ella y se acercó a su espalda.

¿Emma llevaba puesta sólo la ropa interior? ¿Y cómo era que él no lo había notado?

Sonrió pícaro. Aquello podría ser una ventaja...

Acercó sus manos al broche del sostén de Emma y lo desabrochó. Ella dio un respingo.

-¿Qué estás haciendo?

-Estaba mal enganchado. Estoy ayudándote.

Emma frunció el ceño.

-Rupert...

-Ya. Sólo ayudarte con esto. Prometido.

-Ajá. Está bien.

Emma cerró los ojos esperando sentir las manos de Rupert sobre su pecho, pero no fue así.

El pelirrojo acarició suavemente su espalda y abrochó el sostén. Luego acercó sus labios al hombro de Emma y la besó suavemente.

-Lo siento. ¿Puedes perdonarme?

Ella se estremeció.

-Yo...

Los labios de Rupert se acercaron a su cuello.

-Por favor...

Se perdió en sus caricias y aflojó un poco la tensión en sus hombros para dejar su peso en el pecho de él.

-Tal vez pueda...

Él sonrió.

-Lo sabía.-Susurró.-Ahora dime... ¿Cuándo quieres abrir tu regalo de Navidad? ¿Ahora o a la noche?

Ella sonrió.

-¿No puedes dividirlo en dos y me lo das las dos veces?

Rupert también sonrió. La tomó por la cadera y la hizo girar para quedar frente a él.

-Tal vez pueda...-Dijo Rupert imitando sus palabras.

-Demonios, debería haberte dicho que sí.

El pelirrojo soltó una carcajada y la besó.

-Si prometes no gritar. No hay que despertar a los niños.

Ella se sonrojó.

-Si yo...

-Olvídalo.-Rupert le desabrochó el sostén.-Da igual. En algún momento despertarán.

***---***---***---***---***

Ryan salió del edificio con su cabello cubierto por un grueso gorro de lana roja. Por dos motivos. En primer lugar, hacía un frío para morirse. Y en segundo, acababan de cortarle el cabello en la peluquería. Y detestaba su corte. Qué mal gusto del peluquero, por favor.

-Disculpe, señor...

Ryan se dio vuelta con aire ausente. Una niña con un billete de diez libras en la mano lo miraba.

-¿Sabe que la tradición es besar a alguien cuando ambos están bajo un muérdago?-Preguntó antes de salir corriendo.

Ryan frunció el ceño.

De pronto, dos brazos lo abrazaron y sus labios encontraron los de alguien más. Entreabrió los ojos.

-¡Daph!-Dijo sonriendo.

Ella sonrió. Sobre sus cabezas, sostenía un pequeño ramito de muérdago.

Él le devolvió el beso con entusiasmo.

-Qué hermosa mañana.-Comentó Ryan.-Me encanta el amor para desayunar. ¿Qué hay en la cena?

Daphne sonrió y susurró:

-Para la cena hay una cama esperándonos...

Ryan abrió los ojos.

-¿Qué...?

-¿Qué te hiciste en el pelo?-Preguntó Daphne notando su corte e ignorando su pregunta.

-Yo no me he hecho nada.-Respondió ofendido.-Ha sido el peluquero.

-Déjame ver.

Él negó con la cabeza.

-No seas infantil. Déjame ver...

Daphne estiró una mano para quitarle el gorro y soltó una carcajada.

-Pareces...

-No me lo digas. Odio tener el cabello así.

Ella sonrió y le acarició la frente tiernamente.

-A mí me parece que te queda genial.

Ryan sonrió.

-¿De veras?

-Sí. Tan guapo... El poeta seductor.

Él sonrió otra vez.

-¿Sigo siendo seductor?

-No tienes idea.

Ryan iba a preguntar otra cosa pero se contuvo. ¿Qué podría haber querido decir Daphne con "cama esperándonos"?

***---***---***---***---***

La reunión entre los Weasley se celebró aquel día a las ocho.

Sinceramente la montaña de paquetes y paquetitos de regalos era gigante. Hacía bastante que no era tan grande. Pero como ahora los niños eran lo suficientemente mayores como para elegir sus regalos...

-Y este último es para Emma, de Rupert.-Dijo Julie dándoselo a su nuera con una sonrisa.

James se inclinó hacia Oliver y susurró:

-Seguramente es una caja de condones.

Oliver soltó una carcajada mientras veían a Rupert, que estaba escuchando, tornarse escarlata.

-Emma, cuéntanos. ¿Qué es?

-Eso, cuñadita, muestra.

Los gemelos rieron sus bromas, sobre todo al ver el rostro enfadado de Rupert.

-¡Ustedes dos...!

-¡Rupert! ¡Compórtate! ¿No ves que los niños tienen menos temperamento que tú?

Él cruzó los brazos ante la reprimenda de su madre y se sentó enfurruñado en un sillón.

Emma sonrió y se sentó junto a él.

-Pues a mí me encanta que tengas temperamento.-Dijo besándole una mejilla.

Él sonrió y la estrechó fuertemente.

-Te amo.

-Igual yo.

Emma se puso de pie, se acercó a Tiana y Rebecca y preguntó inocentemente, cuidando que los gemelos la oyeran:

-¿Qué recibieron de sus maridos?

Ambas se miraron y rieron a carcajadas mientras los gemelos se ruborizaban.

Emma miró dentro de las cajas.

-Pero si hasta pensando son gemelos.

Los regalos eran idénticos. La única diferencia era el paquete en que había sido envuelto.

Emma sonrió enseñando su nuevo libro.

-Al menos no es ropa interior.-Sonrió Tiana mirando su regalo.

Rebecca asintió.

-Los Phelps francamente dan vergüenza.-Dijo.

-Totalmente de acuerdo, querida cuñada. ¿Cómo nos hemos enamorado de ellos?-Preguntó Tiana.

Emma sonrió.

-El cabello pelirrojo es demasiado atrayente.

Ambas se miraron y rieron.

-Serviría, Emma, si los gemelos fueran pelirrojos.

Ella sonrió. Cierto. Estaba tan acostumbrada a pensarlos como Weasley que inconscientemente los consideraba tan pelirrojos como Rupert.

-¿Y Rupert?

-Sí. ¿Qué tiene él que te atraiga tanto?

Emma sonrió.

-Tiene ocho hijos conmigo, eso es lo que tiene.

Todos rieron.

-En serio, Emma.

Ella se puso pensativa.

-Supongo que sí.

-¿Sí qué?

-Sí me atrae.

Los gemelos silbaron. Rebecca sonrió mientras Rupert se tornaba escarlata.

-Sabemos que te atrae. Es obvio. La pregunta es por qué.

Emma se encogió de hombros.

-Porque es... Buena persona. Porque es lindo.

La miraron decepcionados.

-¿Es todo?

-¡Feliz Navidad!-Gritaron los niños al mismo tiempo.

Los mayores reaccionaron. Habían comenzado a abrir los regalos antes por si alguno se quedaba dormido y se habían olvidado de la cuenta regresiva que los pequeños llevaban en el jardín.

Salieron a ver los fuegos artificiales.

-¡Nieva, mamá!-Dijo Maisy.

Helena la alzó sonriendo. Will se acercó a ellas y pasó un brazo por la cintura de su novia.

-Feliz Navidad, Helena.

Ella sonrió y lo besó.

-Feliz Navidad, Will.

Julie y Mark se abrazaron.

-Feliz Navidad, cielo.

James se acercó a Rebecca y la besó. Marcus y Anne, su hija menor, los miraron sonriendo.

-Feliz Navidad.

Ryan se acercó a Daphne y la abrazó por atrás.

-Feliz Navidad, nena.

-Igual para ti.-Respondió sonriendo mientras la besaba.-¿No tienes algún poema de Navidad?

Ryan sonrió.

-Buena pregunta. Pensemos...

Mientras tanto, Bonnie se acercó a Dan, que miraba los fuegos artificiales con Samuel, Paul y Peter.

-Feliz Navidad, Dan.

Él sonrió y la besó.

-Te amo.

-Igual yo. Feliz Navidad, Bonnie.

Ally se acercó a Arthur y le pasó un brazo por los hombros.

-Feliz Navidad, niño.

Él frunció el ceño.

-No me llames así.

Ally sonrió.

-Te amo, tonto. Feliz Navidad.

Arthur sonrió y la besó.

-Feliz Navidad, Al.

Clémence, Sophie y Simone veían los fuegos artificiales cuando Domhnall se acercó.

-Feliz Navidad, Clémence.

Ella sonrió.

-Igual para ti.

Tiana se acercó a Clare, Thomas y Oliver.

-Feliz Navidad, Oliver.

Él la besó.

-Igual para ti.

Alex y Chris se miraron.

-Feliz Navidad, hermano.

-Igual para ti.

Y mientras tanto, Madeleine, Jack, Austin, Emily, Alexander y Charlotte miraban los fuegos artificiales.

Dentro de la casa, sus padres se quedaron solos.

-Emma...

Ella se volteó sonriendo.

-¿Sí?

-¿En serio sólo te gusto por lo que dijiste recién?-Preguntó desilusionado.

Ella se acercó sonriendo y se sentó junto a él en el sofá.

-No. Eres muy guapo, no sólo lindo. Además eres la mejor persona que conocí. Y eres increíble como esposo. Eres responsable. Divertido. Me haces reír. Me consuelas. Me ayudas. Siempre estás conmigo. Me entiendes y me apoyas de verdad. Cuando estoy triste eres el primero en notarlo y el primero en sacarme una sonrisa. Y hemos pasado por mucho juntos. Por eso te amo. Por cómo eres tú. No es tu aspecto solamente. Es el verdadero tú quien me ha enamorado.

Rupert sonrió y la besó.

-Te amo.

Ella también sonrió.

-También yo.

El pelirrojo le acarició una mejilla.

-Feliz Navidad, Emma.

Ella sonrió mirando hacia arriba.

-Feliz Navidad.

-¿Qué miras?

Emma le sonrió.

-Muérdago.

Rupert le acarició la barbilla y se acercó a ella.

-¿Cómo dice la tradición? ¿Qué hay que hacer cuando hay dos personas bajo el muérdago...?

Emma se mordió el labio inferior y miró los labios de él.

-Esas dos personas...-Susurró acercándose un poco más.-Tienen que...-Rupert sonrió y se acercó aún más. Emma cerró los ojos.-...Tienen que besarse.

-Bueno, siempre he sido una persona muy tradicional.-Dijo antes de unir sus labios con los de ella.

Emma le correspondió pasando sus manos por detrás de su nuca.

-Eso fue...-Dijo Rupert cuando se separaron unos milímetros.

-Idéntico a nuestro primer beso. Junto al río Támesis. ¿Recuerdas?

-¿Cómo olvidarlo?-Dijo él a modo de respuesta.

Ella sonrió.

-Vamos con los niños.

Los dos salieron afuera a mirar los fuegos artificiales.

***---***---***---***---***

-Ryan...

-¿Sí?

-Estoy cansada. ¿Nos vamos?

Él asintió.

Daphne acompañó a Ryan hasta el apartamento.

-Bueno, me voy a casa. Descansa.

Él frunció el ceño.

-Te acompaño.

-No, está bien...

-Oye, Daph... ¿Qué pasó con lo que me dijiste en la mañana?

-¿Qué te dije?

-Algo sobre que había una cama esperándonos a la noche...

Ella se ruborizó.

-No lo sé... Yo... Si quieres...

Él sonrió y le acarició una mejilla.

-Tranquila. Dime.

Daphne lo miró y lo besó.

-Puedo quedarme esta noche. Pero sólo a dormir, ¿vale?

Ryan asintió y la condujo hasta su cuarto.

***---***---***---***---***

-Emma.

Ella abrió un poco los ojos y se volteó en la cama.

-¿Mmm?

Rupert sonrió y le pasó la mano por la frente para acomodarle el cabello.

-Olvídalo. Duerme.

Ella sonrió y abrió los ojos.

-No, dime.

Rupert se rascó la cabeza. Acababan de regresar a su casa y Emma se había puesto un pijama muy corto de verano para acostarse a dormir. La musculosa dejaba ver sus hombros y Rupert moría por tocarla.

-Yo... Sé que es tarde, pero... Pero me preguntaba si...

Rupert enrojeció. Ella sonrió y se incorporó un poco.

-Tengo frío.

Él sonrió. Se sentó a su lado y acarició sus hombros para hacerla entrar en calor.

Emma acercó sus labios a los de él y lo besó.

-Se me ha ocurrido que aún me debes la otra parte del regalo de Navidad...

El pelirrojo se inclinó sonriendo sobre ella para volver a besarla.

Tras unos minutos, Rupert sonrió y la recorrió con la mirada.

-Sabía que ibas a encontrar el doble fondo de la caja...

Emma se sonrojó y se miró.

-Y yo sabía que ibas a regalarme lencería para Navidad.

Rupert recorrió los hombros de Emma suavemente y siguió la dirección del encaje.

-Ya sabía yo que este conjunto iba a quedarte genial.

Ella se ruborizó.

-¿Tú crees?

-Ajá...

Rupert se acercó a sus labios y se apoderó de ellos.

Emma se recostó en el colchón y su marido se echó sobre ella.

-Compré esto...-Susurró provocativamente en su oído y acercando sus manos al broche de su sostén.-...Pensando en cómo te quedaría... Y pensando en la mejor forma de...

Emma sintió la prenda dejar su cuerpo suavemente.

-...Quitártelo...

Ella suspiró cuando sintió los brazos firmes de Rupert envolverla y acercarla a sí. Por fin se sentía segura. En sus brazos estaba a salvo.

Siguieron besándose durante mucho tiempo.

-Emma...-Susurró él con voz ronca y la respiración acelerada.-¿Te encuentras bien?

Ella cerró los ojos con fuerza. En la oscuridad, buscó la mano de él y la apretó instintivamente.

Rupert le corrió unos cabellos sueltos de la frente y le acarició una mejilla.

-¿Estás bien?-Repitió.

Ella asintió con los ojos cerrados.

Todo había acabado ya. Emma intentó calmar su respiración. Rupert la acomodó para que apoyara la cabeza en su pecho y estuviera cómoda.

Sus manos volvieron a encontrarse.

-Emma...

-Mmm...

-¿Por qué te pusiste lo que te obsequié? ¿Cómo sabías que iba a verte?

Ella sonrió.

-Te conozco. Demasiado bien.

Rupert le acarició los hombros con delicadeza.

-¿Por qué te amo tanto? Escucha...

Rupert llevó la mano de Emma a su pecho y la apoyó sobre su corazón. Ella sonrió sintiendo los fuertes latidos bajo su mano, iguales a los que ella misma tenía en ese momento.

-Pero si no estamos haciendo nada...-Dijo ella asombrada al sentir su pulso tan acelerado.

Rupert sonrió.

-Sencillamente es lo que mi corazón hace cada vez que estoy contigo.

Emma sintió algo dentro de ella dar un respingo. Su corazón dio un golpe tan violento que tuvo que ceder al impulso de besarlo. Rupert sonrió.

-¿Puedo?-Preguntó.

Ella asintió. El pelirrojo movió su mano hacia el pecho de Emma y la apoyó sobre su corazón.

-Digamos que tus latidos tampoco son tan lentos.

Ella se sonrojó.

-Eso tiene que ver con lo que acaba de ocurrir.

Rupert alzó las cejas con interés.

-¿Ah, sí?

Emma asintió.

-Bueno, bueno. Ahora tengo curiosidad por saber hasta qué punto puedo acelerar tus latidos...

El pecho de Emma comenzó a subir y bajar fuertemente cuando el torso de Rupert volvió a acostarse sobre ella.

Emma cerró los ojos y sus labios recibieron a los de Rupert con una sonrisa.

Y de nuevo.

Amor, pasión, deseo.

Dos corazones latiendo juntos. A toda velocidad. Respiraciones aceleradas y entremezcladas. Labios que se encontraban y se recorrían. Manos que rozaban trozos de piel. Suspiros. Manos entrelazadas. Suaves susurros. Promesas. Preocupaciones y sonrisas tranquilizantes. Caricias. Brazos y piernas entrelazados. Movimientos delicados. Ojos verdes y marrones buscándose e infundiendo confianza.

-Emma...

-Rupert...

Sólo ellos. Amándose como siempre.

-Mira...

Él apoyó su mano sobre el corazón de ella y sonrió.

-Interesante. ¿Sólo puedes bombear sangre a esta velocidad?

-Si seguimos a este ritmo, sí...

Rupert hizo un gesto, como si se arremangara un pijama invisible.

-Pues ya es hora de subir un poco de nivel.

Emma sintió sus mejillas arder, igual que el resto de su cuerpo, en especial las partes que rozaban la piel del pelirrojo.

-Rupert...

-¿Sabes que ése es mi sonido favorito?

-Me suena.. Sí... Creo que... Lo mencionaste... Alguna vez...

Emma dejó escapar un gemido.

-Tranquila.

Sus manos se entrelazaron. Rupert apretó la de ella.

-Tranquila.-Repitió.-Aquí estoy...

-Ya... Lo... Había... Notado...

Emma volvió a gemir y apretó más fuerte la mano de él.

Rupert se inclinó sobre su rostro para besarla.

-Yo... Emma...

-No... Digas... Nada...

Él suspiró mientras ella se mordía el labio para no gritar.

-Tranquila.-Repitió por enésima vez.

Quería decir algo que la tranquilizara. Algo que la hiciera sentir protegida. Pero no sabía qué.

-Respira.

Emma gimió.

-Estás bien, princesa. No te alteres.

Ella se mordió el labio de nuevo. Intentando no gritar, tomó aire profundamente.

Rupert sentía con una mano el contacto suave de la de Emma y con la otra los latidos acelerados de su corazón, que aumentaban a cada segundo.

Emma volvió a gemir. Rupert la besó de nuevo y sintió algo parecido a un grito salir de sus labios cuando estaban atrapados entre los de él.

-Rupert...

Él sonrió.

-Te amo.

Ella gimió otra vez. Rupert se alternaba entre mirarla y besar su cuello.

-Está bien, nena. Aquí estoy.

Ella sonrió y le estrechó la mano con fuerza.

-Rupert...

Emma apretó los ojos y gimió fuertemente.

Él la besó también comenzando a sentir calor en su cuerpo.

Ella se sentía como hielo en una sartén. Tenía muchísimo calor y los escalofríos placenteros que le provocaba la situación no dejaban de recorrerla.

-Emma... Yo... Podemos... Puedo... Detenerme si... Si quieres...

Ella negó con la cabeza y cerró los ojos.

-Pero... Parece que...-Susurró él preocupado.

-Estoy bien... De veras.... Sólo... Acaba...

Él asintió y al cabo de unos minutos volvió a oír un gemido. Mucho más fuerte.

-Em...

-Estoy bien...

Él volvió a besarla.

-Rupert...-Gimió en un susurro.

El pelirrojo sonrió y se limitó a apretar la mano de ella.

***---***---***---***---***

-Feliz Navidad, Rupert.

Él parpadeó para no caer dormido. Era cierto. Había recordado que era el veinticinco de Diciembre. Y la noche por la que acababa de pasar. Sonrió.

-Feliz Navidad, Emma. ¿Estás... Todo en orden?

Ella cerró los ojos sonriendo y asintió.

-Siempre estoy bien a tu lado.

Él sonrió y la estrechó en sus brazos antes de quedarse dormido.

Emma sonrió y le acarició el cabello pelirrojo.

"Mañana me recordará lo que ocurrió hoy para que muera de vergüenza. Pero realmente ha sido algo increíble."

Esa fue su última reflexión consciente antes de caer dormida de nuevo.

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