Pasaron dos meses desde que Will y Helena se comprometieran y del cumpleaños de Emma.
Cuando Rupert entró a su cuarto, la encontró sentada en la cama leyendo un papel. Parecía haber estado llorando porque tenía el rostro ligeramente rojo y rastros de lágrimas bajo sus ojos. Rupert se sentó frente a ella y la abrazó.
-¡Hey! ¿Qué pasa, princesa?
Ella se dejó envolver por los brazos del pelirrojo y suspiró, intentando no llorar.
-Emma. No llores, por favor. Dime qué ocurre.
Ella le tendió la nota y enterró el rostro en el pecho de él para sollozar de nuevo.
Rupert frunció el ceño y leyó.
"Estimada señorita Watson:
Le agradecemos mucho su colaboración a la ONU durante estos años, pero lamentamos tener que informarle que ha sido removida de su cargo de Embajadora.
Las razones que nos llevan a tomar esta decisión son muchas. Si le apetece conocerlas, se las enumeramos:
Sabemos que ha estado ocupada ayudando a sus hijos más pequeños, pero no ha asistido a la Reunión Central de este año a pesar de que fuimos bastante insistentes al respecto. La Reunión tuvo que celebrarse el primero de Marzo sin usted y eso cambió mucho el itinerario.
En segundo lugar, no queremos dejarnos llevar por los rumores pero hay gente que asegura que usted ha dejado de ser fiel a nuestros objetivos (Paz y Colaboración entre las Naciones del Mundo) y eso no lo podemos permitir.
Luego está el hecho de que usted siempre ha priorizado a su familia por sobre su responsabilidad como Embajadora. No decimos que esté mal, sólo esperamos que un Embajador se comprometa fielmente con el proyecto y no lo deje de lado.
Y por último, hemos sido informados de que usted se ha negado a participar de la iniciativa "Agua por dos". Contábamos con su presencia y eso nos ha defraudado muchísimo.
Entre otras causas, esas son las que indicaron al equipo de la ONU que tenerla entre los Honorables Embajadores ya no es correcto.
Le deseamos lo mejor y esperamos que acepte la decisión irrevocable como tal.
Mis mejores deseos,
Mafalda Hopkirk
Secretaria de la Junta de Embajadores"
Rupert frunció el ceño. En primer lugar, era evidente que la secretaria no se llamaba así. El pelirrojo lo dudaba mucho. Mafalda Hopkirk era un personaje de Harry Potter. Sólo buscaban burlarse de Emma con eso.
Y por lo demás, todo le parecía tonto. ¿Qué había dicho Emma que "estuviera en contra de sus objetivos"? ¿Desde cuándo era mala idea que se negara a participar de una iniciativa que implicaba dejar a su familia en Londres e irse a vivir al desierto de África? ¿Era malo querer pasar tiempo con los seres amados? Y sobre todo, ¡El primero de Marzo de ese año Emma estaba dando a luz a los mellizos! ¡Claro que no había asistido a la Reunión! ¡Vamos, despedirla por eso era ridículo!
Rupert bajó la vista hacia su pecho, donde Emma lloraba. Él le acarició el cabello dejando la carta sobre la mesa de noche.
-Ya, princesa. Todo está en orden...
-No. Nada lo está. Yo amaba mi puesto...
Él suspiró y siguió acariciándola.
-Lo sé. Claro que lo sé. Pero tienes que entender que no cambiarás nada llorando. Y desde hace un tiempo ya no era igual trabajar allí. Tú misma lo dijiste.
-Pero...
Ella siguió sollozando y lo abrazó aún más.
-Oh, cielos. Tranquila, Emma, tranquila. Estoy aquí. Respira...
Ella intentó respirar hondo.
-Así. Muy bien. Respira.
Otro intento.
-Bien. Ahora me gusta más. Ya que estamos, ¿Puedes explicarme qué fue lo que dijiste que hizo que la ONU te despidiese?
-No lo sé. Juro que ni tengo idea. Pensé que iban a invitarme a algún evento cuando vi la carta, pero después la leí... No tengo idea, Rupert. De verdad. No lo sé.
-Oh, nena.-Dijo al ver que ella lloraba otra vez.
Rupert suspiró y apretó a Emma contra su pecho.
-Si te sirve... Yo creo que eras la mejor Embajadora. La mejor forma de transmitir el ejemplo de buena voluntad es estar con los seres que amas. Y tú nos elegiste. Eso está perfecto. Además, estabas dando a luz el primero de Marzo. ¿Cómo ibas a asistir a la reunión? Y claro que atiendes a Alex y Lottie, tienen menos de medio año de vida. Sería ridículo no hacerlo. Eso sin mencionar que si no querías irte a vivir a un desierto en África, no pueden obligarte. Tienen que aceptar tu decisión. Punto final. Créeme, el error no es tuyo. Nunca lo fue. Ellos han perdido a la mejor Embajadora y a la miembro más responsable y seguramente te enviarán una carta de disculpa. Y como eres la persona menos orgullosa que conozco, aceptarás la oferta y todo estará en perfecto orden otra vez. Entiendes, ¿Cierto?
Ella negó con la cabeza.
-Decisión... Irrevocable...
Él suspiró.
-Deja ya de ponérmela tan difícil.
Ella rió. Rupert sonrió y tomó el rostro de Emma entre sus manos para besarla.
-Tranquila. Aquí estoy.
-Me siento como cuando el director de la escuela me dijo que habían decidido sacarme del equipo de porristas porque...-Susurró Emma.
-Olvídalo y ya. Está todo en orden. Aquella vez estabas sola, sin nadie que te consolara. Pero ahora me tienes a mí. Y no pienso dejar que sufras.
Ella sonrió entre las lágrimas y lo empujó suavemente para que cayera sobre la cama con ella sobre su pecho.
Rupert volvió a acariciarle el cabello y le besó la frente.
-Descansa, nena. Duerme bien. Mañana será un largo día.
-¿Qué es mañana?
-Mañana es el cumpleaños de Will. Helena nos pidió hacerlo aquí, ¿Recuerdas? Estamos de anfitriones.
-Cierto. Casi me olvido. Con lo de la carta y eso...
Él sintió la voz de ella quebrarse otra vez.
-Ya. No llores más, princesa. Duerme...
Rupert le susurró palabras de aliento y consuelo hasta que se quedó dormida. Luego dejó volar sus pensamientos.
"Si encuentro a esa Mafalda Hopkirk me aseguraré de que, además de su nombre, recuerde el mío. Y que jamás lo olvide." Pensó viendo a Emma durmiendo con rastros de lágrimas bajo sus ojos.
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Bonnie se había desmayado tres veces ese día. Había pasado demasiado tiempo sin dormir como se debe ni comer suficiente.
Dan estaba preocupadísimo. Su mujer era su mujer, y no pensaba dejar que muriese de hambre por algo que no sabía exactamente qué era.
-Bonnie, quiero que me digas por qué es la tercera vez que te desmayas hoy.
Ella desvió la vista avergonzada.
-Apuesto a que Emma lo sabe. Si no me lo dices, le preguntaré y asunto cerrado.
Bonnie suspiró.
-Dan...
-Bonnie, sabes perfectamente que si no me lo dices lo averiguaré por mi cuenta. Y que estoy preocupado. Muy preocupado. Lo sabes. No me lo hagas tan difícil. Dímelo y listo.
Ella suspiró y le contó la historia con Tom. Dan alzó las cejas.
-¿Por qué no hablaste con él?-Preguntó en cuanto ella se calló.
Bonnie se se encogió de hombros. No iba a decirle que era por culpa suya...
-Lo tengo. Temes que Tom se enoje y que tú y yo nos peleemos por eso. Pero no te preocupes, Tom es frío y bastante difícil, pero es razonable si se le dan las razones correctas. Habla con él. Sabes que si no lo haces, yo lo haré. No puedes estar así por siempre.
Bonnie asintió y, mareada, se puso de pie para ir a grabar al estudio.