16 de Abril, 2023
Querido diario:
Hoy ha sido realmente el mejor día de todos.
Es mi cumpleaños y no hay nada que desee más que pasarlo con mis seres queridos. Y eso fue exactamente lo que pasó.
Cuando desperté, Rupert estaba en la puerta hablando con los niños sobre algo. Supuse enseguida que querrían entrar. Me puse la ropa interior (no preguntes) y una bata y volví a acostarme.
Los cuatro niños (Ryan está en casa de Alex, Helena en su apartamento y Alex y Lottie dormían) habían decorado un pastel con golosinas y otras cosas que hallaron por allí. Por otras cosas me refiero a brillo, pasto, papeles de colores y hasta un trozo de pescado. Tuve que hacer un enorme esfuerzo para no reír cuando lo vi. Y claro, al ser incomestible tuvimos que tirarlo. Pero los niños creen que Rupert se lo comió.
Hablando de él...
Oh, Dios mío. Me da vergüenza escribirlo. Pero creo que... Que... Que tiene algo así como un plan para que nosotros podamos... ¿Sabes qué? Olvídalo. El punto es que lo he visto casi nada en todo el día, con los niños y mis cuñados y cuñadas rondando por toda la casa. Hasta Ally se ha dado una vuelta con Arthur para saludarme y salir pronto hacia el aeropuerto.
Pero a quien no vi fue a Helena. Y a Will tampoco, en realidad. Básicamente desde la boda de Rebecca y James no ha vuelto a saberse de ellos.
Y hablando de Rebecca, hoy me preguntó algo. Soy la única que lo sabe. Me preguntó cómo le dije a Rupert que estaba embarazada. Y claro, cómo le dije a los niños.
Repasando un poco, a Rupert se lo dije la primera vez en la luna de miel. Y él se lo dijo a la familia entera. Niños incluídos.
Con Austin el asunto fue bastante diferente. Digamos que yo me hice la prueba sin tener idea y cometí la imprudencia de guardarla en un cajón de baño. Por supuesto que Rupert tuvo que afeitarse justo ese día y que justo tuvo que abrir ese cajón y ver la prueba. Recuerdo con toda claridad que yo estaba leyendo en el sofá cuando vino y se abalanzó sobre mí para llenarme de besos.
-¡Emma! ¿Esto es cierto?-Preguntó mostrándome la prueba.
Yo me ruboricé.
-Yo... Yo quería decirte...
Él sonrió y me besó.
-Oh, nena, me haces muy feliz.-Dijo arrodillándose para hablarle a mi vientre.-Hola, hijito, un placer conocerte.-Dijo mientras yo sonreía.
Como los mellizos tenían casi dos, no fue difícil decirles. Eran demasiado pequeños como para entender lo que estaba pasando. Sinceramente les comentamos que iba a haber un nuevo integrante en la familia.
Con Emily las cosas fueron aún más distintas.
Por empezar, ella no fue una sorpresa. Para nada. Y es gracioso, pero fue Rupert quien me lo dijo a mí, no yo a él.
Yo había ido a hacerme una ecografía un lunes, creo. Y el miércoles tenía que buscar el resultado. Bueno, el miércoles me sentía muy mal y envié a Rupert. Elizabeth habló con él y le dijo. Recuerdo que cuando llegó se veía nervioso: No sabía cómo me lo tomaría.
-Emma.
-¿Regresaste? Gracias al cielo. Comenzaba a preocuparme. ¿Todo en orden?
Él se sentó a mi lado.
-Claro.
Sonreí y lo besé.
-Oye... Emma...
-¿Sí?
-¿Recuerdas que dijimos que queríamos... Otro integrante en la familia?
-Sí... Un momento. ¿Te arrepentiste?
-No, claro que no. Es sólo que fui al consultorio y Elizabeth habló conmigo sobre los resultados de tu ecografía y... Emma, estás embarazada.
Yo sonreí.
-¿En serio?
-Sí.
Lo miré profundamente feliz y apoyé mis manos en mi vientre.
-Rupert...
-¿Qué?
-¿Es lo que quieres?
-Claro que es lo que quiero.-Dijo sonriendo por primera vez.
Me besó suavemente.
-Pero pensé que te tomaría por sorpresa.
-Algo así. Lo suponía. Pero no te dije nada. Quería esperar los resultados...
-Bueno, ahora está más que confirmado. El único problema es cómo decirle a los niños.
-Oh, eso va a ser fácil. Mejor preocúpate por tu padre, seguramente morirá de risa cuando se entere.
Él me sonrió.
Al final tampoco fue difícil decirles a los niños. Simplemente les dijimos que esperábamos una nueva persona para vivir en casa con nosotros.
Y para Alex y Lottie, decirles a todos fue más sencillo aún, porque, como le dije a Rebecca, Maddie se ocupó de eso.
Pero la forma en la que me enteré yo fue muy diferente.
Resultó ser que justamente había tenido un retraso y mientras ordenaba el baño encontré una prueba sin hacer. Y se me ocurrió que no tenía nada que perder. Y lo curioso del asunto es que la prueba fue negativa. Pero fui a ver a Elizabeth porque estaba preocupada y me lo confirmó.
Básicamente, esa es la historia.
Contarle eso a Rebecca consiguió calmarla un poco. Ella espera otro niño, eso fue lo que me dijo, y no sabe cómo decirlo a Marcus ni a James. Según ella, Marcus no será tan difícil porque ambos se llevan bien y él siempre quiso un hermanito. Pero James es harina de otro costal, tal como ella me dijo.
El año en que me casé y el que lo hicieron la mayoría de los Weasley, todos dimos por sentado que James no se casaría ni tendría hijos, como Alex o Chris. Chris en realidad tiene novia pero vive en otra parte del mundo y yo jamás la he visto en toda mi vida. Tampoco Rupert. Pero Alex no tiene novia ni quiere tenerla, y pensamos que James sería igual, con lo bromista que es y lo poco serio que parece. Y, como siempre, le agradezco al mundo porque existan las coincidencias y los amores juveniles. Si no hubiera sido por Arthur y Ally, adiós Rebecca y James, y jamás no hubiéramos enterado de la existencia de Marcus.
Por eso Rebecca tiene miedo, o mejor dicho, vergüenza a que él no acepte lo que ha ocurrido o le juegue alguna broma...
A fin de cuentas, todo está en orden. Casa feliz, marido feliz, hijos felices, madre feliz (Esa soy yo).
Y hablando de Rupert y de feliz, ¿Dónde demonios estará ahora? Son pasadas las once y los niños duermen, aunque la mayoría en casa de sus primos. Espero que llegue pronto. Lo he extrañado todo el día.
Sinceramente tuya,
Emma
Emma cerró su diario con un deje de frustración. ¿Dónde estaba su marido?
Ella se cambió y se acostó. Un sonido evitó que se durmiera. Su celular.
Tomó el aparato y miró la pantalla.
-¿Qué...?
Rupert entró al cuarto sonriendo.
-¿Viste la foto?-Dijo sin saludar.
Emma volvió a mirar la pantalla que mostraba una foto de Rupert. Él aparecía sosteniendo una entrada a alguna parte que decía "♡ Emma Watson".
-Sí la vi.-Dijo sonriendo.-¿Qué es esa tarjeta?
Él se sentó a su lado.
-Es la forma en que tendremos tiempo para nosotros...
Ella alzó las cejas.
-¿Es decir?
-El boleto no es el mismo papel que el de la nota. La nota la imprimí yo. El boleto es un pase en distintos hoteles del mundo, de una agencia inmobiliaria que ofrece alquileres baratos y planes por ese estilo.
Emma abrió los ojos y lo miró confundida.
-No entiendo.
Rupert sonrió peligrosamente y se acercó a ella.
-Yo te explico.-Dijo bajando su mano hasta la parte de atrás del pijama de Emma.-Aquí puedo hacer esto... Hoy puedo. Pero cuando están los niños y pasa como esta mañana puede ser un poco incómodo. Así que se me ocurrió que cuando vayamos de viaje a alguna parte usemos este plan y estemos solos...
Emma sonrió.
-Buen plan. Pero tiene una falla. ¿Si vamos de viaje con los niños planeas que vayamos a cuartos distintos? Los más grandes tienes casi seis años, no pueden dormir solos. Y los más pequeños...
Él alzó una ceja.
-Primero, no arruines el entusiasmo de mi plan, por favor.-Emma sonrió-Y segundo, ¿Alguien dijo que incluía a los niños?
-¿Qué estás insinuando?
Él se acercó mucho a ella hasta que sus respiraciones se entremezclaron y comenzaron a acelerarse.
-Me refiero a que a partir de hoy cada vez que nos vayamos de viaje lo haremos solos... Aunque alguna vez pueden venir los niños. Pero así podremos disfrutar mucho más. Solos...
Ella cerró los ojos y lo besó.
-Si es buena idea o no, no lo sé. Lo veremos luego. Pero, ¿Se puede saber dónde has estado metido todo el día? Es mi cumpleaños, por si no lo notaste...-Dijo con amargura.
Él sonrió.
-No has visto la sala de estar, ¿Cierto?
Emma frunció el ceño.
-¿Qué tiene que ver la sala?
-Tú ve abajo.
-Mmm... De acuerdo.
Emma dejó el cuarto y Rupert aprovechó para ponerse manos a la obra.
Pasados unos minutos, ella regresó desilusionada y abrió la puerta. Qué extraño... Ella no la había cerrado...
-En la sala no hay nada fuera de lo común. ¿Por qué dijiste...?-Preguntó abriendo la puerta.
Emma se llevó las manos a la boca y sonrió.
Tal vez Rupert no hubiera pasado el día entero con ella, pero decididamente se había esmerado mucho para conseguir un ramo de narcisos cuando afuera hacía diez grados.
Emma miró la cama, con las flores y el vestido. Era muy hermoso. Pero, ¿Dónde estaba Rupert?
-Aquí, princesa.
Ella se dio vuelta y lo abrazó muy fuerte.
-Pensé que mi regalo de cumpleaños iba a ser el collar.
-Y lo es. Esto es por otra cosa.
-¿Por qué?
Él se encogió de hombros.
-Porque te amo. ¿Tiene que haber otro motivo?
Emma sonrió y lo besó.
-¿Sabes? He estado esperándote todo el día...-Dijo desabrochando su chaqueta.
-¿En serio?-Preguntó Rupert sonriendo.
-Ajá. Pero supongo que si no quieres...
Él la besó y la empujó hacia la cama.
-No me he pasado el día fuera buscando cinco narcisos por nada. Me merezco un premio...-Dijo desabotonando el pijama de ella.
-Sí, estoy de acuerdo contigo.-Dijo besándolo y sonriendo.
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《No podía decirle que sí. ¿No entienden? No, claro que no. Pero no podía decir que sí.
Claro que lo amaba. Lo amaba y lo amo muchísimo. Y por supuesto que quería casarme con él. Pero después de todo lo que había pasado no me sentía... ¿Lista? No, esa no es la palabra. Pero el punto es que sencillamente no podía decirle a Will que iba a casarme con él.
Estaba arrodillado frente a mí y me miraba esperando mi respuesta. Pero yo no podía decirle que sí... Suena tonto. Pero no podía.
Y entonces se me ocurrió mirar sobre el hombro de él, para visualizar la mejor forma de decir que no y salir corriendo. Y vi... Vi a James, Rebecca y Marcus. Los tres se sonreían y parecían muy felices juntos. ¿Es que Will no entendía? Yo nunca iba a poder tener esa vida... Sencillamente no podría tenerla nunca. Ser feliz y formar una familia. No podría nunca. Will no sería feliz conmigo. Y yo lo sabía. Más razones para decir que no.
"Will, yo... Yo te amo. Más que a nada ni a nadie. Eres todo para mí. Y siempre creíste que yo era como cualquier chica. ¿Cómo te digo que nuestra relación no tiene futuro porque no puedo tener hijos?"
Recordé mis propias palabras y decidí que eran argumentos que podían respaldar mi decisión.
"Will, nuestra relación nunca fue tan sencilla como eso. Siempre hubo más complicaciones que las que cuentas tan simples. Las discusiones y las peleas. No podemos darnos el lujo de adoptar a nadie si luego nos separamos porque discutimos por una bobada. Si te vas de nuevo o si yo lo hago, ¿Qué haremos entonces?"
Exacto. No podía casarme con él. No teníamos futuro...
Pero recordé algo.
"El otro coche iba a impactar justo donde yo estaba... Helena lo notó... Dio un volantazo para que eso no ocurriera [...] Y yo no tengo nada... Pero Helena... Helena... Mi Helena... Doctor, usted no entiende... Tengo que verla... Tengo que hacerlo... Ella... Tiene que saber lo mucho que la amo... Por favor..."
Las palabras fueron muy claras en mi mente. Yo no las había escuchado, pero Ryan sí y él me las había dicho. Tal vez no fuese imposible...
"No pienso dejar que te vayas. Que me dejes. No puedo. No entiendes. A mí no me interesa si puedes o no tener hijos. Sólo me importa saber que me quieres. Es todo. Y si no puedo formar una familia biológica contigo, podemos darle la oportunidad a algún niñito desamparado o ser sólo nosotros dos. Pero si hay algo que no pienso hacer es dejarte huir otra vez."
Recordé eso y sonreí aún más.
"Mira, nena, sé lo que piensas y escuché y pensé en todo lo que me dijiste. Estás confundida y tienes miedo. Lo entiendo. [...] Mi cuerpo se fue pero mi corazón se quedó aquí contigo, amándote y extrañándote cada día más. Lamentando mi partida. [...] No tienes idea de lo mucho que te extrañé. Desde que me fui, sólo podía pensar en ti, en tu sonrisa, en tus ojos, en tus labios. [...] Helena, cada vez que cerraba los ojos te veía a ti. [...] Recordé cada vez que te besé, cada vez que te toqué, cada vez que discutimos y cada vez que te visité a escondidas. Cada vez que te había dicho la maldita verdad: Estoy perdidamente enamorado de ti. Nadie más significa nada similar. [...] Pero quiero que sepas que te amo, Helena. Te amo como jamás he amado a nadie. Te amo como nunca nadie podrá hacerlo. Te amo como nunca has amado a nadie. Te amo demasiado. Te amo tanto que duele. Sólo que es un dolor hermoso, un dolor que me llena completo y me hace amarte más y más. Helena, no son simples palabras. En serio te amo. Con todo mi ser. Eres lo que más me importa en el mundo entero. Moriría antes que verte sufrir. Tienes que saberlo. No soy muy bueno con los sentimientos, pero es la verdad. La pura verdad. Te amo, Helena. Simple y llanamente eso. Mi futuro ideal es a tu lado. Contigo. Tú eres mi corazón y mi mundo entero. Eres tú. Sé que si no quieres estar conmigo tendré que sobreponerme a eso, pero sufriré mucho tiempo antes de dejar de pensar en ti. [...] Te amé desde el primer día en que te vi. Nunca pensé que me enamoraría, pero contigo lo hice. Tienes que entender sólo estas palabras: No puedo vivir sin ti. He llamado para que sepas lo que siento y pienses en ello. [...] Te amo, nena. Y aunque pasen miles de años, eso no va a cambiar. Y lo sabes."
Se me humedecieron los ojos.
"[...] Debiste dejarme morir. No sacrificarte por mí. Así que estoy agradecido. Salvaste mi vida, aún sin tener que hacerlo. Salvaste mi vida. En más de un sentido. Y te diré por qué: Tú eres la razón que me impulsa a vivir cada día. La que me obliga a levantarme. La que me hace pensar y sentir y sufrir y amar, Helena. Eres el amor de mi vida. Eres mi vida. Mi vida entera. Nada vale la pena si te pierdo. No puedes hacerme esto. Sencillamente no puedes. Tienes que quedarte conmigo. [...] No tengo quien me sonría cada mañana. No tengo quien me obligue a ir de compras. A quien me obligue a ir a la Universidad. A quien me aconseje si estoy triste. A quien me ame. No tengo a quien amar. No puedo amar a nadie como a ti. Eres en serio mi vida. No puedes dejarme. Pensar que casi formamos una familia. Sé que ibas a casarte conmigo aunque no lo dijeras."
Aquello era... Era bastante cierto. Aunque él no lo supiera, yo había escuchado todas sus palabras en un estado como de inconsciencia. Pero las había escuchado.
"[...] Ibas a ser una madre espectacular. No puedes dejarme. Y lo sabes. [...] Dime qué tengo que hacer y lo haré. Aunque sea morir por ti. No dudaré ni un segundo. Te amo. Tienes que saberlo. [...] Lo último que se pierde es la esperanza. Eso no lo perderé jamás. Lo prometo. [...] Te necesito. A tu optimismo, a tu sonrisa, a tu alegría. A ti. Te necesito. Por favor. No me dejes. No puedes hacerlo..."
Ahora decididamente estaba llorando. No teníamos futuro... Pero las palabras eran todo para mí. Y luego los actos. Nunca había dejado de luchar por mí ni me había dejado ir. Nunca había perdido la fe y la esperanza. Me... Me amaba. Pero nuestro futuro juntos estaría condicionado por mi problema...
-¿Helena?
Su voz me sacó de mis pensamientos. Me miraba preocupado.
-Sí.
-¿Cómo dices?-Preguntó Will.
-Sí. Sí quiero casarme contigo.
Esas palabras habían salido de mis labios involuntariamente. Pero eran honestas.
Él sonrió y me abrazó.
-Te amo. ¿Lo sabes?-Preguntó.
Asentí. Sí, ahora lo sabía. Pero había tenido que cuestionar su amor para aceptar su veracidad.》
Helena se despertó. Miró a su lado. Will dormía tranquilamente. Se miró la mano.
Había algo que nunca había estado allí antes. Un anillo. Un anillo de compromiso.
La pelirroja sonrió y estiró su brazo para despertar a Will.