Helena estaba cambiándose cuando escuchó que golpeaban la puerta.
-Pasa.
Will entró al baño y la miró.
Helena llevaba todo el día sin hablar con él y sin mirarlo. Había estado fuera porque tenía un examen, pero él sabía que ahora no tendría más opción que dormir a su lado.
-Helena...
Ella salió del baño.
-¿Qué quieres?
-Quiero que hablemos.
-Oh, qué bien. Pues yo no. No hay nada de qué hablar.
La pelirroja hizo ademán de salir del cuarto, pero Will se interpuso entre ella y la puerta, cortándole el paso.
-Helena...
-¿Qué es lo que quieres?
-Ya te lo dije. Quiero que hablemos.
Ella resopló.
-¿Sobre qué? Ya te dije que no hay nada sobre qué hablar.
Él suspiró y se pasó una mano por el cabello.
-Iré directo al punto. ¿Por qué nunca me dijiste que...?
Helena se echó a llorar y lo miró con desesperación.
-¿Por qué nunca te dije que no puedo tener hijos? ¿Que soy infértil? ¿Por qué nunca lo dije?
-Yo no quise... No llores...
-¡Y qué quieres que haga! Will, yo... Yo te amo. Más que a nada ni a nadie. Eres todo para mí. Y siempre creíste que yo era como cualquier chica. ¿Cómo te digo que nuestra relación no tiene futuro porque no puedo tener hijos?
-Helena...
-Lo intenté. Intenté no enamorarme de ti. Intenté alejarme. Por eso cuando me preguntaste si quería ser tu novia no contesté que sí enseguida. Por eso dudé. Por eso. Sabía que esto... Iba a pasar. Intenté decirte varias veces. Yo también quise evitar que rompieras conmigo cuando estabas en Irlanda. Pero no lo hice. Lo sabía. Will...
-No lo digas...
-...Will, algún día te casarás con alguien que te hará muy feliz. Y formarán una hermosa familia. Vivirán en una casa gigante y serán muy felices. Pero esa... Esa no seré yo. Lo sabes. Y lo siento.
Helena hizo a Will a un lado y salió. Del cuarto y luego a la calle.
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Emma estaba recostada en la cama leyendo tranquilamente cuando Rupert entró al cuarto.
-¿Cómo está mi princesa?
-Un poco cansada.
El pelirrojo se sentó en el borde de la cama.
-¿Has visto a Ryan o a Daphne hoy?-Preguntó Emma.
-Pensé que estaban con James por esta semana.
-Sí, pero Bonnie dijo que Daphne había vuelto a su casa.
-Puedo llamarlo si quieres.
-Me parece buena idea.
Rupert tómo su móvil y marcó apoyando una mano en la frente de Emma. Ella sonrió.
-Tienes fiebre, princesa.
-¿Otra vez?
-Sí.
Ella frunció el ceño. Rupert se inclinó sobre ella y le besó la frente. James atendió el teléfono mientras Emma sonreía de nuevo.
***
-¿Hola?
-James. Soy Rupert.
-Hola...
-¿Estás bien?
-Sí.
-Suenas ausente y raro...
-Déjate de bobadas y dime para qué llamaste.
-¿Ryan está allí?
-Sí. ¿Quieres hablar con él?
-Por favor.
James se fue a buscar a Ryan.
-No está...
-¿Cómo que no está?
-Yo...
-James, ¿es otra de tus bromas? Porque no es gracioso...
Emma oyó un llanto proveniente de la habitación vecina. Suspirando, se puso de pie y buscó a Charlotte para que dejara de llorar.
-No. No es una broma. Y Daphne tampoco está. Rupert, yo...
Emma le mostró a su esposo la pantalla del celular. Era un mensaje de Bonnie. Rupert leyó con rapidez y suspiró aliviado. Ryan estaba con ella.
-Escúchame, grandísimo idiota. ¿Cómo es que no notas que dos adolescentes desaparecieron de tu casa y se fueron a la casa de Bonnie?
-¿Están allí?
-James, te quiero en mi casa en cinco minutos o lo lamentarás, ¿Me oíste bien? O mejor, no, no vengas. Quédate en tu casa y despierta de una vez. No sé qué te ocurre. Pero tienes que reaccionar.
-Tienes razón. De acuerdo.
***
Rupert colgó enojado. Emma, sentada en la cama, acunaba a la pequeña Lottie entre sus brazos cantando suavemente.
El pelirrojo sonrió y se sentó junto a ella. Emma lo miró y lo besó.
-Ya, ¿No crees que un poco de sufrimiento vale esta pequeña vida?
-Sin duda. Pero no si el sufrimiento lo pasas tú.
Ella sonrió y apoyó la cabeza en su hombro. Se acurrucó contra él.
-¿Qué ocurre con James?
-Creo que le ha pasado algo. Está actuando muy raro... No ha notado que Ryan y Daphne desaparecieron de su casa. Y eso que ambos no son lo que se dice callados...
-Es extraño, supongo...
Emma comenzaba a sentir sus párpados caer. Pero no podía dejar caer a su hijita. Rupert notó lo que ocurría y tomó a Charlotte entre sus brazos. Emma sonrió y lo abrazó antes de quedarse dormida.
Él le besó el cabello y miró a su hija.
-¿Y a quién has salido tú?
La pequeña no respondió nada, pero abrió los ojos mostrando su color verde-grisáceo.
-Eres de las mías, Lottie.-Sonrió Rupert.-Pero es hora de dormir. Es tarde ya.
Con cuidado para no despertar a Emma, se puso de pie y llevó a su hijita hasta el otro cuarto. La dejó en la cuna y miró la otra. Alexander no se había enterado de nada. Dormía como un ángel.
-Como Emma.-Susurró el pelirrojo.
Se quedó unos segundos más mirando a sus hijos y sintió una barbilla en su hombro.
-Pensé que estabas durmiendo.
-Lo estaba. Pero no puedo dormir sin ti a mi lado...
-Vamos.
Rupert y Emma se acostaron a dormir sonriendo. Ella se acomodó en los brazos de él. Estaba helando afuera.
-Dios tenga piedad de las almas solitarias que están afuera un día como hoy.-Susurró Emma besando al pelirrojo.
Claro que ella no imaginaba que una de esas almas solitarias era su hija Helena.
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James escuchó la puerta. Fue a abrir.
-Ay, tío, no tienes idea de lo que acaba de ocurrir. ¿Qué es eso?
James se echó a llorar. Will se quedó pasmado. Eso era algo que nunca jamás se habría esperado. James Phelps llorando. Había acudido a él en busca de consuelo y...
Will se acercó a la mesa y tomó el álbum de fotografías. Lo hojeó rápidamente. Cuando lo dejó sobre la mesa, James lo miraba.
-Bueno, ya sabes por qué estoy así.
-Ella...
James suspiró y se acercó a la mesa. Abrió el álbum y miró la primera página. Una chica de cabello pelirrojo los miraba desde la imagen.
-Ella era tu...
-¿Nunca te preguntaste si tuve novia, Will?
-No.
-Bien. Ella es mi novia. O lo fue hace muchos años. Hace mucho que no la veo. Y estaba ordenando hoy y encontré esto... Por eso tu hermana y Ryan se fueron. Me vieron llorar. Pero la extraño. La extraño mucho.
James sollozó y miró a su sobrino.
-Adivinaré. Helena se fue porque dice que la familia no es lo suyo.
-¿Cómo sabes eso?
James tocó el álbum de fotos.
-También pasé por eso, Will. Y te diré algo. Ella se fue. Me dejó. No hagas lo mismo que yo. No seas tan tonto. Ve por ella. Hazle saber lo mucho que la amas y no dejes que se aleje de ti. Ve. Ve por ella. Ve y asegúrate de que sean felices. Yo no puedo corregir mi error. Tú sí. No desperdicies esa oportunidad.
Will no dijo nada más. Abrazó a su tío y salió de su casa corriendo. James tenía razón. Tenía que encontrar a Helena.