Un par de semanas habían pasado desde que Rupert había conseguido su trabajo. Él y Emma convivían en paz y armonía. Y felicidad.
Los mellizos crecían muy rápidamente. Con sólo un mes y medio de vida, eran sin duda muy importantes en la vida de su gran familia.
Amelia también crecía muy rápido. Casi tenía ocho meses y comenzaba a caminar sola.
Sophie y Thomas, nacidos el mismo día, tenían un mes más que los mellizos. Tiana y Clémence se reunían a menudo para charlar sobre sus pequeños, ya que sus maridos se habían cansado de escucharlas (y eso es mucho decir).
Peter Radcliffe apenas podía pasar dos segundos sin la compañía de alguno de sus hermanos. Will, Arthur y Daphne no lo dejaban solo ni por medio minuto. Y si ellos no estaban, sus padres, primos o tíos lo acompañaban. Sin duda todos lo querían mucho.
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-¿Qué crees que haces? ¡Oye! ¡Ven aquí! ¡MATTHEW!
Matthew salió asustado de la nueva cocina al oír la voz de Evanna.
-¿Qué pasa?
-Amelia se ha metido en alguna de las cajas y no sé en cuál está.
Matthew rió.
-¿Crees que es gracioso?-Preguntó ella cruzando los brazos.
-Un poco.
Matthew sonrió y la miró.
-Sabes, que ahora seas madre no quiere decir que no puedas divertirte, Eva.
-Pero...
-Vamos, ríete. Es gracioso.
Evanna sonrió.
-Tal vez sea gracioso, pero tengo miedo de que no pueda respirar o...
Una risa se escuchó.
-Listo. Acaba de reírse. No está muriendo. Vamos a buscarla.
Evanna asintió.
-Dime, ¿Por qué crees que se ha escondido?
-Eva, acabamos de mudarnos a una casa. Trajimos todas nuestras pertenencias en cajas y acabamos de descargarlas. Ahora estamos desempacando. Tú no la dejas moverse y la tienes quieta. Las cajas están abiertas, Amelia necesita apoyarse en algo para caminar y tiene demasiados puntos de apoyo, debe ser muy tentador para ella. Además creo que no le gusta la nueva casa, que prefería el apartamento. Pero si la encontramos y dejamos que camine por donde quiera, no creo que vuelva a esconderse. ¿No piensas eso?
Evanna se encogió de hombros.
-Tal vez. Pero si no la encontra...
Evanna miró sus piernas al sentir dos pequeñas manitos aferrar su pantalón.
-Deja, aquí está.
Se agachó hasta quedar a la altura de su hijita. La tomó de las manos para que no se cayera.
-¿Qué pasa? ¿Por qué te escondes?
Amelia hizo un puchero y miró el suelo. Eva la abrazó.
-No quiero retarte. Sólo dime qué pasa.
-¡Papi!
Evanna volteó y sonrió. Matthew las había hallado. Amelia hizo un gran esfuerzo y, apoyándose en las cajas y en su madre, llegó hasta él. Matthew la alzó.
-Bien, damas. Tenemos que terminar de acomodar, porque está anocheciendo. Así que mejor organicemos el trabajo. Amelia, puedes caminar, pero no te caigas.
La pequeña frunció el ceño: No entendía nada. Pero cuando Matt la dejó en el suelo, no dudó en comenzar a moverse.
-Bien, Eva, parece que sólo quedamos nosotros para ordenar, ¿no crees?
La rubia rió y le dio un beso.
-Sí. Eso creo.
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Helena despertó confundida.
-¿Qué hora es?-Se preguntó a sí misma.
Miró el reloj. Las cuatro de la mañana.
¿Qué la había despertado?
-Pst. Helena.
Ella creyó que soñaba cuando oyó eso. Pero abrió los ojos y miró hacia la puerta. Nadie. Estaba cerrada. Luego miró hacia el balcón. Se paró y fue a abrirle a Will, que parecía estar muriéndose de calor.
-¿Qué haces aquí? ¿Y a esta hora?
Él se pasó una mano por el rostro.
-Will, ¿estás llorando? Por favor, dime qué sucede.
-Yo...
-Ven.
Ella hizo que se sentara en su cama.
-¿Qué te ocurre?
-Yo... Acabo de pelearme con mamá y papá.
-¿Has hecho qué? ¿Qué ha pasado?-Dijo incrédula.
-Helena, no me importa la discusión. Me importa otra cosa.
-¿Por eso estás llorando?
-Sí. Porque no quiero hacerlo.
-¿Hacer qué?
-Helena, tenemos que romper.
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Daphne despertó por un portazo. Se asomó al pasillo. Arthur estaba allí, como ella.
-¿Qué demonios ha sido eso?
-No lo sé, Daph. Acabo de salir.
Ella miró a un lado y a otro. El pasillo estaba vació. Nada extraño, considerando que eran casi las cuatro de la mañana.
-¿Qué crees que...?
Pero se interrumpió al ver aparecer a su madre, en camisón.
-Niños, ¿Qué ha sido eso?-Preguntó Bonnie.
-No sabemos.
La pelirroja tardó un segundo en adivinar lo que pasaba.
-¿Dónde está Will?
Daphne se encogió de hombros.
-No lo sé. En su cuarto, supongo.
Bonnie parecía muy preocupada. Se acercó a la puerta del cuarto de Will y tocó.
-Will. Will, cielo. ¿Estás allí? Por favor, ábreme.
Nadie respondió. Los ojos de Bonnie se llenaron de lágrimas.
-Will...
Daphne se acercó a su madre. Arthur la imitó.
La pelirroja empujó la puerta. Nadie estaba en el interior del cuarto. Estaba vacío.
Bonnie se echó a llorar. Arthur la abrazó.
-Tranquila, mamá. No llores.
-Se fue.
Daphne entró al cuarto vacío buscando alguna pista.
-No entiendo, mamá. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué se fue?-Preguntó Daphne saliendo del cuarto.
Bonnie lloraba desconsolada.
-Es por mi culpa.
-No, mamá, no digas eso. No ha sido tu culpa, no puede ser...
-Ustedes no saben lo que ocurrió. Es mi culpa.
Daphne miró confundida a su hermano.
-Explícate, por favor.
Dan apareció junto a ellos.
-Bonnie, cielo. Tranquila. No ha sido tu culpa. Es mi culpa. Lo siento.
-Pero él fue a... A... Y ahora...
-Lo sé, pero no tenemos manera de detenerlo.
-Pero podríamos habernos callado...
-Pero no lo hicimos.
Daphne miraba confundida a sus padres. No entendía nada. Miró a Arthur, que evidentemente tampoco lo hacía.
-¿Pueden explicarnos qué demonios ocurrió entre ustedes y Will? ¿Y qué es lo que ha ido a hacer?
-Will...-Dan parecía no querer decirlo.-Will se ha ido para terminar su relación con Helena.
-¿Y por qué ha hecho eso?
Radcliffe se pasó una mano por el cabello, preocupado.
-Porque yo se lo dije.
-¿Qué hiciste?
-Yo... Es una larga historia.
Arthur miró a su hermana con aire decidido.
-Yo diría que si mi hermano va a dejar de ver a la persona que más ama en el mundo entero porque ustedes dos le han dicho que lo haga, entonces mínimamente queremos saber qué pasó.
Dan volvió a despeinarse el cabello.
-Yo... En realidad fue mi culpa.
-Y siguen con eso. De acuerdo, supongamos que fue por su culpa, pero, ¿Qué ha sucedido?
Bonnie contó lo ocurrido. Sabía que Dan no podría hacerlo.
-No puedo creer que hayan hecho eso.-Dijo Daphne incrédula.
-Créeme, nosotros tampoco, y lo sentimos mucho. Pero queremos lo mejor para él.
-¿Y lo mejor es que deje a su novia y no vuelva a verla nunca? Es un chiste, ¿cierto?
-Yo...
-Papá, perdona, pero has actuado como un tonto. Estás haciendo suposiciones ridículas. Con razón Will se ha enojado. Y tiene toda la razón.
-Lo sé. Pero ahora se fue a cortar con ella, y yo...
Daphne oyó una música. Su nuevo celular. Mientras Dan se odiaba a sí mismo, entró a su cuarto a buscarlo. Miró la pantalla. Helena.
Habló con ella sólo unos minutos. Luego se acercó a su familia.
-Acabo de llamar a Helena.
Bonnie dejó de llorar y la miró.
-¿En serio?
-Sí. En realidad, ella llamó. Dijo que Will está allí. Y dijo que ellos...
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-¿Qué?
-No me hagas repetirlo, por favor.-Dijo Will sollozando.
-No entiendo. ¿Quieres romper conmigo? ¿Por qué?
-No quiero. ¿No te dije eso ya?
-Entonces, si no quieres hacerlo, ¿por qué...?
Él la besó. Helena le correspondió sorprendida.
-Will...
-Lo siento. Es que no puedo resistir el impulso. Eres tan bonita... Y eso que llevas puesto es...
Helena miró su "pijama". Era una musculosa ajustada y un pantalón muy corto. Hacía mucho calor afuera y... Se ruborizó. Will sonrió.
-No me cambies de tema, responde.
Will se acostó en la cama.
-Yo...
-¿Qué?
-No sé cómo decirlo sin que te enfades conmigo.
-Créeme, si sigues sin decirme, en serio voy a enfadarme. Mucho.
Él suspiró.
-Es que... Acabo de discutir con mis padres.
-Otra vez con eso. Dime qué demonios te ocurre. ¿Qué tiene que ver la discusión con que quieras romper conmigo?
-Yo no quiero.
Helena rodó los ojos. Cada vez entendía menos. Will estiró un brazo y le acarició la mejilla.
-Bien. Déjame que te explique lo que pasa. Pero vas a odiarme. Mira, yo estaba husmeando en el escritorio de papá y encontré un libro. Se me ocurrió abrirlo y leer un poco. Por supuesto que nunca se me ocurrió que mamá fuese a aparecer allí y me viese leyendo eso.
-¿Todo este lío por un libro? ¿Cómo se supone que...?
-Es que en casa está prohibido entrar al estudio de papá, tiene notas periodísticas y libros... Subidos de tono. Y ese era uno. Aunque cuando lo vi, jamás se me ocurrió.
Helena frunció el ceño.
-No entiendo.
-Mamá me vio leyendo, me hizo dejar el libro allí y fue a decirle a papá que yo lo había leído. Y le recriminó tener ese tipo de cosas al alcance de la mano. Y... Cuando me regañaron, dije una tontería que después no pude arreglar...
La pelirroja suspiró.
-¿Qué dijiste?
Will se ruborizó.
-Yo... Mamá le dijo a papá que seguramente yo había leído algo que no debería haber visto. Y yo dije que no había leído nada que no hubiera hecho contigo. Y...
-¿Hiciste qué cosa?
-Lo siento. Yo lo dije como una broma, pero papá creyó que yo le había hablado en serio, y dijo un millón de cosas. Se enfadó mucho y me regañó. Yo intenté explicarle que todo había sido una broma, pero no logré hacerlo. Y mamá dijo que si nuestra relación se basaba en eso, bien podía no existir. Dijo que tal vez eso fuera mejor.
-¿Qué?
-Sí. Mamá dijo que tienes quince y que ella y papá han hablado hasta el cansancio conmigo sobre eso, y que yo nunca debí acceder a...
Helena cerró los ojos y escuchó el resto en silencio.
-No pude dormirme. Y creí que tal vez... Que tal vez ellos tengan razón. Tal vez no...
Helena le acarició la mejilla al ver cómo las lágrimas volvían a salir de sus ojos.
-Mira, Will, claro que estoy enfadada por culparme de hacer lo que sea que decía ese libro de erotismo.
-No era...
-No intentes negar eso, es obvio. Pero no pienso dejar que rompas conmigo por una bobada como esa. No voy a dejar que lo hagas.
-Pero...
-Mira, hagamos algo.
Will cruzó los brazos.
-Voy a contar hasta diez. Si cuando llegue a diez no me besaste, entonces cortamos. ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
-Uno...
Will creía firmemente que iba a poder resistir. Es decir, eran sólo diez segundos, ¿cierto?
Pero Helena no tenía ninguna intención de romper con Will. Y jamás habría propuesto algo si sabía que Will iba a poder cumplirlo. Se puso de pie y estiró los brazos inclinándose hacia los lados. Él la miró en silencio. Se veía muy...
"No pienses en eso".
-Dos...
Helena se llevó las manos a la cabeza y se soltó el cabello. Agitó su cabeza y el cabello pelirrojo cayó como una cascada por su espalda.
"Maldición. Amo su cabello. Es tan suave... Y su silueta con la luz de la luna de fondo es... NO PIENSES EN ESO". Will pensaba en todo eso, una y otra vez.
-Tres...
Helena se acercó al borde de la cama y se subió a ella. Luego se arrodilló frente a Will y le guiñó un ojo con descaro. Él cerró los ojos.
-Cuatro...
Will esperó sin abrir los ojos, pero nada ocurrió. Cuando los entreabrió para ver qué había ocurrido, su novia lo miraba victoriosa. Se había quitado la remera y sólo se veía su sostén. Will cerró los ojos de nuevo.
-Cinco...
Él sintió las manos de Helena en su nuca. Quiso protestar, pero no se le ocurrió qué decir.
-Seis...
La pelirroja le acarició una mejilla y se acercó más a su rostro.
-Siete...
Will sentía su respiración en su nariz. Luego sintió la nariz de ella rozar la suya...
-Ocho...
Los labios de Helena lo sorprendieron.
"Resiste. No la beses. Es por su bien. Por el de ambos. No importa qué tan hermosa se vea..."
-Nueve...-Susurró ella.
Helena siguió besándolo, a pesar de que él no hacía nada. Esperó unos segundos y se separó de su rostro, rendida. Will no iba a ceder. Tomó aire y cerró los ojos para decir el último número.
-Ni se te ocurra decir diez.-Dijo Will tomándola por la cintura y besándola.
Helena sonrió.
-Lo sabía.
-No es mi culpa. Me engañaste. Intentaste seducirme.
-Yo dije que hasta diez sin que me besaras. No dije que yo no tenía que hacer nada. Eso lo supusiste.
Will sonrió.
-Ahora no puedes romper conmigo, fue un trato.-Dijo la pelirroja convencida.
-Nunca tuve verdadera intención de romper contigo, esperaba que te negaras...
Helena se alejó de él y tomó su celular.
-¿Qué vas a hacer?
-Llamar a tu hermana para tranquilizarla. Seguro están todos preocupados por ti.
-No, por favor. No llames...
Tarde. Helena hablaba por teléfono. Cortó y miró a su novio.
-¿Por qué llamaste?
-Estaban preocupados por ti, Will. Tus padres están en serio preocupados.
-Sí, pero...
-Mira, puedes quedarte otro rato si quieres. Pero en un par de minutos tienes que regresar con ellos.
-¿Por qué?
-Tienes que disculparte y aclarar las cosas.
Will bufó.
-Está bien.
Ella sonrió y le pasó las manos atrás de la nuca.
-Ese es mi novio. Estoy orgullosa de ti.
Will sonrió y la besó.