Helena y Will se fueron caminando hasta la casa de Lyn.
-¡Helena! Creí que no vendrías. Es muy bueno verte.-Dijo Lyn saludándola con un abrazo.-También a ti, Will. Miren. Él es mi novio Miles.-Dijo señalando a un chico junto a ella.
Helena rió. Ya conocía a Miles y Will también (eran compañeros en la escuela), pero disimuló un poco y fingió saludar encantada, aunque se veía a luces claras que el novio de su amiga también tenía ganas de reír.
-Bueno, pasen. Bienvenidos.
La casa de Lynda era muy grande. En una de las habitaciones, probablemente la sala de estar, habían sacado todos los muebles y puesto un equipo de música para crear una improvisada pista de baile, repleta de globos.
Will saludó a todos sus compañeros y presentó a su novia a cada uno de ellos.
Cuando la música subió su volumen y las luces se apagaron, Will ya casi no se oía a sí mismo hablar a los gritos. Helena le indicó por señas que se callara para no quedarse afónico por gritar.
Él obedeció y la llevó hasta el extremo más alejado de los parlantes.
-¿Quieres bailar?
Helena lo miró sorprendida.
-Yo...
-Por favor. Vamos, nena, baila conmigo.
La pelirroja miró hacia todos lados buscando la puerta.
-Yo... Lo siento. No.-Dijo antes de salir corriendo hacia la salida.
***---***---***---***---***
Miles estaba en la cocina buscando un vaso para servirse agua. Moría de sed.
Lynda apareció tras él.
-Te vi salir de la sala. ¿Todo bien?
-Sí. Tengo sed, es todo.
-Ahora que lo mencionas, también yo. ¿Podrías servirme un vaso de agua? Voy al baño. Regreso enseguida.
-Claro.-Miles le dio un suave beso.-Por cierto, ¿Dónde están los vasos?
-En el segundo estante a tu derecha.
Lyn salió de la cocina. Casi se choca con Helena, que no veía por dónde iba.
-Helena, ¿Todo bien? ¿Cómo la estás pasando?
-Genial.
-¿Y por qué huyes de la fiesta?
-Ehhh... Tengo sed.
-Oh. Pídele a Miles un vaso con agua, está en la cocina.
-Gracias.
Lyn se marchó y Helena entró en la cocina. La verdad, no tenía sed, pero necesitaba silencio.
-Helena. ¿Pasa algo? Pareces a punto de llorar.
Ella suspiró.
-No sé qué hacer. Acabo de plantar a Will.
-¿A Will? ¿Por qué dices eso?
-Me preguntó si quería bailar con él y le dije que no.
Miles parecía confundido.
-No entiendo. ¿Por qué hiciste eso? ¿Acaso quieres romper con él?
-¡No! No, claro que no. Jamás.
-¿Y por qué lo hiciste?
-Porque... No sé bailar.-Confesó avergonzada bajando la vista.
Miles se echó a reír, aunque se detuvo al ver el rostro mortificado de su amiga.
-Lo siento. ¿No sabes bailar?
-No.
-¿Y no era más sencillo decirle eso y ya?
-Pero no quiero que piense que soy una inútil porque no sé hacer nada.
Miles bebió un poco de agua de su vaso y lo dejó en la mesada junto al de Lyn.
-Apuesto a que no creerá eso. Y si te preocupa no saber bailar, no creo que debas preocuparte. Las canciones son bastante movidas.
-Sí. Pero las lentas que comenzaron a sonar hace un rato no tengo idea de cómo encararlas.
-Es sencillo.-Dijo Miles acercándose.-Yo te enseño.
-Helena, hazle caso. Es un genial bailarín.-Intervino Lyn entrando por la puerta.
-¿Segura?
-Claro que sí. Mira.
Miles y Lyn se acercaron y comenzaron a bailar al ritmo de una música invisible.
Luego Miles se acercó a Helena para mostrarle cómo pararse. Lyn los miraba y corregía a su amiga desde un costado de la cocina.
Cuando Helena comprendió que sus manos iban tras la nuca de Will, y las de él en su cintura, pudo por fin comenzar a moverse acompasadamente.
Lyn aplaudía desde su lugar.
-No ha sido tan difícil, ¿cierto?-Dijo cuando ambos se detuvieron.
Helena asintió y miró a Miles.
-Eres una... Te odio. Me engañaste.-Dijo Will.
Helena miró la puerta. ¿Cómo es que su novio había aparecido allí? ¿Y por qué decía eso?
De pronto comprendió. Will creía que ella iba a besar a Miles.
-Will, yo no...
-Ni te molestes, Helena. Esto se terminó.-Dijo él antes de echarse a correr.
Helena se separó de su amigo y miró a Lynda con lágrimas en los ojos.
-¿No te ha visto?
Lynda negó con la cabeza.
-Will acaba de terminar conmigo.
Helena se echó a llorar. Lyn la abrazó.
-No llores. No tienes que hacerlo. Tienes que ir tras él y explicarle.
-No querrá escucharme...
-Pues haz que quiera.-Intervino Miles con firmeza.-Oblígalo a que te escuche y explícale. Y dile que si aún tiene dudas respecto a lo que ocurrió, que hable con Lynda. Ella vio todo y estaba parada justo aquí, aunque Will no la haya visto.
Helena asintió.
-Gracias. Lyn, ha sido increíble, pero tengo que ir con Will.
Ella asintió y vio desaparecer a la pelirroja.
-Espero que tenga suerte.
-Lo sé. También yo.-Respondió Miles tendiéndole a su novia un vaso con agua.
Ella sonrió.
***---***---***---***---***
-¡Will, espera!
Él no la oyó, o la ignoró, y siguió corriendo hacia su casa. Entró en silencio, porque todos dormían, subió las escaleras y se encerró en su cuarto.
Helena llegó un par de minutos después. También entró y subió las escaleras.
-Will, abre la puerta.
-No. Eres...
-Primero escúchame, no es lo que crees.
-No quiero escucharte. Primero dices que nunca saldrás con otro chico, y luego te encuentro a punto de besar a uno. Todo era mentira.
-No, no lo era, y si me escucharas sabrías que es cierto.
Nadie le respondió.
-Bien. No tienes que abrir. Puedo decírtelo desde afuera, aunque mis gritos despertarán a toda la casa y no será bueno...
Helena sonrió para sus adentros cuando la puerta se abrió y Will la dejó pasar.
-Te escucho, pero si llegas a...
Ella lo besó. Él le correspondió unos segundos y luego la empujó para alejarla de él.
-Helena.-Susurró tocándose los labios con una mano.-¿Por qué hiciste eso?
-Porque nada es como crees.-Repuso acercándose a él.
-No te acerques. Me confundes demasiado.
Ella lo ignoró.
-No tienes idea del daño que acabas de hacerme diciendo que rompes conmigo.
-¿Y tú? ¿Crees que no me afecta verte con otro chico, a punto de besarlo?
-No estaba a punto de besarlo. Tiene novia, y estaba parada justo allí. Si tú no la viste, es tú problema. Además, yo sólo quiero estar contigo. Nadie más me interesa.
-Entonces, ¿Por qué no quisiste bailar conmigo? ¿Y qué hacías abrazando a Miles?
-Will, no quiero que me creas una idiota ni que me odies. No sé bailar. Nunca supe cómo moverme. Miles y Lyn intentaban enseñarme cuando apareciste. Y lo hice para poder bailar contigo, como me lo pediste. Listo. Ahora puedes reírte de mí por no saber hacerlo y terminar conmigo si quieres.
Will se acercó a ella. La tomó por la cadera y la pegó a él.
-Lo siento. No quise ofenderte ni cortar contigo. Pero te vi allí y creí que... Que tal vez prefieres ser feliz con alguien más.
-Si estuviese con alguien más, entonces no sería feliz. Will, por favor no me dejes sola.
-No pienso hacerlo.
Rompió la escasa distancia entre ellos y la besó.
-Dime por qué me hiciste correr atrás de ti.
-Quería ver hasta donde te importa que yo te escuche.
-¿Y ahora lo sabes?
-Sí. Ahora lo sé.
Will se separó de ella. Helena suspiró decepcionada.
Pero él no se fue del cuarto. Se acercó a la puerta y cerró con llave. Luego apagó la luz, quedando a oscuras, y volvió a acercarse a Helena. Ella temblaba levemente.
-¿Por qué tiemblas?
-Yo... Supongo que por lo de que en tu territorio...
-...Se juega con mis reglas.
Ella asintió. Will la envolvió en sus brazos.
-¿Tienes miedo?
-¿Miedo? ¿De qué?
-De mis reglas...
-Un poco.
Él le corrió el cabello atrás de la oreja y le acarició la barbilla con cariño.
-¿Por qué tienes miedo?
-Yo... Está oscuro... No te veo... Y no sé qué está pasando por tu cabeza...
Will rió y la besó.
-No pienso hacerte daño. No te preocupes.
-Pero...
Will tomó su celular y tocó la pantalla. Una suave música salió de él. (N/A: Multimedia) Puso las manos de Helena atrás de su nuca y las de él en la cintura de ella.
-Helena. No tengas miedo. Déjate llevar...-Susurró.
Ella comenzó a moverse como Lyn le había enseñado. Como no podía ver, excepto por la luz de las estrellas que se veían por la ventana (había luna nueva), intentó concentrarse en otros sentidos.
Su piel ardía bajos las manos de Will, que desde su cintura comenzaron a moverse hacia arriba y abajo con lentitud.
Él se acercó a sus labios y la besó.
-La canción terminó...
-Sí. Terminó. Mejor apago el móvil.
Will cogió su celular y lo apagó. Luego miró a su novia. La tomó por las mejillas.
-Ardes.
Ella se sonrojó.
-Yo...
-No sólo en ese sentido. Ardes. Creo que tienes fiebre. Estás muy caliente.
Ella se encogió de hombros y susurró para sí misma:
-No creo que sea por la fiebre...
Pero Will la oyó.
-¿Dices que estás ardiendo porque... Porque te toco?
Ella se sonrojó aún más y asintió. Él sonrió y la atrajo hacia sí.
-Y... ¿Te gusta?
Ella enterró la cabeza en su pecho y asintió casi imperceptiblemente.
Él sonrió de nuevo.
-Vamos, no te escondas. Quiero ver tu rostro.
-Da igual. Con esta luz no se ve nada.
-Podría prenderla, pero vista la situación...
Will se quitó los zapatos con sus propios pies.
-Eres una tramposa. Usas tacones para aparentar ser igual de alta que yo. Y en cuanto me quito los zapatos me sacas dos palmos de estatura.
Helena rió y se separó un poco de él.
-No hago trampa. Está de moda usar tacones...
-¿Y cuando tienes que acostarte con tu novio qué está de moda?
-¡Will!
-Sólo preguntaba, sólo preguntaba.
Helena se quitó los zapatos. Automáticamente quedó más bajita que él.
-¿Lo ves? Tengo razón. Sólo pareces más alta, pero no lo eres. Mira, hasta tengo las piernas más largas.
Se paró junto a ella y pegó sus caderas.
-La mía está más arriba. Eso prueba que tengo las piernas más largas y que soy más alto.
-¿Seguro? Fíjate bien.-Helena se levantó un poco la remera y dejó al descubierto un trozo de su piel para que Will se fijara dónde tenía la cadera.
-No debiste hacer eso...
Will le puso las manos en el trozo de piel que quedaba al descubierto. Helena se sonrojó.
-Mira, justo resulta ser que también estás caliente aquí. ¿Segura que no tienes fiebre?
Ella negó con la cabeza. Will le colocó las manos a ambos lados de su cadera, la atrajo hacía sí y la besó.
-Will...
Helena fue ignorada y cayó de espaldas sobre la cama.
-Will... Tienes que...
-Shhh... Hemos discutido esto. Mi terreno, mis reglas.
Ella se sonrojó antes de susurrar:
-Tienes que desenganchar el sostén usando ambas manos.
Él frunció el ceño.
-Helena, ¿Estás segura de lo que dices? ¿No te importa que yo...?
-No. Pero, por favor, ten cuidado...
Él asintió. Alguien tocó la puerta.
-¡Will! ¡Helena! ¿Están adentro? ¿Regresaron?
-Papá, a veces eres de lo más inoportuno.-Susurró Will. Luego elevó su voz:-Sí.
-Bien. Tu madre estaba preocupada porque Lyn le escribió diciendo que se habían marchado de la fiesta hace dos horas.
Helena miró a su novio confundida.
-¿Hemos estado aquí dos horas?-Susurró.
-Estamos bien. Dile que no se preocupe. Justo íbamos a acostarnos a dormir.
-Recuerda abrir la cama de abajo.
-Sí, papá.
-Es todo. Buenas noches.
Dan se marchó, pero el momento entre ambos se había arruinado.
Will sacó la cama de abajo y se acostó allí.
-Will...
-¿Sí?
-¿Crees que puedas subir?
-¿A tu cama?
-Sí.
-¿Qué ocurre? ¿Te da miedo la oscuridad?
-Ja, ja. Muy gracioso. No.
-¿Entonces?
-Es que tengo frío.
-Pero hace calor y hace un rato ardías...
-Creo que mi temperatura corporal bajó mucho.
-¿No estás segura?
Helena suspiró y lo miró.
-Maldito idiota. Estoy tirándote una indirecta para que duermas conmigo y lo único que se te ocurre hacer es llevarme la contra.
Will rió. Se incorporó y se acostó junto a Helena. La abrazó y le besó la frente con suavidad.
-¿Mejor ahora?
-Sí...
-Helena, si no quieres que nosotros... Que yo haga algo tienes que decirme. Aún dentro de mi cuarto y con mis reglas, si hay algo que realmente no quieres que haga dímelo. No quiero hacerte daño.
-Y no lo harás. Hasta ahora no has hecho nada malo. Lo que no he querido que hagas no te he permitido hacerlo. Lo sabes. Pero es dulce que te preocupes por mí.
-Te quiero. Mucho.
-También yo, Will.
Cuando ya casi estaba dormida, él le susurró:
-Hoy he dejado algo sin terminar. No creas que no tengo intención de acabarlo. Cuando menos lo pienses, terminaré...
-Por mí, hazlo cuando quieras. No tengo problemas.