Todo tiene un final.
La estancia de los nietos Weasley en casa de Julie y Mark, por desgracia, no podía ser la excepción.
Daphne, Ryan y Arthur estaban felices de volver con sus padres, aunque se verían menos.
Pero Will y Helena no estaban tan felices. Ambos se apreciaban mucho, y separarse tras casi tres meses durmiendo juntos era algo difícil para ambos.
Cuando Will se despertó, Helena estaba parada junto a la cama abrochándose la blusa.
-¿Te vas?
-Sí. Mamá acaba de tocar la puerta.
Will frunció el ceño y Helena sonrió. Se acercó al borde de la cama, se sentó y le dio un beso en la frente. Le acarició con cariño el pecho.
-Voy a extrañarte, Will.
-También yo, nena.
Ambos se besaron.
-Cuando menos lo esperes iré a visitarte.-Dijo él convencido.
Helena negó con la cabeza, sonriendo.
-No tienes que hacerlo. Eres libre de hacer lo que quieras...
-¿Y si quiero visitarte?
-Puedes hacerlo.
-¿Aunque sea muy temprano?
-Aunque sean las tres y media. No importa. Si vienes y quieres estar conmigo.
Will sonrió.
-Voy a tomarte la palabra muy en serio.
Ella rió y se besaron.
La puerta sonó.
-Soy yo, Helena. Vamos. Tenemos que ir a casa.-Dijo Emma a través de la puerta.-Y Will, ha dicho tu madre que prepares tus cosas porque te vas.
-De acuerdo, tía. Gracias.
Helena lo miró una vez más.
-¿Qué miras?
-A ti. Aún no creo que estemos juntos.
-Tampoco yo. Tienes que irte.
-Voy a extrañarte, nena.
Ella sonrió y lo besó de nuevo.
-También yo.
-Pero recuerda que cuatro años pasan rápido.
Helena sonrió compadecida de él.
***---***---***---***---***
-Rupert... Despierta. ¡Rupert!-Dijo Emma enojada zamarreando a su esposo.
-Mmm... ¿Qué?
-He oído un ruido. Creo que ha entrado alguien.
Rupert se espabiló un poco.
-Iré a ver.
-Vale. Ten cuidado, por favor.
El pelirrojo la besó y salió. Al cabo de unos minutos regresó.
-Nadie. Todo está en orden. Tú tranquila.
Emma asintió y volvió a dormirse abrazada a él.
Aunque no todo estaba en orden...
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Helena sintió un golpeteo en su ventana que daba al jardín del edificio. Abrió los ojos confundida y vio un rostro espiando desde afuera.
Se asustó tanto que pegó un salto y cayó al suelo.
Corrió a abrir y cuando lo hizo Will cayó sobre ella.
-¿Qué demonios...?-Comenzó a decir ella.
-Shhh.-Will le tapó la boca con ambas manos.-Baja la voz.
Helena frunció el ceño. Cerró la ventana.
-¿Qué diablos hiciste para subir? Es el tercer piso...
-El jardín tiene acceso libre. Y el edificio tiene una escalera de incendios que justo pasa junto a tu ventana. Ahora dime, ¿No te alegra verme?
Helena se tomó el rostro con las manos.
-Will, ¿Qué hora es?
-Las tres y media. Te dije que vendría...
Helena lo calló con un gesto.
-Eres un idiota. ¿Cómo se te ocurre aparecer así? Cualquiera de mis padres pudo haberte oído. Además no puedes escapar de tu casa. Tienes que regresar. ¿Y cómo subiste? Cualquier portero o guardia podría haberte visto...
Will sólo sonrió.
-Valía la pena correr el riesgo para verte.
-No. No lo valgo. No tienes que salir así. Si llega a pasarte algo porque has venido a verme... ¿Por qué has venido?
-Porque quiero hacer algo.
-¿Lo hemos hecho?
-En parte. Pero siento que tenemos que...
-Tenemos, nada. Tienes que irte. Si te encuentran aquí...
Will la besó. Helena intentó resistirse, pero sus caricias en la cintura hacían que perdiera el control.
-Will... Tienes que... Tienes que irte...
-No pienso irme hasta que haya hecho lo que quería hacer...
Helena refunfuñó.
-¿Por qué no lo hacemos mañana?
-Mañana no me dará la cara para pedírtelo...
Helena se sonrojó, aunque estaba oscuro y no se la veía.
-¿Qué quieres hacer?
Will negó con la cabeza.
-No aquí...
-Will, ¿Qué te has tomado antes de venir?
-Nada...
-Pareces borracho. ¿Estás bien?
Will suspiró.
-Si me dejas hacer lo que quiero, estaré mejor.
-Bien. ¿Qué quieres?
-Ven aquí...
Will la besó. Le puso las manos en la cintura y las subió hasta dejarlas sobre su sostén.
-¿Quieres...?
-Shhh... Déjame.
Will le desabrochó el sostén y le acarició la espalda. Luego volvió a abrocharlo y se lo acomodó.
Helena se sonrojó mucho.
-No entiendo.
Will le sonrió.
-Tenía que quitarte ese sostén... Pero no quería tocarte si te incomodaba.
Helena susurró:
-Si quieres...
-No. Sé que no te sientes cómoda con eso. Mejor no. Al menos por ahora.
Ella asintió aliviada.
-¿Has subido tres pisos por escalera sólo para decirme que quieres hacer algo con lo que no estoy cómoda?
-Jamás haría eso...-Dijo Will acercándose a ella.
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El grito de Bonnie se oyó en toda la casa.
Dan se despertó sobresaltado y corrió a la cocina, de donde había salido el ruido.
-¡Bonnie! ¿Qué pasa?
-Will no está.
-¿Lo buscaste bien? ¿En toda la casa?
-No. Pero en su cuarto no está.
-Tranquila, entonces. Vamos a buscarlo bien.
Arthur y Daphne aparecieron en pijama bajando las escaleras.
-¿Qué pasó, mamá?-Dijo Daphne preocupada.
-Will no está en su cuarto.-Dijo Dan.-Tenemos que buscarlo. Cada uno busque en cada cuarto y en dos o tres más. Luego en el jardín. Seguramente aparecerá en alguna parte.
Les llevó quince minutos rastrear la casa.
-Ni modo. Aquí no está.-Dijo Arthur.
Bonnie se echó a llorar y Dan se agarró la cabeza.
-Demonios. Lo adoptamos ayer y ya lo perdimos. Debe ser todo un récord...-Dijo Daniel.
-Bueno, bueno, bueno. Todos tranquilos. Veamos. ¿Cómo notaste que no estaba?-Preguntó Daphne.
-Fui a despertarlo para pedirle que fuera a comprar leche.
-Y no estaba.
-No. No estaba. Su cama ni siquiera estaba desecha. No estuvo en toda la noche. Soy un asco como madre.
Arthur la abrazó.
-No digas eso. Ya aparecerá.
-Hagamos algo. Mamá, revisa su teléfono. Papá, revisa su cuarto. Tal vez dejó una nota o algo.
Bonnie y Dan obedecieron a su hija.
Daphne miró a su hermano.
-Revisaremos otra vez. Vamos.
Cuando estaban en el sótano, Daphne se volteó.
-Sé dónde está.
-¿Por qué no le dices a mamá? Va a enloquecer...
-No puedo, Al. Si le digo dónde está, primero que lo castigarán por el resto de su vida y va a odiarme para siempre; y segundo que no van a creerme. Soy muy pequeña.
-Dime dónde está.
-Fue a ver a Helena.
-¿Cómo lo sabes?
-Cuando ordenaba mi cuarto ayer, encontré algo de ella. Will lo vio y dijo que tenía que devolvérselo. Me ofrecí a hacerlo pero no quiso. Dijo que él se lo daría. Para serte sincera, no dije nada porque jamás se me ocurrió que fuese a devolverlo a la madrugada...
-Pero tenemos que hacer algo. Mamá enloquecerá y papá está muy preocupado...
-Lo sé. Y aquí es donde tú me ayudas.
-¿Yo?
-Sí. No tengo celular. Tú sí. Si me lo prestas, hablaré con Helena para que mande a Will para acá.
Arthur se sacó el móvil del bolsillo y se lo dio.
-Bien, hermanita. Más te vale que esto funcione.
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Cuando Helena despertó vio a Will durmiendo a su lado.
Enseguida se dio cuenta de lo que eso quería decir.
-Will, despierta. Notarán que no estás y estarás en problemas. Sin mencionar los grandes problemas que tendrás si papá te ve aquí. Tienes que irte.
Will abrió los ojos frunciendo el ceño. Pero sonrió.
-¿Tengo que irme ya? Pero si me encanta la vista...
Helena cubrió su sostén con una sábana y volvió a insistir.
-Si no te vas y descubren que en tu casa no estás...
El móvil de Helena sonó. Ella se apresuró a atender. Tenía miedo de que sus padres oyeran el timbre del teléfono y fueran a su cuarto.
***
-¿Hola? ¿Helena?
-Sí. ¿Daph?
-Sí, soy yo.
-Hola. ¿Cómo...?
-No hay tiempo para tonterías. Dile al idiota de mi hermano que si no está aquí en menos de diez minutos me encargaré personalmente de matarlo.
-¿Han notado que no está?
Helena ni se molestó en negar que Will estaba con ella.
-¿Que si lo hemos notado? Mamá está llorando como una histérica, papá está muy preocupado y Arthur ha accedido a prestarme el móvil para que pueda hablar contigo. Hemos rastreado toda la casa y no está aquí, ninguno de sus amigos sabe dónde está y mamá está considerando seriamente llamar a la policía si no aparece en media hora. Por esta vez voy a cubrirlo, pero si la próxima vez desaparece diré dónde está. Helena, eres mucho más sensata que él. Dile que venga. Mamá morirá de angustia y estamos preocupados.
-Enseguida va para allá. Ya me encargo de ello. Saluda a Arthur de mi parte.
-Y dile a Will que es un imbécil de la mía.
-Cuenta con eso. Te veo luego.
-Gracias. Adiós.
***
Helena miró a Will.
-Will Radcliffe, o sales de aquí en treinta segundos o yo misma te empujaré por la ventana.
Él rió.
-Vale. Ten.
-¿Qué es esto?
-El motivo por el que vine a verte.
Helena se sonrojó y arrojó el sostén dentro de su armario.
-Ahora vete.
Will la besó suavemente y salió por la ventana tras ponerse la camiseta.
Justo a tiempo. Emma abrió la puerta.
-¿Estás despierta?
-Sí. Estaba por cambiarme.
-Veo. Helena, ¿Has visto a Will?
-¿Está aquí?
La pelirroja odiaba mentirle a su madre. Emma notó que mentía. Entró al cuarto y se sentó junto a ella. Helena se puso una camiseta.
-Nena, sé que estuvo aquí. No soy tonta. También sé que no quieres acusarlo, pero Bonnie está muy preocupada por él.
Helena suspiró.
-No le digas a nadie.
-No lo haré.
-Will vino anoche a devolverme algo que me dejé en casa de Julie. Y... Bueno, las cosas se fueron lejos y se quedó. Acabamos de despertar. Daphne habló conmigo y me contó todo, así que lo envié a su casa. Acaba de irse.
-Bien. Si llega bien a su casa no diré nada. Pero si no lo hace, ambas tendremos que hablar. ¿Te parece?
Helena asintió y Emma suspiró.
-Nena, yo te quiero mucho y sé que lo amas, pero esto no puede seguir así. Tienes que ponerle un freno. No puede aparecer a mitad de la noche. Corre riesgo él y lo haces tú. Anoche lo oí entrar. Rupert hizo una ronda para controlar que no ocurriera nada. Supongo que no entró a tu cuarto. Pero...
-No volverá a pasar. Lo prometo.
Emma le besó la frente.
-Me parece un buen trato.
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Rupert la miró con cara de preocupación.
-Ocultas algo, Em. Dime qué.
Ella sonrió.
-Lo siento. No puedo. Pero no es nada malo.
El pelirrojo la miró con desconfianza.
-Pero...
Ella lo besó.
-¿Crees que si fuera algo malo no te lo diría? Hemos pasado por mucho juntos. Y sé que puedo contar contigo. Pero es un secreto entre Helena y yo. Es todo lo que puedo decirte.
Rupert sonrió y la besó.
-¿Crees que Will haya aparecido ya?
Emma lo besó suavemente.
-Tengo un buen presentimiento sobre eso.
Él asintió.
-Confiaré en tu juicio. Ahora voy a despertar a Ryan para preparar el desayuno. ¿Vienes?
-Seguro.
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-¡Mamá! ¡Encontramos a Will!
Daphne le sonrió a Arthur con aprobación.
-Gritaste muy convincente. Y tú...-Dijo golpeando a Will una y otra vez.-Eres un idiota. ¿Sabes lo que los cuatro nos preocupamos por ti? Eres un egoísta. Mamá casi muere. Y papá también. Juro que si vuelves a desaparecer una sola vez más así voy a decirles a mamá y papá dónde estuviste anoche y a explicarles cómo es que le estás metiendo mano a tu novia cuando no te ven.
Will se ruborizó.
-Yo no le meto mano a nadie...
-Pero me creerán de todas maneras. Y ahora tendrás que inventarte una excusa sobre qué hacías en el sótano.
Dan y Bonnie llegaron enseguida al sótano. Bonnie abrazó a Will y se echó a llorar.
-¡Nos tenías preocupados, Will!
-Lo siento. No oí nada. Estaba dormido.
-¿Aquí?-Preguntó Dan sospechando.
-Sí. Es que anoche bajé a buscar velas porque creí que se había cortado la luz y no quería despertarlos. Y creo que me dormí aquí.
-Raro. No te ves sucio...-Dijo Dan.
-Esto está bastante limpio...
-En fin. Es bueno que hayas aparecido. Pero no vuelvas a asustarnos así.-Dijo su padre alzando una ceja.
Will se dio cuenta de que Dan sabía todo por ese gesto. Quería decir: "Por esta vez no diré nada, pero la próxima sí lo haré".
-Ya, ya, mamá. No llores...-Dijo Daphne.
-Me he llevado un susto de muerte. Y los cinco hemos estado preocupados por ti, Will.
-Los cuatro.
-Eso, eso. Vamos a desayunar.-Dijo Bonnie.
Los niños subieron. Dan miró a Bonnie interrogante, pero ella se escabulló hacia arriba.
No fue hasta que estaban desayunando que Bonnie dijo:
-Hay algo que deben saber.