Un par de semanas después...
Emma despertó antes que Rupert. Lo observó dormir.
-Te ves muy guapo de azul...
-Gracias.-Susurró él sorprendiéndola.
-Creí que dormías.
-Te escuché despertar.
-Hablando de despertar, tenemos que salir.
-¿A dónde?-Dijo el pelirrojo acariciando el vientre ya crecido de Emma.
Ella puso su mano sobre la de él y la acarició.
-Hoy es el juicio por los niños de Dan y Bonnie. Somos testigos. Tenemos que estar allí en menos de dos horas.
Rupert rezongó y se tapó la cabeza con la almohada.
-Es temprano...-Dijo quejándose.
Emma sonrió y le besó el pecoso cuello.
Rupert la miró.
-Mira que llevas dos meses embarazada y no me he acercado a ti más de lo prudente, pero aún faltan siete meses, y si vuelves a hacer eso...
Emma sonrió y lo besó suavemente.
-Ya. Siete meses pasarán pronto. Recuerda. Estamos en Noviembre, casi Diciembre. Cuando menos te lo esperes será Junio y podrás volver a besarme.
Rupert negó con la cabeza y se agachó para hablarle al vientre de su esposa.
-Mira, pequeñín, estoy feliz de tenerte pero si no sales pronto de aquí dentro tu mamá olvidará que existo y que alguna vez estuvo enamorada de mí...
-No. Eso jamás pasará. Sobre todo si sigo enamorada de ti.
Rupert le besó la pequeña pancita y luego los labios.
-Mmm... Como tú digas... Pero si llegas a olvidarte de mí...
Emma negó con la cabeza y se puso de pie. Se cambió y miró a Rupert con reprobación.
-¿No piensas cambiarte?
-No.-Dijo él poniendo sus manos tras su cabeza.-Me gusta más la vista. Mi familia todo en uno. Excepto los dos demonios...
-¡Rupert!
-Excepto Helena y Ryan.-Bufó.-Es de cariño. Ya sabes que ninguno es muy angelical...
Emma sonrió.
-Vamos, cámbiate.
Rupert se paró. Pero volvió a sentarse y jaló la mano de Emma para que se sentara junto a él.
-Tenemos que hablar.
Emma frunció el ceño.
-¿Problemas?
-Tú no los consideras problemas, pero yo sí. Sí lo son.
Emma lo observó atentamente.
-Bien. Te escucho.
-Helena y Will...
Emma se tomó la cara con las manos.
-Rupert, estás pesado con ese tema. Te dije que...
-Sé lo que piensas. ¿Pero no podrías, al menos, escucharme?
Ella suspiró.
-Vale.
-Helena y Will son novios.-Emma lo miró con una cara que quería decir: "cuéntame algo que no sepa".-Y son pequeños. Tú lo sabes. Y has estado evitando tocar el tema, pero el día en que los hallamos a ambos...
Emma escuchó las palabras de Rupert al repetir su experiencia y cómo los habían encontrado, y sus quejas una y otra vez.
-...y creo que además, son muy...
-Basta.
-¿Qué?
-Rupert, yo te amo, pero deja ya de hablar de eso. No es conmigo con quien tienes que hacerlo. Es con Helena. Además, todas estas palabras ocultan un temor que no quieres mencionar. Nos ahorraríamos tiempo si hablaras con ella y además me dijeras de una vez qué te preocupa.
El pelirrojo bajó la vista. Como siempre, su mujer tenía razón.
-Yo no quiero que ella sufra. Ni que deje de ser mi pequeña.
Emma sonrió. Le tomó el rostro con las manos y lo obligó a mirarla.
-Cielo. Ella crecerá. No puedes evitar que eso pase. Pero no por eso dejará de ser tu pequeña. Puede ser grande y aún así conservar su corazoncito tierno. Y, en cuanto a lo primero, ¿Crees que Will haría algo que la dañara? ¿Que la hiciera sufrir? Son pequeños, pero se nota que se aman mucho. Y jamás sufrirá si tiene a su padre que la cuide. Mejor no te preocupes. Habla con ella. Te sentirás mucho más conforme con sus respuestas que con las que yo te pueda dar. Aunque te lo advierto. No la juzgues. Escúchala. Compréndela. Y recién entonces respóndele.
Rupert asintió.
-¿En qué momento te hiciste tan... Sensata y seria?
-Supongo que cuando me casé con mi precioso tontito bromista.
Rupert sonrió.
-Pero al menos me amas por eso.
Emma también sonrió.
-Sí, así es.
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-Dan.
Él suspiró. Llevaba más de dos meses intentando decirle algo muy importante a Bonnie. Pero la oportunidad jamás se presentaba. Cuando estuvieron en Escocia y fueron a festejar por haber encontrado todos los papeles, él creyó que era el momento ideal. Y, como siempre, no lo era. ¿Cuándo sería? Era algo realmente frustrante. ¡Sólo era una pregunta! Y no era tan complicado el asunto. Aún así no encontraba momento para hacerlo. Pero aquella mañana donde todo comenzaría, quiso que ella supiese lo que él planeaba. Y una vez más, justo cuando tomaba aire para decírselo, su voz lo interrumpía.
-Dan.
-Sí, cielo.-Dijo suspirando.
-Tengo que decirte algo.
-También yo.
Bonnie se rascó pensativa la barbilla.
-Bien. Supongo que a la cuenta de tres podemos decirlo al mismo tiempo. ¿Te parece?
-Sí.
-Uno...
-Dos...
-¡Tres!
Ambos tomaron aire y dijeron al mismo tiempo:
-Quiero casarme contigo.
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-Maldito tráfico. Jamás llegaremos así...
-Tranquilo, Mark. Todo a su tiempo.
Julie miró al asiento de atrás. Arthur y Daphne parecían nerviosos. Ryan estaba sentado junto a su mejor amiga y le ponía protectoramente un brazo alrededor de los hombros.
-Tranquila. Verás que saldrá todo bien...-Susurró el pequeño pelirrojo.
-Ryan... Si no sale bien tendré que irme a Alemania...
-Creceré e iré por ti. Eres mi mejor amiga, no pienso abandonarte.
-Pero...
-Todo saldrá bien. Tú tranquila.
Daphne suspiró y deseó con todas sus fuerzas que Ryan tuviera razón.
En el coche de Joanne, mientras tanto, iban Helena y Will. Ambos se sentaban al lado y tenían sus manos entrelazadas.
Joanne contenía con gran esfuerzo las lágrimas. Si los tres niños se iban...
Pero su tristeza no se comparaba con la de Helena. ¿Qué pasaría si Will se marchaba a Grecia? Jamás volvería a verlo. Lo suyo estaría acabado y sin futuro...
Sentía muy pocas ganas de saber qué pasaría. De verdad creía que todo saldría bien. Pero si no lo hacía, Will se alejaría de ella para siempre. Y no podía siquiera pensarlo. Al menos, no ahora que por fin habían avanzado en su relación.
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-¿Quieres casarte conmigo? ¡Yo quiero casarme contigo!-Dijeron Dan y Bonnie a la vez.
Dan sonrió y se arrodilló frente a ella. Por fin se le presentaba la dichosa oportunidad. Y, con un anillo en su mano, preguntó:
-Bonnie, ¿te casarías conmigo?
Ella sonrió y le echó los brazos al cuello.
-¡Claro que sí! Te amo.-Dijo antes de besarlo.
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Cuando Joanne y los dos niños se bajaron del auto, Will retuvo a Helena por un brazo.
-Quiero que hablemos a solas en alguna parte.
Helena miró a su alrededor y vio una sala vacía.
-Por aquí.
Ambos se metieron dentro. Helena cerró la puerta y volteó diciendo:
-¿Y qué querías decir...?-La interrumpieron los labios de Will.
Ella puso sus manos tras su nuca y le correspondió. Pasados unos minutos, notó que sus labios sentían un sabor diferente. Salado.
"Lágrimas".
Will estaba llorando. Helena lo abrazó con más fuerza.
Él siguió sollozando mientras la besaba.
Helena se separó de él con cuidado y le enjugó las lágrimas con cariño. Luego lo abrazó.
-Todo estará bien.
-¿Y si no? Helena, no puedo perderte. No lo soportaría...
Ella lo abrazó más fuerte y volvió a besarlo. Will volvió a llorar.
Una tos los interrumpió. Helena volteó y vio a una rubia bajita sonriendo.
-¿Will Dunn?
Él asintió.
-Es hora de comenzar. Tienes que salir.
La rubia sonreía con cariño, sin una pizca de desdén o maldad.
Will asintió. Besó y abrazó a Helena una vez más y salió. La pelirroja iba a seguirlo, pero la rubia la detuvo.
-¿Necesita algo?-Dijo Helena esforzándose para no parecer descortés.
-Sólo quiero preguntarte algo. ¿Eres Helena Grint?
Ella asintió.
-¿Qué eres de Will?
-Soy su novia.-Respondió ella sonriendo.
-Oh, veo. Lo quieres mucho, ¿cierto?
-Sí. Es lo mejor que me pasó. Aunque por eso estamos tan preocupados. Si no lo adoptan se irá a Grecia y no nos veremos nunca más...
Helena se echó a llorar. Aquella curiosa mujer la abrazó.
-Tranquila. Tengo un buen presentimiento. Y cuando Sally tiene un buen presentimiento, es por algo.
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Ahora les tocaba a Dan y Bonnie estar en el lugar de Rupert y Emma. Los minutos pasaban y nadie estaba cerca de ellos. Sus tres pequeños estaban lejos y los testigos también.
Bonnie estaba nerviosa pero sentía mucha fe. Igual que Dan.
Helena estaba consolando a su hermanito.
-Helena... Si se va no volveré a verla... Somos mejores amigos...-Decía entre lágrimas.
Emma relevó a Helena y abrazó a su hijito.
La pelirroja se acercó a Rupert.
-Papá.
-¿Qué pasa?
-Quieres decirme algo. Me doy cuenta. Aún no ha llegado la jueza y hay algo de tiempo. Habla.
Rupert enrojeció un poco, pero preguntó:
-¿Te has... Bueno, has... Has estado con Will?
Helena sonrió.
-Sé que tengo que cuidarme y eso. Dan habló con Will y él lo hizo conmigo. Créeme, por ahora nada de qué preocuparse. Y no, no hemos hecho nada.
Rupert sonrió y la abrazó.
-Te quiero mucho, mi princesa.
-También yo. Papá...
-¿Sí?
-¿Qué ocurrirá si Will se va?
Rupert le enjugó las lágrimas.
-Te llevaré a verlo cada vez que quieras. Lo prometo. Pero no se irá. Todo saldrá bien.
Helena asintió distraídamente. Emma también la abrazó.
-Damas y caballeros. Por favor presten atención. La jueza...
Helena estaba asombrada, igual que los demás. Todos suponían que sería un juez... Pero para Helena era peor así. Para ella, las mujeres eran menos piadosas que los hombres.
Se echó a llorar. Will se iría.
"No me puedo dejar intimidar. Tengo que ser fuerte. Por Will."
Miró hacia el banco, lista para darle su apoyo a su novio. Y vio a la jueza. Sally.
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-Bien. He escuchado ya todos los testimonios y he visto los papeles. He tomado una decisión.
Helena contuvo el aliento.
-Normalmente, en estas condiciones no se concede una adopción. Tres niños grandes ya, con el orfanato a punto de cerrar. Y quienes desean obtener la adopción no están casados. Aunque no habrá problemas económicos, por lo visto.-Dijo sonriendo Sally.-En condiciones normales, aún tratándose de gente tan conocida, la adopción no se autorizaría.-Helena sintió un nudo en su garganta.-Sin embargo, el testimonio ha sido muy bueno, sin duda. Y hay algo más para considerar. Un par de corazoncitos. Nadie, ni siquiera yo, querría que se quebraran tan pequeños por una injusta separación. Así que, gracias a los testigos y a la pareja de corazones, la decisión es afirmativa. Firmen aquí y serán sus padres.
Helena saltó de alegría. Antes de ir con Will, que estaba ocupado con su familia, había algo que quería hacer.
Corrió hasta una de las puertas por las que acababa de desaparecer la jueza.
-¡Sally!
Ella volteó y recibió un gran abrazo al que correspondió con una sonrisa.
-Gracias, Sally. No sabes lo feliz que estoy.
-Me imagino. Y es bueno que estés feliz. Pero ahora debes ir con Will. Seguramente tiene mucho que decirte...
Helena asintió, volvió a abrazar a Sally y volvió a irse.
La rubia sonrió. Otro caso bien cerrado.