Cuando Emma despertó al día siguiente, el cabello despeinado de Rupert fue lo primero que vio.
Sonrió y lo acarició suavemente.
-Hola, nena. ¿Cómo dormiste?-Le preguntó él sonriendo al sentir sus caricias.
-Hola. Bien. ¿Tú?
-Sabiendo que estás a mi lado, genial.-Respondió él acercándose a besarla.
Emma sonrió.
-Te amo.
-También yo, Em.
-Vamos a vestirnos. Tenemos más visitas para hacer...
Emma se puso de pie y se dirigió al baño para ducharse. Rupert la vio salir mojada y envuelta en una toalla. Se paró y se acercó a ella.
-¿Por qué no nos quedamos aquí y que la visita se vaya al demonio?-Le preguntó tomando su rostro entre sus manos y pegando sus frentes.
Emma rió y negó con la cabeza. Rupert frunció el ceño.
-Si estamos aquí, quiero conocer el lugar al menos un poco. Tenemos que ver Capri, Cinqueterre y Roma. Y luego me quedaré contigo el tiempo que quieras.
-¿Lo prometes?
-Sí.
-Entonces vamos.-Dijo Rupert tomándola de la mano y arrojándola a la cama.
-¡Hey! ¿Qué haces?
-Busco algo de ropa.-Dijo él buscando entre los bolsos.
Sacó un par de prendas, se las lanzó a Emma y se vistió él mismo.
Emma lo miró incrédula.
-Has cambiado de opinión muy rápido...-Dijo acabando de vestirse.
-Pues... Me prometiste algo y si vas a a cumplirlo tenemos que salir de aquí pronto. Mientras antes nos vayamos antes regresaremos...
Emma rió y luego se puso seria.
-Creo que me he metido voluntariamente en un lío del que no podré salir...-Dijo ella cruzando los brazos.
Rupert sonrió con picardía y se acercó a ella.
-Eso es exactamente lo que has hecho.
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Aquel mismo día visitaron la isla de Capri.
Se bañaron en las azules aguas del mar y disfrutaron en una solitaria playa.
Emma se bronceaba sobre las piedras cuando sintió a Rupert sentarse a su lado y besarla. Sonrió.
-¿A qué vino eso?
-Hay un hombre que te estaba mirando...-Dijo él frunciendo el ceño.
Emma soltó una carcajada y lo besó.
-Eres muy celoso...
-¿Quién? ¿Yo? No.
Ella sonrió y volvió a besarlo. Rupert también sonrió y le correspondió. Ambos sintieron el ruido de un flash.
-Demonios...-Susurró Rupert.
-Ignóralo y no te detengas.-Respondió Emma.
Rupert no dijo nada y siguió besándola.
Luego de unos minutos se separaron. Y tal como Emma lo supuso, apareció un periodista con un fotógrafo.
-Scusate. Siamo della rivista del cuore... (Disculpen. Somos de la revista del corazón...)
-Sí, sí.-Dijo Rupert impaciente.-Cosa volete? (¿Qué quieren?)
-Rupert. Tus modales.-Lo reprendió Emma en voz baja. Luego se dirigió a los periodistas:-Cosa possiamo fare per voi? (¿Qué podemos hacer por ustedes?)
La periodista pareció algo soprendida.
-Se non vi disturba, io vorrei farvi un' intervista e... (Si no les molesta, yo quisiera hacerles una entrevista y...)
Rupert se pasó una mano por la cara y dijo:
-Va bene. (Está bien.)-Luego miró a Emma y añadió en un susurro:-Mientras antes nos los quitemos de encima mejor.
Emma rió y asintió.
La entrevista duró un poco más de una hora. Les tomaron un par de fotos y luego se marcharon después de darles las gracias.
-Creí que jamás se irían.-Dijo Rupert mirando a Emma.
-Pero lo hicieron. Y mira, la playa se ha vaciado. No vendrá nadie más a molestar.
Rupert asintió y se metió al mar.
-¿No vienes?
Emma negó con la cabeza y se recostó para broncearse.
Rupert tuvo una idea. Se paró detrás de Emma y la cargó para arrojarla al agua.
Pero Emma no era ninguna tonta y no se pensaba dejar arrojar. Así que en cuanto tocó el agua tiró de Rupert hacia sí y ambos cayeron entre salpicaduras.
Rupert rió y se apartó el cabello mojado del rostro para acercarse a Emma y besarla.
-Te felicito. Qué lista.
Emma rió y dijo:
-Tú te lo buscaste.
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Cinqueterre es la denominación que reciben cinco aldeas italianas ubicadas en la región de la Liguria, en Italia. Las aldeas son similares entre sí y son muy pintorescas.
Rupert y Emma visitaron los cinco pueblitos y se bañaron en las playas que algunos de estos tenían.
Cuando, a la noche, llegaron a la cabaña a las afueras de Roma, Emma se durmió prácticamente cuando su cabeza tocó la almohada.
Rupert sonrió al verla dormir.
-Vaya. En serio te amo.-Susurró acariciándole una mejilla.
Emma sonrió en sueños al escuchar sus palabras. Aún estaba consciente.
-También te amo.-Susurró sin abrir los ojos.
Ella lo tomó del cuello de la remera y lo acercó a sus labios.
Rupert los apresó con mucha dulzura. Emma le correspondió durante unos minutos, pero luego él comenzó a sentir que los labios de ella se movían más lento. Se separó con suavidad de Emma y le besó la frente.
-Estás exhausta. Mejor duerme. Mañana será un largo día.
Emma sonrió y se acomodó en sus brazos. Luego se quedó dormida. Rupert le besó el cabello y él también se durmió.