Ryan y Helena se asombraron un poco al ver a su madre con el pelo corto, pero no dijeron nada. Creían que no le quedaba tan mal...
Emma, gracias a las palabras de consuelo y las caricias suaves del pelirrojo, acabó por calmarse un poco. Aunque seguía algo frustrada: ella quería casarse con velo y le parecía que con cabello corto no quedaba bien...
-Cuando festejemos nuestras bodas de oro, renovaremos los votos y podrás casarte con cabello largo. Y velo.-Dijo Rupert acariciando su mejilla con los nudillos de la mano.
Ella sonrió y le besó el dorso de la mano.
-Realmente eso espero.
Él sonrió.
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-¡¿A qué te refieres con que tus padres me odian?!
-No, no. Tranquilo. Te explicaré...
-Emma, ¡Toda una vida amándote para que me digas que tus padres me odian y que porque nos casamos dejarán de hablarte!
Ella sonrió.
-Sí. ¿Y sabes algo? No me interesa. Daniel me llevará hasta el altar. No necesito a nadie más. Mis padres no te odian. Ellos querían que me casara con un jugador de fútbol americano, o algo así. Con un deportista. Creen que eso es mejor que un actor. Que los actores nos morimos de hambre. Sabes que no es así. Y me han dicho que si me caso contigo ya no me hablarán. Y ya te lo dije. No me interesa. Dolerá un poco, pero acabarán entendiendo que te amo y que eso importa mucho más que a qué te dediques.
-Pero...
-Rupert. Yo te amo. Lo que siento por ti es único. Jamás lo sentí por nadie. Ni tampoco lo haré por nadie. Lo único que quiero es vivir contigo para siempre. Y si para eso tengo que dejar de ver a mis padres y sólo podré ver a mi familia Weasley, a mi marido y mis hijos, pues así será, pero yo no pienso abandonarte. Te amo y eso es lo único que importa.
Ella lo besó.
-Emma, si esta boda no es lo que tú quieres... Si no sale como querías...
-¿Qué? ¿Acaso piensas plantarme en el altar?
-No, pero... Primero tu cabello y luego tus padres y...
-Y nada me importa. Si te tengo a mi lado, sólo eso necesito. ¿Comprendes? Si no me dejas en el altar y nadie presente se opone a nuestra unión, entonces será la boda que siempre soñé. Contigo, con mis hijos y mi familia pelirroja. Es todo lo que quiero.
Rupert dejó escapar una lágrima.
-Te amo, Emma.
-Y yo a ti, Rupert.
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-¡MAMÁAAAAAAAAA! ¡LA TÍA EVANNA ESTÁ AL TELÉFONO!
-¡DILE QUE YA LA ATIENDO!
-¡DE ACUERDO!-Gritó Helena como respuesta.
***
-Dice que ya te atiende.
-De acuerdo. Entonces esperaré. Tesoro, supe que sales con Will. Te felicito. Es muy hermoso...
-Gracias, tía.
-¿Qué sientes por él?
-Buena pregunta. Vaya, no lo sé. Mmm... Creo que una manera de definir mis sentimientos sería decir que no imagino mi vida sin él. Sin sus labios. Sin su sonrisa. Sin sus abrazos. Sin sus besos. Sencillamente no podría con eso. Moriría de angustia.
-Pues para no saber cómo describir lo que sientes, lo has hecho de maravilla...
Emma le pidió el teléfono a su hija.
-Tía, mamá está aquí. Te paso con ella.
-Bien. Gracias, tesoro. Buena suerte. Un beso.
-Adiós.
-¿Hola? ¿Em?
-Hola, Eva. ¿Qué ocurre?
-Oh, nada, ya sabes, lo usual. Bonnie y yo repasamos los últimos detalles para tu despedida de soltera. Y queremos repasar todo. Decríbeme qué ocurrirá.
Emma sonrió y rodó los ojos. Ya lo había repetido muchas veces. Efectivamente, era lo usual.
-De acuerdo. Llevaremos a los niños a la casa de Julie y Mark. Luego iré a tu casa para buscarte e ir a bailar. Rupert hará lo mismo pero con la casa de Dan y con otra discoteca. No sé, Evanna, ¿Será buena idea? Temo que a la fuerza alguien nos haga algo... Últimamente la inseguridad es muy grande...
-Amiga, es tu última noche de soltería. Debes disfrutarla.
-Si tú lo dices... Pero con una condición. Si digo que nos vamos, nos vamos.
-Está bien. Afuera de la discoteca iremos a mi casa. Y mañana será tu gran día. Te veo en un rato.
-Hecho.
-Adiós.
-Te veo luego.
***
Emma cortó algo preocupada. Rupert lo notó.
-¿Todo bien, princesa? Mañana pasarás a ser mi reina...
Ella sonrió.
-Sé que algo te preocupa. Dímelo.
-Es que... No me convence la idea de salir a bailar. Sabes que cerca de donde vive Evanna no hay mucha gente y temo que ocurra algo. Por suerte, apenas vea que no me gusta, nos iremos.
Él sonrió y le dio un beso en la frente.
-¿Están listos los niños?
-Sí.
-Entonces vamos.
Emma seguía pareciendo disconforme.
-Tranquila. Nada ocurrirá. Yo me ocuparé de eso.
-Eres muy dulce, pero...
-Papá, si no nos vamos no llegaremos a tiempo...
-Ya vamos, Ryan. Y tú...-Dijo dirigiéndose a Emma.-...Tienes que confiar en mí. Todo va a estar bien.-Le aseguró antes de besarla.
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-¡Helena!
-¡Will!
Había sido imposible para los adultos impedir que Helena saliera corriendo hacia el cuarto donde estaba Will apenas hubo terminado de saludar.
-Helena, te ves... Muy bonita... Te extrañé mucho. Ven aquí.
Helena se sentó en el sillón junto a él y apoyó la cabeza en su hombro.
-También te extrañé.-Dijo entrelazando sus manos.
Will sonrió, la giró para que quedara frente a él y se acercó a sus labios.
-¿Puedo?
-¿En serio me lo preguntas?-Dijo ella antes de besarlo.
Emma y Rupert se despidieron de Ryan, Arthur y Daphne. No saludaron a Helena porque probablemente ella estaría muy ocupada besando a Will y no querían interrumpirlos.
-Y pórtense bien. No hagan que sus abuelos pasen un mal rato, Ryan.
-No, mamá.
-Bien. Mañana se arreglarán para la boda civil, apenas se levanten, y al mediodía para la boda por iglesia. Así que ya saben. Primero sus abuelos los ayudarán a arreglarse, y luego Matthew y Evanna. ¿De acuerdo?
-Sí, mamá.
-Bien. Te veo mañana.
-Adiós.
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Eran las doce y media. Emma, Bonnie, Evanna, Tiana y Clémence estaban bailando en la discoteca. Todas se divertían. Incluso Emma. Ella casi no tenía reservas respecto al lugar. Ahora sabía que Evanna había elegido bien. Tenía muchos guardias de seguridad. Nada ocurriría allí.
Al estar embarazadas, Evanna, Tiana y Clémence no podían estar de pie mucho tiempo. Así que a la una todas se preparaban para dormir en casa de Evanna. Joanne estaba allí. Su presencia no podía faltar. Gracias a ella todas estaban allí. Y le estaban muy agradecidas por eso.
Para mayor comodidad, Evanna fue a dormir a la cama del cuarto que compartía con Matthew. Tiana y Clémence ocuparon la cama del cuarto que había sido de Evanna. Joanne dormía en el sillón de la sala de estar-cocina-comedor y Bonnie y Emma dormían en sendas bolsas de dormir.
Emma se durmió pensando en Rupert. No podía creer que al día siguiente por fin sería su esposa.