"After seven years, go on and kiss the girl"
("Después de siete años, avanza y besa a la chica").
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Amaneció.
Todo el mundo sabe que dormir en carpa tiene sus contras. Sí, claro que es divertido, toda una aventura y distinto, pero aún así tiene sus contras.
Si hace frío, te congelas, porque entra la humedad. Si llueve (y la carpa tiene mosquitero en lugar de techo) te empapas. Si hace calor (sería la primera vez en la historia) durante la noche, no entra aire. El suelo no es el mejor lugar para dormir. Y por último, lo más importante: Si, como en este caso, la carpa tiene mosquitero en lugar de techo, apenas despunta el sol te despiertas.
Ryan abrió los ojos. Malhumorado, se asomó fuera de la carpa. No se veía un alma en movimiento.
Se vistió y salió afuera. Estaba un poco fresco, pero el pronóstico era favorable.
Fue hasta la carpa de Arthur. Efectivamente, allí se notaba movimiento.
-¿Puedo pasar?-Susurró Ryan.
La voz de Arthur le respondió:
-Pasa.
Ryan entró. Daphne dormía tapada hasta la frente con la bolsa de dormir. Will y Arthur estaban envueltos en mantas. Se morían de frío.
-Lo siento. Hace demasiado frío aquí. Vamos al salón a esperar que alguien se despierte y nos prepare el desayuno.-Dijo Arthur.
-Helena puede calentar agua para hacer té. La despertaré.-Dijo Ryan.
-¡No! Deja, ve con Arthur. Yo la despierto.-Dijo Will.
Arthur lo miró extrañado, pero Ryan no notó nada:
-Está bien.
Arthur se cambió y salió de la carpa con Ryan.
Will también se cambió. Se peinó un poco, algo muy raro en él, y comenzó a caminar hacia la carpa de Helena.
Pero en el camino se la cruzó.
-Ho... Hola... Iba a despertarte...
-Hola.-Dijo ella bostezando.-Odio mi carpa. Da al Este. Cada vez que sale el sol, nos despertaremos.
-Serán sólo tres noches. Al menos no estás en mi carpa. Arthur ronca tanto que parece un tractor. Y además, bajo el pino se concentra mucha humedad y cuando despertamos estábamos congelados. Aún tengo frío en la punta de los pies.
Helena rió.
-Tal vez tengas razón. Pero odio levantarme temprano.
-Oye, estuve pensando y...-Will se interrumpió.
Estaba un poco avergonzado.
-¿Y?-Preguntó ella con dulzura.
Pero Will decidió decir otra cosa.
-...Y me preguntaba si me ayudas a preparar el desayuno. Para los que estamos despiertos, claro.
-Por supuesto. ¿Sólo eso?
-Pues... En realidad... Yo...
-¡Niños! ¿Qué hacen fuera? Hace mucho frío. Se congelarán. Vamos al salón.
Los niños siguieron a Julie. Mark estaba dentro del salón sacando unas galletas de la alacena. Helena miró a Will, como pidiéndole disculpas, y fue a calentar agua para hacer té y café.
Will se metió las manos en los bolsillos y pateó una piedra con frustración. Luego fue a ayudar a Julie con la mesa.
***---***---***---***---***
-Emma...
-¿Mmm... Qué?
-Despierta.
-¿Qué pasa?
-Tienes que vestirte o morirás de hipotermia. Y no quiero quedarme viudo antes de casarme.
-Pero...
Rupert sonrió y la besó.
-Créeme, amo verte así, pero hace mucho frío a esta hora. Tienes que ponerte algo de ropa o morirás congelada. Mírate, estás temblando.
Efectivamente, Emma temblaba. Rupert la abrazó y le frotó los brazos y la espalda hasta que entró en calor. Le dio un poco de ropa que sacó de uno de los bolsos y una campera muy gruesa.
-Calentará en unas horas, no puedo ponerme eso.
-Emma, por favor deja de actuar como una niña testaruda. Ponte eso de una vez.
Ella frunció el ceño pero se puso la campera. Él sonrió y la besó.
-Venga, quita esa cara enfadada. Prefiero que te enfades conmigo a que te ocurra algo, pero no me gusta verte enfadada.
Ella sonrió y lo besó.
Ambos salieron de la carpa. Sin embargo, Emma empujó a Rupert de nuevo adentro y cerró. Abrió una pequeña hendidura que era una ventana.
-Emma, ¿Qué demonios...?
-Shhh. Ven. Mira.
Asomados por el pequeño ventanuco, vieron a Helena salir de la carpa y hablar con Will. Ambos estaban cerca, muy cerca. Demasiado. Rupert frunció el ceño. Pero cuando estaban acercándose un poco más, Julie les gritó algo.
-Tu madre sí que es inoportuna, ¿Cierto?
-¿Por qué lo dices?
-No puede ser, Rupert. En serio eres igual a Ron. No te enteras de nada. ¡Helena y Will estaban por besarse!
-En ese caso tengo que agradecerle a mi madre por ser inoportuna.
-¡Rupert! ¡Es una adolescente! ¡Sabe cuidarse sola!
-Lo dudo. Y es pequeña para enamorarse.
Emma cruzó los brazos.
-Ambos éramos adolescentes cuando nos enamoramos del otro.
-Porque nos conocíamos muy bien y hacía mucho y...
-Lo sé. Pero eso no cambia el hecho de que éramos pequeños. Recuerda, recuerda, recuerda. Recuerda todo. Sabes que tengo razón.
-Pues, sí. Pero Helena...
-Óyeme. Ella es grande, sabe lo que hace. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar, no actúes como un padre celoso.
-¿Celoso? ¿De quién? ¿De Will? Por amor de Dios, es mi sobrino.
-En la ficción tal vez. En la vida real no. Aunque ahora estemos llamándonos por nuestros nombres ficticios y todo lo demás, no deja de ser una reunión entre actores. Los personajes son ficticios. Las personas no. Y me temo que James y Rose son personajes. Pero Helena y Will son personas.
Rupert cruzó los brazos. Emma sonrió y le dio un beso en la mejilla.
-Tranquilo. Ellos saben lo que hacen. Además, tardarán en besarse. Ya sabes lo que dicen: "Después de siete años, avanza y besa a la chica."
-Ron y Hermione tardaron siete años en besarse.
-Sí. Y Emma y Rupert tardaron catorce. Seguro que Helena y Will pueden esperar tres días.
-Como siempre, tienes razón.-Dijo el pelirrojo antes de besarla.
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-Vamos, despierta.
-Mmm.
-Despierta.
-Mmm.
-¡Despierta!
-¡Mmm!
Tiana rió.
-Eres imposible, Oliver. Vamos, arriba. Sólo faltamos nosotros.
-Dudo que así sea. Alex y James duermen más que yo.
-Con Chris. Él no los dejará dormir, créeme.
Oliver rió. Ambos se cambiaron y salieron de la carpa.
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Julie discutía con Bonnie sobre el primer juego que harían.
Los niños acababan sus desayunos. Los adultos conversaban semidormidos. Al final, Emma no se veía ridícula con la campera: la mayoría traía puesta una igual.
Helena sintió una mano asiendo la suya y jalándola hacia afuera.
Will le puso un dedo sobre los labios y la arrinconó contra una pared de afuera.
-¿Qué?
-¿Quieres estar conmigo?
-¿Que yo qué?
-Que si quieres hacer equipo conmigo. Haremos algunas cosas de a dos. Pero no quiero estar con Arthur. ¿Quieres estar conmigo?
Helena sonrió.
-Claro. ¿Para qué hiciste tanto lío? Podrías habérmelo pedido adentro.
-Sí. Pero... Yo... Yo quisiera saber... Si... Si tú puedes... Y... Si no te importa...
Pero fueron interrumpidos.
-¡Will! ¡Helena! ¡Vamos! ¡Tenemos que ir a nuestras bases!
Helena suspiró frustrada. Así jamás se enteraría de nada. Pero antes de que Will se fuera, le tomó la mano y le dio un suave beso en la mejilla.
-Luego podrás preguntarme. Vamos.
Helena no soltó la mano de Will y lo llevó hasta su base.
-Bien. El juego es simple y sencillo. Ahora iremos a un claro más grande. Nos tomaremos de las manos. Será una fila. Pero el primero tiene que comenzar a caminar, cruzándose, metiéndose y arrastrando a la fila. Queda un enorme nudo humano. El primero toma de la mano al último. Y, sin que ninguno se caiga, tenemos que desatar el nudo sin soltarnos las manos. Ahora vamos al claro. ¿Listos para ganar?-Dijo Bonnie.
-¡Listos!
El equipo caminó hasta un claro amplio. El equipo de los hombres ya estaba allí.
-Bien. ¿Listos?
-Momento. Falta lo más importante. Ryan y Daphne no jugarán aquí. Tenemos que tener la misma cantidad de integrantes. Ellos controlarán si se sueltan de las manos o caen. ¿De acuerdo?
-Hecho.
Los hombres se tomaron de la mano. Alex comenzó a caminar. Llegó un momento en que no pudo moverse más. Tomó de la mano a Oliver, el último, y esperaron a que las chicas los imitaran.
Helena caminó entre sus parientes, enredando a todas. Luego estiró su mano y tomó la de Will. Se ruborizaron un poco, pero sólo ellos lo notaron.
-Bien. En tres empezamos a desatarnos.
-Yo cuento. Uno... Dos... ¡Tges!
Los equipos comenzaron a moverse en silencio. Clémence comenzó a repartir instrucciones cuando vio que no podrían desatarse sin decir nada.
-Emma, a la izquiegda. Tiana, la deguecha no es una opción. Helena, quédate quieta y pasa pog debajo del bgazo de Will. Julie, pog favog, quieta. Yo me muevo a la deguecha. Arthur...
En el otro equipo, Chris intentaba infructuosamente lograr dirigir el nudo:
-¡No! ¡No, no, no! ¡Quieto! ¿Qué te ocurre? A la derecha... No, tonto, la derecha. Sí. Ahora izquierda. ¡Quieto dije! Por favor, muévete...
Las chicas rieron al ver esos intentos inútiles.
Media hora pasó. Los chicos, si era posible, se enredaron más todavía.
Las chicas comenzaban a desenredarse. En un momento, Helena tropezó y cayó sobre Will. Él logró recuperar el equilibrio y sostuvo como pudo a Helena. Quedaron nariz con nariz. Pero las instrucciones de Clémence los interrumpieron y tuvieron que seguir intentando desenredarse, un poco más sonrojados.
Luego de una hora y media, no haberse soltado nunca y ninguno haber terminado en el suelo, las chicas se desataron. Festejaron su victoria.
-¡Les ganamos!
Rupert tuvo una idea. La susurró al nudo. Todos asintieron.
-Uno... Dos... ¡Tres!
Los chicos saltaron sobre el otro equipo. Se pusieron a besar a sus novias. Ellas reían. Al ser tantos y con tanto ímpetu, terminaron en el suelo.
Rupert besaba a Emma como si la vida se le fuera en ello. Ella sólo reía.
-De todos modos te gané.
-Tu victoria será más dulce si me devuelves los besos... Así que calla y bésame.
Ella obedeció sonriendo.
Chris, Alex y James fueron a buscar las cosas para el otro juego.
Arthur, Ryan y Daphne ponían cara de asco al ver a los adultos tan cariñosos.
Entre tantas caídas y empujones, Helena cayó al suelo con Will sobre ella. Sus narices se rozaron.
Will rozó sus labios. Helena cerró los ojos, esperando su primer beso. Pero Will salió de encima de ella.
Helena susurró:
-¿Qué pasa?
-Ven conmigo.
Media hora después, Daphne, Arthur y Ryan vieron llegar a Alex, James y Chris con unas cuerdas y muchos globos inflados.
-Ahora haremos el siguiente juego.
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-Will...
-Shhh. Espera.
Will y Helena caminaron hasta llegar a las carpas.
-¿Qué pasa?
-No quería que nos viera nadie. Quiero preguntarte algo. Lo he intentado ya dos veces. Y dicen que la tercera es la vencida.
-¿Qué pasa?
-Yo... Quiero... Yo quería... Si no te molesta... Tú ... Tú quisieras...
-¡Niños! ¡Aquí están! ¡Vamos! Tenemos las cosas para hacer el siguiente juego.-Dijo James.
Will pateó con frustración. Helena también. Pero siguieron a su tío que llevaba los brazos llenos de cosas.
Cuando llegaron con los demás, se escabulleron intentando que no los vieran llegar juntos.
-Bien. Ahora el siguiente juego. Seguimos con los mismos equipos. El color rojo es para las chicas y el azul para los chicos.
-¡Conozco este juego! Un miembgo de cada equipo hace pagueja con otgo del equipo contgaguio. Cada uno tiene un globo atado a su piegna. Se pegsiguen intentando pinchar el globo del otgo pego que el suyo quede a salvo. Al final gana el equipo que más globos loggó salvag.
-No podría haberlo dicho mejor, Clémence. Ahora busquen a un miembro del otro equipo. Que dos de las chicas jueguen entre ellas para que seamos pares.
-Yo jugaré con Helena.
-De acuerdo, Will. Ahora vengan aquí.
Cada uno se ató un globo en una pierna. Formaron las parejas así: Daphne y Alex, Chris y Arthur, James y Ryan, Domhnall y Clémence, Julie y Mark, Tiana y Oliver, Bonnie y Dan, Helena y Will y Rupert y Emma.
A nadie le extrañó esa forma de dividirse.
Julie, siempre práctica, tenía un silbato que sopló para dar inicio al juego.
Las parejas empezaron a correr con cuidado para que no se pincharan sus globos.
Domhnall persiguió a Clémence. La francesa corría muy rápido. Logró que Domhnall tropezara y pinchó su globo.
-¡Un punto paga las chicas!-Festejó. Desató el globo de su pierna y le dio un beso en la mejilla a Domhnall. Él cambió su expresión de frustración a una sonrisa.
Alex persiguió a Daphne por todo el claro sin éxito.
-¡Es injusto! ¡Corres demasiado rápido!
Daphne le sacó la lengua y siguió corriendo. Pero olvidó mirar por donde iba.
-¡Daphne! ¡Las zarzamoras!
Alex logró de milagro caer entre las zarzas suficiente tiempo antes que ella para evitar que le pasara lo mismo.
-¡Ouch!
Daphne ayudó a su tío a salir de las zarzas. Tenía muchas marcas de espinas. Y el globo era historia.
-Lo siento, tío. Fue mi culpa. Intentaste ayudarme.
-Lo sé. Pero el globo...
-Eso no es problema.
Daphne pinchó su propio globo.
-El punto va para tu equipo.
-Gracias, pequeña.
-Gracias a ti.
James corría tras Ryan intentando no pinchar su globo. Chris hacía lo mismo con Arthur. Los niños corrían. De pronto, ambos tuvieron la misma idea. Corrieron el uno contra el otro y a una velocidad increíble giraron para evitar la colisión. Sus tíos no tuvieron tanta suerte. Chocaron sin poder detenerse y ambos cayeron al suelo. Los niños aprovecharon para pisar sus globos.
Clémence, atenta al juego, gritó:
-¡Cuatgo a uno a favog de las chicas!
Julie perseguía a Mark. Pero en un momento se tropezó. No cayó, pero perdió el equilibrio y Mark logró pisar su globo. Riendo, Julie aceptó la derrota y fue con Clémence.
-¡Cuatgo a dos! ¡A favog de las chicas! ¡Vamos, vamos, vamos!
Tiana y Oliver no corrían. Se daban pisotones intentando darle a los globos. Estuvieron así un rato hasta que Oliver pisó el globo de Tiana.
-¡Cuatgo a tges! ¡Vamos, Bonnie y Emma!
Bonnie iba saltando en un pie por el claro. Dan iba corriendo tras ella. Logró tirarla al suelo de un suave empujón y pisar su globo. Le dio un beso en la frente y la ayudó a pararse.
-¡Empatados! ¡Cuatgo a cuatgo! ¡Vamos, Emma!
Will y Helena, que no tenían que ganar porque estaban en el mismo equipo, se perseguían con tranquilidad. En un momento, chocaron y cayeron al suelo. Sus piernas se enredaron. Más aún con los globos y las cuerdas.
-¡Madita sea!
Los globos se pincharon al tocar el pasto. Pero aún así Will no lograba desatar los nudos de las cuerdas. Tenía un pie entre los de Helena y ella estaba muy cerca de él. Eso lo desconcentraba. Helena se incorporó un poco e intentó ayudarlo. En un momento, sus manos se rozaron. Ellos las quitaron de allí. Pero los nudos por fin se aflojaron y pudieron separarse. Will se paró y ayudó a Helena a hacer lo mismo. Apenas ambos estuvieron de pie, Will soltó las manos de ella. Aunque no podía olvidar lo suave que era su piel...
Rupert corría atrás de Emma infructuosamente.
-¡Vale! ¡Tú ganas! ¡Ven y pisa el globo!-Dijo Rupert con una mano en el estómago e intentando calmar su respiración.
Emma se acercó preocupada.
-¿Estás bien?
Rupert la besó y logró pisar su globo. Pero antes de que pudiera protestar, puso sus piernas alrededor de su cadera.
-Rupert...
-Ajá...
-Tu familia nos está mirando... Bájame...
De mala gana, obedeció.
-¿Sabes algo? ¡Te gané!-Dijo Rupert.
Emma lo codeó molesta. Rupert se desató el globo y se lo lanzó a Domhnall, que estaba muy feliz porque era la primera vez que habían ganado un juego. Luego le hizo una zancadilla a una enfurruñada Emma, que cayó al suelo. Se echó sobre ella y comenzó a besarla.
-¿Qué demonios estás haciendo?
-¿Sabes lo que es un beso? Eso intento hacer. Sería mejor si me correspondieras.
Ella sonrió y lo besó.
El equipo masculino festejaba.
-¡Cinco a cuatro!
-¡No cuenta! ¡Empatamos! Daphne pinchó su globo pog accidente.
-Y ella misma dijo que el punto iba para nuestro equipo. Venga, Clémence, no te enfades.
-¡Pego...!
-En todo caso échale la culpa a Emma. Ama demasiado a Rupert como para dejar que sufra.
-No voy a enfadagme con ella pog eso. Si a Domhnall le hubiega pasado lo mismo también yo estaguía pgeocupada.
Emma le sonrió a Rupert tímidamente.
Él apartó unos cabellos de su rostro y la besó suavemente.
-Yo a ti te amo.
Ella sonrió y le respondió:
-Yo a ti también.
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Luego de almorzar, todos tenían la tarde libre hasta las cuatro. Cada uno se fue a su carpa. Tiana y Oliver avisaron que planeaban ir al lago. Pero nadie los acompañó, así que se marcharon solos.
Chris, Alex y James se pusieron a jugar a las cartas.
Dan y Bonnie dormían la siesta, igual que Julie, Mark, Domhnall y Clémence.
Helena quería dormir. Ryan se fue a la carpa de sus tíos a jugar con ellos a las cartas.
Daphne y Arthur hablaban. Will tenía sueño e intentó dormir. Pero tenía demasiadas cosas en las que pensar. Helena, Helena, Helena, Helena, Helena, Helena y Helena eran unas de ellas.
Como no podía dormir, salió. Y entonces fue que la vio. Helena estaba parada junto a su carpa y le hacía señas con una mano.
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-¿Sigue en pie lo de ayer?
-¿Qué cosa?
-Que si mi equipo gana yo...
-Por favor detente ahí. Mira, Rupert. Hemos ganado el juego del nudo hoy. A pesar de que intentaron sabotearlo. Y recién ganaron ustedes. Pero hasta ahora estamos empatados. Así que sigamos con la apuesta, sólo que sabremos quién ganará al final del día.
-Hecho.
-Rupert...
-¿Sí?
-¿Has visto hoy a Helena y Will?
El pelirrojo frunció el ceño.
-Por favor, no seas inmaduro y cambia esa cara. Rupert, han estado intentando verse a solas todo el día. Y no han podido. Incluso creí que se besarían, pero... No lo hicieron. Debemos ayudarlos. No queremos que acaben como nosotros: solos y separados por cinco largos años. ¿No lo crees?
-Pues...
-¡Rupert!
-Vale, sí. Pero, ¿qué podemos hacer? Si no se sienten listos para ser novios es asunto de ellos. No hay nada que podamos hacer.
Emma cruzó los brazos y se echó sobre las bolsas de dormir y las almohadas.
-Lo sé. Pero...
-Descuida, Emma. Lo solucionarán a su tiempo. Todo va a estar bien. Ahora a dormir la siesta. Tienes sueño. No intentes negarlo, acabo de verte bostezando.
Ella sonrió y palmeó la bolsa de dormir a su lado.
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-¿Qué pasa, Helena?
-Shhh. Entra.
Will se metió a la carpa. Se sorprendió al verla vacía. Creyó que Ryan estaba allí.
Helena entró tras él y cerró.
-Es el momento ideal. Nadie nos interrumpirá. Todos están ocupados. Muero de curiosidad. ¿Qué quieres decirme?
-Yo... Olvida que somos primos.
-No es necesario que me digas eso. No te considero mi primo. Estuvimos poco tiempo en nuestros papeles. Yo no siento que tú...
-¿Quieres ser mi novia?
Ella no lo podía creer. Will se acercó a ella para besarla. Pero Helena se lo impidió.
-No... No lo sé...
-¿Cómo? Creí que dirías que sí. Llevas todo el día intentando besarme...
-Lo sé. Pero... ¿Puedo pensarlo?
-Cla... Claro...
-Gracias.
-¿Por qué quieres pensarlo?
-Yo... Hace poco corté con mi exnovio y no sé si pueda... ¿Y si te cansas de mí?
-Yo no...
-Eso decía él. Y apenas se fue de vacaciones consiguió una noviecita modelo y me dejó. ¿Cómo sé que no harás lo mismo?
-Helena...
-No es un no. Pero quiero pensarlo. ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
-Ahora creo que tenemos que seguir en nuestros papeles. No será difícil. Somos actores, ¿Cierto?
-Sí. Sólo que... Helena...
-¿Qué?
-Daphne y Arthur no paran de hablar. A estas alturas Ryan debe habérseles unido. Tengo sueño. ¿Te importa si me quedo?
-Mmm... Bueno, está bien.
Ambos se acostaron dándose la espalda. Will se durmió. Pero Helena no. Tenía mucho en que pensar.
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-¡Arriba, manga de perezosos!
-Chris, basta ya. Queremos dormir.-Se quejó Domhnall.
-Eso.-Dijo James.
-Pueden dormir a la noche. Ahora son las cuatro. Hay que despertarnos.
Refunfuñando, los tres hermanos salieron de la carpa.
Todos estaban en el salón. Faltaban sólo Will y Helena. Emma lo notó y salió a buscarlos a la carpa. Gracias al cielo, estaban allí. Durmiendo. Emma sacudió a Helena.
Iba a hacer lo mismo con Will, pero escuchó una voz:
-Mamá...
-¿Sí, cielo?
-¿Cómo notaste que estabas enamorada de papá?
-Me di cuenta de que sin él no podía vivir. Sin él, mi vida no valía la pena. Ocurre eso porque nos amamos. Y eso es único. No puede romperse. ¿Por qué preguntas?
-Porque... Creo que me gusta Will.
Emma miró a su sobrino. Luego a su hija y le sonrió.
-Lo sabrás cuando debas saberlo.
Emma zarandeó a Will y salió de la carpa.
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-Quedan dos juegos cortos por hacer. Luego cenamos y nos vamos a dormir. ¿De acuerdo?
-Hecho.
-El primero es así. Parejas de a dos. Cada uno tiene que hacer reír al otro. Cada persona que logre no reírse pero sí hacer que el otro ría es un punto para el equipo al que pertenece.
Los gemelos se miraron.
-Demasiado fácil.
-Ya que es tan fácil, Chris queda fuera. Cuando ambos hagan reír a sus parejas, intentarán que él ría. Si lo logran, ganan un punto extra. Si no, pierden los puntos que ganaron para su equipo. ¿Hecho?-Dijo Julie.
-¿Chris? Pan comido. Hecho.
Las parejas que se habían formado para el juego con los globos volvieron a formarse. Se sentaron en el suelo, formando dos filas enfrentadas.
Arthur y Chris se sentaron a un costado. Arthur controlaba que nadie riera y fingiese que no lo había hecho.
-Comencemos.
Domhnall intentó primero. Pero Clémence permaneció impasible, a pesar de todas las caras y bromas que le hizo Domhnall. Así que pasó al plan B, es decir, suplicar:
-Por favor... Una risa... Una sola...
Clémence alzó una ceja.
-Me rindo. Eres imposible.
Clémence sonrió coqueta e hizo una mueca graciosa. Domhnall rió.
-¡Yo gané! ¡Loggé que guiegas!
Domhnall sonrió.
-Punto para tu equipo.
Dan y Bonnie reían tanto que era absolutamente imposible adivinar quién había reído primero y por qué. Arthur decidió descalificarlos a los dos. Sin puntos.
Oliver y James no tuvieron que decir más que unas bobadas para que Tiana y Ryan rieran. Ellos ni siquiera intentaron que los gemelos rieran: Ya habían perdido.
Alex y Daphne se habían hecho reír mutuamente. Congeniaban bien. Ganaron un punto cada uno. Igual que Julie y Mark.
Iban cuatro a tres a favor de los hombres.
Will y Helena estaban un poco apartados de los demás.
Will comenzó. Intentó contando un par de bromas. Helena seguía impasible: Eran malísimas. Luego comenzó a hacer caras. Ella sonrió pero no se rió. Will dijo:
-Plan C.
-¿Plan C? ¿Qué es eso?
-¡Cosquillas!
Will se abalanzó sobre ella y comenzó a hacerle cosquillas. Helena reía a carcajadas. En un momento dijo:
-¡Para! ¡Por favor! ¡Para! ¡Es mi turno! ¡Will! ¡Para! ¡Por favor!
Will sonrió. Se acercó a ella y susurró:
-Jamás me cansaría de ti. Tienes una risa hermosa.-Dijo besando un pedacito de su cuello.
Helena se puso seria. Will creyó que había hecho algo mal.
Pero Helena hizo una mueca muy graciosa, y Will rió.
-Ambos ganamos.
-Tienes razón.
Y se sonrieron.
Emma intentó hacer reír a Rupert por todos los medios. Intentó con todo: muecas, chistes, cosquillas... Nada de nada funcionaba.
Pero ella no pensaba rendirse así como así. Así que tuvo una brillante idea. Se acercó a él y susurró:
-Me voy a mi habitación antes de que alguno de los dos tenga otra brillante idea para que nos maten a todos, o peor, que nos expulsen.
Rupert rió y dijo:
-Tienes que ordenar tus prioridades.
Ella sonrió.
-Te gané.
-Aún no. Es mi turno.
***---***---***---***---***
("-Ellos hicieron ese pequeño asiento para mí. Sacaron un molde de mi... uh...
-Avanza y dilo. Dilo.
-...área de silla.
-¡¿Área de silla?!"Conversación en una entrevista entre Emma Watson y Rupert Grint.)
***---***---***---***---***
-Tu turno. Bien, di lo que quieras. No voy a reír.-Dijo Emma cruzándose de brazos.
-¿Recuerdas la entrevista en la que me hicieron hablar sobre el quidditch? Ya sabes, sobre cómo nos sentábamos en asientos de bicicleta primero, y luego en... Moldes de nuestras áreas de silla.
Emma estalló en carcajadas.
-Cobarde. No quisiste decir lo que en serio era.
-¿Por qué no lo decías tú?
-Porque yo no volé en escobas para jugar al quidditch. Sólo hice una escena en escoba. Y tú lo sa... Demonios.
-Así es, te engañé. Reíste. Estás fuera.
-¡Eso no es justo!
-Claro que sí. Eran las reglas. Podrías haberme ganado, pero...
Ella lo interrumpió besándolo.
-Bien, tú ganas. Arthur decidirá. Al, ambos nos reímos. ¿Cómo va la puntuación?
-Un punto para cada uno.
-Entonces... Mi equipo va ganando cinco a cuatro.
-No cantes victoria aún. James y Oliver tienen que hacer que Chris se ría. Buena suerte con eso...
Rupert sonrió.
-Si lo logran me besas.
-Hecho.
Julie dijo a James y Oliver:
-Tienen que lograr que Chris ría. Sólo eso, y ganan un punto. Si no lo hacen, pierden sus dos puntos para su equipo y nosotras ganamos.
-Bien, mamá.
James y Oliver se miraron cómplices y dialogaron entre ellos por unos breves segundos. Luego ambos voltearon hacia Chris y comenzaron a hacer muecas graciosas una tras otra. Todos rieron. Excepto Chris. Había cruzado sus brazos y levantó una ceja al ver las caras de los gemelos. Nadie podía creer que no le hubiera resultado gracioso. Los gemelos pelirrojos probaron, entonces, con un par de chistes muy buenos, graciosos y divertidos. Todos reían a carcajadas. Chris levantó la otra ceja. James y Oliver no lo creían. No existía nadie que conocieran a quien no hubiesen hecho reír. Y no querían que Chris fuese el primero. Así que contaron más y más cosas. Todos lloraban de la risa, se tomaban del estómago o reían sin control en el suelo. Pero Chris no parecía tener sentido del humor. James dijo:
-Bueno, mamá, esta vez te pasaste de lista. Evidentemente Chris no tiene sentido del humor. Creo que tendré que resignarme a que mi equipo pierda y a que mañana Chris nos despertará temprano. Domhnall, tendremos que levantarnos sin quejas.
Chris comenzó a reír descontroladamente.
-¿Ustedes levantándose temprano? ¿Sin quejarse? Ese es el mejor chiste que escuché...
James lo miraba incrédulo.
-¿En serio? ¿ESO ES LO QUE TE CAUSA GRACIA? ¡¡¿¿EN SERIO??!!
-Sí.
-Bueno, pero mira, James, ganamos un punto extra.-Dijo Oliver.-Y ganamos el juego.
Las chicas suspiraron frustradas. Julie dijo que era tarde y que no podían hacer otro juego, debían cenar.
Emma se acercó a Rupert y le dio un beso. Él sonrió.
-Gracias.
-Oh, cállate, Rupert.
Ella cruzó sus brazos. Rupert tomó las mejillas de Emma con sus manos y le dio un suave beso.
-Venga, no te enfades...
Ella sonrió.
-Me gustas más así. Y...-Dijo bajando el tono de voz.-Hoy gané yo la apuesta. Te tendré para mí toda la noche...
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Arthur escuchó un ruido afuera. Abrió la carpa mirando el reloj: Las dos y media. De la mañana. ¿Quién demonios era a esa hora? Sus dos primos lo miraban.
-Hola, Al. Lamento despertarte, pero Ryan quería dormir aquí y pensé...-Dijo Helena.
-Está bien. Sólo que no hay lugar para...
-Yo iré a la otra carpa.-Dijo Will. La voz de Helena lo había despertado.
-Bien.
Ryan entró y se acostó con Arthur y Daphne. Will salió y siguió a Helena hasta la otra carpa.
Una vez adentro, Will quiso acostarse. Pero sintió la mano de Helena asiendo la suya. Lo obligó a mirarlo.
-Will...
-¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
-Estaba equivocada. Lo siento.
-¿Equivocada? ¿Respecto a qué?
-A nosotros.
-¿Por qué dices eso?
-Creí que no estaba enamorada de ti. Pensé que te cansarías de mí.
-Ya te dije que no lo haré.-Dijo Will besando su cuello.
-Lo sé, y lo siento. Pero mamá me ayudó mucho.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que tomé mi decisión. Así que... Lamento haberte hecho esperar.
-¿Haberme hecho esperar?
-Sí. Yo... Sé que estoy enamorada de ti. Como tú dices que lo estás de mí.
-¿Eso es un sí?-Preguntó Will esperanzado.
-No. Esto es un sí.-Respondió Helena.
Lo tomó del cuello de la camiseta y lo acercó hasta sus labios. Volvieron a rozarse muy despacio, hasta que Will decidió que era suficiente. Tomó a Helena por la cintura, la acercó más a él y la besó. Con todas las letras. Ella no tardó en corresponderle. Se besaban con mucha suavidad y falta de experiencia.
Era la primera vez que besaban a alguien, aunque el otro no lo supiera. Temían que el otro lo notara, desconociendo que ambos tenían la misma experiencia.
Will le acarició suavemente la cintura. Jamás había besado a una chica y no sabía qué hacer. Pero había algo que inconscientemente se lo decía.
Helena colocó sus manos en la nuca de él y lo acercó más a ella. Como había estado con su novio sólo tres días antes de que se fuera de viaje, jamás se habían besado. También era su primera vez y no sabía qué hacer.
Poco a poco fueron entrando más en confianza. Ahora se besaban como si lo hubieran hecho por meses. Cuando les faltó el aire, se separaron.
Helena y Will se miraron. Y rieron.
-Entonces... ¿Eres mi novia?
-Sí. Soy tu novia.
Se besaron de nuevo.
-¿Sabes algo? Jamás creí que le diría esto a una chica. Te amo, Helena.
Ella sonrió.
-Y yo a ti, Will.
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Emma despertó y miró el reloj. Dos y cuarenta y cinco. Rupert dormía plácidamente. Ambos morirían de hipotermia si seguían haciendo eso. Espió por la ventana y vio a Helena y Will desaparecer dentro de la carpa. Una luz se notaba dentro de ella. Una linterna prendida. Emma distinguió las siluetas de Will y de su hija besándose con suavidad. Sonrió ampliamente y despertó a Rupert. Le mostró lo que ocurría a través de la ventana. Él la miró con escepticismo.
-¿No crees que ellos vayan a...?-Preguntó preocupado, dejando la oración sin terminar.
-No. Tienen catorce y quince años. Saben lo que hacen. Los niños no se creen capaces de algo así.
Rupert pareció aliviarse.
-¿Y tú?
-¿Yo qué?-Preguntó confundida.
-¿Tú te crees capaz de algo así?-Preguntó con picardía.
Ella sonrió.
-Si estás a mi lado, seguro.-Dijo acercándose a él para besarlo.