"Honestly, I love Rupert." Emma Watson.
"Honestamente, amo a Rupert". Emma Watson.
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Emma y Rupert bajaron con Michael en la casa de éste. Se despidieron del primo de Daniel y se marcharon en su propio coche.
-¿Crees que Helena haya hablado ya?-Preguntó Emma sin dejar de mirar la ruta ni quitar las manos del volante.
-Sí, así es. Creo que ella ha hablado ya. Es una niña muy inteligente. Me recuerda a su madre.-Rupert le sonrió y movió su mano hasta palmear la rodilla de Emma que no apretaba el acelerador.
Ella también sonrió.
-Te amo, Em. Lo sabes, ¿cierto?
Ella asintió.
-Y yo a ti, cielo.
Él le acarició suavemente la rodilla.
-Prefiero que conduzcas tú. Cuando soy yo el que lo hace, no puedo sacar la vista del camino para mirarte. Pero ahora que tú lo haces, sí. Y me encanta la cara de concentración que tienes cuando conduces.-Dijo Rupert acariciándole la rodilla.
Ella sonrió.
-Pues cuando es al revés, al menos intentas tocarme. Yo tengo mucho miedo de quitar las manos del volante. Puedo chocar...
-Entonces para.
-¿Qué?
-Que pares.
-Pero aún no llegamos...
Rupert no estaba pensando en eso. Acababa de ver algo peligroso delante de ellos.
-¡Para!
Emma se detuvo. A cinco metros por delante, un camión y una motocicleta no frenaron y se llevaron a un coche por delante. Si ellos hubiesen seguido, habrían chocado. Emma se sobresaltó al ver el choque.
-¡No puede ser! ¡Rupert, tenemos que ayudarlos!
-Aún no. Si bajamos ahora, corremos el riesgo de que algún auto distraído nos choque. Por favor, esperemos un rato.
Emma asintió y se puso a temblar. Estaba algo asustada. Rupert le acarició más fuerte la rodilla y le tomó una mano. Emma lo miró.
-Tranquila, Emma, tranquila. Todo está bien.
Un auto chocó suavemente contra la parte de atrás del auto de Emma y Rupert. Ella gritó. De atrás, un hombre se bajó del asiento del conductor. Se acercó al coche de ellos y abrió la puerta de Emma.
-¡Por Dios! ¡No puede ser! ¡De veras lo siento! ¡No quise...! ¿Rupert?
El individuo rollizo que había hablado con Michael en la mañana miró asombrado a ambos.
-¡De veras lo siento, hermano! Pero no prestaba atención. Pagaré lo que sea necesario...
-John. Está bien. Sólo cuéntanos qué se supone que ocurrió.
-Pues... Venía bajando por la calle y vi la maraña de autos. Bajé la velocidad e intenté ver si había un lugar para pasar junto a los autos chocados, no vi su auto detenido y lo choqué. Lo siento. Pagaré lo que haga falta...
-No es necesario que te preocupes por eso. Está bien. Sólo haz marcha atrás para que los tres podamos salir.
-De acuerdo.
John se fue y el auto se movió. Emma seguía temblando.
-Rupert, no creo que pueda manejar otra vez...
-Está bien. Déjame, yo lo haré...
Rupert se quitó el cinturón de seguridad y bajó. Se paró junto a la puerta del conductor y le abrió la puerta a Emma. Ella quiso sacarse el cinturón de seguridad, pero no pudo.
-Demonios, se atascó.
-Descuida, Em, te ayudaré.
Rupert se inclinó sobre ella y dirigió sus manos hacia el broche.
Emma sintió el aroma del pelirrojo inundando su nariz. Sólo le veía el cabello, y se veía tan suave...
También estaba al descubierto un trozo de su pecoso cuello blanco. Emma sonrió. Se inclinó un poco y le dio un suave beso allí. Rupert tembló un poco.
-Emma...
Ella lo ignoró y le dio otro beso. Le acarició el cabello.
-Emma...
Ella quiso volver a besarlo, pero Rupert le puso un dedo sobre los labios.
-Emma...
El broche se soltó. Rupert esperó a que Emma saliera del coche para sentarse en su lugar.
Emma subió enfurruñada al otro lado. Rupert le sonrió.
-Emma...
-¡¿Qué?!-Preguntó Emma.-No se puede ser cariñosa contigo porque...
Rupert la besó rápidamente y tomó el rostro de ella entre sus manos.
-Oye, no es eso. Es que estás preciosa, y recién sólo olía tu perfume, y moría por saltar sobre ti. Si no dejabas de besarme, lo hubiera hecho aquí mismo, sin importar nada. ¿Entiendes? Amo que seas cariñosa conmigo, pero sólo si es una situación en la que ambos seamos libres de hacer lo que queramos...
Emma sonrió y lo besó.
Sus labios se habían extrañado en esos pocos segundos que habían estado separados, y se recorrieron ávidamente. Rupert le besó la nariz, la frente, las mejillas, el mentón, los párpados...
Emma hizo otro tanto, pero al recordar que debían salir de allí, volvió a sus labios. Rupert se adueñó de ellos enseguida, disfrutando del contacto entre sus labios y los de Emma.
-Yo te amo. No importa lo que pase, recuérdalo.-Le dijo a Emma.
-¿Sabes? Recuerdo lo que le dije a una periodista una vez.
-"Honestamente, amo a Rupert". Lo recuerdo tan bien... Pero creí que te referías a nuestro trabajo. Nuestra relación de amistad laboral.
-Exacto. Pero este año, en la conferencia de prensa en la que anunciamos nuestra relación, la misma periodista me lo recordó. Fue algo así como: "Señorita Watson, usted una vez me dijo que honestamente amaba a Rupert Grint. Se refería a él como amigo, he de creer. Ahora, ¿han cambiado sus sentimientos?"
-Buena pregunta. ¿Me darás la respuesta?
Emma lo miró, traviesa, lo besó suavemente y se mordió el labio de manera provocativa.
-¿La que le dije a la periodista? Sólo si logras que la noche valga la pena. Ahora tenemos que irnos.
Rupert se sonrojó notablemente y arrancó el coche.
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-¡Mamá! ¡Papá! ¡Regresaron! ¿Cómo les fue?
-Gracias a Dios y todos los santos, increíble.
Rupert contó todo ayudado por Emma. Mark, Julie, Daniel, Bonnie, Helena y Ryan escuchaban atentos.
-...y nos preguntábamos si quieren ser los testigos.
-¡Por supuesto que sí!-Dijeron Bonnie y Julie al mismo tiempo.
Los hombres sólo sonrieron.
-Saben, creo que hay que celebrar. Quédense a cenar.-Dijo Mark.
-De acuerdo.
Julie preparó un guiso exquisito que deleitó a todos. Los niños se cansaron, se pusieron los pijamas que habían traído (no sabían cuánto tiempo estarían en la casa de sus abuelos) y se fueron a acostar. Sus padres fueron a saludarlos a la habitación donde ambos dormían.
-Buenas noches, mis pequeños. Pronto seremos una familia.-Dijo Emma besando las frentes de los pelirrojos.
-Buenas noches, mamá. Te amamos.
-Y yo a ustedes.
-Supongo que yo entro en ese 'ustedes', ¿Cierto?-Preguntó Rupert en broma.
-Claro que sí.-Dijo ella besándolo una y otra vez.
Pero la última vez que lo hizo, Rupert no la dejó escapar. La tomó por la cintura y la acercó a él, ladeando su cabeza para tener mayor acceso a sus labios.
-Claro que te amo.-Dijo Emma.
-Y yo a ti.-Dijo Rupert.
-Bien, basta, por favor. Se besan en casa. Tengo sueño. Quiero dormir. Y ustedes se besan muy ruidosamente y no me dejan.-Se quejó Ryan.
La pareja rió y, tomados de la mano, salieron de la habitación.
Bonnie y Daniel se habían ido.
-Mark, Julie, gracias por su increíble hospitalidad, pero es hora de que nos vayamos.-Dijo Emma.
-Está bien. Nos veremos mañana. ¿Han pensado en los demás testigos?
-Matthew, Evanna y Joanne.
-Hablaré con ellos. Así ustedes no tendrán que preocuparse. Si no, buscaré a algún otro miembro del elenco. No se preocupen.-Dijo Julie.
-Muchas gracias.
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Apenas Rupert y Emma entraron al apartamento, Rupert se apoderó de los labios de ella.
-Rupert...
-Shhh. Me has tenido esperando por ti todo el día. Quiero que la noche valga la pena para saber si me amas...
Emma sonrió e inclinó la cabeza para poder besarlo mejor. Lo tomó por la nuca y lo acercó hasta sus labios. Él sonrió.
Se besaron, despacio, pero con mucho amor. Poco a poco, las cosas se fueron profundizando. Rupert colocó las piernas de Emma alrededor de su cadera y acarició suavemente sus muslos.
La llevó hasta la habitación. Cerró la puerta y la acorraló contra una esquina. Le besó suavemente el cuello.
-Rupert...
-Mmm...
-Yo...
Pero él volvió a besarla.
-Shhh, ahora no. Luego.
Emma asintió. Rupert la cargó y la echó sobre la cama. Comenzó a desprenderle el vestido plateado que llevaba puesto, pero ella se lo impidió.
-Hoy es mi turno.-Le dijo sonriendo y colocándose sobre él.
Le desabotonó el saco y la camisa. Acarició su pecho y besó aquella zona de su cuello que le gustaba tanto. Él sonrió y le acarició el cabello.
-Rupert, yo... Yo no puedo vivir sin ti.
-Pues yo moriría sin ti a mi lado.-Repuso él, y le quitó el vestido.
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-Venga, Em, despierta. Tienes que responderme.-Dijo Rupert sacudiéndola un poco.
Pero como ella no abría los ojos, comenzó a besarla suavemente desde la barbilla hasta sus labios. Al llegar allí, ella los atrapó con los suyos. Él sonrió.
-Emma, amo verte dormir así, después de una noche como la de hoy, sonriendo. Sé que esa sonrisa yo la dejé ahí. Pero tengo una maldita duda que me atormenta el alma. ¿Qué le respondiste a la periodista?
Ella rió. Lo besó muy cariñosamente antes de decir:
-"Honestamente, amo a Rupert Grint. Y así será siempre."