Rupert y Emma regresaron de la casa de Bonnie abatidos y cansados. Nada estaba siendo bueno para sus amigos.
-No sé, Rupert... No creo que sea buena idea que vayamos ahora a la casa de Eva y Matt. Es tarde y ellos podrían estar... Bueno, tú ya sabes.
-No, no, no. Definitivamente hay que ir. Tampoco podemos no decirles, luego se enfadarán mucho con nosotros.
-Tienes razón, pero...
-Mira, si se escucha algo raro nos vamos, ¿Bien?
-Mmm... Está bien.-Aceptó.
***---***---***---***---***
Matt y Eva estaban cenando cuando tocaron la puerta. Matthew miró a Evanna y le sonrió, con una sonrisa con la que ella supo que no resultaría nada bueno.
-Matt, no sé qué quieres hacer, pero...-Empezó ella.
-Shhh.-Matthew se acercó a ella y le susurró algo al oído.
-Eres un...-Dijo ella.
-Shhh. Vamos, por favor...
-Me debes una.
-¡SÍ!-Susurró él. Le dio un beso en la mejilla.-Vamos.
***---***---***---***---***
-Rupert, aquí no hay nadie. Vámonos...
-Shhh. Entremos.
-Rupert, yo no quiero entrar sin pedir permiso.
-Pues quédate afuera.
Rupert abrió la puerta y entró.
-¡Maldición!-Dijo Emma, y entró tras él.
Al entrar, Emma supo enseguida que tenía razón, no deberían haber entrado. Había sostén de encaje celeste en el piso del comedor, y se escuchaban golpes contra una puerta.
-Bien, Rupert, si quieres quedarte a ver esto, allá tú, pero yo ni que pierda el juicio me quedo.
De repente, de la habitación de Matthew salieron Matthew y Evanna llorando de risa, con la ropa perfectamente colocada en su lugar y tomándose el vientre para no reír.
-Te dije que caerían...-Dijo Matthew.
-Eres un estúpido, Matthew Lewis.-Rupert estaba furioso.
-Tranquilo, era una broma.
-¡NO ME DIGAS ESO! ¡NO TE DAS CUENTA DE QUE ENTRAMOS A DECIRLES ALGO IMPORTANTE Y USTEDES...!
-Rupert, cielo, por favor cálmate.
-¡NO PIENSO CALMARME, EMMA! ¡A DANIEL LO ASALTARON Y CASI MUERE; Y ESTOS DOS IMBÉCILES...!
-¿Que a Daniel qué cosa?-Dijo Evanna poniéndose seria.
-¡A DANIEL LO ASALTARON MIENTRAS USTEDES...!
-¡¡RUPERT GRINT TRANQUILÍZATE INMEDIATAMENTE!!-Le gritó Emma.-Piensa en Dan, no podemos pelearnos entre nosotros ahora por una broma.
-Rupert, lo sentimos, de haber sabido que estabas así no lo hubiéramos hecho.-Dijo Matthew.
-Está bien. Pero estoy preocupado.-Rupert se sentó en una silla. Emma, compadeciéndose de él, se paró tras el respaldar y comenzó a masajearle el cuello y los hombros.
-Miren, les explicaré lo que ocurrió. Pero no me interrumpan, por favor.-Dijo Emma.
Emma contó todo lo ocurrido, bajo la mirada incrédula de sus amigos.
-...Y ahora Daniel está con Bonnie. Mañana tienen una fiesta e irán. Nos pidió que lo visitaran pasado mañana.
Evanna lloraba en brazos de Matt. La primera impresión del relato era horrible.
-Es... horrible. Pobres Dan y Bonnie.
-¿Bonnie?
-Ella vio todo. Ahora entiendo por qué Rupert está tan susceptible. Lo siento, amigo.
-Está bien. Es una buena idea para una broma.
-Lo sé. Shhh, ya, nena, no llores más, Dan está bien...-Matthew hablaba con Evanna suavemente.
Emma se dio cuenta de que debía irse, Rupert lloraría también si no salían de allí.
-Bueno, chicos, nos vamos. Sentimos haber llegado tan tarde.
-Por este tipo de cosas aparezcan a la hora que sea. No nos enfadaremos.
-De acuerdo. Adiós.
-Adiós.
Emma y Rupert se fueron. Evanna y Matthew se quedaron solos. Evanna seguía llorando.
-Shhh, todo va a estar bien, tú la oíste, tranquila.
-Es que...
-¿Sabes qué te animará? Ve al baño, toma una ducha y regresa a la cama. Dormirás mejor.
-Pero...
-Sin peros. Puedo esperar por ti hasta que te calmes. Recuerda que me debes una.
Evanna le sonrió.
-Gracias por entender.
***---***---***---***---***
Rupert condujo en silencio. Cuando llegó a su departamento, entró a su cuarto sin frenarse.
Emma suspiró. Ella tampoco se sentía bien, pero ahora debía consolar a Rupert. Entró a su cuarto y lo vio, sollozando con la cara entre las almohadas. Se sentó a su lado y le acarició el cabello.
-Venga, tranquilo. Todo va a estar bien. Dan resistirá, ¿sí? Él es fuerte. Bonnie lo cuidará. Nada va a salir mal, lo prometo. Tranquilo, Rupert, estoy aquí, contigo.
Rupert tomó la mano de Emma y la echó a su lado. Se giró a verla. Emma se sintió horrible, jamás lo había visto así. Tenía todo el rostro surcado por lágrimas. Reanudó su caricia, con más convicción, y le secó las lágrimas con una mano.
-Tranquilo. Nada va a ocurrirle.
-De sólo pensar que a Dan o a ti les ocurra algo...
-Nada ocurrirá. Todo va a estar bien, tú lo sabes. Calma, eso es lo más importante.
-Mira quién lo dice. Hace unas horas tú llorabas.
-Fue la impresión del momento.
-Sí, claro.-Dijo él sarcásticamente.
-Di lo que quieras. Es cierto. Ahora calma, ¿sí? No debes preocuparte.-Emma corrió el cabello de su frente y le dio un suave beso.-Nada malo ocurrirá.
Rupert la atrajo hacia sí y enterró el rostro en su pecho. Emma continuó acariciándole el cabello.
-Todo estará bien.
-¿Sabes? A veces desearía volver a ser un niño, saber que los adultos se ocuparán de todo es algo muy reconfortante. Casi tanto como tenerte a mi lado.-Susurró él.
-Lo sé, pero el tiempo pasó, ahora somos nosotros los adultos, nosotros los que tenemos que hacernos cargo. Todo va a salir bien, lo prometo. No debes llorar, todo estará bien.
-Emma...
-¿Sí?-Preguntó ella con dulzura.
-Emma.-Él sacó el rostro de su pecho y la miró a los ojos.-Emma, serías una muy buena madre.
Ella se sonrojó un poco.
-¿Tú crees?
-Sí... pero creo que, hasta que no tengas veintiséis, es muy pronto.
Ella asintió.
-¿Estás mejor ahora?
-Sí. Y tienes todo el mérito.
-Voy a preparar la cena.
Emma se puso de pie y fue a la cocina. Cuando revolvía la olla de la sopa, los brazos de Rupert la abrazaron por atrás.
-Gracias, princesa.
-Está bien. Ve y ponte el pijama, te llevaré la cena a la cama.
-De acuerdo.
Rupert se fue. Emma sirvió la cena en dos platos y los puso en una bandeja con dos vasos de agua y cucharas.
Llegó al cuarto y entró. Dejó la bandeja en una mesa de noche, junto a la rosa que estaba en un vaso de agua limpia. Entró al baño a colocarse el pijama que se había comprado con las chicas. Aunque había sido hacía un par de días, parecía que hubiesen pasado años.
Cuando volvió al cuarto, Rupert había colocado un plato sobre sus rodillas y comía ávidamente la sopa.
Emma sonrió, tomó el otro plato y se sentó frente a él.
-Esto está delicioso. Cocinas muy bien, Emma.
-Debes ser el único que opina eso. Jamás cocino.
-Pues desde que estás conmigo jamás he probado nada que no sea delicioso.
-Es porque tengo una motivación para hacerlo mejor.-Ella le sonrió.
Rupert le devolvió la sonrisa y esperó a que ambos hubieran terminado sus platos para llevarlos a la cocina. Cuando volvió, Emma estaba bajo las sábanas, esperándolo.
-¿Sabes qué cosa no he hecho hoy?
-¿Qué?-Preguntó ella.
-Besarte.
-Pero hoy a la mañana...
-¿Quieres que te bese o llevarme la contra?-Preguntó metiéndose bajo las sábanas con ella.
Emma sonrió, lo atrajo por la nuca hacia ella y lo besó. Rupert le devolvió el beso con entusiasmo.
-Te amo, Emma Watson, y jamás me cansaré de besarte.
-Te amo, Rupert Grint. Y nunca me cansaré de escuchar eso.
Y se unieron en otro beso, esta vez, más profundo.