-Estás... Increíblemente hermosa.
-Vámonos ya, Matt.
-Evanna... Sobre lo de hoy...
-No quiero hablar de eso. Vámonos ya.
-De acuerdo.
A su pesar, Matt encendió el auto y comenzó a conducir.
-Gracias.-Dijo de pronto ella.
-¿Por qué?
-Dijiste que me veía bien.
-Te ves hermosa.
-Gracias.
Siguieron el viaje en silencio. Pero Matthew sonreía para sus adentros. Ella le había hablado.
***---***---***---***---***
Daniel por poco se cayó al suelo al ver a Bonnie. Se veía sencilla pero elegante.
-Uau. Te ves... Uau. Vaya, estás... Uau.
Bonnie rió.
-Entendí, me veo "uau".
Ambos rieron.
-Vamos, hermosa dama. Sígame.-Daniel le ofreció su brazo y comenzaron a caminar.
Ellos no irían en automóvil. Preferían pasear. Y había menos probabilidades de que algunos periodistas los vieran en ese lugar.
-¿Te he dicho ya lo hermosa que te ves?
-Mmm...-Dijo ella juguetona.
-Pues te ves hermosa.
-Gracias. Tú no estás nada mal.-Dijo ella mirando el traje que se había puesto.
-¿Nada mal? ¿Eso es bueno o malo?
-Bueno, supongo.
Ambos rieron y siguieron caminando.
***---***---***---***---***
-¡RUPERT GRINT O ME EXPLICAS QUÉ ESTÁS HACIENDO O LO LAMENTARÁS!-Le gritó Emma enojada.
-Tranquila, cariño, ya bajo. Estoy buscando algo.
-¡PUEDES MATARTE ALLÁ ARRIBA!
-Tú lo vales.
A esto ella no supo qué contestar.
Rupert había apilado dos sillas, un almohadón y una caja y estaba parado sobre la inestable pila buscando algo en un estante alto.
-Rupert, cielo, baja, por favor, vas a matarte.-Intentó con un tono más suave.
-No voy a matarme. Tendrás que soportarme por un largo tiempo. ¡Lo tengo!
Rupert tomó una caja y la lanzó arriba de la cama. Luego se bajó y quedó frente a Emma, que lo miraba con una mezcla de alivio y reprobación.
El pelirrojo iba a decir algo, pero la pila se tambaleó peligrosamente y se cayó. De no ser por Rupert, habría aplastado a Emma.
-¡EMMA, CUIDADO!
En un microsegundo, empujó a Emma sobre la cama y cayó sobre ella, cubriéndola con su cuerpo para que nada le cayera encima.
La pila cayó justo donde ambos habían estado parados.
-Te dije que se caería.-Murmuró ella con dificultad, pues Rupert estaba sobre ella.
-Pero no lo hizo conmigo arriba. A propósito, te salvé de un accidente, no hay de qué.
-Eso no hubiera ocurrido si tú no hubieras...
Él la besó con desesperación.
-Ni me lo digas. Si por mi culpa te hubiera ocurrido algo...-Dijo enterrando la cara en su cuello.-Lo siento.-Murmuró.
-No te sientas mal, no debí haber entrado al cuarto. Pero... ¿Qué demonios hacías subido ahí arriba?
Pero Rupert hacía rato que lo había olvidado. Besó el cuello de su novia y le quitó la camisa...
-¡Oye! ¡En media hora vienen visitas!
-Shhh.-Respondió besándola y continuando con su tarea.-Sólo te ayudaré a arreglarte.
-¿Y esto cómo ayuda?
-Pues... Querías ver qué había en la caja...
Y, dejándola en ropa interior, tal como él mismo estaba, se acercó a la caja y la abrió.
-Supongo que esto te es familiar.
-¿De dónde lo...?
-¿De dónde lo saqué? Así sentía que te tenía junto a mí.
-Es hermoso. Gracias.
El vestido que había sacado de la caja era el que Emma había usado para asistir a la presentación de una película. No tenía idea de cómo lo había conseguido, ella lo había dado por perdido.
-¿Cómo lo conseguiste?
-Cuando eres famoso, consigues lo que quieres. Y cuando eres amigo del sastre que confeccionó un vestido...
-Ya entendí. Gracias, amor.
-De nada.-Dijo, y la besó.-¿Sabes? Hay más ropa en la caja. También es tuya. Te elegí algo para la cena. ¿Quieres verlo?
Ella asintió.
-Cierra los ojos.
Ella obedeció. Sintió las manos de él por todo su cuerpo, colocándole prendas que tenían una textura conocida.
-Pero esto es...-Dijo con los ojos cerrados.
Al sentir los labios de él sobre los suyos no pudo continuar.
-¿Te gusta?
-No lo sé... No me he visto.
-Abre los ojos.
Como ella había pensado, Rupert le había puesto el vestido que había usado en la película de Harry Potter para ir al casamiento de Bill y Fleur.
-Sí.-Confirmó él.-Aún te queda hermoso, como lo recordaba.
Ella sonrió y volvió a besarlo.
-¿No piensas vestirte?
-Yo te vestí a ti. Es tu turno. Elige algo.
Emma sonrió pícaramente y, evitando las sillas, el almohadón y la caja, abrió el ropero.
***---***---***---***---***
A las nueve en punto sonó el timbre. Emma abrió, asombrada de la puntualidad de sus amigos, y soltó una estruendosa carcajada. Rupert escuchó las risas y se asomó para ver qué ocurría. Y también él comenzó a reír.
-¿Saben? Yo no le veo la gracia.-Dijo Bonnie.
-Ni yo.-Dijo Daniel.
Ambos habían llegado sin zapatos, despeinados, llenos de barro y agitados. Daniel cargaba a Bonnie como si hubiesen salido de la iglesia.
Los comentarios sólo consiguieron aumentar las risas.
-¿Se... Se ... Puede .... Sa... Saber.... Qué... O... O... Ocurrió?-Tartamudeó Emma riéndose.
Rupert asintió sin dejar de reírse.
-Rupert, si yo fuera tú no lo encontraría tan gracioso. Los paparazzis casi descubren dónde vives.-Dijo Bonnie enfadada.
-¿Qué?-Preguntó Rupert poniéndose serio.
-Así es.-Confirmó Daniel.
-Explíquense.-Pidió Emma.
-Veníamos caminando por un camino alejado del centro, tratando de no llamar la atención.-Comenzó Dan.
-Y tras hacer unas treinta cuadras, nos dimos cuenta de que alguien nos seguía.
-¿Un paparazzi?
-Cuando Daniel volteó para enfrentarlo y éste comenzó a sacar fotos sin descanso, nos dimos cuenta de que sí.
-¿Por qué los seguía?
Ambos se ruborizaron.
-Creyó que éramos novios, y comenzó a hacernos preguntas sin cesar.
Emma y Rupert se miraron y volvieron a estallar en carcajadas.
-Luego...-Siguió Bonnie ignorando a sus amigos.-...Dan me tomó de la mano y comenzamos a correr para evitar que nos siguiera. Eso lo tomó por sorpresa y nos persiguió. Una casa estaba abierta, y se veía una pequeña galería antes de la entrada de la casa. Me puse de espaldas a la entrada y Dan se paró al frente mío, para que no me viera. Parecía que él estuviera tocando la puerta. El paparazzi siguió de largo. Cuando salimos de allí, hicimos un par de cuadras y vimos a un hombre sacando fotos. Creímos que era otro. Pero no. De todos modos, me saqué los tacones y Dan sus zapatos y corrimos dando un rodeo para que no se dieran cuenta que tu casa estaba cerca. En un momento, sentimos un ruido parecido a un flash, volteamos y... No miramos por dónde caminábamos.
-Caí y Bonnie cayó arriba mío. Cuando nos dimos cuenta de que nadie nos seguía, ella se rió porque yo estaba más sucio que ella.
-Y no tuviste mejor idea que empujarme al charco.-Le recriminó enfadada.
Dan, Emma y Rupert rieron nuevamente.
-Y cuando por fin llegamos a la entrada del edificio, estaba el portero que nos miró mal. Y me di cuenta de que si Bonnie entraba, mancharía el pasillo con barro. Así que la cargué, así como la tengo ahora, y pasamos. Por lo menos el portero nos sonrió con aprobación.
Emma y Rupert rieron nuevamente.
-¡Oigan!-Reclamó Bonnie, molesta.-En lugar de reír, ayúdennos.
-Bien, bien.-Dijo Emma.
Buscó un trapo y lo llevó hasta la entrada. Bonnie se paró sobre él y se limpió los pies. Dan hizo otro tanto.
-Ven, Bonnie, vamos a que te bañes, te limpiaré la ropa.
-Tú también, Dan.-Dijo Rupert.