It Will Rain (Camren)

By SinnersPrayeer

28.4K 1.8K 731

"Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso" Lauren intenta... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 1
Capítulo XXX "The Lost Valentine" parte 2
Capítulo XXX parte 3 "Say You Won't Let Go"
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII - Without Me
Capítulo XLVIII -The Hanging Tree
Capítulo XLIX
Capítulo L
Broken Silence.
Magia.
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Capítulo LIV
Capítulo LV
Capítulo LVI
Capítulo LVII
Capítulo LVIII
Capítulo LIX parte 1
Capítulo LIX parte 2
Capítulo LX
Capítulo LXI
Capítulo LXII
Capítulo LXIII pt1
Capítulo LXIII pt 2
Capítulo LXIV
Capítulo LXV
Capítulo LXV pt2
Capítulo LXVI
Capítulo LXVII
Capítulo LXVIII
Capítulo LXVIII pt 2
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 1
Capítulo LXIX "Something's gotta give" pt 2
Something's gotta give pt 3
"El Comienzo del Fin"
It Will Rain
Untitled part
Shameless
1000 hands
Consequences (FINAL)
PSA
Logro Desbloqueado.

"Azul"

284 19 19
By SinnersPrayeer

Final 2/4


Mientras Tilda Larsen le explicaba los pormenores del estado en el que se encontraba Camila lo único en lo que Lauren podía pensar era en cada una de las veces que deseó verla sufrir exactamente lo mismo que Tori, quería que se retorciera de dolor, ansiaba verla suplicar por un poco de calma mientras en su estómago cientos de pinchazos amenazaban con romperla desde adentro. Recordó cada palabra cargada de veneno que salió de su boca y se odió a si misma por la honestidad que sentía en ese momento. Estaba tan ciega.

Finalmente sus deseos se habían realizado y no podía estar más devastada. Ya no quería esa verdad que le estaba carcomiendo el alma. Camila no debía morir, no se lo merecía. Ella menos que nadie. Entre lágrimas vio desvanecerse lentamente el velo que la cubría de la realidad, dejándola ya sin un sitio en el cual refugiarse del desastre que ella y su ignorancia habían causado. Ya no podía justificarse en las mentiras que los demás le contaron. Ahora solo quedaba responsabilizarse de sus errores y esperar lo mejor aun cuando no lo mereciera.

Desde su sitio junto a la ventana Kelsey veía cuanto le estaba costando mantenerse fuerte. Bastaba con ver como sus ojos derramaban gruesas lágrimas y su voz se esforzaba por salir a pesar de tener un nudo enorme en la garganta. Escuchó su voz rota responder a cuanta pregunta le hacían a través del teléfono y esperar en silencio mientras Tilda terminaba de llenar el registro. Luego de unos minutos la llamada terminó y nada más colocar el teléfono sobre la base, la entereza de Lauren salió por la venta convirtiéndola en un ser frágil e inestable que se dejó caer al piso mientras un doloroso llanto escapaba de su pecho. Kelsey de inmediato se arrodilló junto a su cuerpo y la envolvió en sus brazos intentando clamar el temblor que la invadía que nada tenía que ver con el frío.

—Tranquila...—murmuraba con dulzura al mismo tiempo que sus dedos se deslizaban con suavidad entre su cabello.—Tranquila...todo va a estar bien.

—No quiero que se muera, Kels—balbuceaba entre sollozos apretándose más contra el cuerpo de la rubia.—Si ella se va yo no voy a poder seguir. No quiero vivir en un mundo en el que ella no exista.

—Camila va a estar bien, es una mujer muy fuerte.

—Los doctores piensan que no sobrevivirá la noche.—dijo y una nueva ronda de sollozos le impidieron seguir hablando. Kelsey por su parte aumentaba las caricias en su espalda mientras absorbía las noticias que Lauren le estaba contando. Camila también era su amiga y le dolía en el alma escuchar que quizá iba a perderla. Quería llorar, gritar y pegarle de puños a la vida por lo injusta que estaba siendo, pero no podía, debía ser fuerte y tragarse su dolor hasta que Lauren fuese capaz de mantenerse en pie y decidir lo que quería hacer.

Permanecieron en silencio por varios minutos solo porque si, ambas lo necesitaban, era momento de comenzar a aceptar que aquello realmente estaba ocurriendo. Entonces los hipidos se transformaron en respiraciones pausadas y luego la voz de Lauren volvió a escucharse.

—Consideran que es un milagro que llegara al hospital con vida pero temen que ese milagro no dure mucho.—Kelsey asintió y lentamente fue soltando el cuerpo tembloroso de la pelinegra. Sus ojos encontraron a los de Lauren, denotaban tristeza pero sobre todo miedo. Un lacerante miedo que no le permitía pensar con claridad.—No quisieron entrar en detalles pero está muy mal. Y todo es mi culpa, fui yo quien la empujo hasta ese extremo. Yo deseé que muriera y se lo dije, se lo grité a la cara en un momento de furia.—el miedo se intensifico y Kelsey finalmente comprendió el sitio del que provenía.— Tyra tiene razón, soy igual que ella ¡soy un maldito monstruo!

—¡No eres un monstruo!—gritó la rubia sosteniendo su rostro con ambas manos.—Es tu miedo de perderla el que está hablando. ¿Y sabes de donde nace ese miedo?—Lauren cerró los ojos con fuerza mientras negaba una y otra vez. No quería enfrentarse a sus sentimientos. Era más fácil refugiarse en la culpa y condenarse a sí misma como un monstruo. Kelsey comprendió el silencio y decidió no continuar con el tema. El agua turbia solía aclararse por su propia cuenta, solo hacía falta tener paciencia y un poco de tiempo.—¿Qué vas a hacer entonces?

—Tengo que ir con ella.—dijo con la voz a punto de rompérsele.—Debo hacerlo.

Kelsey solo asintió y luego de limpiar las lágrimas que todavía corrían por sus mejillas extendió su mano y ambas se levantaron del piso. Cualquier cosa que Lauren fuese a hacer requería de un primer paso y ella estaría feliz de ayudar.

Lo curioso con la vida es que siempre va a darte lo que quieres. quizás no en el momento que tú lo quieres o de la forma en que lo quieres pero definitivamente lo tendrás, y eso puede ser tu felicidad o tu mayor castigo. Prueba de ello era Lauren, quien estaba obteniendo lo que tanto le había suplicado. Era tétrico pensarlo pero el deseo estaba cumpliéndose detalle a detalle, tal y como fue pedido, había dolor y mucho arrepentimiento por parte de la morena. Sin embargo había una pequeña diferencia, ella no estaba disfrutándolo. Mientras Camila yacía en una cama de hospital entregándole su cuerpo a aquel gran misterio que tanto nos aterra a todos, Lauren se lamentaba, lloraba sin control al recordar las palabras de Tilda y luego su corazón volvía a romperse.

Le fue casi imposible llegar a casa puesto que lo único en lo que podía ocupar su mente era en pensar en lo que había sido de Camila durante todo ese tiempo, pensar en lo que estaba ocurriendo y reflexionar sobre la realidad a la que se tendría que enfrentar si Camila no lograba sobrevivir.

Así que lo que se planeaba como un trayecto rápido de pronto se convirtió en una odisea de paradas continuas cuando los puños de Lauren chocaron una y otra vez contra el volante, luego se estacionó a un costado de la desierta carretera, recostó su cabeza sobre el asiento con los ojos cerrados queriéndose consumir por el silencio y la paz, pero la rabia no demoró en invadirla por completo. Aturdida por sus emociones prácticamente saltó del auto, dio varias idas y venidas mientras sentía como la cabeza iba a explotarle y entonces lo hizo, comenzó entre gritos y reclamos a patear las llantas y las puertas, las rocas eran demasiado grandes y pesadas como para arrojarlas contra la carrocería pero aun así lo intentó. Efectúo cada acción que su cuerpo demandó para saciar su coraje interno pero nada funcionó. Al cabo de una hora su cuerpo desfallecía de cansancio, el dolor de cabeza solo había empeorado y esa voz interna que repetía "culpa" y "muerte" permanecía ahí, torturándola con sus afiladas acusaciones.

Casi había decidido desistir de sus planes originales cuando escuchó un sonido característico provenir justo debajo los asientos traseros de su maltratado jeep. Se apresuró a entrar al auto y comenzó a buscar entre el desastre que tenía. Movió libros, ropa y un poco la tapicería que había arrancado en su desesperación hasta que dio con el pequeño aparato. Lo atendió justo antes de que dejara de sonar y de inmediato lo puso en su oído.

"¿Hola?" —cuestionó con un dejo de duda en la voz. Había recibido tantas malas noticias en el día que no podía sino desconfiar de quien quiera que la estuviese llamando.

"Lauren, es Kelsey. Te llamo desde el teléfono de Graham, el mío murió antes de que pudiera comunicarme contigo."

La menor de sus preocupaciones en aquel momento era de donde le estuviese llamando la rubia, sin embargo le producía un extraño toque de curiosidad saber quién era el tal Graham, el nombre le resultaba familiar.

"¿Graham?" —preguntó al mismo tiempo que ponía el auto en marcha. —"¿Quién es él?"

"Graham es mi prometido, Lauren.—nada más escucharlo frenó en seco. Su corazón comenzó a latir deprisa lamentándose por haberse enterado de aquella forma. Sintió como se iba formando un nudo en la garganta que le impedía hablar. ¿Cuánto más se había perdido en la vida de Kelsey por culpa de una mentira? — Nos casaremos este otoño. Pero ya hablaremos de eso en otra ocasión. Ahora lo importante es que tu..."

La voz ansiosa de Kelsey se vio interrumpida por una inesperada pregunta.

"¿Eres feliz?

"Lo soy. Demasiado. Diría incluso que es ilegal sentirme así."

Lauren sonrió y se permitió ser feliz durante al menos unos segundos. La tragedia era inminente pero se sentía menos amarga en compañía de alguien. No había palabras que describieran su sentir así que agradeció enormemente que Kelsey volviese a hablar.

"Escucha Lauren. Encontramos un vuelo. No es lo mas barato del mundo y tiene una escala pero creo que puede funcionar. Es nuestra única opción, solo tienes que conducir hasta Nueva York. ¿Qué dices?"

"Necesito estar con ella, así que voy a hacer cualquier cosa que me ayude a llegar a su lado. Espero alcanzarla pero sino al menos tendré la resignación de que hice todo lo que pude. Sé que va a dolerle el alma pero tengo que intentarlo. Por favor compra ese boleto Kelsey."

"Lo haré. Te enviaré la información a tu teléfono. —no había mucho más que agregar y con la casa vislumbrándose a lo lejos Lauren se dispuso a terminar la llamada, pero justo cuando iba a deslizar su dedo sobre la pantalla Kelsey volvió a hablar. Ya no se notaba animada sino muy triste.— Por favor cuídate, Laur. No te juzgues tan duramente si las cosas no salen como quieres. Mantenme informada y dile a Camila que la quiero. Que todos la queremos y la echamos mucho de menos.—hubo un pequeño silencio seguido de un sollozo que rompió un poco más su corazón. No esperaba que se dijera algo más pero de pronto una voz grave a punto de romperse llenó su oído. —Dile que tiene que venir a mi boda o no se lo voy a perdonar nunca.

—Lo hare, lo prometo. Gracias.

Entre suspiros y sollozos la llamada terminó.

(...)

Tal y como se lo había dicho a Kelsey Lauren llegó al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy con tres horas de anticipación, el tiempo suficiente para resolver cualquier trámite o contingencias que pudiesen ocurrir. Sin embargo nada mala había ocurrido, todo estaba saliendo de acuerdo con el plan y lo agradecía enormemente.

Debido a las horas y a la poca afluencia de pasajeros el Check-in había más rápido que de costumbre. Pudo documentar su maleta sin problemas y en poco tiempo ya tenía su pase de abordar en la mano. Finalmente la vida comenzaba a tener un poco de generosidad y ella no iba a quejarse, solo disfrutaría de aquella deliciosa calma que precedía a la tempestad. Su pasos despreocupados la llevaron hasta una fila de personas que esperaban su turno para atravesar seguridad. Un requisito necesario para poder abordar cualquier avión. Esperó pacientemente y cuando fue su turno se despojó de todo aquello que pudiese causarle problemas en el detector de metales, no había mucho considerando que había elegido un conjunto deportivo lo suficientemente cómodo para soportar el viaje y en su mochila solo llevaba lo estrictamente necesario. Aun así se deshizo del reloj inteligente que llevaba en la muñeca, sacó el teléfono del interior de la sudadera junto con los auriculares que colgaban en su cuello y finalmente vació sus bolsillos, dejándolo todo en las bandejas que le habían sido proporcionadas al inicio del proceso. Atravesó la puerta sin ninguna objeción y luego un oficial debidamente acreditado le realizó una segunda inspección con el detector portátil. Todo estaba en orden y se lo hizo saber con una sonrisa amable haciéndose a un lado para que Lauren pudiese recoger sus cosas al final de la banda. Cuando la revisión terminó Lauren pudo respirar con tranquilidad. No había nada que temer. Otro viaje exitoso sin que la detuvieran o encontraran sustancias prohibidas entre sus pertenecías. Desde siempre pasar por seguridad era algo que le causaba un temor irracional, no porque llevase algo ilegal, sino por la sensación de adrenalina que la simple acción le causaba. También ayudaba a su paranoia la fascinación que tenía con ver esos programas en los que la policía confiscaba cantidades grandes o pequeñas de sustancias prohibidas en maletas o en objetos tan cotidianos que cada vez le sorprendían más y la hacían dudar sobre si alguien había ocultado algo entre sus pertenencias.

Sonriendo por su paranoia se apresuró a tomar su mochila junto con el resto de sus objetos personales y se alejó en busca de la ventanilla de inmigración, no esperaba demorarse mucho pero nunca se sabía, después de todo iba a cruzar el océano en un vuelo que había sido comprado de improviso siendo una simple profesora de preparatoria con un sueldo modesto. Con seguridad habría preguntas y algunas iban a ser duras, pero confiaba en su facilidad de palabra y honestidad para que la dejasen cumplir su cometido. No quería nada mas que ver a Camila y disculparse por todo lo que le había hecho.

El tiempo que se había ahorrado en seguridad lo necesitó con creces en inmigración, pues tal y como había pensado surgieron infinidad de cuestionamientos y dudas acerca de su impulsivo viaje. Los oficiales se mostraron curiosos por conocer cada detalle de su trayecto, con quien iba y a donde, cuantos días pensaba demorarse y como iba a solventar esos gastos. Luego se perdían en las oficinas regresando minutos mas tarde con nuevas preguntas sobre su vida, trabajo, familia y el juego volvía a empezar.

—Y eso es todo.—dijo en voz alta la oficial levantándose de su silla y dirigiéndose hacia la impresora en la esquina de la oficina. Tomó un par de hojas y las firmó con rapidez.— Lamentamos los inconvenientes señorita Jauregui pero es nuestro trabajo.—dicho esto le entregó una copia y la otra la puso en el archivero.—Con esto ya no tendrá ningún problema en el aeropuerto de Sandefjord Torp, pero ahora tiene que correr porque su vuelo está terminando de abordar.

—No puedo perder este vuelo. Es importante que llegue a tiempo y usted lo sabe.

—Un oficial la acompañara hasta su sala de abordaje. Le prometo que nadie cerrara las puertas de ese avión hasta que usted esté dentro.

—Gracias.

—Ahora váyase. —Lauren asintió y con rapidez levantó la mochila que había dejado en el piso cuando la entrevista comenzó y echo a andar hacia la salida.—¿Señorita, Jauregui? —se detuvo inmediatamente al escuchar su nombre pero no se giró.— Espero que su novia recupere salud.

"Su novia" aquellas palabras se habían quedado grabadas en su cabeza y no paraban de repetirse mientras corría por todo el aeropuerto junto al oficial que le habían asignado. No pretendía mentirle a nadie, pero cuando le preguntó el motivo que la llevaba a Noruega de manera tan imprevista, Lauren no se lo pensó dos veces para decir que se reuniría con su novia. Mas preguntas vinieron y estas fueron resueltas con tal naturalidad por Lauren que la oficial no tuvo más remedio que creerle. Quizás se compadeció cuando la vio romperse frente a sus ojos y llorar desconsolada. Lo que sea que haya sucedido era completamente bienvenido. Mas tarde, cuando pudiera ver a Camila y se disculpase con ella, entonces se preocuparía por la ética y la moral que claramente había pasado por alto, pero ahora lo importante era llegar a su lado.

Fue un trayecto difícil y muy cansado pero lo consiguió, logró entrar al avión un minuto antes de los asistentes cerraran las puertas. Su sonrisa de satisfacción permaneció en su rostro hasta que se sentó en su cómodo asiento de clase ejecutiva y se dejó vencer por un sueño profundo.

[............]

"¡Lo hice!— musitó para sí misma cuando se vio frente a la construcción de color blanco situada en la entrada de un espeso bosque. El lugar parecía sacado de un cuento infantil y la travesía para llegar ciertamente fue como una de esas increíbles aventuras. Le había tomado veinte horas llenas de inconvenientes y el uso de tres transportes distintos para completar el viaje, pero allí estaba, finalmente respiraba el mismo aire que Camila. La sensación de total plenitud rápidamente se transformó en emoción. Por fin iba a encontrarse con ella; el verdadero amor de su vida. Tuvieron que pasar meses para darse cuenta de ello, y entender que Tori a pesar de haber sido importante, no era el final del camino sino una puerta abierta que la guiaba directamente hacia Camila Cabello.

Ella lo era todo; su pasado, presente y si tenía un poco de suerte...también su futuro.

Habían transcurrido demasiados meses desde la última vez y las circunstancias no eran las mismas pero ella estaba arrepentida y confiaba que no todo estuviese perdido. Después de todo estaba ahí y eso importaba ¿cierto?

Con un suspiro de esperanza dejó de admirar el paisaje para convertirse en parte de la escena y con paso decidido caminó por el sendero bordeado de rocas hasta la puerta doble de cristal. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para verse reflejada en el cristal no pudo evitar sonreír, se sentía igual de poderosa que un personaje de las novelas que tanto le gustaban. Por unos segundos se vio inmersa en un capítulo importante de una serie en la que el momento crucial de la historia llegaba y junto a la tensión acumulada podía escucharse de fondo alguna canción motivacional. Su mente divagaba decidiendo cual canción quedaría bien en aquel momento pero había tantas y todas eran tan buenas que simplemente no pudo elegir ninguna, así que su ensoñación continuó, esta vez iba decidida a encontrar a la morena y nadie iba a impedírselo.

Lástima que el destino tuviese otros planes.

Justo cuando su mano iba a empujar la puerta un hombre alto de cabello marrón oscuro y piel blanca se le adelantó y sin percatarse de su presencia volvió a cerrar la puerta tras de sí chocándole directo en la cara a la profesora y de esa manera, rompiendo con su perfecta ensoñación de heroína. Ese golpe la devolvió a la realidad y le recordó donde estaba y para que había ido hasta ese hospital. Las prioridades volvieron a caer en su sitio gritándole que Camila era lo principal. Entonces volvió a empujar la puerta y con su maleta a rastras se encaminó hacia el mostrador principal. No encontró a nadie salvo una silla vacía y un ordenador encendido. De inmediato miró en todas direcciones pero la habitación se encontraba desierta, ni siquiera el desagradable hombre que la ignoró en la entrada se encontraba ahí. Eso la hizo dudar de sus propios ojos, quizás lo había imaginado todo. Podía ser normal dado que apenas y había dormido en aquellas veinte horas de viaje, en aquel estado su mente guiada por el agotamiento bien podía haber estado jugando con ella.

Al verla luchar consigo misma una mujer delgada y rubia con uniforme azul se acercó a ayudarla. Rodeó el mostrador y un segundo mas tarde se encontraba justo frente a ella.

—¡Hola! Buenas, buenos... no sé qué día. Lo siento... yo no...— nuevamente Lauren entró en un estado de confusión severo al no saber que día o qué hora era. La mujer la comprendía por lo que rápidamente se apresuró a salvarla.

—¡Buenas noches!—saludó mostrando con una gran sonrisa que de inmediato tranquilizó a Lauren.—¿Cómo puedo ayudarle?

—Mi nombre es Lauren Jauregui. Hace unos días, o ayer, realmente no lo sé, o quizás lo sé pero estoy demasiado cansada para recordarlo...—a pesar de la rapidez con la que hablaba la rubia intentaba seguirla leyéndole los labios.— De cualquier manera, me llamaron desde este hospital. Mi novia sufrió un accidente y yo quiero verla. Necesito estar con ella. Por favor dígame si se encuentra mejor.

—¿Cuál es el nombre de su novia?—preguntó ubicándose frente al ordenador.

—Camila. Camila Cabello.

Tan rápido como Lauren lo dijo la enfermera ya lo estaba escribiendo. Pasaron unos segundos y parecía que nada iba a suceder pero de pronto el rostro de la rubia se transformó en una mueca ilegible.

—¿Qué ocurre? ¿Encontró algo?

—Aquí dice que la señorita Cabello ha sido trasladada a cuidados críticos hace apenas un par de horas.—musitó sin apartar la mirada de la pantalla.

—¿Cuidados críticos? ¡¿Por qué?! —exclamó llevándose las manos al rostro.—¿Qué le ocurrió? ¡No se quede callada!—gritó ya completamente exaltada.—Por favor diga algo.

—Me gustaría ayudarla pero no tengo mas información.

—Exijo ver a Tilda Larsen, la mujer que me llamó. ¿Dónde está ella? Tráigala de inmediato.

—No sé si se dio cuenta señorita Jauregui, pero son las dos de la mañana. Tilda no está en el hospital y no puedo llamarla. Tendrá que esperar hasta mañana para verla.

—Entonces quiero ver al medico que la está atendiendo. ¡Llámelo maldita sea! ¡Hágalo!

—Por favor cálmese.

—Me voy a calmar cuando hable con alguien que tenga un poco de sentido común. Usted es una estúpida que no sabe nada.

—Tiene que calmarse o voy a tener que llamar a seguridad.

—¡Hágalo! No me importa, quizás ellos si puedan decirme algo.

Completamente dispuesta, la enfermera levantó el teléfono y presionó un botón, casi de inmediato una voz grave respondió. "Andersen necesito que..."—Pero se detuvo cuando vio los ojos enrojecidos de Lauren. No justificaba el tono de voz y los agravios que recibió pero de algún modo podía entenderla. Las personas caen hasta lo mas bajo cuando se trata de defender a quienes más aman.

"¿Shelby?—inquirió la voz en el teléfono. —¿Ocurre algo?"

"Todo está bien Andersen, lo siento por despertarte."

Luego de colgar Shelby permaneció varios minutos en silencio, simplemente chocando miradas con Lauren. No sabía de qué manera actuar ahora pero intentaría volver la situación a su favor. Así que tomando un enfoque más amable salió del mostrador y se enfrentó a la pelinegra.

—Venga conmigo por favor.

—Lamento mi momento de locura.—comenzó Lauren a decir cuando vio que Shelby comenzaba a escoltarla, imaginaba que a la salida, pero se sorprendió cuando la llevó por un pasillo alargado con ventanas como paredes que mostraban el bosque en todo su esplendor. Durante el día debía ser todo un espectáculo pero ahora no había más que oscuridad y arbustos que oscilaban con el viento.

—No se imagina la cantidad de escenas que he vivido. Prácticamente a diario... y hoy comenzaba a parecerme extraño que no hubiese tenido una. Así que gracias.

—Yo no soy así. Lo juro. Es solo que he venido desde tan lejos para no obtener nada que... Me volví un poco loca. Lo siento de veras.

Shelby no dijo nada, tan solo se limitó a sonreír para quitarle un poco de hierro al asunto. Y en silencio juntas caminaron hasta el final del pasillo donde una cómoda sala de espera se extendió a su alrededor. En primera instancia la mirada de Lauren se dirigió en todas direcciones observando la moderna decoración con plantas verdes grandes y pequeñas que le daban mucha más vida al lugar. Los colores blancos de las paredes y los sofás azules llenaban sus sentidos. Aquello era más estimulación de la que podía aguantar en aquel momento, por ello su cabeza comenzó a latir y las piernas perdieron fuerza, de inmediato tuvo que sentarse o de lo contrario se terminaría cayendo.

—Me duele mucho la cabeza.—le dijo en voz muy baja a Shelby que la veía con absoluta preocupación. —Siento que va a estallar en cualquier momento.

—Iré por una pastilla. Por favor no te muevas.—informó y se alejó rápidamente por el mismo pasillo que habían llegado.

Sintiéndose sola abrió los ojos y la sensación de vértigo la invadió nuevamente, esperó hasta que el piso dejara de moverse y entonces volvió a intentarlo, esta vez pudo enfocar su mirada y entonces lo vio, vio al hombre con el que se había chocado en la entrada y no pudo evitar sorprenderse. Después de todo no se estaba volviendo loca. Ante esa revelación de su boca escapó una risita de la que arrepintió casi al instante cuando sus él levantó la cabeza y sus miradas se encontraron. Su ojos era de un intenso color azul que consiguió helarle la sangre.

No sabía por qué pero su presencia la incomodaba. Así que rompió el contacto visual y giró su cuerpo en la dirección opuesta. La tensión era palpable en el ambiente y la hacía querer huir pero al mismo tiempo se sentía incapaz.

—Siento la demora pero aquí está tu salvación.—exclamó Shelby rompiendo la tensión. Tan rápido como se lo permitió su cuerpo Lauren se levantó y se reunió con la rubia, quien llevaba una pastilla en su mano y un vaso de agua en la otra.—Tengo buenas noticias. —añadió mientras esperaba que Lauren tragase la pequeña píldora.—Encontré al doctor Reznick. Él es quien se encarga del caso de su novia. Ahora se encuentra ocupado pero vendrá tan pronto como sus rondas terminen.

—¿Y eso cuando va a ser?

—El hospital es grande, así que me temo que serán dos o tres horas. Quizás más.

—Supongo que no puedo hacer nada, salvo esperar ¿cierto?—susurró con tristeza y Shelby asintió. —Haré lo que haga falta, solo necesito saber que ella va a estar bien.

La enfermera se quedó hasta que la píldora comenzó a hacer efecto en Lauren, entonces cuidadosamente la recostó en el sofá, las noches en el hospital solían ser muy frías así que le colocó una manta encima y luego de asegurarse que iba a estar bien se despidió del joven al otro lado de la sala. El castaño le respondió forzando una sonrisa mientras se limpiaba las lágrimas que se deslizaban una tras otra por su rostro.

—Todo va a ir bien.—le dijo intentando transmitirle fuerza y el hombre asintió.

[...]

En medio de sus divagaciones Lauren escuchó el nombre de Camila venir desde la lejanía. Podía tratarse de una broma de su subconsciente así que lo dejó pasar.

"Familiares de Camila Cabello" escuchó como decían su nombre otra vez y ahora no parecía ningún juego, por lo que se obligó a abrir los ojos, al principio le fue difícil distinguir algo más que sombras, sin embargo al cabo de un rato fue capaz de ver una figura vestida de blanco que la estaba llamando. "Familiares de Camila Cabello."

"¡Yo!" gritaron dos voces al mismo tiempo. 

Entonces el azul y el verde chocaron y la explosión que vino a continuación nadie la esperaba.

Soy su novia—exclamó Lauren avanzando rápidamente hacia el médico.

Y yo su esposo. 

Continue Reading

You'll Also Like

509K 52.1K 130
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
43.4K 173 135
LA NOVELA NO ES MÍA. TENGO ENTENDIDO QUE LA ELIMINARON DE WATTPAD :( NO SÉ PORQUÉ REALMENTE, PERO YO MORÍA POR LEERLA POR AQUÍ (YA QUE, EL LINDO CABL...
5.1K 187 158
La Reina Quiere Divorciarse ~ Una santa ha venido de otro mundo, así que ya no puede servir, ¿verdad? En el Reino de Lienlein, existía la costumbre d...
197K 11.1K 18
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...