Capítulo 29

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Samantha abre la ventana de la habitación para ventilar. Llena sus pulmones del aire fresco de por la mañana y lo expulsa lentamente, disfrutando de la sensación.

—Se nota que el invierno está a punto de venir —Dice y yo la miro, alzando la ceja derecha.

—¿Enserio eres fan del invierno?

Mi amiga asiente con la cabeza enérgicamente.

—Adoro el invierno. ¿Tú no?

—No. Es más, si no fuese por la Navidad, lo odiaría. El frío, los días cortos... esta estación no es para mí.

—¿Y el placer que da meterse en la cama calentita arropada con mil mantas? ¿O tomar chocolate caliente?

—Mmm... sigo prefiriendo el verano, lo siento.

—Pues, en este Internado, el invierno solo trae cosas buenas. En nada comenzarán los días de nieve. Todo se pone precioso. También dentro de nada comenzarán a poner la decoración festiva, la comida especial y... ¡el baile de invierno!

Doy saltitos sobre mi cama.

—¡Es que no me lo puedo creer! Toda mi vida llevo soñando con ir a un baile como este. ¿Enserio no estamos en Howarts?

Samantha suelta una carcajada.

—Te lo juro que yo al principio pensaba que sí. Después comprobé que nadie hace magia y me llevé el chasco, pero casi.

—Es que es una fantasía. ¿Hoy bajamos al pueblo para mirar los vestidos, verdad? —Pregunto a mi amiga inquisitivamente —. No me vas a dejar plantada por Flavio, ¿a que no?

—¿Por quién me tomas? —Responde mi amiga haciéndose la despistada —. Me cambio y salimos a coger el autobús. ¡Estoy emocionada! Vas a flipar.

—Seguramente —Me tumbo en mi cama y pataleo emocionada. Pensaba que estas cosas solo pasaban en los libros y en las películas; y bueno, en Estados Unidos.

—¿Sabes lo mejor de todo? —Me habla mi amiga desde el baño—. Ahora empiezan las pedidas para ir al baile. Se nota en el aire la emoción y la incertidumbre de quien y cómo te lo pedirán. Me acuerdo mi primer año aquí, Flavio me regaló un ramo de rosas blancas y una tarjeta donde me pedía de forma adorable que fuese su pareja —Suelta un suspiro —. Más monos éramos.

—¿Y ahora?

—Bueno, ahora simplemente asumimos que vamos juntos así que no nos tomamos muchas molestias en preparar nada. Pero ayer se lo pregunté yo. No me ha sorprendido la respuesta la verdad.

Me río.

—¿Y tú, Eva? ¿Con quién tienes pensado ir al baile?

Giro la cabeza mientras observo como mi amiga sale del baño ya casi preparada para irnos.

—No sé. No lo he pensado —Mentira. Si que lo había pensado pero jamás lo admitiré en voz alta.

—Yo se de varios chicos que querrían ir contigo.

—Sí claro, quienes.

—Pues para empezar Gèrard... también he oído que varios chicos de clase les encantas y quizá te lo pidan —Suelto una carcajada —. De verdad, ya sabes que yo hablo con todo el mundo.

—Pues venga, que se den prisa en pedírmelo.

—O... tú puedes pedirlo.

—Sí claro. Qué vergüenza. Ni siquiera sé si quiero pareja. ¿No podemos ir todos como un grupo?

El Internado Where stories live. Discover now