Capítulo 31

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Hugo y yo separamos nuestros labios lentamente; memorizando el sabor de nuestros labios, queriendo inmortalizar el momento.

Juntamos nuestras frentes y nos quedamos así un momento. El corazón sigue latiéndome de manera acelerada y puedo notar como a Hugo le pasa igual.

En momentos como este siento... esperanza. Siento que sí podríamos tener un futuro juntos.

Solo si dejásemos nuestras inseguridades al un lado...

—¿En que piensas? —Pregunto a Hugo en voz baja. Se me hace raro verle tan callado.

Hugo esboza una pequeña sonrisa ladeada.

—Estoy feliz —Dice suavemente y a mi el estómago me da una vuelta de trescientos cincuenta grados. Hugo tiene su mano descansando en mi mejilla y comienza a acariciarme con el pulgar. Yo cierro los ojos disfrutando del contacto —. ¿Tú...?

—También —Respondo sin pensármelo. Comparada a como estaba hace unas horas claramente lo estoy. Solo con verle la cara me siento mejor, y eso es un problema porque no quiero que gran parte de mi felicidad dependa de una persona.

Aún me queda muchas cosas que
preguntarle; no me ha querido contar nada sobre dónde ha estado y yo no he querido presionarle por ahora, para no arruinar lo que queda de noche. Pero necesito saberlo pronto, porque aunque me acabe de admitir todo lo que siento por Hugo, aún sigo sin confiar del todo en él. Y de verdad quiero hacerlo, pero algo me frena.

Hugo vuelve a juntar sus labios con los míos, de manera tierna y delicada que hace que mi latido se desboque y crea que en algún momento me pueda llegar a dar un infarto.

Me vuelve loca la boca de Hugo y la manera tan perfecta que nuestros labios encajan, y pronto quiero más; quiero estar más pegada a él y un simple beso se me queda corto.

Creo que a Hugo le pasa lo mismo porque acelera el ritmo del beso.

Acabo apoyada en la pared, con el peso de Hugo sobre mí y la verdad es que no me puede gustar más la dirección en la que están tornando ls cosas.

Hugo baja sobre mi cuello, dejando besos húmedos sobre él y deposita pequeños mordiscos en la zona de mis hombros al descubierto.

—Sabes que me encantas con este vestido —Dice con una voz grave en mi oído —. Pero ahora mismo sólo quiero arrancártelo.

La piel se me pone de gallina y me cuesta respirar.

—Pues hazlo —Mi voz suena más como un suspiro.  Los ojos de Hugo brillan de deseo y yo no aguanto más y vuelvo a pegar mis labios a los suyos  de nuevo, de manera desesperada.

Mis manos revuelven su pelo y sus manos me recorren de arriba abajo, pero la gruesa tela del vestido impide que pueda disfrutar al completo del tacto de Hugo, así que cojo sus manos y las dirijo a la parte de atrás de mi vestido, indicándome que me baje la cremallera.

Hugo suelta una risa en mi oído.

—Eva, solo te aviso que puede subir alguien en cualquier momento —Me advierte mientras deposita pequeños besos sobre mi mentón.

Me despego de él y tiro de su brazo para llevármelo a una esquina que queda fuera del campo de visión para quienquiera que suba. Aún así solo esperemos que nadie lo haga.

—Aquí ya no nos ve nadie —Respondo pícaramente y le atraigo hacia mí de nuevo. Hugo apoya ambas manos en la pared y roza su nariz con la mía. Su risa se me produce cosquillas en la cara.

—Podemos ir a mi habitación —Dice, pero yo niego con la cabeza. Estoy demasiado excitada como para aguantar hasta que lleguemos a su dormitorio.

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