Capítulo 2

7.9K 290 39
                                    

Bufo ante lo que ha dicho Samantha. Que fuerte. Ella tan amable y risueña y solamente con el poco contacto que he tenido con él, sé la clase de persona que es. La típica clase de gente que con la que no quiero tener relación.

—Pues perdona que te diga que a mi la gente que se piensa que es el culo del mundo, y que todo el mundo está a sus pies... simplemente no quiero tener nada que ver. ¿Has visto como anda? Ni un pavo real tiene tanta seguridad y tan alto el ego como este tío.

Sé que es su hermano, y que ahora mismo le estoy poniendo verde delante de su melliza, pero no me puedo callar. Me ha llamado Medio metro, ¿hola?

—Sí, lo sé. Hugo es así a primeras, pero de verdad que tiene buen fondo.

Yo me encojo de hombros.

—Si tú lo dices. Bueno, el Internado es lo suficientemente grande para no tener que cruzarme con él a menudo.

Una vez puesto punto y final a la conversación del imbécil rubio, nos dirigimos a la cafetería. Sí, también hay una cafetería. Este sitio tiene de todo. Aun así no puedo evitar querer salir corriendo de este sitio en cualquier momento. Me siento retenida. Y ya lo he estado lo suficiente durante toda mi vida como para seguir estándolo, y encima en el sentido literal de la palabra.

El olor de café recién hecho inunda mis fosas nasales y no puedo evitar sonreír. Como buena amante del café que soy, simplemente por el olor puedo identificar si es bueno o no. Y bueno, este sitio puede ser todo lo horrible que quiera pero mientras haya café, creo que podré soportarlo.

Sam me dirige hacia una mesa que está ocupada por una chica y un par de chicos

—¡Hola! —Exclama la rubia al llegar a ellos —. Por fin he conocido a mi nueva compañera de habitación. Chicos, ella es Eva. Eva, estos son Flavio —Samantha señala a un chico moreno, alto y con gafas —, Anne y Gèrard —. La chica llamada Anne es una chica menuda de pelo rizado y corto, me sonríe amablemente. Varias pecas adornan su cara de manera puntual y a mí inmediatamente me da ternura. El otro chico, Gèrard, el cual se nota que no es tan alto como Flavio pero como el reciente mencionado, tiene gafas y el pelo castaño claro. Es ancho de espaldas y una sonrisa tímida se dibuja en su rostro al saludarme. Me mira atentamente.

—Hola —Saluda y sonrío.

De verdad que necesito hacer amigos. Puede que no se me de muy bien, pero tengo que poner todo mi empeño para no pasarme el resto del curso vagando por los pasillos como un alma en pena.

—Sentémonos —Sam se coloca al lado de Flavio y deposita un beso en su mejilla. Yo alzo la ceja curiosa, pero no pregunto si son pareja. Lo dejaré para más tarde.

Yo en cambio, me posiciono al lado de Gèrard. Anne se corre un poco hacia el lado para dejarme hueco en el sillón, y al final puedo sentarme sin estar muy incómoda.

—¿Quieres café, Eva?

—Mierda, no he traído dinero —Digo. No pensaba que lo iba a necesitar tan pronto.

—Yo te lo pago, de bienvenida —Se ofrece Gèrard y yo le sonrío con agradecimiento. Me tiende las monedas en la mano, y se ajusta las gafas. La verdad, este gesto no me ha podido parecer más mono.

—Sam, ¿tú no quieres nada? —Le pregunto. Ella niega con la cabeza.

—Comparto con Flavio.

El Internado Where stories live. Discover now