Capítulo 19

5.7K 234 69
                                    

Los días pasan y yo evito dejar espacio en mi mente para el chico del cuello tatuado. Me odié a mi misma por dejar que alguien como él me afectara lo más mínimo, así que decidí volver a ponerme en pie y hacer como si nada hubiese ocurrido.

Hoy se nota mucho revuelo en los pasillos. La gente, sobre todo la de nuestra edad, se ve nerviosa y no parar de hablar susurrando y riéndose.

—¿Qué está pasando que no me he enterado? —Le pregunto a Gèrard, quien anda conmigo a mi lado. Acabamos de salir de clases y vamos a dar una vuelta.

—¿No te has enterado?

—¿Enterado de...? —Pregunto desconcertada.

—Ya, a veces se me olvida que eres nueva aquí.

—Oye, ya llevo casi tres meses. De nueva nada —Digo de broma.

—Ná y menos, comparado con lo que llevamos nosotros —Responde Gèrard, y se ajusta las gafas para continuar —. Pues bien, cada varios meses, los estudiantes de los cursos más elevados, es decir, este año nosotros; celebran una fiesta "secreta y exclusiva".

Le miro con ojos ilusionados.

—Qué dices, suena genial. Que ilusión —Exclamo. Todo lo que se sale de la rutina es bienvenido y yo no puedo estar más emocionada de volver a asistir a una fiesta. Realmente pensaba que no iba a volver a pisar una hasta que no saliese del Internado, pero como veis, este sitio no deja de sorprenderme.

Seguimos caminando por los amplios pasillos.

—¿Entonces va todo el mundo mayor de edad? ¿No? —Pregunto.

Gèrard asiente con la cabeza.

—¿Y va todo, todo el mundo?

—Supongo, Eva —Contesta con una carcajada —. No estoy en la mente de las personas para ver qué es lo que van hacer.

A mi realmente me da igual cuánta gente vaya. Lo único que me importa es que no quiero cruzarme con el chico rubio de tatuajes. No sé por qué me da la impresión de que es el típico chico que no duda en acudir a una fiesta donde haya alcohol y drogas. Bueno, en verdad no sé con certeza si va a haber de lo segundo, pero me puedo imaginar que al menos, fuera de este sitio, él se movía por esos ambientes.

—¿Preguntas por alguien en particular? —Dice Gèrard sospechoso. No es tonto, claramente se huele algo, pero con lo bien que estamos no quiero que se raye por Hugo. Yo no quiero saber de él y ahora solo quiero concentrarme en el chico de gafas y de mirada tierna.

—No. Simplemente es que me agobio en espacios con mucha gente acumulada —Respondo y seguimos tranquilamente con nuestro paseo.


—¿Va a ir Hugo? —No consigo retener la pregunta de mi boca. Cierro los ojos. A veces soy demasiado patética.

Samantha termina de cepillarme el pelo.

—Si te contesto temo que no vengas —Dice patosamente ya que sujeta con su boca una de las horquillas que va a colocar en mi pelo cuidadosamente para hacerme un peinado espectacular, según ella.

Bufo.

—Obviamente voy a ir. No voy a dejar que él y nadie me impida que lo pase bien. Lo que pasa... es que no quiero verle ni en pintura.

Mi amiga me mira a través del espejo mientras separa una parte de mi cabello para enredarlo en una trenza.

—A otra se lo puedes colar pero claramente el otro día, cuando saliste despavorida del comedor, fuiste a hablar con mi hermano.

El Internado Where stories live. Discover now