Capítulo 1

19K 387 44
                                    


Por mucho que me queje, sé que no hay nada en este mundo que evite lo que va a ocurrir a partir de ahora. Puedo patalear, emberincharme y llorar hasta que me deshidrate, pero nada impide que mis padres me monten en el Audi negro directa a lo que va a ser mi nueva realidad.

Poso mi mirada en la ventana y no la aparto en todo el viaje. Observo los verdes campos a través de mis ojos y las gotas de lluvia resbalando sin cesar por el cristal. Me entretengo apostando conmigo misma que gota de agua va a llegar a la meta primero.

Mi madre intenta dirigirme la palabra varías veces durante el trayecto, pero estoy tan enrabietada, que hago caso omiso a lo que me está diciendo.

—Hija, no puedes seguir con ese comportamiento más —Su voz estridente se cuela a través de mi subconsciente y no puedo evitar poner los ojos en blanco.

—No pongas los ojos en blanco a tu madre, jovencita —Ahora el que interviene es mi padre.

¿Cómo comenzar a describir a mi familia y a mí? Somos la familia Barreiro. Mis padres son dueños de una multinacional que tiene empresas por toda España e Inglaterra, más otros países de Europa que podría nombrar, pero paso de darle demasiado reconocimiento a mi familia. Yo soy Eva, su hija y futura heredera de todo el imperio. Conozco a gente que mataría por estar en mi posición; yo en cambio, no puedo esperar a marcharme lo más lejos de aquí, y no tener que volver a saber de todo lo relacionado con esto en mi vida.

Es simple. Se podría decir que he crecido entre algodones. Siempre he tenido lo que he querido, cuando he querido. Sin ningún reproche. Por eso cuando me dijeron que me iban a mandar a un internado al norte del país, en contra de mi voluntad, no salí de mi aturdimiento.

—Tenemos que ocuparnos de unos asuntos exteriores durante mucho tiempo y no podemos dejarte sola a tu cargo —Dijo mi madre cuando me dieron la noticia. Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Ya era adulta, no necesitaba a nadie que me cuidara, sabía hacerlo yo misma —. Cambia esa cara, solo será un curso.

Yo miré a mi padre, suplicándole que no me mandara interna a ningún lado. Él se limitó a fijar la vista en el suelo, limpiándose las manos de los asuntos complicados, como suele hacer siempre.

—No podéis hacerme esto. No podéis.

Oh, sí. Sí que pueden.

Incluso llegaron a cerrarme todas mis cuentas bancarias hasta que no cedí. Por eso, hoy 1 de Octubre, dejó atrás mi gran, pero conocida casa y vida, para adentrarme en un lugar desconocido y misterioso.

Por las fotos que veo en el móvil no parece un lugar muy apetecible a simple vista, y confirmo mi teoría cuando el Audi negro se estaciona enfrente de una larga valla de color oscuro, oxidada por el paso del tiempo, que deja ver entre sus verjas, el gran Internado el cual va a ser mi casa durante un año.

—¿Es bonito, eh? —Pregunta mi madre rozando la emoción.

—Si tanto te gusta, puedes quedarte tú aquí. Seguro que lo aprovechas mejor.

—Eva, compórtate de una vez —Me regaña y yo contengo el impulso de volver a rodar los ojos.

Nos bajamos del coche y esperamos pacientemente a que nos abran. El tiempo que estamos esperando, intento buscar algun sitio por el que me pueda escapar, pero todo lo que rodea al Internado es monte, bosque y más monte.

La directora del Internado nos recibe con los brazos abiertos. Al parecer, soy la única incorporación desde hace un año, y están encantados de tenerme aquí; yo no tanto.

El Internado Où les histoires vivent. Découvrez maintenant