Capítulo 34

5.7K 304 207
                                    

A medida que nos vamos alejando de la casa, el frío de la noche va siendo más palpable. Con la temperatura tan buena que hace durante el día, mi cabeza se ha auto engañado de que no es invierno, pero desgraciadamente para mí, si lo es.

Como tengo las piernas descubiertas, siento un escalofrío por el cuerpo. El subidón de antes ha bajado de golpe y ahora aparte de congelada, me siento un poco desolada. Tirito de frío y Nicolás se da cuenta porque me rodea con el brazo y me acerca hacia él. Frota su mano contra mi abrigo de arriba abajo en un intento, el cual considero demasiado mono, de darme calor.

No puedo evitar sonreír un poco.

—Estás más guapa cuando sonríes. No borres esa sonrisa nunca, por favor —Dice Nicolás.

—Últimamente se me hace cuesta arriba eso.

El chico moreno se queda callado un momento.

—No quería entrometerme, te lo juro, pero es que me puede la curiosidad. ¿Entre tú y Hugo...? ¿Hay algo?

Me muerdo el labio.

—No —Cierro los ojos —. Bueno sí. Mentira. Había. En pasado. Es... complicado.

—¿Necesitas desahogarte?

Reflexiono su pregunta durante unos segundos.

—No quiero aburrirte con mis problemas personales.

—Para nada. Conozco a Hugo desde hace demasiado tiempo. Nunca hemos sido muy cercanos, pero nuestras familias son casi como una. Sé lo difícil que puede ser. Encima, mi hermana siempre ha tenido, como lo llama ella, un crush en él.

—No me digas... —Respondo. Para nada me había dado cuenta, no... No me he dado cuenta de como se lo comía con los ojos durante toda la cena. Pf, que va.

—Sí, sí...

—Pues dile que ni se esfuerce. Es un gilipollas que solo sabe jugar con los sentimientos de las personas.

Nicolás levanta una ceja.

—¿Habéis salido juntos o algo?

—No. Pero no porque yo no quisiera —Suspiro —. Realmente estábamos genial. Pero como siempre ha tenido que hacer algo para cagarla. Y para añadir más leña al fuego, ni siquiera nunca me ha dejado claro que siente exactamente por mí. No sé que intenta hacer conmigo. Siempre me aparta, pero no me deja irme del todo.

—Eso no puede hacerlo.

—Pues sí, se le da muy bien esto de tenerme colgando de un hilo.

—Te conozco desde hace unas cuantas horas, pero déjame decirte Eva, que no te merece.

Decidimos sentarnos enfrente del mar. La brisa me golpea de lleno en la cara, pero aunque tenga frío, de alguna extraña manera es agradable. Igual que la compañía de Nicolás. Es sorprendente lo a gusto que me siento con este chico y nos acabamos de conocer.

—No quiero hablar más de él.

—Cambiemos de tema —Me dice y yo se lo agradezco.

Pasamos fuera una hora y media, que sinceramente, se me pasa volando. Él hace que me ría en todo momento y creo que es la primera vez que puedo afirmar que alguien ha conseguido sacarme al completo de la cabeza al chico rubio de tatuajes en el cuello.

Quien sabe, quizá conocer a este chico es lo que necesitaba.

Me acompaña hasta la puerta, negándose a dejar volverme sola.

El Internado Where stories live. Discover now