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L  A  U  R  A

La pantalla se mancha con ligeras gotas de sangre mientras que su cuerpo cae inerte al suelo con dos agujeros en la cabeza.

Sus puños tiemblan por la fuerza que está ejerciendo en ellos.

—Ahora estamos a mano —me pongo de rodillas y junto nuestros cuerpos —Tu me quitaste a mi hija —susurro en su oído —Yo te arrebaté a la tuya.

Su mano llega rápido a mi cuello. Creí que aprovecharía mi cercanía para acabar conmigo pero solo se detiene ahí, tocandome. No pone fuerza.

—Loba —susurra, su cara está baja. No logro ver bien su cara.

Así me decía cuando éramos niños, cuando Armand lo hacía enojar y me contaba el porque.

Bajaste la guardia — inhalo aire y Gabriela toma el control de mi cuerpo.

—¡¿Qué demonios estás haciendo?!—grito molesta.

Pone las manos en los hombros de Adam y el nos mira sorprendido. ¿Sabrá que no soy yo? ¿Sabrá que no tengo el control de mi cuerpo?.

—Si tanto desean Zion y tú estar juntos ¿Porqué lo permitiste? —pregunra con rabia en su voz.

—Ella es muy fuerte... —niega —En todo el tiempo de conocernos, solo la he poseído 3 veces.

Muerde su labio y evita nuestra mirada.

—Esto no se quedará así —niega el —No permitiré que vuelva a humillarme.

—Estas en todo tu derecho —asiente —Pero si seguirán peleando debe ser entre ustedes y no involucrar a más gente inocente.

Se levanta dejándola a ella en el piso y sale de la casa y de mi Manada. Cuando siento que Gabriela se debilita tomo nuevamente el control de mi cuerpo.

—Eres una zorra —susurro para mi misma.

No responde, sabe que estoy muy molesta por ese acto que acaba de hacer.

—Javier —lo llamo por el link

A sus órdenes Alfa.

—Regresen lo más rápido que puedan y trae a Sam con ustedes —necesito la paquetería express.

Unas semanas más tarde

Desde el incidente que pasó con Adam, Fabiola no ha dejado de llamarme enferma y loca, incluso sádica. Talvez tenga razón, no lo sé. Ya no se diferenciar la venganza en todo esto.

Cuando la matamos ordene que se llevarán su cuerpo de vuelta a Black Stripe para que al menos ellos si pudieran velarla.

No salgo del despacho en todo el día. Llevo semanas así; en varias partes del mundo se han encontrado Diez cuerpos de lobos muertos sin una sola gota de sangre. Al principio creí que era la gente del Gobernador William pero no hay marcas de colmillos en ninguna parte de sus cuerpos sino de agujas en sus brazos.

Dejo caer la pluma al escritorio y apoyo mis manos en el. ¿Quien será? ¿Adam? No lo sé. No he vuelto a saber nada de el.

De pronto la alarma de la frontera resuena en toda la manada llenandola de luces rojas. Me levanto rápido de mi escritorio para asomarme por la ventana.

Huyendo Del Destino ©Where stories live. Discover now