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L  A  U  R  A

Lagrimas inundan mi rostro. ¡Maldito seas!, ¡Maldito seas Adam Brown!.

Sujeto mi pecho con fuerza, mi corazon me duele, duele demasiado. Esta roto.

Todo lo que tenia que hacer para herirme era solo decir esas palabras. No únicamente fisico tambien psicologico.

Supongo que todo esté daño que me está pasando me lo merezco después de todo lo que le he hecho;

  •Después de asesinar a su sobrina.
  •Después de matar a los cachorros de su manada de una manera cruel y despiadada.
  •Después de lastimar a su hermana y a su beta.

Sin mencionar que yo fui la asesina de su padre. Con todo esto, Adam nos acaba de separar eternamente.

De la nada siento un líquido bajar por mi nariz, pongo mis dedos y estos inmediatamente se llenan de un líquido carmesí.

—Estás muriendo —escucho una voz en la entrada de la puerta por dónde Adam se marchó hace unos momentos. —Y cada vez más rápido —entonces la miro.

—Victoria —susurro al verla parada en la puerta mirándome preocupada.

—Ay mi niña —se acerca rápidamente hacia mi con una tela blanca en sus manos, está la coloca en mi nariz dónde la sangre sigue saliendo —Estás sangrando mucho —la tela se llena rápido de ese líquido esencial.

Me ayuda a ponerme de pie y me lleva a la sala sentadome en el sillón —Yo te advertí que pasaría esto —se inca a un lado de mi y al ver que mi llanto no ha sedado me abraza

—Yo estaba dispuesta a dejar todo atrás —Suspiro —Estaba dispuesta a ser su mate, yo aún lo quiero como antes —agacho la cabeza.

Nunca me ha gustado que me vean llorar, siempre será una pizca de debilidad, o al menos para mí es así; casi siempre lloro cuando estoy en mi habitación sola, sin que nadie me vea.

Al ver que victoria ya se canso de sostener la mata paso a sostenerla yo, esto está empapado de sangre. A este paso moriré mañana.

—Con esas palabras que el te dijo, tu periodo de vida ha disminuido, tu loba está muriendo —me mira con una mirada de desaprobación —¿Por qué no le has dicho lo que te está pasando? —me cuestiona poniendo ambas manos en mi rodilla, sonrió y suspiro.

—¿Y para qué? —me encojo de hombros —El claramente me ha dicho en la jeta qué me quiere muerta. A él no le afectaría, solo se beneficia con mi muerte —Retiro la manta y me dirijo a un baño de la planta baja para lavarlo y quitarle todo el rastro de sangre —Además, ¿Que sentido tiene? No hará nada para salvarme, no puede cambiar el destino —inclino la cabeza y la miro pero me distraigo al oír como la puerta de la entrada es abierta con rudeza.

—¡Laura! —Amon grita mi nombre supongo que el olor de sangre es muy fuerte.

—Aquí Estoy —gritó. De inmediato corre a la cocina y al ver que estoy bien su mirada se tranquiliza

—Maldita sea Laura, ¿Qué pasó? —camina hacia mi al ver que la nariz me está sangrando —Buenos Días Victoria —asiente, victoria le regresa el saludo, luego de eso, Amon vuelve hacia mi y me mira impaciente, esperando una respuesta.

—Adam se acaba de ir... —digo pesadamente, me recargo sobre la barda que esta en la cocina ya que me ha llegado un mareo algo fuerte.

—¿Y ese desgraciado te ha hecho esto? —me dice viéndome la nariz y apuntando hacia esta.

Niego con la cabeza y le extiendo la carta de invitación. Me mira dudoso pero la toma y la abre, al momento de leerla su cara es de sorpresa, enojo, y preocupación. Voltea a mirarme y al instante me abraza.

Escondo mi cara en su cuello y suspiro, parezco como un trapo, que si lo aprietan va a soltar toda el agua que se acumulo en el y eso es algo que no quiero. No quiero llorar, eso para mi no es bueno, ¡No quiero!

—¿Cómo se atreve ese infeliz?, ¿Con qué derecho te da esto?

—Eso no importa —le digo desanimada, el mareo se ha ido. El olor Amon me ha calmado bastante, el olor a un Alfa. —¿Qué voy hacer? —susurro —¿Qué me va a pasar?, ¿Qué será de mi después de esto? —miro de reojo a Victoria quien me mira molesta.

Se porque es eso, sabe que nadie está enterado de que moriré en poco tiempo, ni mi manada, ni Fabiola, ni Amon. Mucho menos Adam

~Adam

—No dejaré que te pase nada Laura —besa mi coronilla —Sobre mi cadáver te va a pasar algo —me pega mas a su cuerpo.

Siempre ha sido así de protector conmigo, desde que somos niños, cuando mis padres murieron. El fue el hermano mayor que siempre se encargo de cuidarme y protegerme, gracias a el puedo decir que soy lo que soy, bueno, menos lo sádica ya que eso lo herede por cuenta de mi Madre, ella siempre fue así.

Lo único que me queda de ella, gracias a Adam y a su familia, en especial a su padre.

Si mi padre no hubiera muerto, mi madre tampoco. Me quede sin nada. El resto de mi familia murió desde antes que naciera. No me queda nada, solo Amon, bueno, si, Carl es mi primo, pero el no cuenta, porque si fuera por el yo estaría muerta desde hace mucho tiempo.

—¿Qué hago Amon?, no voy a aguantar mucho tiempo —me abrazo más a el, pone ambas manos en mis mejillas y me separa de el y me mira a los ojos.

—Yo entrene a una Guerrera —soba mi hematoma —Saldrás adelante y conocerás a muchos chicos más —trata de convencerse a si mismo.

—¿Cómo estas tan seguro? —junto las cejas

Besa mi mejilla herida y me mira con ternura.

—Porqué así eres tu Nena —sonríe y me abraza nuevamente.

Horas Después


—Se honesto, ¿Qué haces aquí? —le pregunto sentándome en un sillón justo enfrente de el, cruzo una pierna y lo miro curiosa.

—Creo que lo que te vine a decir ya no importa, ya que por ahora no estas bien. —toma un poco de su liquido, no se que es, creo que Vodka

—¿Qué pasó? —pregunto con más curiosidad, a lo mejor eso me distrae un poco.

—Tu eres la encargada de los castigos de muerte a los lobos. —hace una pequeña pausa, como si estuviera dudando en decirme. —José mato a su luna —lo miro sorprendida.

José Guzmán es uno de los Alfas de México más agresivos y peligrosos, también de los más temidos. Había tenido varias advertencias para que se comporte, de lo contrario la muerte seria inevitable tanto para el, como para su Luna.

—No puede ser... —suspiro —¿Cuándo?


—Ayer en la noche —se levantó de su lugar y camina a la puerta —Mañana voy a ir a Sangre Azteca, ¿Quieres venir? —abre la puerta

—Sabes qué, si. Vamos a torturar un rato para desahogarnos —sonrio con malicia mientras doy un sorbo al Vodka de Amon.


Huyendo Del Destino ©Место, где живут истории. Откройте их для себя