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L  A  U  R  A

Adam me mira con una expresión dura y fría. Me duele que sea así, solo en mi cabeza sonaba la palabra salvarlo.

¿De qué?, ¿De una vida al lado de la mujer que ama?, ¿De no tener poder?. No, eso no.

—Adam, no me siento bien —julieta se desvanece en los brazos de Adam de una manera rápida y silenciosa.

Todos los tigres frente a mí caen inconscientes como si fueran zombies o como si un virus mortal los atacara.

Ahora solo quedan frente a mí Adam y su prometida, creo que en la invitación decía que era Winiver Stan, o algo así.

—¿Pero que demonios les has hecho? —la preocupación en la voz de Winiver es notoria y algo satisfactoria.

—Tranquila, no están muertos —susurro —Por ahora.

Camina rápidamente hacia mí con la ira saliendo de cada poro de su piel.

—Ahora mismo, le ordeno que los despierte y después de eso se largue de Mi manada y nos deje en paz

¿Mi manada?

—¿Quién te creés que eres para ordenarme a mí? —corto la distancia que nos divide a las dos y me detengo justo frente a ella —Sobre mi cadáver está boda se va a realizar —observo a Adam.

—¡Laura por favor! no lo hagas más difícil —con un movimiento de sus manos los pocos hombres que quedaron de pie vienen por mí.

Lo bueno del polvo de plata es que no se pueden transformar. Los lobos tras de mi avanzan hacia ellos como una advertencia.

—¿Sabes que es lo mejor de todo gatita? —observó a Winiver y después a Adam —Ese hombre es un farsante —siento como mis ojos cambian de color, Gabriela está enojada —Por qué el ya encontró a su mate.

—Cállate —habla de una manera desesperada e irritada.

¿Tan mal está que yo sea su mate?. ¿Tan feo y cruel es para el?

—¿Qué significa eso? —lo mira —¿Cómo que ya tienes mate? —su tono de exigencia empieza a molestarme —¡Maldita sea contéstame!

—¿Y sabes que es lo mejor de todo? —la miro ansiosa a ella y luego a Adam que está a punto de perder el poco control que le queda.

—Laura si dices una palabra más te vas arrepentir —está a punto de transformarse, a una sola gota de que yo derrame el vaso.

—Soy yo —susurro extendiendo ambas manos.

Un gran ruido nos paraliza a las dos. Los huesos rompiéndose y despedazandose del cuerpo de Adam resuenan por todo el bosque. Ahora frente a nosotras su gran e imponente tigre de más de dos metros.

Ruge y corre hacia nosotras, por buena suerte Javier en su forma lobo lo ataca por un costado cortando su carrera y centrándose en el.

Winiver aprovecha mi distracción en esos dos y me toma por el cuello para después azotarme contra el suelo frío. Sus grandes colmillos se asoman por sus labios.

Golpeó sus costillas haciendo que suelte un gruñido de dolor, la empujó con mis piernas hacia un árbol aprovechando que este tiene varias ramas salidas sin embargo ni una sola la llega a tocar.

Se pone de pie con algo de dificultad gracias al vestido y me mira, sus ojos destellan odio puro.

—¿Qué pensabas?, qué si llegabas ahora el se iría contigo —tendre que concentrarme en sus movimientos y no en sus palabras. Es conocida por ataques mentales.

Huyendo Del Destino ©Where stories live. Discover now