Capítulo 65: ¿Seguro que este cuento se ha acabado?

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Se separaron con tanta suavidad como se habían besado, como si se viesen en la necesidad de tener cuidado el uno con el otro. Un poco por culpa del cansancio, Jiang Cheng permaneció con los ojos cerrados. El escritor aprovechó para desatar sobre él una lluvia de tiernos besos que caían por todas partes, por su frente, sus párpados, sus mejillas, su nariz y por la comisura de sus labios, hasta que logró hacerle reír. Fue solo una risilla suave acompañada de una media sonrisa, pero para los sentidos de Lan Huan se tradujo en la mismísima gloria.

-Te quiero. -Le susurró, culminando su gesto con un último beso en la frente-. Lo sabes, ¿verdad?

-¿Cómo no lo voy a saber si me lo dices a diario? -Gruñó el locutor, más divertido que contrariado-. Yo también te quiero, bobo.

Lan Huan le sonrió con cariño antes de separarse, aprovechando para rascar a Zidian por debajo de las orejas a modo de despedida.

-Descansa, baobei.

-Sí, sí...

Entre bostezos, Jiang Cheng se perdió con la gata tras la puerta de su cuarto. Cuando la cerró, el escritor tomó la decisión de que lo mejor que podía hacer era prepararse un té y ponerse con su novela tal y como le había dicho a A-Cheng que haría. Aunque tenía una idea sobre cómo empezar, lo de estar inspirado no era del todo verdad. Más bien lo había contado como una excusa para obligarle a descansar un poco. Necesitaba poner en orden sus pensamientos a solas. Los dos lo hacían.

Mientras el agua se calentaba en el microondas, Lan Huan esperaba apoyado sobre la barra de la cocina. Bostezó sin pretenderlo. A decir verdad, él también se encontraba agotado. Cada vez más. Temía quedarse dormido en cuanto rozase el sofá, así que se puso una alarma para las seis y media (porque le daba igual que Jiang Cheng le hubiese pedido que lo despertase a las seis y lo que hubiese dicho sobre la duración ideal de las siestas; después de verle cabecear así, una hora solo le parecía poco tiempo) tomó sus auriculares y eligió algo de música para mantenerse despierto. Acto seguido, bostezó. Por su mente pasó fugaz la opción de que ese cansancio tuviese algo que ver con los intercambios, y desde luego no se atrevería a desdeñarla a la ligera.

¿Acaso iba a cambiar mañana una vez más?

Deseaba que no. Empezaba a estar un tanto harto de tanto viaje para acá y para allá pese a todo lo que había sacado de ellos. El otro mundo... el otro mundo era cruel, complicado y le daba algo de miedo. No entendía cómo su álter ego podía vivir allí, pero no tenía ganas de pasarse el resto de su miserable existencia saltando de un lado a otro como alguna clase de astronauta interdimensional. Ansiaba que eso parase de una vez, cuanto antes a ser posible. Lan XiChen y él tenían cada uno sus vidas —mejores o peores, pero eran las suyas— y ya iba siendo hora de que cada uno cogiese las riendas de la propia y avanzase siguiendo su propio camino. Al fin y al cabo, cada uno había elegido cómo quería vivir y al lado de quién querría hacerlo. Ahora todo era saber (descubrir más bien) a dónde podría llevarles aquella elección suya.

Mientras sacaba la taza del microondas y se dirigía al salón a pasos lentos y un tanto aletargados, Lan Huan solo pidió en su cabeza que su futuro estuviese ligado al de cierto locutor de radio durmiente. Con él a su lado, sabría sobreponerse.

O, al menos, eso esperaba.

***

Por curiosos paralelismos entre realidades y personalidades, nada más dar por finalizada su reunión con Lan QiRen, la parejita formada por los dos líderes de secta más mediáticos del momento (y ya tiene mérito en un mundo sin medios de comunicación) encontró su camino hasta el Hanshi, puede que por última vez, ambos confusos y hasta cierto punto agotados. No estaban muy seguros de qué les acababa de pasar ni por qué. Lo único que sabían era que acababan de dejar su boda semi planeada y con fechas fijadas para dentro de muy poco por exigencia del tío de Lan XiChen. Según él, con esos arreglos ya sentados, el Consejo de Ancianos de Gusu Lan no podría oponerse a su matrimonio. Jiang WanYin sospechaba que en realidad solo le había hecho ilusión ver a su sobrino feliz y que quería asegurarse como pudiera la opción de tener nietos, adoptivos o no. Sin embargo, por mucho que lo creyese, no pensaba quejarse bajo ningún concepto.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Where stories live. Discover now