Capítulo 39: Nos han echado un mal de ojo

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Que no necesitase más que un vistazo, y encima de soslayo, para hacer lo que parecía una evaluación completa, exhaustiva y exitosa dejó a Lan XiChen con un sabor de boca extraño. Uno de esos que se quedan a medio camino entre la ilusión enamorada y el regusto a bilis cuando los nervios son tan fuertes que podrían hacerte vomitar en el sitio. Sí, de esos.

-Vaya, así que tú eres el tal Lan XiChen.

-¿Me... me reconoces?

-Bueno, a la cuarta va la vencida. -Jiang Cheng se encogió de hombros mientras seguía secándose el pelo con una toalla como si todo fuese de lo más normal y nada le extrañase lo más mínimo.

Ante su visión y su aceptación, Lan XiChen puso cara de circunstancias, porque... tampoco podía hacer otra cosa.

-¿Sabes quién soy?

-Más o menos. -El presentador de radio continuó a lo suyo, como si tampoco tuviera lo que se dice demasiado interés en hacerle caso. Si fuera su Lan Huan la cosa cambiaría. Si fuera su Lan Huan ya le habría tirado la toalla encima para un rapidito antes del desayuno, que nunca sobra-. O eres la segunda personalidad de mi novio o un tipo rarito de otro mundo.

-Creo que... ¿la del tipo rarito encaja mejor? -El primer jade sonrió, entre divertido y confuso-. En realidad soy... ¿la versión de otro mundo de tu amante? Creo que Lan Huan y yo somos la misma persona, pero de distintos... lugares, por así decirlo.

-Te das cuenta de que lo que acabas de decir suena a que estás chalado del todo, ¿no?

-Sé que parece inverosímil y que no tengo ninguna prueba respaldándome, pero...

-Tranquilo, que no te voy a arrastrar al manicomio. Me meterían a mí detrás y no me apetece. -Jiang Cheng le dedicó una media sonrisa que parecía socarrona, pero no dejaba de contar con un deje compasivo más propio de él de lo que cualquier cultivador coetáneo a Sandu ShengShou podría imaginarse en un primer momento-. Lan Huan y yo hemos hablado. Aunque es un poco difícil de creer, confío en él. Es la parte que me toca, después de todo.

Lan XiChen no podía negar que le descolocaba la normalidad con la que se lo tomaba todo aquel hombre, pero solo por una parte. Por la otra, su propio Jiang WanYin había reaccionado con una tranquilidad apabullante en su momento, así que tampoco debería resultarle tan disparatado. En aquel mundo parecían más escépticos que en el suyo, sin ninguna duda debido a la falta de energía espiritual en sus cuerpos y en sus mentes, pero al menos les quedaba una cierta flexibilidad. De opiniones, flexibilidad de opiniones. Algunos por lo menos. Su compañero hacía gala de ella, y en más aspectos de los que Lan XiChen se esperaba, pero esos ya los descubriría a su debido tiempo en su debido mundo.

El locutor pasó por su lado rumbo al armario. Hacía cosa de una media hora, el primer jade había vuelto a despertarse en la realidad que no le correspondía. Ya ni siquiera estaba sorprendido. Bueno, a ver. Sorprendido sí estaba, lo estaría cada vez que pasase, pero ya reaccionaba con normalidad. No se le caía la máscara sonriente con la misma facilidad en cada intercambio cada vez que el siglo XXI le mostraba algunas de sus disparatadas costumbres. Una pena que Jiang Cheng pareciese decidido a cambiar ese hecho. Lo distinguió nada más salir de la ducha, y —como al líder que él conocía y adoraba— le había bastado tan solo una mirada para hacerlo. No necesitó más, un rápido vistazo y lo supo. Lan XiChen se preguntaba qué clase de sexto o séptimo sentido tenía y cómo se cultivaba, porque era infalible. En cierto modo no podía evitar sentirse emocionado, porque eso también significaba que le prestaban atención incluso a las diferencias más nimias y que se interesaban por su persona. De forma automática su cabeza viajó a ese... casi beso que habían estado a puntito de compartir en la posada de QianQian, ese que le había sabido a tan poco. Estuvieron tan cerca que era casi insultante. Jiang WanYin se lo permitió en todo momento y, de no ser por la interrupción, juraría que lo tuvo a puntito de profundizarlo por su cuenta y riesgo. No podía asegurarlo, pero la mera perspectiva hacía que su corazón echase a latir a mil por hora. Y ahora de pronto estaba allí, en el otro mundo, el día de la caza nocturna.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora