Capítulo 55: A todo se le puede dar una oportunidad

1.3K 239 59
                                    

-¿Sí? ¿Papá?

Nada más dejar escapar la última sílaba, los labios de Jiang Cheng se apretaron en una línea fina y tensa, como si no supiera que esperarse. En cualquier caso no auguraba nada bueno; tenía ya ese presentimiento asignado por defecto cuando se trataba de su familia, por mucho que la última cena familiar no hubiese ido mal. Su expresión también parecía escéptica, aunque eso se le notaba más en las cejas, fruncidas hasta el máximo alcanzable. Lan XiChen sostuvo el trasportín de Zidian cerca del pecho, contemplándole preocupado. Entendía que algunas batallas se libran en soledad, pero esta había llegado muy... por sorpresa.

-Hola, A-Cheng.

¿Podía oír la voz de Jiang FengMian cuando la llamada no era para él? Pues sí, pero solo porque el locutor había puesto el altavoz, su muda manera de buscar algo de apoyo moral, aunque el primer jade no tenía ni la más remota idea de qué era eso. Y porque habían tenido suerte y la zona no estaba muy transitada en el momento. De lo contrario con el tráfico no se habría enterado de nada.

-¿Ocurre algo? 

No lo diría, pero tampoco necesitaba hacerlo. Lan XiChen podía leer junto a toda la incomodidad una inevitable inquietud. Quizá porque sabía que su padre no le llamaría así como así sin un motivo de peso, uno muy serio. Con ese modelo predictivo grabado a fuego en el cerebro, ¿cómo no se preocuparía? Lo más suave que se le pasaba por la cabeza era que sus padres hubiesen quedado atrapados en un accidente de tráfico y se estuvieran muriendo (y que por accidente lo hubiera llamado a él en vez de a Wei Ying). Sin embargo, el tono tranquilo de Jiang FengMian y la calma bulliciosa de una oficina al otro lado de la línea parecían capaces de echar por tierra cualquier teoría catastrofista. Por suerte se equivocaba en las películas que ya comenzaba a montarse en su cabeza, porque no necesitaba tener razón esta vez.

-Oh, no, no, tranquilo. Todo va bien. -Le relajó su padre con ese tono que solía usar con los clientes peliagudos... y con su madre-. Solo llamaba para ver qué tal estabas.

-¿Yo?

La incredulidad del pobre Jiang Cheng era casi insultante. Mirándole, Lan XiChen no sabía si reír, llorar, compadecerse de su padre o desear descuartizarle. Vale, la última parecía poco probable, pero solo porque el primer jade era demasiado bueno para este mundo. En realidad, deseaba regañar (mucho) a su suegro no-suegro-en-este-mundo.

-Sí. -El propio Jiang FengMian parecía un tanto incómodo, culpable incluso, ante ese recelo forzoso al que su hijo se había visto obligado. También daba la impresión de que lo entendía-. ¿Te pillo en mal momento?

-Em... No, no.

-Bien... ¿cómo te va?

Ah, qué incómodo.

En sus brazos, Zidian maulló como si juzgase a la estúpida pareja padre-hijo, que llevaban tanto tiempo separados (toda una vida) que ya no sabían comportarse el uno frente al otro. El primer jade contempló compasivo al locutor justo después de suspirar hacia la gata. Hacía de abogado defensor, pero no sabía maullar. Después, se encontró con la mirada desamparada de Jiang Cheng fija en su persona, tan azul que resultaba hipnótica, enmarcada en la montura negra de sus gafas. Le hizo tragar saliva, como si le hubiesen dado un puñetazo. A su manera, silenciosa y orgullosa, parecía pedirle ayuda, pero Lan XiChen no sabía cómo ayudarle. Intentando resultar alentador, le regaló una sonrisa. Al menos un poquito, pareció funcionar.

-Todo bien, gracias. -Contestó el locutor, más formal de lo que quiso. No sabía hablar con ese hombre, nadie le había enseñado, pero ver a Lan XiChen asintiendo frente a él como si le diera ánimos le ayudó a atreverse a continuar, a decir algo más en vez de dejar la conversación ahí-. Acabo de salir del veterinario.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora