Capítulo 54: ¿No deberían haberte dado puntos por esto?

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Si los médicos para humanos de aquel mundo se parecían en lo más mínimo a los veterinarios, Lan XiChen sentía auténtico pavor. Esperaba no resfriarse nunca, porque le aterrorizaba la idea de acabar en algún sitio ni remotamente parecido a aquella clínica del demonio. Aunque ya se había recuperado del mareo gracias a las pastillas milagrosas que le había comprado el locutor, seguía teniendo una sensación de mal cuerpo instalada en las tripas. Y de fatiga; no se explicaba por qué, pero estaba agotado, tenía que controlarse para no bostezar, porque le parecía de mala educación. De vez en cuando, mientras esperaban a ser atendidos a la entrada de la consulta (en unas sillas de lo más incómodas, por cierto), Jiang Cheng le buscaba por el rabillo del ojo. Zidian parecía propensa a maullar cuando lo hacía, por la razón que fuera.

-Este lugar es... inquietante.

Quién sabe por qué ZeWu-Jun había llegado a esa conclusión, de todas formas. En realidad el veterinario al que el presentador había estado llevando a Zidian desde que la adoptó era bastante bonito dentro de lo que cabe. Todo lo bonita que pueda ser una clínica veterinaria, por lo menos. Luminoso, procuraban que entrase mucha luz por el escaparate y las ventanas, y estaba lleno de juguetes para perros y para mascotas. Seguramente su problema estuviese con sus estanterías llenas de piensos y golosinas. La mezcla entre lo comercial y lo médico le descuadraba y le dejaba una sensación extraña recorriéndole la columna vertebral, como si no terminase de explicarse o de entender lo que veía. También podría tener que ver con lo inquietos que estaban los animalillos allí presentes, porque no les hacía ni pizca de gracia que un extraño con guantes de látex los toquetease. El primer jade los entendía, a él tampoco le gustaría lo más mínimo. Menos mal que no era un perro... Ni una gata embarazada, ya de puestos.

A su lado, el presentador se permitió una risilla atragantada sin apenas venir a cuento como respuesta a su comentario, lo único que había dicho desde que entraron y se sentaron. Lan XiChen lo miró con una ceja alzada, curioso por su reacción.

-Lan Huan dijo lo mismo la primera vez que trajimos a Zidian, cuando la adopté. -Le explicó-. Nunca entenderé qué problema tenéis con los veterinarios.

-Es que ellos no parecen muy contentos.

Con la cabeza, el primer jade señaló en dirección al perro —un bonito ladrador color café con leche— de la chica que acababa de entrar hacía no demasiado rato. Luego la vio a ella, localizó esos rasgos agradables y delicados que tan familiares se le hacían y casi se le paró el corazón en el acto. Tendría que estar acostumbrado a las discordancias entre sus realidades, pero había bajado la guardia. Había bajado demasiado la guardia. Esa no era... ¿Qin Su?

Vale, Qin Su también estaba viva. Mejor ni pensarlo. Ni relacionarse con ella. Que fuese feliz sin verse envuelta en una relación incestuosa con un asesino en serie, por favor y gracias.

-Normal, a nadie le gusta ir al médico. -Bufó Jiang Cheng-. A mí tampoco me hace especial ilusión traer a Zidian, ya has visto como se pone, pero es necesario.

Aunque el primer jade estaba de acuerdo, no podía evitar tener el leve impulso de suspirar con cierto hastío. Ojalá su adorado WanYin —y el que tenía al lado también, qué demonios, si estaba más que seguro de que serían iguales en cualquier cosa que implicase dejarse cuidar— se aplicase la parte de "es necesario". Cada revisión de la médica de QianQian a sus heridas había sido un completo desastre. Su ahora amante se había puesto tan a la defensiva y sido tan escurridizo como Zidian, y solo se había dejado revisar las heridas que consideraba importantes y de milagro. Habían podido tratarle las de la tripa, pero ni hablar de ese corte que casi se había llevado su brazo por delante. Además, justo antes de que la doctora llegase, su querido líder Jiang se revolvía como un gato, como si quisiera huir a cualquier parte en vez de aceptar las atenciones y cuidados que necesitaba. Se ponía de mal humor y amenazaba con atacar a cualquiera, y eso que en tres días no había pasado por más de dos o tres revisiones. Y casi ocurría lo mismo con sus sesiones de transfusión de energía espiritual. Siempre intentaba hacerlas más breves de lo que tendrían que haber sido y se alejaba gruñendo o bien que tenía sueño o bien que no estaba inválido. Solo había llegado a ceder más o menos de buen grado cuando caía la noche y ZeWu-Jun se colaba en su cuarto. Cuando podían estar a solas y se las arreglaba para tentarle entre besos y entrelazar sus manos durante lo que durase la transfusión. Se lo puso muy, muy difícil, y no solo por la parte de tratar con él y sus reticencias a ser vulnerable. Dejar las manos quietas y las túnicas intactas en esas condiciones fue más complejo de lo que esperaba, ¿vale? Sobre todo porque más de una vez se planteó si no acabarían antes si lo ataba a la cama de una vez.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora